Capítulo #14. "Someday"
Capítulo dedicado a la maravillosisima *suena música de Grammy* @elSOMBRELERALOCA *aplausos* ¡Va para tiii, precious! ¡Disfrutalo! Un abacho gigantisimo ¡tiamu!
MARATÓN 2/2 No sigo emocionada por el maratón...tú lo estás.NAH MENTIRA :3, si soy yo AAAAAAAAAAAA
RECOMENDACIÓN: Cuando vean (*) coloquen la canción que está en la parte de arriba para disfrutar un poco más el cap uwu
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El amor había hecho tantos estragos en la vida de la familia Cietle como era posible. Ahora el desdichado o afortunado era Luxen, y aunque no estuviese saltando en un pie con Castiel. No era a mí a quien le gustaba sino a Luxen. A Luxen no le había gustado nadie desde un largo tiempo atrás, y esto era un avance certero que me provocaba emoción, así fuese de una manera poca o casi indiferente hacia su acción, Luxen pensaba que estaría bien a largo plazo y yo también lo creía así. Si el peliblanco idiota le llegaba a hacer daño, allí si seria otro rema.
Por mi parte, el amor y yo no nos llevábamos del todo bien, cuando se trataba de otra cosa que no fuese amor propio, amistad u familiar, me volvía un lío. Que si bien era cierto me había sentido atraída hacia determinadas personas, nada que durase demasiado o que yo lo hiciese durar demasiado.
Aun así, el amor estaba tocando la puerta de nuestra casa. Porque al día siguiente en la mañana, literalmente, el amor tocó nuestra puerta.
Luxen se encontraba haciendo diseños gráficos tirado en la sala. La salida hacía la playa había sido atrasada una semana hasta el viernes siguiente, porque la camioneta de April había estado ocupada, había reunión de maestros así que tampoco había clase, por lo que ambos estábamos vagueando.
Mamá estaba haciendo un día de chicas junto con las tías, Caleb era la víctima de ellas, así que bajo amenaza les ayudaba a pintar las uñas y acomodar sus cabellos.
Y cuando la puerta sonó y resultó que yo era la menos ocupada de todos, tuve que abrirla con mucho pesar. Como estaba en modo vago, mi vestimenta consistía en una bata larga que me llegaba arriba de las rodillas y decía "Los gatos dominarán el mundo" y un pantalón de algodón que tenía varios agujeritos con unas pantuflas de oso panda.
No estaba en mi mejor momento, por ello me sorprendí, cuando vi a alguien perfectamente vestido de traje frente a mí.
—Eh. Buenos días, no queremos comprar bienes raíces— dije mientras miraba al señor que se hallaba impecable frente a mí, él frunció sus cejas. Era guapo, como de esa clase de personas que salen en los comerciales actuando como que les doliese la espalda para que compremos algún analgesico en contra del dolor.
— ¿Bienes raíces? — preguntó confuso.
—Sí, bienes raíces — al ver que su cara de incredulidad crecía, fui yo la que estuve confusa— ¿No vende bienes raíces? — Él negó y yo comprendí al instante—Entonces, es usted seguidor del Dios de la pasta.
Él acentúo más su rostro de confusión, pero yo continúe. Últimamente habían venido muchos seguidores de la pasta, a dar su palabra.
—Me parece que su religión es muy bonita, de hecho me parece muy bien que prediquen algo que les guste por el mundo. Ciertamente hay muchas personas en el mundo que se avergüenzan de las cosas en las que creen, pero ustedes no, y eso es totalmente algo digno de admirar— asentí varias veces en su dirección— Ya nos dieron un folleto, aún no lo hemos leído... pero lo haremos. Se ve interesante.— sonreí.
—Creo que te equivocas...— El señor tenía una mueca entre confusa ydivertida en el rostro— Vengo por Cassie.
Cerré la puerta con fuerza a lo que me afincaba en contra de ella con expresión de terror. Luxen me observaba confuso desde la sala.
—Lux—regaño— No les cierres la puerta en la cara a las personas. Es de mala educación— soltó él negando con su cabeza.
—Viene a por mamá. — susurré bajo.
—¿Qué? ¿Quién?— cuestionó seguido de detenerse en frente de mí, y dejar la tablet de lado,
—Por mamá — dije todavía en una especie de shock.
— ¿Los extraterrestre? — preguntó él, pensando en "Marte necesita mamá"
—No... Luxen.— sacudí mi cabeza saliendo de mi trance— Hay un señor en la puerta que viene a por mamá.
— ¿Crees que es un sicario? — cuestionó él confuso.
—No lo sé ¿Si lo fuera no estaríamos muertos?
—Posiblemente— afirmó dejando de un lado su tableta. Miré dentro de la mirilla y el señor aún seguía de pie ahí. Si era un sicario, estábamos acabados.
—Luxen, busca la escoba y el rastrillo— dije en voz baja. Luxen siguió las instrucciones y luego nos miramos en la puerta
— ¿Crees que sea él? —preguntó serio.
—Después de todo el daño que hizo, pienso que no se atrevería volver. — respondí dubitativa.
