Capítulo #28. "Sentimientos al sol"
Lo último que sucedió es la reconciliación de Asher con Lux, allí quedó. Esto es lo que sucede después ¡Disculpen la tardanza!
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"Luego de momentos de cuentos de hadas, siempre viene la realidad"
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Lux
La cabeza me duele un poco y mi garganta está reseca. Los recuerdos de todo lo que paso anoche vuelven a mi cabeza como un film en donde cada vez me siento un poco más tonta y enamorada.
Pero ignorando mis autoreprimendas y la etiqueta de Warning que está pegada a la frente de Asher para no volver a dejarle pasa a mi vida. Olvido todos mis problemas y me levanto a duras de penas de mi cama, mis pies resuenan contra la cerámica y me dirijo en puntillas al cuarto de Luxen.
Supongo que se ha quedado en casa y si no es así, deberé llamar a Castiel, la seguridad es algo que no se toma a la ligera. Una parte de mí se arrepiente de haberle dejado en la fiesta pero él ya toma sus decisiones y a pesar de que le envié un mensaje, la preocupación se agolpa en mi garganta y los nervios hacen que acelere un poco más mi caminata.
Cuando llego a su habitación, el aire vuelve a mí. Su cabellera blanca sobresale de las sabanas y su rostro se mantiene impasible, ajeno a las preocupaciones y a los problemas, tiene la boca abierta y por ella sale baba. Coloco su pie nuevamente dentro de la cama y bostezo.
Luxen duerme pésimo.
Lo empujo y medio acomodo antes de marcharme a mi habitación Mis pasos son silenciosos en la casa oscura, son alrededor de las cinco y media de la madrugada y de una manera extraña no puedo dormir.
Asher debe haberse ido hace nada y una parte de mi siente como si eso que hicimos, eso de perdonarle tan fácil no estuviese del todo bien. Porque no es la primera vez que se ha ido, porque hay probabilidades de que lo vuelva a hacer. Mis sienes palpitan y entro a mi habitación, negando levemente.
¿Por qué se siente como si lo que hice estuviese mal?
Me dejo caer en la silla del escritorio y mi cabeza se impacta una y otra vez suavemente con la madera.
—Tonta. Tonta. Tonta —repito. Mi mente está colapsando por tantas emociones y pensamientos que vuelan de un lado a otro.
¿Le perdone? Por una parte sí.
Por otra me siento en total desconfianza en lo que se refiere a él.
Por una quiero verle y por otra tengo miedo de que me haga daño de nuevo.
Supongo que cuando las personas se equivocan se debe darle segundas oportunidades. Una segunda oportunidad. Dejar el rencor de lado y el dolor. Masajeo mi cabeza y repiqueteo con mi pie contra el suelo.
Cuando alzo la mirada, veo un papelito, de color rosado, pegado a una de las paredes, hay un jardín de flores dibujadas pero las palabras atrapan mi atención.
"Por si alguna vez tienes dudas de lo que siento. Goo Goo Dolls"
A.
Más preguntas, menos respuestas.
Más líos, menos resoluciones.
Más secretos, y nadie dispuesto a resolverlos.
Y ¿Quiénes son los Goo Goo dolls?
...
Como es de esperarse Luxen está indispuesto cuando la alarma suena. Y es que no hemos dormido absolutamente nada, por mi parte, la hora y media que he conciliado el sueño sólo funciona para acentuar mis ojeras. Nos dirigimos a la escuela como zombies. El sol es resplandeciente y mi humor se ensombrece cuando avisto que hay un convocatorio en el patio de la escuela, lo cual se reduce únicamente a dos cosas.
1. Un posible regaño a alguien que hizo algo estúpido.
2. Un aviso de tipo administrativo, que requiere de la presencia de todos.
La verdad es que no le presto mucha atención cuando me dirijo a la primera clase. Los anuncios son generalmente al final del día, por lo que las clases continúan con normalidad.
Artes, Historia, y Geografía pasan volando.
Y el corazón me late con fuerza cuando anuncian el inicio del tiempo de descanso, doy saltos de emoción mientras mi cabeza se siente pesada ante toda la información que debe retener. Los chicos bromean delante de mí y Luxen tiene unos lentes oscuros que me impiden ver sus ojos, no ha dejado de sonreír en todo el día y sé que la razón de ello tiene su mismo color de cabello.
