Capítulo #12 "Closing Time"
Capítulo dedicado a @tatiana-MG En la laptop es todo muy raro y no sé si estoy arrobando bien. Pero perdooooon, me he tardado un buen para actualizar :( No obstante, espero que la tardanza valga la pena y que te guste *guiño guiño* muchisisimo el capitulo. T.Q.M. Espero estes super bien , te mando un abrazo del tamaño de Rusia ¡Sonrie!
Capítulo dedicado también a @el_sombrelero_loco o.o lusientu pordos. Me tarde mucho para este cap. Pero este espero te guste mucho osiosiosi. Cuidate muchitooo y disfrutalooooo. Otro abracho para ti del tamaño de China u.u t.q.m.
Sin más que decir
¡Disfruten!
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"Nunca te pierdas a ti mismo buscando a alguien más."
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Luxen había estado recibiendo tratamiento, el chico lucia algo más que emocionado por la salida a la playa, y todos en el grupo en general.
Chase había comprado un flotador de ballena gigante para ser la envidia de todos los niños. Jack tenía un disco preparado para el viaje con un mix supremamente especial según él. Charlotte y April me habían embarcado en una ida a la tienda de traje de baños. Ivan tenia un disco portátil para la playa por si le apetecía ver un maratón de la "Rosa de Guadalupe" durante el camino y yo ya había sacado mis super juguetes de playa, por si los necesitaba para demostrar que era la mejor haciendo castillos de arena.
Ahora mismo, estaba en clase de Ciencias. Ya era miércoles, me quedaban alrededor de dos días, o uno, para convencer al chico de ir a la playa. También tenia una visita planeada a donde mi querida abuela, quien había llamado un sinfín de veces con cuestiones como: ¿Te gustan más las tortas frías o calientes? Quiero hacerle una broma a tu abuelo y luego fingir que tengo Alzheimer ¿Crees que se lo crea?...
¿Cómo uso Netflix? (Aunque ella manejaba incluso mejor que mamá las cuestiones electrónicas, había metido a Cristina mi prima en el mundo de las Citas) y ¿Si podía acompañarla para ir a uno de aquellos spa de belleza?, también cosas como "Recuerda comer bien" "Haz todas tus tareas" y "Si van a fiestas pueden llegar a mi casa pero no muy tarde". Mi abuela era una confidente genial.
Siempre habíamos tenido un gran lazo a pesar de que no estuviésemos juntas, siempre podíamos contar con la otra para lo que sea, ya sea ir a una clínica o a una heladería por antojos de media noche, sobraba decir que en ocasiones invitábamos a Luxen, aunque Luxen amaba dormir, por lo que casi nunca nos acompañaba en los antojos de media noche. La abuela siempre tenía grandes historias por contar, era una especie de libro andante y era sumamente agradable hablar con ella de lo que fuese.
Una bola de papel arrugada impacto contra mi espalda, distrayéndome de mis pensamientos. La bola era circular y hastiante, la hubiese ignorado como había hecho con las demás, pero la verdad es que desde hace dos días, había estado recibiendo papelitos en todas, los cuales intentaba bota pero la determinación de la persona era tanta, que incluso llegue a conseguir uno en el sandwiche de la cafetería. Abrí el papel, observando el mensaje que no había cambiado en lo absoluto desde la última vez que había recibido el anterior. Las arrugas marcaban las hojas y una letra separada y elegante se hizo presente entre líneas.
«Se que fuiste tú quien lo hizo, Lux. Me debes una.
-C"
Y en esos momentos mi cabeza intentaba divagar pensando en que había hecho yo, los últimos meses de malo. Ciertamente me había comido el chocolate de Luxen, también me había tardado en el baño cuando Caleb quería hacer pis. Y definitivamente había hecho dos o tres travesuras de niña.
Pero esto se trataba de algo que había hecho algún tiempo. Y era fácil de discernir con la letra elegante y la C, que afirmaban que aquella carta era parte del desastre que era Castiel.
Si. Castiel, quien seguía siendo un idiota, pero no uno necesariamente horrible. Había estado cerca, pero lejos. Era como si estuviese observando y esperando, como si nos vigilase, buscando el momento perfecto para hacer algo, era eso o estaba alucinando. Pero Castiel era extraño, como si hubiese algo en él que todos pasásemos en alto de él. Nadie sabía de dónde venía, sólo que volvía de un intercambio de Alemania, y nadie le parecía certero saber más acerca de él, que su nombre y su anatomía.
Parecía un niño mimado, y aun así, nadie se animaba a meterse con él. Todos debieron alejar esa idea de su mente luego de la disputa con el pelinegro.
Y ahora que me ponía a pensar, Castiel y Asher eran certeramente parecidos en ello, nadie sabía nada acerca de ellos, y nadie se molestaba en cambiar aquello. Tal vez era la única curiosa, o tal vez simplemente no era interesante, en lo que si coincidía, era que si no me hubiese chocado con Asher y el carro rojo, quizás nunca lo hubiese visto o conocido. La fuerza de las pequeñas cosas es grande y parece mentira como un incidente pueden desencadenar una media amistad, o hacerte conocer a alguien con la suficiente confianza para hablar sobre traseros en media de la noche, si eso no es amistad, entonces, definitivamente no sé que es.