—No obstante, podría ser él— dijo sin dejar de ver la puerta.
—Si lo es, le daremos muchos golpes— concedí.
—Lo haremos— aceptó él. —Si nos pasa algo, mi tía favorita es tía Harriet.
—Si nos pasa algo, mi persona favorita en el mundo eres tú y Shawn Mendes.
—Tú también eres la mía.
—Bien, ahí vamos.
Abrí la puerta de nuevo para aún hallar allí, al señor apuesto, con un ramo de tulipanes. Luxen le señalo con la parte ruda del rastrillo y yo con el palo de la escoba.
— ¿Quién es usted? —pregunté con fuerza intentando no dudar.
El adulto alzó sus manos en señal de paz.
—Si ¿Usted es el papá de Lux? — cuestionó Luxen acercando más el rastrillo.
— ¿Lux?— su rostro se formó confuso— No soy el papá de Lux—un suspiro de Alivio salió de mis labios sin poder evitarlo. Una de sus manos fue extendida en nuestra dirección y yo la palpe con duda con la escoba. — Mi nombre es Dan.
—Somos Luxen y Lux— dijo mi compañero haciendo un asentimiento en su dirección. El adulto, que no parecía superar los treinta años parecía divertido con la situación.
— ¿Están intentando amenazarme? — Me di cuenta que aun teníamos alzados los artificios de limpieza, iba a negar y a bajar el mío. Cuando Luxen continúo y yo, lo acompañe como en todas las pendejadas que solíamos hacer.
—Lo hacemos— dijo Luxen— ¿Cuáles son tus intenciones con Cassie? ¿Vas a lastimarla?
El castaño de ojos verdes sonrió simpáticamente.
—No planeo lastimarla— nos aseguró.
— ¿Tienes planes con ella? — Luxen enmarcó sus cejas.
—Tengo muchas intenciones con Cassie— admitió pasando su mano por sus cabellos —Estoy casi cien por ciento seguro que en ninguna de ellas. Ella va a sentir dolor.
—A ver, dime una— continúo con el interrogatorio Luxen sin bajar el rastrillo.
—Bueno, resulta que ella me salvó, quiero devolverle el favor. Le prometí que cumpliría...— su voz se cortó por Mamá que bajaba en dirección a la cocina pero que se detuvo al ver la puerta abierta. Su cara fue un poema al ver al señor de pie con nosotros.
—Dan— soltó como si quisiera esconderse o esconderlo en el sótano, o ambos.
—Ángel— contestó él, haciendo que Luxen acercará más el rastrillo en su dirección al ver que intentaba acercarse
Un grito se oyó en la parte de arriba.
— ¿Es él empresario sexi que te manda notas? — Tía Harriet se asomó por la escalera, sonrojando sus mejillas al ver que Dan, estaba allí. Y si, Dan era demasiado peligroso para el bienestar cardial del mundo.
— ¿ES ÉL QUE LE DICE ÁNGEL COMO PATCH? —Tía Joanna ubicó su cabeza debajo de la de Harriet, coloreando sus mejillas al verle.
Tía Gabriela que era la que aún podía rescatar la reputación de la familia, salió saltando los escalones de dos en dos en trompicones, gritando y corriendo por la sala de estar.
— ¡ME HAGO PIPI! ¡EMERGENCIA! ¡QUITENSE EMBARAZADA ORINÁNDOSE! ¡ME HAGO PIPI! — se le oyó gritar antes de dirigirse al baño.
Caleb no tardó en aparecer corriendo detrás de ella.
—NO TE ATREVAS A CORRERTE EL ESMALTE. ME COSTÓ MUCHO HACER ESA FLOR— El rubio nos dirigió una mirada confusa antes de seguir corriendo en dirección al baño.
Todos nos quedamos en silencio viendo el lugar por donde se habían ido aquellos dos. Dan miró a su objetivo como si no pudiese quitar la vista de ella, y Luxen acercó aún más el rastrillo sin dudar. Mamá carraspeó viendo que las cosas empeorarían si no intervenía en son de paz.
—Familia, él es Dan, un paciente—Dan alzó su mano con una sonrisa atractiva—Dan, ellos son mi familia. — nombró a todos uno a uno y en el turno de Luxen, él alzó el rastrillo diciendo algo como presente.
Supe que el día sería largo cuando Luxen no bajó el rastrillo ni una sola vez, y tuve que quitárselo a regañadientes. Y cuando tía Joanna le preguntó si pertenecía a algún libro y mamá la regaño, sabía que se avecinaba un desastre. Tía Harriet invitó a un almuerzo y Dan aceptó quedarse.
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Mientras tía Harriet y tía Gabriela preparaban algo decente, y tía Joanna espiaba al invitado desde el orificio de la puerta. Nos encontrábamos sentados todos en la sala. Caleb, se sentaba en un sillón individual dirigiéndole algunas miradas recelosas al aludido. Mi mamá se había colado al baño con una vil excusa, y Luxen, pues bueno, yo me encontraba sentada junto a Luxen, puesto que él parecía una máquina de preguntas un tanto indiscretas y alguien necesitaba pararlo. Dan no se veía en lo absoluto asustado, más bien sonreía y sacudía su cabeza.