Una sensación de estar caminando en una cuerda floja se realza en mi estómago como si mis expectativas colgasen en hilos al buscar al pelinegro entre la multitud, la emoción y las ganas de verle juntándose en un revoltijo que amenaza con hacerme pedazos.
Siempre lo estoy buscando. No sé si es algo bueno, pero mis ojos parecen tener un imán cuando se trata de Asher, como si nuestros polos se atrajeran.
Abro mi casillero y el tumulto de gente no me permite ver si el pelinegro está por allí. Pero el miedo si está allí. Detesto tener miedo pero no puedo sacarlo de mi pecho e inevitablemente siento como mis huesos se hielan ante la idea de que él nuevamente no quiera verme o huya de mí. No quiero soportar eso de nuevo Siento las ansías quemarme el corazón y el pánico correr por mi espalda.
Me gusta. Lo he aceptado desde hace tiempo. Se lo he dicho. Mi cabeza me lo ha hecho ver hasta el cansancio.
Y él dice que siente lo mismo por mí. Pero ¿Eso es suficiente para que se quedé?
¿El que éste enamorado de mí hace algún cambio en sus elecciones?
¿El que si quiera tenga algún sentimiento por mí hace que la presión en su corazón aumente o baje?
¿No va a huir está vez?
Detesto estar tan dudosa al respecto pero lo ha hecho una vez, y las dudas ahora se presentan en mi cabeza como una enredadera. Lo ha hecho una vez. Lo puede hacer de nuevo. Y me doy un golpe mental por los cientos de pensamientos que invaden mi mente en un ritmo de mil por hora.
¿Desde cuándo tengo prejuicios acerca de si es posible cambiar?
Creo en los cambios. Entonces, ¿Por qué mi corazón se cierra cuando se trata de él ahora? Y supongo que no sabemos qué tan difícil es dar una segunda oportunidad hasta que nos vemos en el lugar de darla. En el lugar de ofrecer esa confianza de nuevo, con el peligro de que lo hagan de nuevo.
En el lugar de cerrar los ojos, olvidar el pasado y ofrecer la oportunidad de que te hagan un daño mayor porque has vuelto a confiar o que te sorprendan siendo algo mejor. Hasta que no estás en el lugar de la persona dañada no puedes saber que tan dolorosos son sus zapatos.
Mis zapatillas justo ahora se sienten como un peso pesado de decisiones juiciosas y este peso pesado se convierte en un enorme y pesado piano sujetado a penas con una cuerda cuando le observo a través de la rendija del casillero.
Siento como cada parte de mí estalla y los sentimientos se acumulan en mi garganta. Permanezco oculta contra mi mediano casillero mientras él se dirige al suyo con pesadez, sus pasos son lentos, lo suficientes como para detallarlo.
Lleva una sudadera negra ancha, unos jeans azules y unos deportivos negros. Me siento como una espía, observando a su objetivo. Debo admitir que el negro en ropa contrasta de una manera bonita con sus cabellos oscuros, y que los jeans no se le ven nada mal.
Si él quisiera pudiese ser perfectamente un casamentero.
Un repentino calor y abatimiento me invade.
¿Qué nadie se ha fijado en que es un bombón andante?
Suspiro, ya lo han notado. Y afirmo que es así, cuando Madeline se acerca a él, mis labios se fruncen. No tengo nada contra ella, sólo se ha fijado en él porque es extraordinario y lo ha notado, aunque hay algo más, como si una historia se desarrollará entre ellos que desconozco por completo. Vuelvo a desarmarme en un suspiro. Apoyo mi cabeza dentro del casillero. A este ritmo, me convertiré en un globo desinflado.
Estoy ocultando mi cabeza en el casillero como si esté fuera un ropero y tuviera como objetivo llevarme a narnia cuando una voz rompe el rumbo de mis pensamientos y deseos.
—¿Sabes que cada que vez que creo que te conozco un poco me consigues sorprender más? —La voz de Chase me hace dar un sobresobresalto y volteo a verle negando con mi cabeza ante el susto que me ha dado, sus ojos son juiciosos sobre mí—. Le has perdonado —acusa.
—Eso no es verdad —Niego pero lo hago demasiado rápido, y guardo los cuadernos sacando los pertenecientes a la clase siguiente. Enfoco mi mirada en lo que hago pero el pelinegro vuelve a ubicarse en mi panorama.