Por parte de Castiel, una parte de mí lo detestaba por como veía a Asher pero lo cierto era que no sabía las razones para que lo hiciese. No obstante, no ibas por el mundo golpeando a las personas solo porque tenían asuntos sin resolver. O al menos no si no eras un sicario o un vengador ¿Castiel era uno?
No lo sabía, pero una cosa era segura, él sabía cosas acerca de Asher. Sabía lo de su chaqueta, sabía cosas de su pasado, sabía de su collar, que me había resultado conocido. Si bien efectivamente una parte de Asher llamaba mi atención, como de una forma, única y aterradoramente extraña. No podía negar que no conocía absolutamente nada acerca de él.
Sólo sabía que le gustaban las chaquetas oscuras.
Las flores muertas.
Y una marca de aires acondicionados, llamada "Radiohead".
También sabía que le gustaba Queen— le había oído tararear una canción de ellos—.
Sus pasatiempos consistían en asesinar manzanas y, por supuesto, ignorar a las personas.
Sabía que él tenía muchas ganas de vivir. Pero no lo hacía realmente. Y una parte de mí, sabía que un deseo en mi interior quería enseñarle que la vida era espantosa, horrible, y apestosa, pero podíamos crear cosas realmente hermosas si nos lo proponíamos.
Esos eran muchos datos locos y bizarros que podía almacenar acerca de mi medio amigo. No era nada comparado a lo que él sabía sobre mí, aunque cada vez que estaba junto a él, hablaba hasta por los codos, y él escuchaba aunque no me mirara, o eso quería creer ¿Lo hacía?
Para pasar tiempo con Asher, debía dividir mi tiempo de forma equitativa, Luxen y los chicos, ocupaban quince minutos de mi receso, y él, otro cuarto de hora, que lo ocupaba hablando de cualquier cosa en el patio con Asher.
Otra cosa que había notado sobre Asher, era que no le gustaba ser visto conmigo. Podíamos estar en un mismo lugar en un determinado momento pero no por demasiado tiempo. Tampoco le gustaba estar en la cafetería conmigo, y prefería el patio.
A veces solía bromear, aunque casi siempre hacia muecas y mencionaba que era algo despistada y tonta, ya empezaba a acostumbrarse a mí. Nuestra rutina era casi como una ley, y aunque él lo negase, su ceño se fruncía cuando me tardaba en llegar.
Esta vez su cara se mantuvo fruncida incluso cuando me senté y saqué mi barra de chocolate, quizás era porque no le ofrecía.
— ¿Soy yo o amaneciste con un poco más de brillo en el cabello que ayer? — me acerqué a su puesto y el frunzo su ceño como cada que hacía cuando me acercaba demasiado.
—¿Estás oliendo mi cabello? — su rostro se arrugo y yo sacudí mi cabeza.
—Obvio no, eso sería extraño. — negué mirándole como si estuviese loco—Solo hago investigaciones acerca de tu cuero cabelludo— asentí otorgándole más peso a mi afirmación — Tienes que contarme como logras que esté tan brillante.
Asher dijo algo que no alcance a escuchar porque realmente estaba distraída con su cabello, parecía el de Selena en el comercial de Sedal.
Me dejé caer luego de inspeccionarlo pero algo atrajo mi atención, en la parte baja de su cuello, había una curiosa línea verde, podría pasar desapercibida si no observabas con atención pero la cercanía hizo que un brillo extraño brillase, un tatuaje quizás pero era sumamente grande como para serlo, y si lo era, el trabajo hecho en 3d era increíble, parecía tener una tercera dimensión, mi mano se acercó para tocarla, pero justo cuando mi mano estaba a milímetros de su cuello, él se movió como si estuviese frente a una peste.
—No hagas eso— el tono que utilizó dejo en claro que si lo hacía se iría. Su mirada se tornó fría y gélida, en mi dirección. No obstante, hay hielos en donde fácilmente podemos arder.
—No es horrible— repuse mientras dejaba mi barra de chocolate de lado para observarlo.—No te hace un monstruo
—No hables de cosas que no entiendes, Lux— no abandonó su tono e inclusive pude decir que adquirió una máscara de indiferencia.
—No es horrible. De hecho, parece una serpentina— Sus pupilas relampaguearon en algo que no pude descifrar antes de volverse hacia mí.
—No viste nada— remarcó. Pero una especie de calidez se vislumbro en mi estomago al pensar que había descubierto medianamente lo que él escondía, intente tranquilizarlo.
—Lo hice. No es un tatuaje tan feo enserio— una especie de sombra surcó su rostro.
—Nunca dije que fuese un tatuaje— su voz se tornó sobria.