—Bueno, que extraño todo esto...hasta parece un interrogatorio— exclamó el castaño con una sonrisa simpática.
— ¿Por qué lo dices te incomoda? — le metí un golpe discreto a Luxen.
—Si sabes cómo son... ¿Has estado antes en uno? — preguntó Caleb.
El susodicho se relajó.
—No, en lo absoluto— negó con una sonrisa que mostró una dentadura perfecta— Mi hermana, cuando llegó tarde suele hacer unos interrogatorios extremadamente horribles.
Caleb asintió como un villano y creo que hasta le vi acariciar el cojín como si tuviese un gato.
—Entonces... ¿Tienes perro? — Dan asintió seguro, miré a Caleb en modo regañona, tenía que hacer que los dos se comportasen. Y esa pregunta podría parecer inocente pero tenía trampa— ¿Qué tal si te dijera que ya no tendrás perro si hieres a Cass?
Me dieron ganas de enterrar la cabeza en el suelo.
—No tienes que respon...—me interrumpió.
—Te diría que Marley no tiene la culpa de lo que yo pueda hacer con Cassie— aclaró pausada y seriamente el hombre.
—Claro ¿Y qué quieres de ella? — inquirió el rubio siendo apoyado por el peliblanco a mi derecha.
El rubio le sostuvo la mirada al castaño por algunos segundos. El empresario ángel, como le había nombrado tía Joanna, nunca dudo, y sus ojos se volvieron fieros y determinados durante la batalla de miradas, Caleb también era un especialista en aquello. Ambos se retaban, y ninguno parecía dar su brazo a toser.
—Bueno, yo creo...— intenté sugerir que jugásemos Monopolio para limar asperezas pero el castaño de ojos brillantes decidió responder.
—Muchas cosas— y sus ojos adquirieron una tonalidad más clara.
— ¿Cómo cuales?
—Como casi todo—retuve el aire, y la sala quedo en completo silencio por al menos dos minutos. Caleb no le quitaba la mirada de encima, y Luxen lo examinaba, creo que de sólo una mirada ya sabía muchas cosas acerca de él.
Se escucho un "Qué romántico" del otro lado. Dan se excuso con que necesitaba ir a un baño, miré acusadoramente a los dos chicos, cuando el invitado se marchó. Había soportado mucho de los alimañas presentes. Cuando vi que el castaño se alejaba por el pasillo, comencé con mi regañina.
—Pero, se puede saber ¿Qué están haciendo? Lo asustan, animales— recriminé.
—Yo no lo veía asustado. — inquirió Caleb.
—Yo lo veía muy seguro—apoyó Luxen.
—Pero ¿Qué cosa les pasa? Pueden ser un poco más agradables ¿Pacientes? ¿Se dan cuenta de lo que están haciendo? ¿Saben cuándo fue la última vez que mamá salió? — Mantuvieron silencio— No, no pueden andar de inconscientes. Creo que deberíamos darle, al menos, el beneficio de la duda. No ha mostrado malas intenciones. Además —establecí— si él fuera malo, mamá no lo hubiera dejado entrar.
Ambos me observaron en total silencio.
—Creo que es importante para ella— relaje mis hombros— Si es importante para ella, lo es para nosotros. Y debemos respetarla.
—Si le hace daño, le llenaremos el jardín de papel de baño— asentí ante la afirmación de Luxen.
—Él dijo que quería casi todo— dijo Caleb con sus cejas fruncidas en confusión, él intentaba comprender al señor.
—Eso fue un poco, muy —lamió sus labios— intenso.
— ¿Qué significa para casi todo? — Caleb intercambio una mirada con Luxen. — Es como de parejas ¿No?
—Supongo que sí— afirmó el rubio.
Luego de que todos nos tranquilizáramos un poco, el almuerzo transcurrió bien. Lo bien que se puede estar cuando todos te observan con ojos examinadores, en lo que refería a Dan, más un plus de preguntas incómodas, que extrañamente él supo responder con amabilidad e ingenio, por mi parte fue agradable. Dan se marchó, hablando en el porche con mamá, luego de ello, Mamá se encerró en su habitación con las tías, y Caleb se quejo de que lo excluían pero luego salió. Luxen recibió una llamada de Castiel, lo cual tendríamos que hablar en algún momento, yo para avisarle de mi cena, y él para contarme como había sucedido todo.
Yo decidí salir a dar una vuelta. Cambie mi ropa. Me di un baño rápido y salí a caminar por el complejo de casas, tiendas y apartamentos que había por allí. Buscaba algo que pintar y como casi siempre que decidía salir, terminé en frente de aquella cafetería. No la conocía, en absoluto, sólo sentía un sentimiento de familiaridad extraño, una especie deja vu.
