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Capitulo #21. "Tempestad roja"


Capítulo dedicado a ¡Gevivas!

¡Hola, bella! Espero estes super hiper mega bien. Este capítulo está dedicado a ti, espero te guste ¡Un abrazo del tamaño  de Italia para ti! ¡Disfrutalo! T.q.m.

Recomendación: Cuando comience el narrador omnisciente pueden colocar la canción de arriba para sentir una mayor emoción.

¡Espero que os guste mucho el capítulo!

.☀️.

"Los autos rojos atraen problemas. No es superstición, es malditamente real"

.☀️.

Lux.

El querer a alguien es algo tan raro como espantoso. Con los primeros síntomas manifiestas inicios de dolores constantes de estómago como millones de pinchazos, cosquilleos eléctricos que te hacen temblar y una sensación extraña de estar en algún lugar mágico, cuando simplemente pisas la tierra. 

El enamoramiento es una de las peores enfermedades. Te ataca cuando menos te lo esperas y se infiltra en cada uno de tus poros sin que puedas rechistar, así no lo quieras.

Además de ello, es la razón por la que he visto mi atuendo más de tres veces en frente del espejo. 

Es viernes en la mañana. 

Y estoy a punto de llegar tarde a la escuela, Luxen me apura y amenaza con dejarme. Después del día de la playa, habíamos llegado agotados a la escuela, y habíamos tenido que copiar todas las clases atrasadas, con un poco de suerte y suplica, Kayla nos había prestado a los deberes sin preguntar mucho acerca del sarampión de un día, los repasos fueron de gran ayuda y el jueves por la noche, caímos rendidos como si nunca antes hubiésemos descansado, hoy en cambio, estábamos más repuestos y por mi parte no podía dejar de sonreír.

Veria a Asher, y eso me emocionaba como asustaba.

Sentía un ligero cosquilleo en el estómago de anticipación y mis terminaciones nerviosas estaban a nada de explotar.

Luxen me apura de nuevo y está vez, vamos en el auto de Caleb a la escuela, quien extrañamente se ofrece a llevarnos. Llegamos en cuestión de minutos. Y por primera vez, camino como si tuviese el mundo a mi pies.

¡Estoy llegando temprano!

Luxen me sigue con la misma aptitud de superioridad ante los que llegaron tarde, que casi siempre somos nosotros, pero hoy no.

Hoy, somos madrugadores y tenemos estilo. 

Nos sentamos en las gradas a esperar que comiencen las clases y los chicos se nos unen. Charlotte nos cuenta acerca de un libro que esta leyendo recientemente, Chase tiene lentes y un aroma a alcohol, April duerme plácidamente y Jack hace de almohada, Ivan tiene el ceño fruncido haciendo un ejercicio de Matemáticas con ayuda de Luxen que luce igual.

A pesar de que se supone que debo estar tranquila porque es un día como cualquier otro. No puedo evitar mover los pies en un ritmo rítmico y tararear una canción con ritmo alegre que resuena en mi cabeza. Tengo ojeras por las horas de sueño pérdidas pero nunca me había sentido tan radiante y feliz.

El cosquilleo se mantiene y si así se siente estar cayendo por alguien, debería hacerlo más seguido. 

El estar usando mi pantalón de margaritas favorito sólo hace que mis ánimos suban pero de la misma forma siento un poco de miedo, miedo a resultar lastimada, pero supongo que todo tiene sus riesgos así que me limito a seguir viéndole el lado positivo a todo.

Mi energía se ve opacada por algo al lado contrario en el que estoy.  E inevitablemente miro al lugar. Hago un debate interno en si debo interferir o no, al final decido que si.

Me muevo a la izquierda en dirección a Chase, quien tiene el aspecto de una persona con la peor resaca del mundo.

Inclusive a través de las gafas oscuras es posible ver el rastro de sus ojeras. Y como quien no quiere la cosa, me arrimo hasta darle un empujón que lo hace espabilar. El olor a alcohol se desprende de él, como si fuese un perfume. Y puedo asumir que bebió la noche anterior, y tal vez lo hizo también desde la noche anterior a esa.