—Es lindo.— mascullé, realmente el color parecía como una piedra preciosa
—Jodidamente no lo es, Cietle. No sabes lo que es— su voz adquirió un tono áspero—No, no lo sabes. No es necesario que metas tus narices donde no te llaman.No quiero que intentes adivinar lo que escondo. Tu mundo es jodidamente brillante y no puedes ver más allá de él, Cietle, no seré quien te saque de tu burbuja y tampoco quiero que entres en la mía, que solo es destrucción.— parecía exasperado— Estoy seguro de lo que más cerca has estado de sufrir es sacar una mala nota en un examen. Y sinceramente, no estás preparada para lo que soy, tú quieres descubrirme pero realmente no puedes hacerlo, porque yo soy demasiado para ti, y no de la manera correcta en lo que significa demasiado, sino soy un jodido problema demasiado grande para tu consciencia. Todo lo que ves es luz, por aquí, por allá, y no es así ¿Qué harás cuando veas que no hay luz dentro de mi? ¿Huirás? ¿Te alejarás corriendo? ¿Te olvidarás de mí?— su voz sonaba tan malditamente fuerte y ahora estaba de pie enfrente de mí— Hay cosas oscuras en el mundo, hay cosas jodidamente malas que no se pueden superar. Lux. Yo soy una de ellas y sinceramente no quiero que alguien más cargue con lo que soy. Eres demasiado brillante para mí. No quiero bromear contigo. No quiero que te acerques más. No más esa idiotez de ser medio amigos. Y no más tiempo juntos. No más de salir de noche por el otro. Y no más de esta cosa rara que tenemos. No más sonrisas. No quiero esto. Tu mundo es demasiado para el mío. Tú eres demasiado para mí, tus chistes, tus muecas, tú, eres demasiado, simplemente demasiado. Cietle, no quiero ser esa primera persona que te haga daño. Pareciera que nunca has sufrido un golpe certero, pareciera que para ti todo es luz y buenavoluntad, eres capaz de ver la luz donde no la hay, y no estoy seguro de querer ser esa pared con la que te choques. No estoy seguro de querer ser esa persona que te dañe por primera vez.
Mi garganta estaba seca y mis piernas fallaron. Era de esas veces en donde sentías las garganta vacía de palabras pero llena de emociones. Y no sabía como reaccionar, casi siempre sabía que decir, sabía como actuar, o que esperar pero, por una vez, no sabía como proceder.
—¿Por qué quieres protegerme?— las palabras me provocaron repulsión a pesar de la buena intención en ellas— ¿Por qué crees que sólo veo luz? ¿Por qué siquiera piensas que lo peor que me ha sucedido es una mala calificación? ¿Por qué me ves como si fuera de cristal? Si Asher no te conozco en lo absoluto pero estoy segura de algo y es que tú tampoco me conoces a mí.— mi respiración se tornó irregular— ¿Cómo sabes que voy a huir de ti? No me voy a romper por conocerte. No me vas a destruir de un resoplido. Pelea conmigo. Discute como siempre haces. Refunfuñame. Llevame la contraria, pero no te rindas— mis ojos acabaron irremediablemente en los suyos—Porque si te rindes, no me acercaré a ti. Todos tenemos demonios y quizás los tuyos son un poco más grandes que los de los demás— acepté— pero soy muy buena guerrera— señale mi músculo— soy fuerte, siempre lo he sido. No temo enfrentarme a ellos para conocerte pero si tú no quieres que te conozca, no lo haré. Si lo que quieres es tu espacio, ten por seguro, que te lo daré. Pero también ten en cuenta, que si alguna vez necesitas alguien que te escuche, siempre puedes recurrir a mí.
—¿Por qué?— cuestiona mirándome con curiosidad y un poco de fastidio— ¿Por qué cuando te digo que te alejes y retrocedas, lo haces pero sigues estando para mí?
Miré la punta de mis zapatos antes de devolverle la mirada.
—He perdido algunas personas, Asher— confesé— Creo que me hubiese gustado estar más para ellas. Así que intento dar lo que no dí, en el presente, antes de que sea...— arrugue mis cejas—¿Tarde?
Él asintió.
—Lo mejor sera espacio— estableció acomodando su chaqueta como si eso lo protegiese de mí y de lo que vi— ¿Te alejarás de mí?— cuestionó confundido.
Creo que él tampoco era experto en despedidas.
—Haré lo que creas bueno para ti. Si consideras que lo mejor es que no seamos amigos y no nos veamos más, no lo haremos.— mordí mi labio y lo miré, detallándolo con cuidado, tal vez no lo vería de cerca en un largo tiempo.
Me di vuelta luego de repasarlo con la mirada.
—Supongo que es un Adiós — susurró bajo.
—Supongo que es un te veré pronto.— corregí.
—¿De esos que salen en las películas y significan un adiós final?
—No lo sé. Tal vez sí. Tal vez no.
Estaba por irme a la cafetería cuando sentí mis pies estáticos al suelo.
—¿Estarás bien?— pregunté jugueteando con las tiras de mi mochila.
—Lo estaré.— pero no me moví aún— Enserio debes dejar de preocuparte por los monstruos— una de sus manos despeinó mis cabellos y yo fruncí mi ceño.