Entre a la cafetería, era hermosamente antigua, o eso era lo que daba a conocer apenas entrabas, estaba llena de poster de bandas enmarcados en cuadros, y una mesa barra que estaba dispuesta luego de una mesa en el local, se escuchaba "Caramelo de Cianuro" al fondo y habían varias personas comiendo en la mesa, había una especie de estéreo gigante y algunas firmas de famosos. Mi parte favorita eran las mesas, eran de color blanco, o algo parecido, aún así el color era casi imposible de discernir, estaban completamente rayadas , ese era su propósito; que las personas dejasen su marca allí, y los servilleteros tenían canciones del grupo que sonaba en los altavoces ese día. Estaba tan lleno de historias y de emociones que era imposible no tener inspiración. Podías leer lo que los demás escribían en las mesas u escribir algo propio.
El camarero me empezó a ver extraño al ver que me quedaba demasiado tiempo parada en el umbral de la cafetería. Y me senté en una mesa al inicio.
Pedí un pedazo de torta de chocolate en tanto sacaba mi cuaderno de dibujo. Era mejor pintando que dibujando, pero no quería ensuciar las mesas y sería un total lío como un peligro inminente de que alguna de las pinturas se derramase.
Empezó a llover afuera y me di a la tarea de dibujar. Dibujar en mi idioma, significaba un escape, la forma en que me distraía del mundo, en que todo parecía tan ajeno cuando simplemente comenzaba a crear algo, y podía ser algo que significase todo, como que significase nada, pero en esos momentos, solo era yo, creando, la versión más pura de mí, haciendo algo de mi propiedad. Yo siendo yo, yo haciendo algo como arte, yo siendo feliz. Tenía la creencia que cuando hacíamos cosas que amábamos o cosas las cuales disfrutábamos conseguíamos paz. Mi paz era crear, y esperaba que todos alguna vez pudiesen conseguir eso que los hacía sentir paz.
Estaba terminando de hacer una mezcla de una rosa con un lirio cuando un carraspeo me distrajo. El camarero. EL CAMARERO. D-E-A-N.
De acuerdo, puedo nombrar con los dedos de mis manos, todas las veces que me había parecido atractivo alguien, y ese chico lo hacía. Su atractivo había aparecido cuando había visto que le prestaba un paragua a una señora, eso se me había hecho tierno. O cuando lo había visto con los cabellos mojados o cuando me había sonreído.
Y bien, para que mentir, si había asistido a esa cafetería al menos dos veces a la semana para animarme a hablarle, pero la realidad es que cada que lo veía, mi cabeza caía en una especie de stop, estado del cual no podía salir sin hacer algo mínimamente estúpido o quedándome entumecida.
— ¿Me das un espacio para colocar tu pedido? — Me había quedado en stop de nuevo. Me limité a asentir y arrimar un poco mis dibujos y lápices.
—Gracias— mi voz carraspeó por estar tanto tiempo sin hablar y él enmarcó una ceja castaña con una peca sobre ella en mi dirección.
Su gesto expresaba curiosidad y confusión.
—Pensé que eras muda.
¡Aplausos! ¡Aplausos! Por las embarradas que me mandó, estoy segura de que si Luxen estuviese aquí, se estuviese burlando. Y ahora que lo pensaba nunca había hablado en frente de él. No obstante, ¿No me había visto hablando con el otro camarero?
Una ceja mía se frunció.
—No lo soy—soné un poco a la defensiva.
—No sabía que hablabas.
—Creo que es lo que hago cuando quiero expresarme.
—Ya, pero como nunca hablas— Te me estás cayendo del pedestal.
—Ya, pero a veces a las personas no les apetece a hablar y por eso no lo hacen— su mirada se cruzó con la mía en un duelo limpio y se limitó a encogerse de hombros.
— ¿Qué esperabas que pensará si siempre me ves pero nunca te acercas a hablarme?
— ¿Por qué piensas que te miró?
—Lo haces. — afirmó
—Nou— negué mirándolo—quizás simplemente tú estorbas en el panorama— mi comentario hizo que se cruzase de brazos y me mirase.
— ¿Estorbar? — pregunto incrédulo.
—SI.
—Claro, acosadora.
—Mira, eh, tú...— observé su plaqueta como si no la hubiese visto antes— Dean. Me gusta pintar paisajes para hacerlo necesito mirar cosas.
— ¿Yo soy el paisaje? — cuestionó alzando una ceja.
—No, tú eres aquello que borró del dibujo cuando no me gusta— él chasqueó su lengua.
—Entonces, no te gusto.
—Pues tienes un rostro muy bonito si me preguntas, pero tú personalidad de pensar que las personas te acosan cuando no lo hacen...
Pero tú lo acosabas. SHH.
—Ah, claro, tú también tienes un rostro muy bonito, si me lo preguntas— remarcó— Pero tu personalidad...— hizo una mueca— eso de fingir que no acosas cuando lo haces— otra mueca—allí hay un defecto.
Ambos nos lanzamos miradas cuestionarías y él terminó por alejarse al ver que no planeaba decirle nada más. La lluvia aumentó y como si el clima y mis emociones se pusiesen de acuerdo por la puerta entró alguien que me hizo cerrar los ojos con fuerza y perjurar estar en mi casa, porque nosotros siempre nos encontrábamos cuando llovía.