Baja sus lentes por algunos segundos para dedicarme un intento de mirada alegre, que no logra su cometido en absoluto porque luce como si no hubiese dormido en días. Recuerdo que no recogió los apuntes el día anterior y que no vi cuando lo dejaron en casa. 

—Hola, Lux— masculla con voz jocosa antes de volver a colocarse los lentes. 

—Hola, Chase —respondo en el mismo tono haciendo que casi sonría a pesar de que sólo digo su nombre.

Se forma un silencio entre ambos levemente interrumpido por las risas de los chicos a mi izquierda.  Él permanece tranquilo y yo me limito a mirarle.

Le regalo una sonrisa, y decido romper un poco el hielo.

—¿Con qué Blues, eh?—  doy un empujoncito y él ríe achinando sus ojos avellanas.

—¿Con qué Asher, eh?—repone en el mismo tono cruzándose de brazos.

Me encojo de hombros para evitar respuestas incómodas.

—Es un chico lindo. — digo en voz baja.

«Es más que un chico lindo.» Pienso pero ignoro a la voz de mi cabeza.

—Es una chica hermosa. — alude a la peliazul.

—Ella también es bonita.  — Concuerdo. Blues es realmente hermosa.

—Ella es más que bonita.— Asiente suavemente —  Sólo que es muy tonta para darse cuenta.

Sonrió y lo dejo divagar en sus pensamientos por un tiempo. Los recuerdos de la playa viene a mí de nuevo, y la canción vuelve a alzar las comisuras de mis labios involuntariamente, me hace encoger el corazón.  La voz de Chase interviene cortando el rumbo de mis pensamientos y devolviendo mi atención a él.

—¿Qué hice?— pregunta mientras relaja su expresión. Chase podría considerarse como un hermano mayor.

Alzo mi ceja para que continúe porque no termino de comprender a que viene su pregunta.

—¿Qué hice para atraer la buena intención de Lux hacía mí?—Su voz es amable y tiene un tono curioso en mi dirección. Me observa—Generalmente estás con Luxen o discutiendo con Charlotte.—explica con suma curiosidad.—¿Qué haces conmigo?

Y estoy perpleja porque al parecer Chase es observador.

Siempre discuto con April o Charlotte acerca de libros, y con respecto a Luxen, raras veces nos separamos. Cuando no hago ninguna de las anteriores, paso el tiempo con Asher. Chase comúnmente suele juntarse con Ivan o Jack, pero no conmigo, ni yo con él, no más de lo necesario. A veces bromeamos y discutimos pero nada que no sea normal.

Lo que hago justo ahora, al estar sentada junto a él no es habitual, pero en mi justificación, Chase habla como si estuviese normal pero se observa pálido y delgaducho.

— Estoy preocupada por ti  — admito haciendo que sus ojos oscuros me sigan con curiosidad  — Hoy no luces como tú.

— Lo sé .— Mueve su cabeza  de arriba abajo con suavidad. Chase es lindo, extremadamente lindo, de una forma tosca pero tierna, sus ojos oscuros hacen constraste con su pálida piel, su mandíbula es marcada y sus cejas son pobladas y expresivas, sus mejillas están hundidas pero no evitan que sobresalgan los hoyuelos que lo caracterizan, es alguien guapo, lo suficiente para hacer suspirar a varias, pero justo ahora, su belleza se ve opaca.

—Todos tenemos malos días. — Le hago saber haciendo que rasque su barbilla de días.  — Pasará, Chase. Siempre pasa.

—Lo sé. —contesta finalmente con un suspiro.

Se queda en silencio y vuelvo a observarle brevemente las ojeras que son de un color lila claro a punto de pasarse a negro. Chase no dice nada al respecto ni me sigue cuestionando sólo respira y mira hacia al frente. Y extrañamente me preocupo, una especie de sensación de desasosiego me invade como si hubiese algo que estuviese escapando de mi vista, algo que no estoy viendo.

Algo anda mal. 