—Claro que lo has hecho —Golpea su hombro con el mío y soplo los cabellos que caen sobre mi rostro haciendo que vuelen.
—¿Cómo lo sabes?
—No hay odio en tus ojos —repone simple y se apoya del casillero mientras observa mis movimientos con atención. Sus ojeras atraen mi atención por algunos segundos.
Luxen se asoma detrás de él.
—Eso es cierto. Ambos huelen a reconciliación. —acota y yo alzo mi cuaderno de tapa gruesa en su dirección.
—No puedo creerlo —concilia Chase—. ¿Cómo le has hecho para perdonarle tan rápido?
—Aún no lo he hecho ¿Vale? —contesto rápido—. Duele y tengo miedo de que se vaya de nuevo. Pero lo voy a intentar porque no me voy a quedar con las ganas —La vida se compone de momentos. Momentos decisivos que te hacen perder la cabeza intentando averiguar cual es la decisión correcta. Y no sé si Asher sea una buena decisión o una mala, tal vez es ambas. Pero yo quiero descubrir como terminará aunque una parte de mí, ya se sabe el final—. Me gusta un montón. Si. Le quiero un montón más pero eso no significa que todo va a ser fácil, si quiere ganarse mi confianza se tendrá que esforzarse el doble.
Asiento con mi cabeza, dubitativa de mis palabras ¿Asher hará aquello?
—El farol andante tiene razón. —Mi corazón estalla y retumba en mis oídos. La voz hace que Chase y Luxen se volteen y que yo me quiera esconder en mi casillero—. Trabajaré duro para ello.
Luxen alza una ceja y Chase cierra sus brazos ubicando una sonrisa socarrona en sus labios.
— ¿Ya has tenido tiempo? —pregunta Luxen y detecto el doble sentido pero no lo alcanzo a entender.
—Lo he tenido —El gesto serio no pasa desapercibido.
Hay una batalla de miradas que no consigo entender. Y parece que uno juzga al otro mientras el otro se defiende. Chase interfiere.
—La haces llorar una vez más, y no lo dejaré pasar —Mis manos estrujan el sueter y Chase hace sonar sus nudillos. Sutil.
La batalla de miradas continúa y me parece absurdo.
—Bueno ya, muchas amenazas con miradas raras. A comer ¿Si? —Afirmo y mi mejor amigo se marcha haciéndole un gesto a Asher. Chase vuelve a sonar sus nudillos. Parece una escena de El Club de la pelea y vuelvo a ocultar mi cabeza en el casillero buscando algo que evite que crucé miradas con la razón de mis suspiros. Porque está aquí, conmigo. No se ha ido. No está huyendo.
— ¿Qué es Goo Goo Dolls? —pregunto con curiosidad, volviendo en mi mente a la mañana y a la nota, llena de un jardín de flores.
—Es un plan de contingencia por si todo se complica. —resume simple. Cierro el casillero y comienzo a caminar a la cafetería con Asher siguiendo mis pasos—. Y olvidas algo importante.
No lo entiendo y mi rostro debe reflejar aquello, porque lo observo como si ahora fuese un cubo rubik de 72 cuadros, a veces él me hace sentir así.
— ¿Hay probabilidades de que todo se compliqué? —eso es lo que sale de mis labios pero lo que en realidad quiero preguntar es ¿Hay probabilidad de que nos hagamos daño de nuevo?
—Siempre las hay. Pero lo superaremos —La simplicidad de sus palabras no va con lo que implican. Me volteo para observarlo y enarco una ceja.
—¿Qué tienen que ver los tulipanes con ello? —cuestiono en relación al jardin de flores que dibujo en la nota.
—Todo —Parece ocultar algo pero ese es el pasatiempo favorito de Asher así que me encojo de hombros—. Tu jardin está horrible.
Meto mis manos en mis bolsillos y camino por el lugar tarareando una melodía. Llevo cinco casilleros cuando veo como, cierto acosador de ojos grises, sigue cada uno de mis pasos con la mirada. Me regala un guiño cuando me detengo para mirarle. Una duda circulando por mi cabeza.
— ¿Sigues enamorado de mí hoy? —Asher se detiene cuando escucha la pregunta, y su cara se muestra seria apenas revelo uno de mis miedos.
— ¿Enamorarme? ¿tú? —Me ve de arriba a abajo y siento unas inmensas ganas de golpearlo—. ¿Gustarme? No, Lux —El aire detiene su paso y…—.Tú me encantas. No de una forma que pueda salirse de un día para otro de la cabeza, extrañamente parece que tú me haces sentir más liviano de lo que me he sentido en mucho tiempo.