—Tú no me dices que hacer.— reafirme mi autoridad.
—Acabo de decirte que te alejes, y lo harás.— repuso alzando una ceja
—Yo también lo quería— alcé mi mentón en desafío.
—¿Estás discutiendo conmigo por quien decidió alejarse?— preguntó ladeando su cabeza.
—No— negué— Tú lo decidiste pero fue mi decisión apoyarte.
—Claro.
Mi mente se quedó pensando por algunos segundos procesando la situación, lo miré a él, me miré a mí, y aún un poco confundida le pregunte.
—¿No nos veremos más?
—Lo más posible es que no— aceptó mirándome con cautela.
—Entonces...—pensé dubitativa— Cuidate y no hagas muchas tonterías—él frunció los labios.
—Esto es raro — terminó por decir.
—¿Por qué?
—La que hace tonterías eres tú.
—No me simpatizas, Asher.— él encogió sus hombros antes de mirarme con altanería.
—No intentaba hacerlo.— admitió.
Y de repente caí en cuenta, estabamos en una despedida. En una despedida, de las de verdad, de esas en las que las personas se iban luego de hablar y que planeaban no verse más. Tal vez era lo mejor de los dos, estaba cayendo poco a poco en su mundo, y no definía si eso estaba del todo bien, pero al mismo tiempo, yo lo estaba atrayendo al mío. Según las películas, estás eran tristes, quizás tenía un pequeño sentimiento de melancolía pero no me embargaba del todo, más bien me sentía como en una marea confusa de emociones.
—Odio las despedidas— me giré en su dirección en tanto captaba su atención. Si. Las detestaba en películas y lo hacía en la vida real.— ¿Podríamos hacer como si nos fueramos a ver mañana?— pregunté.
—Entonces...— asintió a lo que me miraba con frialdad equilibrada perfectamente con paciencia— Intenta no cegar a todos con tu luz de aquí a la cafetería.
—¡Deja de decirme que soy un foco!— salté enfurruñando mi ceño.
—Como digas, Cietle.
—Intenta no asesinar muchas manzanas mientras no estoy— él alzó sus manos.
—No prometo nada— la mueca de sus labios me hizo sonreír.
—Los manzanares te deben odiar.
Junto sus ojos con los míos. Por primera vez su mirada se fijo en mí con calidez. Un sabor agrio se instaló en mi garganta, al pensar que la primera vez que me dirigía una mirada cariñosa, y tal vez sería la última.
—Creo que sobreviviré a su odio.
—Fuiste el mejor medio amigo—admití, hice un mini mohín mientras él negaba con su cabeza.
—Lo dudo— rodó sus ojos antes de decir— Fuiste la mejor medio amiga del mundo, Lux.
Sonreí.
—Te veré pronto, Asher Mcbluek.
—Te veré pronto, Lux Cietle.
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Las piernas de Luxen y las mías se rozaban levemente, nos mirábamos fijamente encima de la camilla. Habíamos decretado el hospital como nuestro lugar para hablar de cosas sumamente importantes. En esta ocasión nos estábamos poniendo al día, con un montón de golosinas y series. Luxen había decidido volver al hospital puesto que en su casa sus padres raramente aparecían, y a la enfermera se le hacia sencillo revisarle cada cierto tiempo.
Los ojos azules del pálido de mi amigo se enfocaron en los míos a lo que hacía una mueca extraña.
—Entonces.— rascó su cuello— Prácticamente le dijiste al chico que podía alejarse de ti si él quería.
—Y ¿Qué hacía? — masculle mientras empezaba a dar vueltas por la habitación llena de dibujos gráficos— Le decía que no se podía alejar. No podía obligarlo a quedarse o a querer tener una amistad conmigo, se requiere de ambas partes para una amistad. — él alzó una ceja— No puedes obligar a nadie a intentarlo cuando no quiere hacerlo.
—Eso era más que una amistad— apuntó a lo que yo le dirigía una mirada recriminatoria.—Y se terminó.
—No puedes terminar algo que jamás inicio, Luxen— él sonrió.
—Pero claro que comenzó— señalo— Comenzó cuando empezaste a hablar diario con él en los almuerzos. Comenzó cuando él fue a por ti en la madrugada y no recibió nada más que una mordida y algunos elogios hacia su retaguardia. De hecho, creo que comenzó cuando se vieron por primera vez.
Me sumí en el silencio a lo que me dejaba caer en la cama tipo plancha. Sentí los dedos de Luxen acariciar mi cabello en un gesto cariñoso y consolador.
—Crecen tan rápido— murmuró con voz anciana— Parecía ayer cuando planeabamos juntos ir a la playa. Tiempos aquellos...—dramatizó— Y ahora problemas de amor.
—No es amor— resollé firme.
—Entonces ¿Qué es?— cuestionó ojeándome de lado con una sonrisa arrogante en los labios.
—Alguna clase de enfermedad extraña aún no descubierta.— refunfuñe contra la almohada.