No puedo evitarlo, vuelvo a preguntarle.

—Chase...—comienzo de nuevo haciendo que sus cejas negras se arqueen en mi dirección y ladeé su cabeza con diversión.

—Ese es mi nombre— asegura haciendo tronar sus dedos en un gesto de calentamiento. Muevo mi cabeza de un lado a otro intentando pensar una manera de abordar el tema sin sonar entrometida. Pero no hay una forma, así que me acerco a él para evitar que escuchen.

Una teoría se forma en mi cabeza. Está demacrado, extraño y delgado.

—¿Tienes problemas con estupefacientes?— Las palabras vuelan de mi boca con rapidez y soltura. Chase voltea a mirarme con seriedad en un acto reflejo, que me hace dudar de si hice lo correcto. Acabo de preguntarle si se droga pero él no se enoja, de hecho, se echa a reír a carcajadas, demasiadas, en medio de su risa, tose descontroladamente dando golpes al aire pero se recupera, y sigue riendo, con fuerza, llama la atención de varias personas y me enfurruño.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho al ver que no me está tomando enserio. Es un tema serio, son estupefacientes. Hay gente que realmente sufre por ello y él sólo se ríe.

—Dicen que el amor es una droga. — responde en medio de un suspiro antes de seguir riendo haciendo que aparte mi mirada de él.

—Chase— reprendo a modo de regaño pero eso parece animarlo más.

—¿Tú te drogas?— Esta vez es él quien se acerca peligrosamente a mí—¿Me lo preguntabas para ver si tenía un poco? Si quieres lo hacemos juntos a la salida...—Sus ojos parecen serios. Mi interior tiembla ante su pregunta, busco maneras de rechazarle y trago saliva con fuerza cuando se acerca algunos centímetros más, estremeciéndome. Parece la seriedad hecha persona hasta que vuelve a reír  suavemente devolviéndome mi espacio personal y mi tranquilidad —. No seas crédula, Lux. Nunca me metería esa mierda— responde con tranquilidad.

—No fue gracioso.

—Todas las cosas tienen un poco de gracia sólo hay que saber apreciarla— Me dice contemplando las plantas que forman las áreas verdes de la escuela.

Me relajo un poco pero no dejo ir el tema aún porque sigue viéndose como si no hubiese dormido bien.

—¿Entonces, no...?— empiezo de nuevo haciendo que  el pelinegro suspire dramáticamente para cruzarse de brazos en un gesto malcriado. Me mira como si fuese una niña pequeña a la que hay que explicarle las cosas varias veces.

—No, Lux. No consumo drogas— repone al final, mirándome con resignación—. Ningún tipo por si te lo preguntabas  — Su ceño esta crispado.

—Entonces, —jugueteo con las correas de mi mochila—  ¿Todo va bien?

—¿Excelente?— Sus manos las coloca detrás de su cabeza para aparentar calma y serenidad pero está muy a la defensiva como para lograrlo así que vuelve a bajar sus manos a su regazo.

—¿Me estás preguntando?

—Todo está bien— responde al final—. No hay de que preocuparse... — Me dice — Eso si exceptuamos la contaminación ambiental, nuestra inevitable muerte que se acerca a cada segundo y el calentamiento global. — me sonríe y se releja un poco.

— También si tenemos en cuenta la entropía que reza que algún día moriremos.

— Las arañas venenosas.

— Ataques cardíacos.

— Enfermedades virales.

— Las vacas locas.

— El amor.

El amor es de las peores enfermedades, pero pasa, siempre pasa. Es lo que quiero creer, hay amores que pasan. 

Dudo que nuestra conversación pueda llegar más así que sacudo mis jeans de margaritas para levantarme. La conversación con Chase me dejo pensativa. No se drogará pero algo anda mal, supongo que cuando se sienta preparado para contarlo, lo hará, pero siento un extraño pinchazo al no poder ayudarle.

Ya llevo la mitad del camino recorrido cuando algo me frena.