Mis mejillas se acaloran y él sacude mis cabellos. No dejo de sonreír durante lo que resta de casilleros y escucho como sus pasos acompañan a los míos. Se acerca de manera peligrosa para mis hormonas y la mente se me coloca en blanco cuando apenas unos centímetros me separan de su anatomía.
—Eso no significa que hayas dejado de ser tonta y terca. —susurra en un tono bajo y seductor en mi oído.
—El que lo sientas tampoco significa que seas menos idiota y cabeza hueca. —Ladeo mi cabeza para verle sonriéndome, de manera torcida, haciendo que se acelere mi corazón.
—Siempre tan sincera.
—Es una de mis cualidades.
— ¿De las muchas?
—De las tantas.
El aire se hace cada vez menos y observo como nuestras respiraciones se entrelazan. Se acerca, mi corazón aumenta los latidos aún más al punto de quitarme la respiración. Ni siquiera me ha tocado y siento corrientes eléctricas en cada parte de mi cuerpo. Cierro los ojos y luego…su mano sujeta la mía mientras me jala hacia el patio, y veo una sonrisa burlona, y bufo enojada cuando nos sentamos en uno de los árboles de la parte trasera de nuestro instituto.
Recojo mis pies y doy un mordisco a mi desayuno. Se limita a observar y yo hago lo mismo sin estar muy segura de que sentir. Sus cabellos oscuros se desperdigan por su frente haciendo que no pueda hacer otra cosa que mirarle.
—Una foto duraría más —Sus palabras me trasladan a esa noche en la grua donde dijo lo mismo. Ha pasado bastante tiempo desde eso. Hemos avanzado a esto, ya no somos medio amigos, somos como algo más alocado y especial.
—Lástima que prefiera las pinturas —contesto simple.
—Te permitiría hacerme una a cambio de algo —propone. Sus ojos del color del acero brillan y los míos repiten su acción ante sus palabras.
La propuesta me suena maravillosa, porque es Asher, y una pintura de él, sería algo que me gustaría hacer. No porque quiera verla todo el tiempo, sólo que la idea de juntarlo a él junto con otra cosa que también me gusta no suena mal. También me gustaría verlo quieto por mucho tiempo, él es algo digo de admirar.
— ¿A cambio de qué…? . —abro la pregunta. No paso por alto que se trata de un intercambio. Me pregunto que podría querer Asher de mí.
Sus comisuras se estiran haciendo una propuesta o un intercambio extraño que me deja extrañada.
—Ve el juego de beisbol Caracas-Magallanes —propone sin pensarlo mucho y ladeo mi cabeza ante la petición—. El próximo que haya.
—¿Qué? —Mi voz sale en una tonada normal. Esto no es nada del otro mundo, sin embargo, no alcanzo a entender como ver un juego sería beneficiario para él.
—Que veas el juego de beisbol de los Leones del Caracas y de los Navegantes del Magallanes que pasaran pasado mañana en TuV —hace alusión al canal y lo anoto mentalmente.
En béisbol, se juega la LBP, Liga de Beisbol Profesional. Existen distintos equipos, tremendamente variados, pero los juegos que dan de Caracas-Magalllanes son legendarios, se dice que cuando juegan en el mismo estadio hasta el cielo tiembla. El que gané la LVBP, jugará en la serie del Caribe representando al país a nivel internacional.
—Siento que gano en ambos casos —doy un mordisco, pensativa, observándolo desde mi lugar—. Quiero decir, amo el beisbol.
Sus cejas pelinegras se enarcan en una duda.
—¿Te gusta? —pregunta, y que si quiera lo pregunte, ofende.
—Yo crecí viendo partidos, Asher —Le hago saber, y sonrío ante los pocos recuerdos. A partir de los nueve años puedo rememorar a toda mi familia reunida apostándole al equipo ganador, el fanatismo en mi casa es una especie de descendencia—. Ese extraño estereotipo de que a las chicas no les gusta ver deporte es falso, me puedo quedar sentada en el sillón las tres horas o más viendo un juego. Y así todas mis tías, lo único medio raro es que son de equipos diferentes y hay mucha rivalidad.