Y ahora que no éramos amigos, desconocía el cómo tratarle. Había sido muy madura el día que él me había dicho que lo mejor era tomar distancia, pero aquello me enojaba un poco ¿Qué él no podía haber luchado? ¿Qué él no podía no pensar que era de cristal?
Asher estaba ahí imperturbable, su máscara de indiferencia se mantenía pero estaba lloviendo, y aunque su cuerpo no estaba del todo empapado, conocía que se ponía nervioso cuando llovía. La cafetería estaba llena, no tenía lugar donde sentarse, pero yo tenía mi orgullo bien sentado y no le iba a ofrecer asiento. Pero él estaba ahí, y me había visto y no planeaba sentarse y yo quería ser mala, pero nadie puede obligar a nadie a ser amigo de otra persona. Así que tragándome mi orgullo y enfocando mi mirada en la suya, le señale la silla. Al principio simulo que no era con él, pero creo que mi mirada gruñona, le advirtió que si no se sentaba, algo muy malo pasaría, él se acercó y se sentó cruzando sus brazos y ajustando sus lentes oscuros,
Y quizás, Dean, había empeorado mi humor porque me fue imposible decir.
— ¡Cuidado! — Exclame haciendo que enfocase su mirada en mí con curiosidad — Capaz te mueves y me rompes— su mirada se fijó en la mía, como si la evaluase para luego suspirar.
—No seas inmadura, Lux.
—Define inmadura, Asher.
—Lo que tú no eres.
—Tampoco tú.
—Cabeza hueca.
—Pendejo.
— ¿Me acabas de decir pendejo?
— Si tengo que repetírtelo para que lo entiendas, puede que lo seas.
Lo ignore olímpicamente en tanto fijaba mi mirada en cualquier lado que no fuese él. La rockola. El niño que comía helados y mocos. Las madres hablando a algunas mesas de distancia. No había notado que incluso había palabras escritas en el techo ¿Habrían sido hechas por los mismos dueños? El lugar era especialmente hermoso, no me cansaría de repetirlo, era como si fuese un lugar demasiado lleno de emociones.
—Siento cierto enojo venir de ti hacia mí— intenté mirar hacia la ventana para confirmarle que prefería no hablar— ¿Estás enojada conmigo?
Enfocó sus perlas grises en las mías. Y supe que estaba perdida porque entonces no pude apartar mis ojos de los suyos. Estúpido Magnetismo.
—Háblame, Cietle.
— ¿Sabías que las nutrias se sujetan las manos cuando duermen para que la corriente no las separe? — él negó— Pero ¿Sabías también que las personas cuando tienen miedo de sentir se alejan de otras? E inclusive, intentan llamar inmaduras a otras, cuando no pueden hacerle frente a que son humanos y está bien sentir.
—No tienes ni idea de lo que te salve.
—Cobarde— resumí— No me utilices de excusa. Te aterra que te dañen.
— ¿Sentías algo por mí? — su pregunta me tomó desprevenida.
—Te quería como medio amigo— el pasado le hizo enarcar una ceja en mi dirección.
—No de esa forma, Lux. De la otra ¿Lo sentías? — Si se refería a las enfermedades que había sentido desde que lo había conocido, quizás sí.
Me limite a tomar una gran bocanada de mi torta de chocolate.
—Si no lo hacías, en algún momento ocurriría. Somos un peligro juntos— intenté tragar rápido para refutarlo.
— ¿Para tu teoría de que todo es mejor sin sentimientos? — cuestioné.
— En efecto, Cietle. Eres una amenaza para todo lo que creo— limpió una de mis comisuras de la tarta y eso hizo que inevitablemente compartiéramos una mirada profunda, de esas que eran capaces de derribar todos los muros, excepto los de él, de esas que te podían hacer que te perdieras, en mí lo lograba ¿Pero en él..?. Quitó su mirada con rapidez.
— ¿Soy un peligro para la armadura de tu corazón?
—Tanto como la peor de las armas— susurro bajo.
Suspire antes dejarme caer en mi asiento e intentar no volver a caer en lo mismo. Donde él se alejaba como un cobarde y yo intentaba averiguar el porqué detrás de tanto misterio. A veces lo veía cuando se despistaba, cuando él creía que todo el mundo lo ignoraba, esa mirada rota que ocultábamos todos, esa mirada que lo convertía en alguien vulnerable pero también fuerte, sólo que casi nunca pasaba, sólo se daba cuando tronaba o llovía demasiado fuerte, era como si tuviera su propia tormenta interna.
—Es de cobardes no sentir— alegué.
— ¿Sabes cuantas batallas han sobrevivido los valientes? — Preguntó
—Las suficientes para ser recordados. — respondí.
—O tal vez la única por la que fueron reconocidos.
—Díselo a Simón Bolívar.
—La cobardía a veces en una virtud.
—Cuando se trata de vivir. No lo contrario. — negué— Vives como un muerto o incluso peor— fijé mi mirada en la silla— Las emociones son necesarias.
—Necesarias para atormentar la vida y el corazón de las personas.
—También para alegrarlo.
—Y entristecerlo.