No sé si se trata de intuición o mala espina pero me devuelvo. Chase no parece haberse movido de su lugar, y tampoco se sorprende cuando ve que voy de vuelta.

—¡Cuánto tiempo sin verte!— exclama y suelta un sonido gutural para que continúe.

— Chase...— comienzo de nuevo por tercera vez en el día haciéndolo reír.

—¿Si, Lux?— Su mirada oscura oculta bajo las gafas vacilando en mí y en algo atrás de mí.

—Si algo estuviera mal ¿Me lo dirías? ¿Verdad?— Una sonrisa amarga se refleja en sus labios ante mi pregunta y me permito continuar alimentando a la mueca— Si necesitas algo, ya sea ocultar un cuerpo, desahogarte porque estás melancólico o desintoxicarte por comer muchos tacos, puedes contar conmigo o con Luxen ¿Lo sabes?¿Cierto?— Algo en mi pregunta hace que su mueca aumente para luego desaparecer.— No somos muy cercanos, tampoco hablamos mucho...— Jugueteo con mis dedos—.  Pero somos amigos, y los amigos siempre están. — finalizo.

—¿Somos amigos?— interroga con curiosidad, observando mi rostro y asiento.

—Somos amigos.

—¿Qué tan amigos? — cuestiona y yo lamo mi labio pensativa.

— Esa clase de amigos con los que puedes tirarte plumas con libertad.

— Eso es mucha confianza — Enarca su ceja y me mira como si cuestionase: ¿Segura?

— También podemos escribirnos en el inodoro. — Le hago saber.

Sonrió satisfecha, porque ahora Chase sabe que puede contar conmigo.

Todos somos especies de bombas andantes, cerca de explotar pero al mismo tiempo sin hacerlo para no parecer chiflados.

Sé lo que se siente guardar todo por dentro, es como mrchitar el alma desde adentro.

Me volteo dispuesta a irme esta vez, pero la voz del pelinegro me detiene, haciendo que mi pie quede a mitad del aire cuando me devuelvo.

—Si tuviese algún problema...—Hipotetiza haciendo que lo observé en respuesta con una ceja enarcada. —Serías la primera persona en saberlo.

Asiento sabiamente.

—Eso está bien— Chasqueo mi lengua— Gracias, Chase.

Si él estuviese mal, me lo diría. No tengo porqué preocuparme, sería una total tontería que lo hiciese, Chase me aseguró que está bien. Pero aún así me quedo estática en mi lugar por algunos segundos observándole como si no pudiese aceptarlo y él sonríe, entendiéndome, me corre  graciosamente con sus brazos.

—Estaré bien—Vuelve a asegurarme y observa algo detrás de mí. Se levanta y se acerca para susurrar en mi oído— Ya sé que soy muy bonito, Lux.— deduce a lo que gruño y él hace una señal a mi derecha.— Pero creo que alguien te espera.

Apenas esas palabras salen de su boca, mis sentidos se activan y giro sobre mis pies para averiguar si es esa persona. Deduzco que lo es, porque comienzo a hiperventilar como si estuviese en una temporada de calor.

Sé que es él, porque mis pensamientos se dispersan y mi corazón comienza a latir como loco.

Paseo mi mirada por la larga fila estudiantil, le veo.  Mi miocardio se acelera, y de pronto, soy un mar de cosquilleos y emociones. No puedo apartar la mirada y me olvidó inclusive de Chase quien ríe placenteramente, porque mi rostro debe ser un poema.

No me toca, ni siquiera está cerca, pero estoy ridículamente emocionada.

Y estoy dando un paso para acercarme a Ash, cuando él me devuelve la mirada. El cosquilleo aumenta y...

El paso que estoy a punto de dar queda suspendido en el aire.

Veo que hay algo mal. Cuando me devuelve la mirada, es fría, indiferente.

No hay rastro del chico de la playa, sólo frialdad que quema como el hielo. Me observa sin ningún tipo de emoción y cuando decido cercarme para saber que le ocurre, se da vuelta para alejarse entre los pasillos.

Se va.

Cuando lo hace, todas las advertencias hacen eco en mi cabeza. 