Asiente y muerde su labio inferior en un gesto involuntario que me parece seductor. Vale, tal vez le estoy mirando un poco demasiado los labios. Juro que no soy una loca obsesionada pero tiene labios bonitos.
—Entonces, es un ganar-ganar para ti —Sus ojos grises apuntan a los míos y se acerca creando una burbuja a nuestro alrededor—. Me has estafado de nuevo, farol.
La cercanía hace locuras con mi estómago, y entonces soy consciente del ácido que se forja en la parte baja de mi estómago...¿Esto es atracción?
—¿Te he estafado antes? —susurro y sus dedos acarician mi mejilla.
—Si, un día me dijiste que solamente seríamos medio amigos y miranos ahora —señala y yo no pude quitar la vista de sus ojos, de su rostro relajado y del lunar cerca de su frente.
—¿Cómo somos ahora? —cuestiono.
—Yo no puedo quitar la mirada de ti —Me hace saber, en sus iris algo que no puedo definir—. Y tú pareces verme como una obra de Arte.
—Parece ser una manera increíble de ser estafado —comento.
—Claro —rechaza y se aleja, desarmándome en un suspiro—. Como eres la estafadora y no la estafada.
Está situación de él fastidiándome y de nosotros teniendo una confianza algo extraña me enciende el estómago, son como fuegos artificiales en mi interior, como si fuese alguna especie de bomba a punto de explotar y me pregunto que había hecho para no observarle nunca.
—¿Por qué nunca me acerqué a ti? —cuestiono en voz alta. Sus pies están estirados y vuelve a estar recostado del árbol, dándome una mirada suave que desarma el fastidio que me había creado que se alejará.
No hace más que silencio y decido continuar.
—Eres lindo, y tienes como esa cara de "Oh, soy un guapo misterio. Descúbreme" —Sus comisuras se estiran ante mi imitación de su voz y simplemente se encoge de hombros—. ¿Por qué nunca te ví?
—Tú tienes esa cara de "Oh, estoy completamente cayendo por el guapo misterio" y como que me gusta —acepta mientras doy un golpe que el recibe gustoso en su hombro—. Yo si te vi, es imposible no verte, tienes ese despite que siempre hace que uno te observe.
Oculto mi rostro entre mis cabellos porque no puedo con el sonrojo de mis mejillas
—Lo que, traducido, significa que me viste en mi época de caídas —Meneo mi cabeza oculta y parece que el tema capta su atención.
—¿Época de caídas? —cuestiona curioso y sólo veo un poco el inicio de su chaqueta oscura para volver a ocultarme.
—Si, me tropezaba con todo, fue una racha de mala suerte terrible. No sé si ofendí a algún Dios o una locura como esa, pero tuve más raspones que de pequeña.
—La torpeza la tenías desde pequeña —Se sorprende y subo mi cabeza para sacarle la lengua y se deje de burlas.
—Aún tengo una marca de una vez que me quemé cocinando en esos tiempos —Alzo mi muñeca y la extiendo para que la observe, la cicatriz que él mismo examina y detalla es pequeña pero está allí, de un color rosado con verde se niega a desaparecer. Los ojos grises de Asher no la pierden de vista y su mano pasa el dedo por la rara línea, parece la cicatriz de Harry Potter pero con menos estilo.
—¿Qué haces cuanto te preguntan por ella? —pregunta con curiosidad y veo su gesto hundido en seriedad y curiosidad, parece perdido por algunos segundos, desorientado.
—Cicatriz de guerra —Mis palabras salen sin pensar, porque él lo tomaba con seriedad y yo simplemente bromeé, pero cuando lo veo, ríe. Una risa de verdad, y estoy a segundos de grabarla para dejarla en mi celular.
Dios..¿Seré una de esas locas obsesionadas?
No quiero eso pero su risa es bonita, y creo que el hecho de que la suelte luego de un momento de seriedad es aún mejor.
—¿A qué te enfrentaste, Cietle? ¿A una olla lanzafrijoles? —La burla impresa en sus labios me hace quejarme.
—Calla, no sabía que el aceite no se podía calentar tanto antes de echar el huevo.
La risa burbujea de nuevo y lo observo. Ahora, también tiene carcajadas, lindo.
.— ¿Por qué me has mirado desde lejos sin acercarte? —pregunto y parece que pierde el hilo—. Hace rato dijiste que también me viste ¿Por qué no me dijiste hola? De seguro, hubiesemos sido amigos.
