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一Entonces...¿somos algo?一estaba al borde de conciliar el sueño, hasta que Felix decide abrir de nuevo su corazón con respecto a nuestra relación.

一¿Pensé que ya lo éramos?一semi-dormida contesté, a penas vocalizando correctamente. Espero que me haya entendido, no tengo ganas de repetirlo.

一No sé, es que como siempre decías que no a esto y no a lo otro, quiero asegurarme de ello一me apretuja más contra él, si eso fuera posible. Tiene unos brazos fuertes a pesar de su figura delgada.

一Estaría encantada de ser tu pareja一me acurruqué más contra su pecho, inhalando profundamente el tenue olor a menta en él. No es un olor agresivo para mis fosas nasales, de esos que causan comezón y estornudo.

一Pero debemos mantenerlo en secreto一suspira con lentitud, percibo el tono de inseguridad en voz susurrante一. Por lo menos hasta que acabe la guerra.

一¿Pero sí saben que somos almas gemelas?

一Minho, Seungmin y Woojin por lo menos son de confiar, en especial Woojin. Gracias a él es que este plan ha podido ser llevado acabo一estoy consciente de que lo que me está diciendo es de suma importancia, pero entre la comodidad de estar acostados, la calidez de su cuerpo y su voz grave...me está dando más sueño todavía一. A pesar de eso, jamás les he confirmado que somos algo. Por si a caso, no le informes nada a ellos.

一¿No estás cansado?一pregunté más por nada ya que ahora que lo pienso, nunca he visto o sabido de que él ha dormido.

一Seh, aunque no es nada que no pueda soportar. Voy a separarme un poco, estoy sudando一Felix añade un poco juguetón y sonreí somnolienta, dándole su espacio.

Mantuvimos nuestras manos entrelazadas, pese a eso.

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一Despierta, me estás aplastando一son mis primeras palabras de la mañana cuando abro los ojos. Contexto más específico: el torso de Felix está sobre mi espalda. Me parece cómica su posición al ver que sus piernas están fuera de la cama. Este aliencito es un niñito, de veras.

一¿Aaahhh? ¿Qué?一sin querer, su mano se puso contra mi mejilla, cuando su intención en realidad era la de buscar apoyo de la cama para despegar su torso...o al menos eso quiero creer.

一¡Que me aplastas, fuera!一lo empujé con el codo y él rueda hacia el lado opuesto de la cama. Su cabello podría servir perfectamente para nido de aves, considerando que su cabello le cubre los ojos y ya después de eso es seguro más imposible de comprender hacia dónde apunta su pelo.

一Agresiva一murmura y se vuelve a colocar sobre mí, esta vez evidentemente a drede para seguir haciéndose el graciosillo. Este ilógico e infantil juego suyo me ayuda a despertarme más deprisa, pasando de adormecida a estallar en carcajadas. Cómo hace para tener estas ganas tan temprano 一bueno, creo yo que es "temprano", si al menos el cielo claro me indica eso"一.

一Buenos díaaaas-¡Ay!一la puerta es abierta por una tercera persona que se ha colado en la diversión matutina. Nadie más y nadie menos que Minho一Amigo, no ahora que estamos en medio de una guerra. Aguántate.

一¡No es lo que..! Bah, sabes qué, aunque te explique no me vas a creer一la sonrisa se esfuma del rostro radiante de Felix一¿A qué venías?

一Reunión. Ya mismo. El departamento de Estrategia te necesita一la mirada de Minho se posa incómodamente sobre mí y resopló antes de incorporar una especie de bolsa en un aparente gancho, luego cerró la puerta. ¿No que estas entradas tienen seguridad?

一Bueno, ya fallamos con lo del secreto一Felix intenta bromear para alivianar la incomodidad del malentendido一. Ehm, yo tengo algo así como mi propia recámara. Así que...te dejaré sola por ahora.

一¿Vendrás por mí luego?

一Me gustaría ser yo quien te dé el recorrido completo. Ya asignaron a alguien más一las marcas de sus pómulos adquieren una coloración lila. No me acuerdo de haberla visto antes, no sé cómo interpretarla一. Nos veremos más tarde, seguro.

Esa es su despedida.

Ya me harta estar encerrada aquí y no ha pasado ni dos días.

Una vez más la bolsa que dejó Minho me llama la atención. Se me pasó preguntarle sobre eso al pequitas.

Con cuidado, puse mis pies en el gélido piso y me acerqué a dicha bolsa, que ahora que la veo más de cerca, en realidad es una cápsula, más pequeña que un armario pero se podría decir que tiene el mismo tamaño que una mochila común.

No puedo ver lo que hay adentro, así que puse mis manos sobre estas, el cual hace que el raro artefacto reaccione con iluminar unas luces y se abre, algo así como una niebla sale de este en pocas cantidades que se esfuman con velocidad.

Qué raro, no quiero meter mi mano ahí, pensé mientras, irónicamente suficiente, hice lo opuesto. Es un alivio instantáneo cuando la tela suave despierta esa familiarización, es del traje que usé aquella vez que me transportaron a la nave central.

Es ese mismo uniforme negro de esa vez, la única diferencia siendo ahora que tenía unos listones de color azul en la parte superior del brazo y una placa en el lenguaje de este planeta.

Supongo que esto debo ponérmelo yo...después de todo, es incuestionable que esos listones y placas representan algún estatus aquí. Sé que los de Felix y los demás miembros de ese grupo son de otro color.

Fue algo fácil ponerme esto encima, recuerdo bien cómo me lo puse la otra vez. La única dificultad que hallo es la de abrochar la correa que le da la vuelta a mi espalda en dirección diagonal. Ahg, qué importa. Todo lo importante está sellado.

Una vez acabé con ese enredo con el uniforme, me aproximé hacia la puerta con su intrincado sistema de seguridad. Por lo menos me entretendré adivinando cómo funciona.

De esperarse, ni puta idea.

一Cassiopeïa, ¿estás aquí?一alguien llama desde afuera.

Cassio-qué.

一¿Disculpa?一contesté, extrañada.

一Voy a entrar.

一¡Espera, un segundo!

Ni el segundo consideró, ya abrió la puerta.

Un Saturnino con cabello plateado que a medida que se acercaba a las puntas se tornaban azuleas, ondulado y piel pálida se hace presente. Es incluso de la misma altura que Felix, no obstante a que en cuanto al físico, era más grande.

一¿Eres la Saturnina que Felix rescató, no?一aseguró una vez más y al instante comprendí que este ha de ser una de las "mentiras" que el grupo de chicos contó.

Ah, cielos. Qué-¿Qué a caso Felix no había dicho algo sobre "ser muda"?