—En mi pueblo, le dicen enamoramiento.—silbó él dejándose caer a mi lado.
—¿Ahora se le llama así a la Amistad?— pregunté en su dirección.
—Te gustaba el muchacho— afirmó él sellando el libro que estaba en sus brazos y lanzándolo hacía alguna parte.
—Que N-O— respondí recalcando la palabra— Lo más cercano que he sentido a la atracción desde Oliver ¡Es Dean! Y sólo sé que se llama Dean porque lo leí en la plaqueta de su uniforme.
—Eso es tetrico, Lux— señalo Luxen volviendo a abrir su libro para ojearme arriba de él. Se quería hacer el interesante.
—Algún día le hablaré a ese chico de la cafetería. — suspire sonoramente haciendo que él negase.
—Espero estar vivo para ese día— dijo el peliblanco en doble sentido ganándose un golpe de mi parte.
—No es gracioso— refunfuñe.
—Le quitas lo divertido a la vida, Lu— soltó una risotada en tanto decía— El amor va y viene, sólo debes asegurarte de sujetarlo fuerte...como si estuvieras peleando por él en un supermercado.— aconsejó.
—Tú no estás nada mejor. — repuse levantando mi cabeza de la almohada— ¡Yendo a una cafetería sólo a conocer a un chico que habías visto por internet! ¡¿Y si te secuestraban?! ¿Cómo se que eres mi Luxen y no te cambiaron?
—Simple. Puedo apreciar las pendejadas que haces— hizo una mueca—Son muchas, realmente, demasiadas, debe haber algo mal aquí — golpeteó mi cabeza— ¿Cuántas veces te dejaron caer de pequeña?
—Las mismas que tú, por eso somos amigos, Luxen falso.
—Soy real— afirmó sonriente.
— ¿Prueba informativa?
—Bien. — aceptó —Tu primer crush fue un pelirrojo que le jalaba los pelos a los niños más pequeños.
—Positivo. — dije mirándolo con confianza— Eres tú.
—Desde ese momento supe que te gustarían los chicos malos. — Luxen miró al horizonte dramáticamente.
—Y yo, acepté que eres adicto al chocolate. — él suspiró sonoramente.
—Alberl nunca supo que fui yo quien se comió su pote de nutella de cinco kilos— El dolor de estomago luego de aquello, había sido brutal. Y nos habían mandado a todos a limpiar el salón por cinco días seguidos.
—Rip: Pote de nutella de Alberl. Tu tiempo de vida fue corto pero memorable. — limpie una lágrimilla imaginaria y me saqué el sombrero en señal de respeto.
Luxen rió y me le acerque curiosa.
—¿Cómo terminó aquella cita?— cuestioné examinando su rostro él se mostró confuso hasta recordar que hablaba acerca de la de hoy.
Soltó un pequeño resoplido.
—Nada bien— aceptó— Pero al menos pagó el desayuno.
Hice una mueca para proceder a dar palmadas en su espalda.
—¿Le tiraba al otro bando? ¿Catfish? o ¿Ex?— él sonrió de medio lado.
—Estaba aún enamorado de su Ex— bufó audiblemente— Habló de él como por dos horas completas y luego me preguntó si tenía ex. Creo que quería que placticasemos acerca de ello.— él niega— Lo peor es que lo hicimos y presencie como se le confesaba a su ex de nuevo, y volvían ¡Viva el amor!— murmuró en un intento de parecer alegre.
—Eso es...deprimente— asentí.
No podía mentirle. Eso era un plot twist que no me esperaba.
—Como las películas tristes.— continúo.
—Las películas tristes me dan ganas de vivir— admití pensativa.
—¿Mi vida amorosa te da ganas de vivir?— se acomodó de lado ubicando su mano como soporte de su mejilla.
—Lo hace— admito— me alegra que salgas a conocer personas que posiblemente te quieran en un ámbito emocional y del otro modo...— subí y baje mis cejas y él soltó una sonora carcajada.
—Pervertida.
—Bueno— le miré— Hay más peces en el mar, Luxen. Siempre podemos encontrar a alguien o conformarnos con nosotros mismos.
—Los hay—observó el techo— Es difícil ver a alguien más cuando te gusta otra persona.
La pausa continua a su afirmación hizo que inevitablemente me acercará a él, Luxen abrió su boca en una o.
—¿Te gusta alguien?— pregunte abriendo un poco mis ojos.
Sus labios se abrieron y cerraron intentando gesticular.
—Además de Jhony Deep de joven— hizo una mueca— aún no hay nadie ¿Y tú, además, de Asher, el sexi chico de los secretos?
—Es secreto porque no me cuentas nada de él— acerté mirándole—Y — recalqué lo siguiente—NO me gusta.
—Vale, ocultemos lo obvio.— exclamo alzando sus manos.
Rodé mis ojos y me dirigí hacía la laptop que estaba en una silla. Luxen soltó un resoplido alto a mis espaldas.