«Está huyendo. Se está yendo como siempre lo hace.»

«Sólo soy un desastre» Rememoro sus palabras en mi mente.

Espero que sólo sea que no me ha visto. Pero algo muy dentro de mi cabeza me dice lo contrario y es que Asher, siempre se aleja cuando las cosas se colocan complicadas, sólo que está vez no me lo esperaba.

De manera mecánica me dejo caer en una de las gradas e intento disimular que el que se vaya me está afectando esta vez, que a diferencia de las otras veces en que se ha comenzado a ignorarme y a pasar de mí, esto si me duele. 

La diferencia entre esta y las anteriores veces, es que antes, no tenía ninguna expectativa acerca de Asher, ahora, tengo muchas.

No participo en la conversación pero sonrió de cuando en cuando, aún así me es imposible  pasar por alto las palabras de Chase que aunque no van dirigidas a mí, se sienten como si sí.

—Después de todo, el amor si es como las drogas. Te envicia. Te seduce y provoca. Y luego te deja hecho trizas —dice con mucha seguridad para luego ahogar un resoplido—. Es una verdadera mierda—masculla al final.

Y aunque es una tontería, una parte de mí cree que Asher no hará lo mismo de siempre. Que no huirá está vez.

.☀️.

Con el pasar de las horas, el día no mejora. En matemáticas llego temprano, y tenemos un examen sorpresa, en el cual me sorprendí poco, porque el día anterior había copiado los apuntes. En los cambios de clases, intento concordar con el pelinegro de ojos grises, pero me evita como si fuera una peste.

Luxen se limita a acariciar mi cabellera y no quiero sentirme desanimada, pero una extraña pesadez se asienta sobre mí. 

Y el que me haya vestido con mis pantalones de margaritas por alguien que ni siquiera me quiere ver, también me baja los ánimos.

No obstante,  mi energía es enfocada en las clases, las cuales son importantes para pasar los exámenes finales y en el fin del tercer bloque, una sonrisa se extiende en mis labios, al ver una barra de cereal en mi casillero que dice:

"Arriba los ánimos, abuelita"

No voy a dejarme arrastrar por la tristeza. No quiero hacer aquello. Sin embargo, si tengo que tomar decisiones acerca de Asher, y lo mucho que acabo de entender, me importa. 

Me importa mucho. 

Me importa de la manera que hace que todo yo tiemble cuando esta cerca, y por primera vez, no estoy segura de querer concederle ese poder.

Me importa tanto que duele que me ignore.

Decido hacer una lista mental, enumero las  cosas que debo hacer par salir de este desastre en el que sin querer cabe metida:

1. Usar ropa bonita porque me gusta, no por otras personas.

2. Mejorar en Historia, porque apesto.

3. Dialogar con Asher.

4. Sincerarme con mis sentimientos.

Porque acepto que me emociona que sonría conmigo, cuando no lo hace con nadie más. O que me fastidie hasta hacerme rabiar. O que canté canciones bonitas frente a una fogata para mí.

No cantas canciones de indole amorosa y te arrodillas en frente de otra en medio de una fogata por cualquiera. 

Quiero creer que es así y no me hice cuentos en la cabeza. Pero sigo triste, y una vez prometí que el único motivo por el que lloraría sería por no tener dinero para los conciertos de Shawn Mendes, no por un tonto chico de ojos grises.

Reconsidero la idea de quemar el disco de "Bacilos" de Caleb apenas llegué a casa, quizás eso me hará sentir mejor. 

Tranco el casillero con un poco de fuerza para que cierre y camino hacía mi otra clase, sin muchas ganas, siendo la razón por la que en un primer momento me lo conseguí.

Artes.

.⭐.

Luxen

Sé que algo anda mal.

Y no se trata de que extrañamente Lux y yo hayamos madrugado aunque nunca lo hacemos. No se trata de que me haya enfermado de nuevo y lo haya ocultado diciendo que es una gripe pasajera. Tampoco que mi amiga castaña esté triste porque cierto idiota no está seguro de lo que quiere.