—Sin la tristeza no valoraríamos la felicidad. —'él me observó como si estuviese pagando una gran condena en esta vida. Su mirada se enfoco en la mía. Y una ráfaga de valentía cruzó en mi corazón cuando le vi, él sólo mantuvo su postura indiferente hasta que le hice una propuesta un poco sin sentido, para los demás, para él y para mí, era especial— Permíteme hacerte sentir, Asher Mcbluek.
Apretó sus labios en una fina línea y tal vez era mi imaginación pero sus puños estaban apretados.
— ¿Me estás pidiendo amablemente permiso para destruirme? — cuestionó robándome un trozo de tarta de chocolate.
— ¿A qué no habías visto una carta de defunción más increíble en tu vida?
— ¿Qué tal si me vuelvo pedazos sintiendo de nuevo? — preguntó.
— ¿Qué tal si mueres mañana y no tienes nada que contar en el cielo? — contesté.
—Contaré una tragedia.
— O una real historia porque en la vida. No hay finales felices, generalmente te destrozan, pero tienes algo para contar.
— Eso no es alentador.
—Empezaste a sentir y retrocediste ¿Cierto? —adiviné lo que había sucedido en tanto él entrecerraba sus ojos grises en mi dirección.
Repiqueteó con los dedos sobre la mesa para luego sacudir su cabeza como si fuese la idea más tonta, pareció perderse en sus pensamientos. Repentinamente se levantó con una cara de desquiciado peor a la mía por la mañana, era como si estuviese muy despierto, tendió su mano en mi dirección, con una propuesta silenciosa.
—Somos muy jóvenes para esto—pronunció con su voz ronca, en tanto yo intentaba adivinar el rumbo de sus pensamientos, él extendió la mano de nuevo en mi dirección— Te enseñaré algo.
— ¿Estás seguro que no me harás daño? — cuestioné sarcástica.
—Me estoy arrepintiendo— insistió con su mano blanqueando sus ojos grises en un gesto de fastidio.
—Deberías— acepté su mano y él alzó una ceja inquisitivo haciendo que encogiese mis hombros.
Contrario a lo que pensé que haríamos que sería salir de ahí, él se dirigió hacia el final del lugar. Su mano envolvió la mía en tanto me halaba con amabilidad, apenas me dio tiempo de deja el dinero de la tarta en la barra con la rapidez en la que zigzagueábamos entre las personas, él se desplazaba con velocidad y determinación, como si estuviese a punto de arrepentirse en cualquier momento. Sus dedos contra mi mano, se sentían callosos y él no mencionó nada en tanto yo me dejaba llevar hacia algún lugar. Subimos algunos escalones, y por primera vez, aprecie el segundo piso de este lugar, que si la parte inferior estaba bastante cargada de emociones fuertes, la parte de arriba era tranquila, había cuadros colgados alrededor del pasillo con firmas. Eso me hizo sonreír, la mano de Asher me haló suavemente para que siguiera caminando.
— ¿A dónde vamos?
—A hacer algo increíble.
— ¿En dónde?—pregunté, ciertamente nunca me había animado a subir a la segunda planta, por lo que no sabía a ciencia cierta a donde nos dirigíamos.
— ¿A algún lugar? —preguntó en respuesta. Gruñí en su dirección y él se encogió de hombros.
—Eso no es una respuesta. — señale pero para entonces, él se había detenido y yo me había chocado con su espalda.
—Cierra los ojos— pidió repentinamente, nos habíamos detenido enfrente de un lugar sin puerta, una especie de compartimiento, suponía que aquí comían las otras personas, que no cabían abajo. Hice amago de mirar detrás de él para ver lo que me conseguiría pero me lo impidió, de hecho se volteó en mi dirección, esperando que acatara su orden.
Él repitió.
—Cierra los ojos.
— ¿Por qué? — cuestioné.
—Sólo, ciérralos. — señalo de nuevo. Y haciendo posiblemente una estupidez, porque a pesar de que Asher era una persona llena de misterios y secretos, los cerré. En ocasiones, sólo confiábamos en las cosas por intuición, yo confiaba en él. Asher se colocó detrás de mí y me empujó con suavidad hacía adelante.
—Y este es el exacto momento donde me confiesas que eres un asesino en serie y en cualquier momento me matarás— sentí como sus manos me apretaban en los hombros para proceder a bufar como si fuese una estupidez.
—No seas ilusa, Lux. — Me regaño—Si quisiera matarte lo habría hecho en un bosque, hay menos probabilidades de que te consigan.
—Recuérdame nunca ir a un bosque contigo.
—Ni a un callejón oscuro, o un barco— continúo.
—No es gracioso, Asher— sacudí mi cabeza en negativa protestando.
—Si tú lo dices, Cietle.
Me empujo alrededor de doce pasos, con cada uno escuchaba el murmullo y las voces de otras personas por lo que, de que no me mataba allí, no lo hacía. Finalmente nos detuvimos y lo escuche presionar algo que sonaba extraño, una especie de interferencia se oía.
Presionó ambas manos sobre mis ojos tapándome aún más la vista. Había confiado en mí cuando le dije que cerraría los ojos.
—Ahora, quiero que escuches está canción— mordí el interior de mis mejillas para evitar sonreír y él pateó algo detrás de mí.