—Todos tenemos un príncipe azul — dijo el peliblanco en tanto yo buscaba en el navegador una canción que había estado rondando en mi cabeza— ¿Sabes? es como que todos tenemos nuestra otra mitad que nos acompaña. Y no, no nos complementa, porque somos seres completos pero si esta allí para nosotros.
Escuché lo que decía volteandome para encontrarlo mirando al techo, aún no encontraba la canción.
—¿Sabes esa canción de Mila Kunis y el pelirrojo?— su ceño se entrefrunció buscando el recuerdo.
—Closingtime, Semisonic.— respondió antes de seguir filosofando en la camilla de hospital— Tu príncipe azul no vendrá a ti, como uno— bufó como si el servicio de príncipes a la orden existiese y apestase— No todos tenemos la suerte de Meghan Markle.— soltó algo como suertuda inglesa antes de continuar— Pero esa no es la cuestión, creo fielmente en las almas gemelas y simplemente sientes una conexión, quizás existen otras vidas y se están reeencontrando en esta, pero solamente te sientes tan especial que podrías explotar.
Recosté mi cabeza del metal antes de mirarle.
—Las almas gemelas, de alguna u otra forma se encuentran. Si es del destino que estén juntas ¿Por qué no habrían de estarlo? Quiero decir, el amor es complicado como dice Lavigne, es triste como dice Raphael Gris, o simplemente es el regalo más grande como para Tiziano Ferro. Para todos es diferente pero siempre acaba uniendo a las personas, y si esa persona, de verdad es tu alma gemela, la recordarás siempre. Esas personas así no se vean más, siempre se recordaran, siempre estarán en el corazón de la otra. O tal vez, no se trata de almas gemelas sino de amores que marcan.
—Extrañamente esa persona sabe como encajar contigo y con todo lo que eres, sólo sabes que es "La persona" y jodidamente la quieres, y sólo quieres demoler al mundo junto a ella y pasar todas las cosas del universo, y lo sabes. Sabes que es esa persona aunque no llegue con carruaje y caballo como en las películas— su voz se tornó ronca y sus ojos reflejaron amargura.
Luxen detestaba hablar del amor en ocasiones, como detestaba hablar con personas con egocentrismo, él odiaba al amor o lo que simbolizaba, aunque de la misma forma, sin quererlo, filosofaba acerca de él y soñaba con él, como todos, aunque no lo quisiesemos el amor nos daba esperanza a todos, o a casi todos, exceptuando a Asher. Él era una especie un poco diferente.
Debía dejar de pensar en el pelinegro.
—Así sea por una estación de radio, en una carretera, en un supermecado, en un flash-mob o en un jardín. El amor llega a ti— un suspiro bajo salió de mis labios.
El silencio inundo la sala por un rato interrumpido por la risa repentina de Luxen.
—Nunca nos hemos enamorado.— negué.
—¿Ed Sherran no cuenta?— sacudió su cabeza— Supongo que muchas películas románticas por un día.
—Demasiadas— aceptó.— Hablar de amor me hace doler la cabeza.
—Hablar de amor apesta.
—Aún así vemos sus películas.
—Y festejamos el día que lo celebra.
—Todo sea por comer chocolates sin razón alguna excepto el querer.
—Supongo que somos masoquistas.
Ambos nos quedamos callados y miramos al techo respectivamente, quisiera decir que era blanco como el resto de la habitación, pero Luxen se había cansado de aquello, así que ahora estaba llenos de stickers brillantes.
—¿Qué tal si bailamos?— él enarcó una ceja en mi dirección.
—¿Por qué bailaríamos?— cuestionó.
—Porque estamos vivos y porque acabo de ver una película, en donde bailan, y puedo bailar como ellos.
—Bailemos mejor que esos ineptos.—sonrió par aluego fijar su mirada en la canción que se reproducía—¿Esa canción no es triste?
—¿Quién dice que no se pueden bailar las canciones tristes?— contradirigí.
—Lo decía por ti—contestó— Jack me enseño unos pasos que te asustas de los buenos que son.
—Ya veremos quien es mejor, versión falsa de jack frost.
— ¿Me estás insultando? Yo nací primero que él, Lux— movió sus hombros como si lo que dijese no tuviese sentido.
—Claro, si tú lo dices— él bufo algo inaudible antes de que me dijese que encendiese la laptop.
Lo cierto es que no hayamos una forma de ganarle al otro con música lenta. Así que buscamos "Imagine Dragons" para ver quien podía bailar mejor. Tonteamos y bailamos por alrededor de una hora alrededor de la habitación, en "Natural" saqué mi mejor paso de rock pero él se sabía una coreografía de "Believer". Al final, solo quedaba una canción "Whatever it takes", en ella se definía todo.
—¿Preparada, copia barata de dirty dancing?— su mirada desde el otro extremo de la habitación fue fiera y de competidor de baile arriesgado en pista de disco.
—Siempre, Jorge el curioso albino.—La música comenzó.