Lo raro es que todos esos sucesos son normales. 

Lo raro es que no esté ocurriendo nada más, además de ello.

Lo raro es que Castiel no haya aparecido por estos lados, con sus planes de destruir al planeta con elegancia, o concretamente, a Asher.

Lo cual de alguna u otra manera, sé que terminará mal. 

Mal para Asher. Mal para Castiel. Mal para Lux. Y mal para mí, porque ahora todos estamos extrañamente conectados.

Sé que algo anda mal porque todo está muy tranquilo. Y eso me intranquiliza. Cierro mi casillero apoyándome sobre él y veo a una de las personas que puede contarme que es lo que sucede. 

En cuestión de segundos decido seguirle.

La razón de que esto haya empezado ronda en mi cabeza, aunque si se tratase de razones, todos seríamos una.

Acelero mi caminata para alcanzar a la sombra que está a punto de desaparecer por la esquina del pasillo. Antes de que pueda cruzar, mi mano se enreda en su chaqueta y él suelta a un gruñido.

—No es tu asunto— Es lo primero que suelta Asher apenas me ve. 

Sus ojos se ven fastidiados y a pesar de que quiere que lo suelte no lo hago. Mi agarre se mantiene. Inhalo un suspiro y me convierto en una versión desmejorada de mí al verlo.

—No quiero patear tu trasero—digo suavemente y Asher alza una de sus cejas, retándome, como si no creyese que soy capaz de hacerlo—.  Con ella no.

Oh, no sabes con quien te metes. Le metí con una pala a un niño cuando era pequeño.

Su mirada se vuelve culpable por algunos segundos y luego niega con su cabeza antes de intentar huir de nuevo pero no se lo permito.

—No lo entiendes—dice como si se tratase del peor ejercicio de álgebra que existe. Pero no es así, es su tormenta y tiene que calmarla— Es lo mejor.— musita en voz baja mirándome.

Y eso me enoja un poco. Porque con la excusa de que "Es lo mejor" se han roto muchos corazones.

—No, Asher— Niego repetidas veces con mi cabeza— Lo mejor hubiese sido que si no estabas seguro de luchar, no te acercarás en un inicio.— bufo y niego con mi cabeza, cansado de su indecisión —  Pero no te voy a decir que te alejes de ella, porque eso es su decisión. Tampoco tengo nada que ver en lo que sea que tienen. Pero sé lo que se siente ser desechado— declaro haciendo caso omiso del trago amargo que se desliza por mi garganta— Y te aseguro, que no es agradable, que alguien se acerque a ti, finja interés, te conquiste y juegue contigo, para luego marcharse. No seas el capullo que le rompe el corazón a la chica.

—No fingí interés.  — declara.

—No me importa, Asher. Somos amigos. Pero ella...—trago en seco rascándome la parte trasera del cuero cabelludo—Es importante. No la dañes más de lo que va a sufrir. Si no estás dispuesto a intentarlo siquiera, no le hagas creer que te importa.

Sus ojos se vuelven más claros por algunos segundos.

—Me importa.

—Entonces... — replique frustrado al no llegar a un punto medio con él—¿Por qué huyes?

—Por esa misma razón.— Pareció explotar, pasó su mano por sus cabellos con desesperación y me miró como si le devorase. Los secretos carcomen el alma — ¡Yo también estoy cansado de huir! ¡De esconderme! Estoy jodidamente cansado de todo. No quiero herirla, Luxen. —Su voz hizo un declive — No es mi intención. Pero justo ahora — Se apunto con su dedo indice — No puedo ser lo mejor para ella. No puedo ser el chico que canta canciones en la playa. No puedo ser la persona que ella merece. No soy siquiera la persona que yo quiero ser. No puedo gastar energía en ello. Tengo asuntos que resolver, peliblanco. 

Elige no luchar.

Elige no estar con ella.