Su mirada de acero se fija en mí y veo en sus ojos lo que se refleja cada que quiere alejarse.
— ¿Cuántas veces has llorado por mí? —La pregunta me deja descolocada y no quiero evidenciar que he llorado más veces de las que estoy dispuesta a admitir pero menos de cinco.
Junto mis labios buscando una respuesta.
—Pocas, poquitas —digo, exceptuando la noche con Chase, no había llorado nada en lo absoluto.
—Lux… —reprende.
— ¿A qué quieres llegar? —cuestiono sin entender. A sabiendas de que él ya conoce que lo he hecho.
—Que te hago daño, no es algo que quiera, simplemente, lo hago —afirma sin querer mirarme. Sus iris grises concentrados en el establecimiento en donde estudiamos. Lo observo sin dudar ni un segundo, porque lo ha hecho, su indecisión producto de estupidez ha hecho que seamos un desastre, pero un lindo desastre juntos.
—Ahora mismo no lo haces —señalo—. Y no planeas hacerlo.
—No lo hago —responde pero sigue con la mirada en algo que no soy yo. Y quiero sus miradas, justo, después de observarme, quiero sus miradas.
— ¿Y qué te hace pensar que yo no podría hacerte daño? —reparo en respuesta—. Sé karate y soy un auténtico peligro cuando no he desayunado.
—Claro que lo eres, farol —masculla mientras niega y sé que no me cree—. No lo sé, antes tenía miedo de resultar herido y me aleje, eso no es una excusa para todo lo que te hice pasar. Pero voy a ser valiente —La última frase hace cosas locas con mi corazón.
Estamos siendo valientes, luego de un momento de cobardía.
—Lo estás intentando y eso es admirable —Tomo una honda inspiración mientras me coloco en posición de indio para enfrentarlo—. Y confío en que no me harás daño. Dudo y me he pasado toda el día pensando en que podrías huir. Pero estás aquí, y si estás dispuesto a quedarte, no tengo razones para que te vayas.
Quedamos en silencio por algunos segundos y sus palabras se graban a fuego en mi cabeza. Lo está intentando. Se siente real. No es como que mañana se va a levantar y no me querrá. Él se apoya del tronco y yo suspiro, sacando mi emparedado nuevamente. Me observa divertido al ver el tercero, mira al cielo colocando sus manos detrás de su nuca.
—¿Algo que quieras saber? —cuestiona observando las nubes—. Ya no más secretos pra ti y para mí —observo su chaqueta con una ceja enarcada y él sólo baja su mirada—, no más de los necesarios.
—¿Me hablarás de Madeline? —pregunto tragando para engullir otro pedazo. Lo miro y parece divertido pero sus ojos se ven meláncolicos cuando los enfoca en mí.
—¿No dejaras el tema nunca? —Niego con la cabeza—. ¿Qué quieres saber?
Mi pecho aletea ante la probabilidad de que me dé respuestas. Me he estado comiendo la cabeza desde hace tiempo con tantas preguntas. Y que al menos una de ellas pueda ser respondida se siente como un rayo de claridad entre cientos de brumas de tinieblas.
—Todo —pido y sus ojos grises se entrecierran en mi dirección. Se recuesta del árbol y yo me coloca en posición de indio al frente.
—¿Qué es todo para ti? —Muerde su labio y mi cejo se frunce intentando dar con una palabra que defina todas las cosas. La tengo, y pica en mi lengua, con ganas de salir.
—Quiero saber su historia —afirmo sin titubear. Los ojos claros de él me examinan antes de soltar un sonoro suspiro. No luce seguro de contarme de hecho creo que es algo muy personal y estoy a poco de echarme hacia atrás cuando él dice:
—Vale, démosle una vuelta al pasado. Pero no te contaré la de ella, sólo mi versión de la historia —suelta un suspiro cansino y comienza a contarme su historia—. No es como en los cuentos de hadas, hay un inicio feliz, pero no un final completo.
Y así me cuenta su historia, la de una pelirroja que nunca supo la historia completa y la de un niño que confío demasiado en una bondad etérea.
.🥀.
¡
Holaaaaa!
Tiempo sin vernos, no he actualizado porque no tengo excusa, tuve clases y me desligue de todo. Y está historia es, se siente como especial y no podía actualizarla por actualizar. Así que...¡Aquí estamos de nuevo!
Actualizaré otro Start.
Los amu.
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