Luxen se movía con agilidad dando saltos y vueltas por la habitación pero yo tenía el gen rockero en mis venas o al menos eso quería pensar. Además, me sabía la primera estrofa del rap de la canción, habilidades que sabía que me servirían de algo. La canción continúo y bailamos dándolo todo en el suelo color blanco de cerámica.
Al final, había ganado yo por hacer una especie de pose parecida al spagat en el suelo. Él me miraba con un falso semblante enojado desde la cama.
—Hoy no duermes en mi camilla, Lu.
—Dramático. — chiste en su dirección.
—Tramposa— acusó, lo cual no negué. El spagat, en realidad estaba hecho muy mal y tenía una calificación muy alta por mí. Pero siempre puedes ganar, si eres tú, quien pone las reglas-
—Así me quieres— le saqué la lengua y él encogió sus hombros.
—Tampoco es que hayan muchas personas que me soporten y a las que pueda elegir.
— ¡Luxen! — reproché.
—Esta bien. Esta bien. Tampoco es que hayan muchas personas que quieran ser mis amigas.— repitió.
—Haces que ser amigo mío suene como una obligación.
—No es que me dieras mucho a elegir cuando te acercaste a mí con esa gelatina, ese día y todos los demás. — inevitablemente rememoré todas las cosas que habíamos pasado desde pequeños.
Habíamos estado juntos casi toda nuestra vida, y eso era mucho.
—AMABAS esa gelatina. — afirmé.
—Amaba que me la trajeras.— apoyó.
—Bien. — estire mis brazos— Me conformó con eso. Amas a la gelatina. Me amas a mí. Estoy segura de eso.
—De acuerdo— sus ojos se fijaron en los míos antes de decir en tono severo y calmo—Entonces, No lo olvides, tonta.
Su piel pálida y sus ojos azules se veían un poco demacrados, tendríamos una seria conversación luego, acerca de cosas importantes que de seguro él pasaba por alto, como dormir.
— ¿Qué no olvide que?— él juntó su cabeza a la mía para luego echarse atrás dramáticamente.
—Que mi corazón te quiere. — colocó su mano dentro de su camisa y simulo que su corazón salía de su pecho en un ritmo seguible, como si fuera alguna clase de reloj cucu o artefacto mágico.
— ¿En otras palabras?— pregunte haciéndome la desentendida.
—Que mi amor por ti quema con la intensidad de mil soles. — bromeó.
— ¿Y eso es, Timmy?— entrecerró sus ojos en mi dirección.
—Que he luchado en vano. Y que ya no quiero hacerlo. Me resulta imposible ocultar mis sentimientos. Permitame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo. — su declaración me hizo sonreir.
—No comprendo a que se refiere, Mr Darcy— fastidie y tente a la poca paciencia que cabía en el cuerpo de Luxen.
—Que te quiero, tonta— murmuró dirigiendome una mirada que no alcance a comprender. Era extraña.
—¿En idioma luxenciano?— pregunté.
—De las tierras de los Luxen.
—No sé si te pueda decir lo mismo, no me dijiste que querías como lo haría el principito— rodó sus ojos azules y no pude evitar reír.
—No eres tan importante como para considerarte mi rosa— negué con mi cabeza.
—Yo también te quiero, Luxen. — me recoste en la camilla que ahondaba los problemas, pensamientos e ideas de ambos— Eres mi lugar luego del cierre.
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Si pudiésemos devolver el tiempo a momentos concretos, a lugares, circunstancias y sentimientos. Si tuviésemos el mando para cambiar el mundo y sus desastres. No haría nada para cambiar mis momentos con Luxen pero definitivamente si evitaría los momentos que incluían a Castiel y como estos siempre se convertían en un total desastre.
—Tenemos una conversación pendiente. — repitió como si la otras quinientas veces que lo había dicho no fuesen sido suficientes para transmitir el mensaje, y yo tuviese una pérdida de memoria a corto plazo para comprenderle.
Castiel lucía un cabello blanco perfectamente peinado a la izquierda, una chaqueta marrón y una camisa de cuadros que a cualquiera se le vería mal, pero en él parecía haber salido de la última pasarela de la semana de la Moda en Paris.
— Solamente tengo una conversación pendiente con la almohada— informe antes de darme la vuelta e intentar huir del gran problema que él simbolizaba.
Pero mis planes de huida fueron truncado cuando toda su masa muscular me acorralo contra la pared, y sus manos se cerraron en torno a mí, impidiendo que pudiese moverme. Siempre podía patearlo en sus partes nobles no tan nobles para huir.
—No estoy para juegos — dijo bajo tentando en mi cabeza la idea de la patada.
—Que lindo. — Mascullé— El chico me acorrala contra la pared en contra de mi voluntad. El sueño de toda chica— murmuré — Deja pongo cara de enamorada.
Él pareció confuso pero yo estaba hambrienta. Castiel me había captado en un momento en donde aún no había almorzado por lo que mi humor estaba por los suelos. El peliblanco alzó una ceja en mi dirección.
— ¿Estás enamorada de mi?—preguntó algunos segundos después.
—Es sarcasmo. — expliqué— Y...antes de eso prefiero lanzarme de un auto en movimiento en llamas.