La canción empezó con el bajo y otra serie de instrumentos, me mantuve tranquila intentando identificar la canción, hasta que comenzó la primera estrofa. Sus manos en mis ojos causaban revuelcos, aún así, tuve que acabar con el momento especial, diciendo.
—No entiendo inglés, Asher. — susurré bajo para no ponerme al descubierto delante de otras personas, de seguro, ellas si sabían inglés.
Regla #1 Si quieres un momento especial. Aprende el idioma universal.
— ¿No la puedes escuchar así? — lo escuche chistar por lo bajo.
—Pero no voy a entender— negué. Siempre buscaba las canciones con los subtitulos.
— ¿No ves ingles con la señora Palis? —preguntó Asher confuso— Creí que nunca faltabas a clase— sacudí mi cabeza en negación.
—Siempre voy a sus clases— murmuré en tono bajo— Una cosa es sacar buena nota en los exámenes, y otra entender la letra escuchándola. Soy mejor leyéndolo que escuchándolo.
Él chistó algo como una maldición para luego decir que era mejor. Volvió a colocar la canción y se acercó a mi oído, en fin, confidente. Ahora si era mi hora final.
Adiós, mundo cruel.
No obstante, él lanzo otra oferta.
—Te diré el significado de la canción en tanto la escuchas—chasqueó su lengua como si fuese un genio— ¿Te parece bien? — preguntó.
—Tampoco es que tenga mucha opción—me encogí de hombros. Él gruñó y yo solté una pequeña risa. Sí, era divertido molestarlo.
— ¿Entonces...?— interrogó de nuevo.
— Hazlo. — murmuré bajo.
— ¿Cómo? — preguntó.
—Que lo hagas, Asher.
(*) (momento de colocar la canción que está arriba)
Asher asintió casi imperceptiblemente a mi espalda.
—Bien— afirmó— solo concéntrate en mi voz y el ritmo.
Seguido a ello, volvió a reproducir la canción ahora con su voz acompañando la de los artistas. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando la voz de los cantantes se coordinó con la suya.
In many ways, they'll miss the old good days
—De muchas formas, ellos extrañaran los buenos viejos tiempos. — su voz ronca me produció escalofríos.
Someday, Someday.
—Algún día, Someday— tarareó para sus adentros.
Yeah, it hurts to say, but i want you to stay.
—Sí, es difícil de decir pero no quiero que te quedes— suspiro.
Sometimes, Sometimes.
—A veces, A veces.
When we were Young, oh man, did we have fun.
—Cuando éramos jóvenes, oh chica, teníamos diversión.
Always, Always.
—Siempre, Siempre— sonreí a boca cerrada. En tanto, él seguía cantando.
Promises, they break before they're made
—Promesas se rompen antes de ser hechas. —su voz se quebró pero eso no evito que mantuviera sus manos alrededor de mis ojos.
Sometimes, Sometimes.
—A veces, a veces— su respiración le hacía cosquillas a mi oído.
Oh Maya says I'm lacking in depth
—Oh, Maya dice que carezco de profundidad. — En otra vida, él definitivamente debió ser cantante.
I will do my best.
—Daré lo mejor de mí—Mi corazón comenzó a acelerarse.
You say you wanna stay by my side.
—Tú dices que quieres permanecer a mi lado—una sonrisa casi sin notarlo se instaló en mis labios.
Darling, your head's not right
—Cariño. No estás bien de la cabeza. —por accidente le di un puntapié con mi rodilla y él soltó una sincera risa a mi espalda.
See, alone we stand, together we fall apart
—Observa, solos estamos, juntos nos desmoronamos— su voz subió un decibel.
I think, we'll be alright.
—Yo pienso que estaremos bien.
I'm working so i won't have to try so hard
Tables, they turn, Sometimes
—Estoy trabajando en ello, así que intentarlo no será fácil. —tarareo—Mesas, se voltean en ocasiones.
Oh someday...
No, I'm not wastin' no more time.
—Oh, algún día. No perderé más tiempo...
Los artistas dejaron de cantar y él siguió tarareando para mí. Y liberó sus manos de mis ojos. Los colores empezaron a entrar a mi retina con fuerza y todo se vio un poco más claro. Aún había algunas personas comiendo y charlando, y estaba haciendo una pequeña llovizna en las afueras del lugar, la luz penetraba en el sitio por los grandes ventanales y me embargó un sobrecogimiento ante la escena y el sonido del bajo aún sonando. La canción y el contraste era genial. Di un giro sobre mí para enfrentarme a él. Y ladee mi cabeza en su dirección en tanto la canción nos seguía acompañando.
—Eso fue...—intenté buscar una palabra lo suficientemente buena para describirlo— Un diez... elevado a la cien.
—Sí. Eso lo es.
— ¿Cómo...?— pregunté extasiada en tanto observaba en lugar, la rockola que alumbraba en diversos colores y desprendía música.
—Una vez conocí a alguien que me dijo que las canciones se escuchaban mejor con los ojos cerrados— encogió sus hombros como si no me hubiese mostrado hace algunos segundos algo increíble.