No tiene caso. No le entiendo. No soy capaz de ver a través de sus razones pero si siento empatía. Asher ha luchado contra muchas cosas, pero esto de acercarse y alejarse no es sano para ninguno de los dos, supongo que ellos mismos lo descubrirán. Sólo se hacen daño con decisiones a medias, pero no tengo moral para decirlo cuando yo soy aún peor. 

Me recargo de la pared para mirarlo, no voy a seguir discutiendo de un tema que no nos llevara a ninguna parte a ninguno.

Hay algo con importancia también. Decido cambiar de tema porque repentinamente el tema se ha tornado pesado.

—¿Castiel planea algo?—  interrogo contrariado.

El peliblanco es realmente peligroso cuando se lo propone. Ingeniosamente macabro. 

—No estoy seguro — admite — Ayer no se quedo en casa. — Me informa contemplando el espacio como si algo no terminase de cuadrar. Siento justo lo mismo.

—Es raro que no haga nada.

—Todo él es raro.— Confiesa el pelinegro.

—Tú igual.

No lo niega y me da una sonrisa cansada a boca cerrada. Sus ojos se fijan en mi para luego decirme.

—Tengo que resolver muchas cosas antes de estar con ella— comparte con seguridad, lo hace para tranquilizarme pero me preocupa aún más. Y por un segundo, odio la extraña fraternidad que existe entre ambos, que me permite saber cuando miente y cuando no.— En serio, Luxen. No le haré daño.

—Ya lo estás haciendo. — repongo.

—No más de este —promete seguro.

—Si tú lo dices— Me encogí de hombros. Él alza una ceja, inquisitivo y yo bufo—  Sé que lo lograrás. — pase mi mano por mi frente— Doma la tormenta antes de que te domine.

Asiente pensativo y me observa con curiosidad.

— ¿Crees que sea muy malo?— Hace alusión involuntaria a lo de Castiel. Y me estremezco.

Un escalofríos recorre mi espalda.

— Se trata de Castiel.— le dije— No es malo...—lamo mi labio— Es peor.

Porque cuando se trata de venganza, él es el rey, y han pasado muchos años desde la última vez.

 Así tenga que hacer temblar el mundo, lo hace. Sólo que nunca había algo que le importase lo suficiente a Asher, ahora lo hay, eso es lo preocupante.

Mis pensamientos se disipan cuando un guardia de los que custodian el pasillo nos ve, y nos hace ir a clase. Sumándole a eso una multa.

Paso el umbral con rapidez para entrar a clase.

Toca Historia.

...

Narrador omnisciente

La campana que marcaba el comienzo del receso sonó por los pasillos dando por finalizadas las clases, haciendo que los estudiantes soltasen suspiros de felicidad y alivio.

Los pasillos se llenaron de adolescentes amontonados alrededor de ellos, dejando sus libros para ir a merendar en la cafetería.

Una castaña abría el casillero para buscar sus audífonos porque quería ahogar sus sentimientos entre ritmos de canciones pop.

Un peliblanco soltaba un suspiro alto, una mezcla de enfermedad, cansancio y preocupación.

Un ojigris cerraba su chaqueta, ocultando su secreto de las personas sin saber que a más de diez tacos por minuto se acercaba una de las primeras personas que lo había conocido.

Y Un ojiazul sonreía maliciosamente desde la esquina, esperando el momento adecuado para realizar su primera jugada.

El ruido se escuchaba por todas partes, un sonido agradable para quien está acostumbrado al desorden de cientos de estudiantes. 

Pero la tranquilidad pronto se acabaría, el desastre en tacones de más de ocho centímetros estaba peligrosamente cerca y nadie estaba preparado para él.

¡Alerta roja! ¡Alerta roja! ¡Catástrofe colosal acercándose!

Esos fueron los hechos que ocurrieron antes de que ella llegará al lugar.

Cuando ella llegó, casi pudieron perjurar que se había escuchado "7 rings" de Ariana Grande.

Los primeros desafortunados que la vieron se quedaron estáticos por algunos segundos al ver el automóvil último modelo. El impacto que causaba el desastre siempre era inquietante, no importaba el lugar. 