—Wow, sólo, wow— él me miró— Imagina que todo el mundo viese lo que se siente escuchar música con los ojos cerrados. — Asher sacudió su cabeza— Esto es un secreto que vale al menos un número de diez cifras. — hice el gesto con mis manos de diez.
— ¿Eres tasadora? — le dirigí una mala mirada.
—Calla. Esto es demasiado— Asher negó con su cabeza.
—Todos han escuchado música con los ojos cerrados alguna vez. — afirmó.
—Si ¿Pero en este lugar con esos colores? Y es que incluso el sonido externo complementaba la escena. — pasé una mano por una mesa de color mostaza.
—Vale, si es estupendo—aceptó concediéndome la razón. —Te dije que sería increíble.
Asentí para luego devolverle la mirada.
— ¿Por qué me lo enseñaste? — Mi corazón estaba latiendo como loco, y agradecí que él no tuviese el superpoder de escuchar latidos. Una parte de mí estaba hiperventilando y meciéndose en una esquina, y todo mi ser estaba tambaleándose. No había ningún terremoto. Pero algo en mí, estaba temblando.
Asher colocó sus manos en los bolsillos de su jean negro y me miró encogiendo sus hombros, como si no fuese la razón de que quisiese saltar con un sentimiento que no podía definir.
—Todos merecemos, al menos una vez en la vida, escuchar una canción de The strokes con los ojos cerrados y sentirla.
Te sentí a ti, quise interrumpir. Todos merecemos, al menos una vez, escuchar una canción con los ojos cerrados en un lugar magnifico.
—No estás perdonado— resollé intentando aparentar enojo pero lo cierto era que bailaba sobre elefantes rosados— Sigo enojada porque no quieres sentir.
—Me rindo— soltó un suspiro como si estuviese diciendo algo que le costaba mucho decir. —Podemos intentarlo.
— ¿Ser amigos? — alcé una ceja.
— Hablar, como medio amigos.
— ¿Eso significa sentir? — pregunté mientras caminaba en su dirección moviendo tentativamente mis hombros.
—Cietle...— casi podía oir rechinar sus dientes.
—¿Y...— moví mi cabeza como si le tratará de entender, lo cual ya hacía, pero quería oírlo— ¿Significa sentir?
—Puede— dijo escueto haciéndome sonreír victoriosa.
—Bien, creo que me conformo— admití resignada. — Me gusto escuchar canciones de los strikes.
Él me miró ceñudo.
—Se llaman The strokes, Cietle. The strokes— repitió como si fuera obvio.
—The Strikes— mire el instrumento— Me gusto mucho esa rockola.
—Yo la proveo de discos— alzó su mentón como si fuese algo importantísimo, y suponía que así era, para las personas que escuchaban música allí.
—Muy bien hecho—Le di palmadas en la cabeza.
Blanqueó sus ojos y los rayos del ocaso empezaron a hacerse presentes.
—Debo ir a casa— señale.
—Debes ir a casa— respondió.
—Y eso significa que me debo ir— continúe.
—Y eso significa que te debes ir— afirmó.
—No te perdono aún por no creerme lo suficientemente fuerte. — recriminé.
¿Yo? ¿Rencorosa? Como crees...
—Estaré esperando a que lo hagas. — alcé mi mentón como él había hecho hace rato e intenté ignorar el sentimiento extraño.
—Bien, tonto— de alguna forma había que equilibrar la balanza del cariño en nuestra relación, su respuesta había sido muy dulce.
—Bien, tonta— repitió en mi tono haciéndome dirigirle una mala mirada.
—A ti no te sale, tarado— señale.
—Ya vete, faro andante. — dijo señalándome la salida como si le fastidiase.
—No me simpatizas, raro.— gruñí.
—Ni tú a mí, chiflada.— sonrió a boca cerrada.
—Hasta luego, Asher— me despedí pasando por la puerta que hizo un sonido campanita al salir.
—No deslumbres a todos por el camino, Cietle.
.☀.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA *grito loco fangirl* holiiii *vomita arcoiris y brillitos* ¿Cómo están lindas personitas del mundo?
Este capítulo es larguisimo, y debo pedir perdón, pero no sabía como cortarlo, sentía que él capítulo debía ser así. lushientu. Aún así si se tomaron el tiempo para leerlo ¡Gracias! losamu son los mejores.
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¿Qué les pareció el momento especial de Asher y Lux?
¿Dean?
¿DAAAN? *sonido de juguito de drama* Dato convencional por si no lo sabían: No todos los señores que tocan la puerta con traje venden bienes raíces o son seguidores del Dios de la pasta...
¿Las tías en este cap? se colaron por aquí. Si les soy sincera, me encanta narrar con ellas. Son tan locas, ah :3
¿La cafetería? Sería un sueño abrir una cafetería como esa
¿Les gusto la canción? MMM sentí que pegaba un poquito.
Chiste del capítulo: ¿Cúal es el pez que huele peor? el pez-toso sjsjsjkjs esta pero que los demás pero bueno :4 se seguirá intentando
Los amuuuu- ¡Voten y comenten!
Se despide sunset
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