Desde afuera se avistó un par de ojos color verde esmeralda, una mirada de cientos de dolares y un cuerpo de infarto. La tempestad más fuerte que había pisado aquella institución abrió la puerta dejando ver un trozo de su pierna envuelta en pantimedias con un botín de aguja color negro.

Salió del auto en cuestión de segundos pero cada movimiento dado por ella parecía estar en cámara lenta.

La puerta del Porsche color rojo 911 Speedster fue cerrada de un portazo, dejando ver al comienzo del Apocalipsis mejor vestido en la historia.

Si. No era ninguna leyenda, sus tacones eran de más de ocho centímetros.

Un enterizo de color negro resaltaba la figura de la desconocida de cabello negro como el carbón.

Se reunió en dirección para hablar sobre su inscripción. 

Dicen los rumores, que la recepcionista se desmayó apenas la vio.

También se rumora que el director sufrió un ataque al corazón cuando ella abrió la puerta.

Algunos testimonios se escuchan por los pasillos:

«El desastre pasó por donde estaba y se me levantaron los vellitos» dijo Ben, sobando sus brazos con desesperación.

«Ella es como la fusión de Iron Man con Superman multiplicado por la Mujer Maravilla. No pertenece a este universo» declaró Adrian, quien leía cuando la colosal catástrofe pasó.

«Ella me miró por algunos segundos...Creo que estuve en el cielo y en el infierno al mismo tiempo» expresó Martín a quien tuvieron que sentar en una silla porque se había desmayado.

«Voy a comprarme un enterizo negro» aseguró Crystal «Y unos botines negros »

«Me sonrió... Desde ese momento, voy al psicológo» dijo Evan.

«Yo estaba en el baño. Sentí como todo voló por algunos segundos, como si una fuerza magnética pasará por cada uno de mis poros, todo yo estaba volando. Fue otra onda» exclamó Carlos, quien estaba haciendo del uno cuando todo pasó.

«Creo que quiero que golpeé mi cara, sólo por tener el privilegio de que me toqué.» hiperventiló Jessica.

«No voy a dar declaraciones al respecto » dijo Alejando, quien alejó la mirada para continuar llorando en una esquina.

« Es como Jonny Deep versión chica» .

« Es la Madonna de nuestra época»

«Ella va a ser presidente...» 

« Ella se acaba de convertir en mi religión. Es como Ariana Grande...pero Grande»

«Nunca creí que vería a Regina George en la vida real »

«¿Saben esa chica loca de The "A" list que hace que todos hagan lo que quiera? Ella es la nuestra »

« Que me pise la cara, por favor.»

« Ella es como la jimmy jendrix de la moda »

«Ella es otro nivel del cielo»

«Ella es Disney plus»

«¡Oh dios! ¡Creo que la vi en una película!»

«Creo que quiero que me adopte»

Esas declaraciones son nada, en comparación a lo que sucedió cuando abrió las puertas del pasillo y su mirada se fijo en su objetivo, una de las razones para que volviese.

Una razón, tormentosa y desastroza.

Hallo wieder. Sie haben mich vermist?

...

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH a partir de ahora, las cosas se complicarán un poco...

En fin... ¿Cómo están? espero se encuentren hiper mega bien y hayan tenido un lindo día.

¿Qué os pareció el capítulo? ¿Les gusto?

¿La actitud de Asher? 

¿Lux y sus sentimientos? 

¿Luxen?

¿Quién creen que sea la chica?

Hay un capítulo extra de Luxen y Castiel, donde hay una explicación de la relación que ellos tuvieron. Posiblemente lo suba al final para explicar más acerca de su relación.

Se vienen capítulos muy AHHHHHHHHHHHH, el próximo capítulo sera narrado por la chica.

Chiste del capítulo: ¿Qué le dice una pared a otra pared? *momento de tensión antes de que se vuelva malo* Nos vemos en la esquina JSJJSJSJSJSJJSJSJS este es uno de los más malos, loame uwu

¡Comenten y voten!

Os quiero un mundo.

Se despide:

Sunset
















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