—Yo solo vengo a cobrar algo que me debes— dijo retrocediendo un paso y pasando una mano por sus cabellos para acomodarlos. Lamentaba profundamente habérmelo encontrado en el hospital, siempre estaba en todas partes, aun me costaba entender como lo hacía, debía tener algún especie de radar conmigo.
Y es que, según él, yo le debía algo.
—No te debo nada, elsa versión masculina— él sonrió ampliamente.
— ¿Esa es tu forma de coquetear? — dijo en alusión al apodo.
—Era el nombre del perro de mi abuelo, Castiel.
—¿Elsa?—cuestionó confuso.
—Elso.
— ¿Le querías?— preguntó metiendo sus manos en su chaqueta intentando distraerme.
—Te quiero golpear justo ahora, así que te recomiendo que hables rápido antes de que decida poner en práctica los tres años que cursé de Karate— Si, esos que no había cursado, siempre ideales para salir de apuros.
—Bien, peleadora callejera. Quiero una salida a cambio. — A mi mente le tomó unos segundos procesar lo que había dicho, incluso después de que lo procesará, lo único que había podido decir era:
— ¿Eh? — mi mueca de confusión lo hizo repetir las palabras una a una como si tuviese un muy lento entendimiento.
—Quiero. Una. Salida. Contigo. — separó cada una de las palabras.
—Pero ¿Por qué?— pregunté curiosa.
—Porque me lo debes— contestó simple.
—Hay gente que a veces hace las cosas sin querer nada a cambio.— mencioné-
—No es nuestro caso, girasol. Sigo queriendo la salida.
—Yo no— dejé saber por si le importaba un poco mi opinión, pero era Castiel, a él no le importaba la opinión de nadie más que no fuese la suya. Además, ahora me había dado un extraño apodo.
—Lástima que no te lo esté preguntando.
Y con aquella respuesta, estaba más que preparada para salir volando de allí, usar una técnica hiper mega distractora de "Mira, eso de allí es ¿Un unicornio?" pero aunque quisiera, no pude porque Castiel continúo con su injuria hacia mi persona.
—Si no aceptas, continuaré detrás de ti. Y sabes lo tedioso que puede ser.
Y lo sabía, toda esa semana, me había hecho llegar de una manera u otra; cartas, papeles y pancartas "Sé lo que hiciste". Y desde luego, nunca pensé que lanzar una cartuchera a la cabeza de alguien fuese algo tan malo, de haberlo sabido hubiese intentado mejor con el morral. Hasta era posible que él pusiese el mensaje en una avioneta y en humo en el cielo, ¿Tan duro le había pegado la cartuchera que ahora estaba detrás de mí?
—Podemos ir al médico— sugerí.
—Saldremos al lugar que yo quiera. Y te puedo demandar por lanzármela.
—Y yo a ti por hostigación.— respondí. No era el único que conocía de leyes,
— ¿Amanecimos bravas? — cuestionó divertido
—Castiel— pronuncie lentamente conteniendo al tigre que había dentro de mí. — una bromita más. Y en vez de una cartuchera, van a ser dos, y no exactamente a la cabeza.
En definitiva, en otra vida, debimos ser "La pantera rosa" y el bichito blanco.
— ¿Quieres tocar otras partes?
— ¡Castiel!
—Sólo pregunto. Y te aviso que no estoy en oferta. Tengo roto el corazón.
Intente advertirle que no me importaba en lo más mínimo su historia puesto que era un rompecorazones de primera, y cierta parte de él se lo merecía. Además, tenía hambre y me era imposible sentir empatía cuando no había podido almorzar pero él no me dejo y en vez de ello, continuó con su trágica historia.
—Ellos eran mi vida. Y me dejaron. — su tono de voz triste me hizo verle con curiosidad. ¿Él verdaderamente estaba triste?
— ¿Ellos? ¿Tu vida?— otra mueca de confusión.
—Si, ambos — afirmó— Éramos una hermosa pareja de tres.— hizo un gesto de tristeza— Pero luego no lo quisieron más. Dijeron que era demasiado.
—Eso es... —intenté buscar la palabra adecuada—triste y muy malo— regañe— No puedes andar por ahí engañando personas, Castiel.
Castiel hizo esa cara de ofendido de telenovela de cuarta.
—Yo no les engañaba. Yo sólo ocultaba información.
—Es engañar, cuando no saben que sales con los dos. — él colocó una mueca de confusión aún más acentuada y yo supe que era un caso perdido y soltándolo sin pensar a modo de reprimenda y premonición, dije— Algún día habrá una persona que te romperá el corazón.
El silencio se hizo presente en él y casi pasó por alto sus palabras debido al tono bajo con las que las había pronunciado. Puesto que ahora no demostraba alguna emoción como arrogancia u egocentrismo, le observé sin poder identificar que era lo que tenía.
—Ya la hubo. — sus ojos enfocaron los míos como si tratase de examinar mis gestos ante su confesión. Pero si creía que me burlaría, no lo haría, en absoluto. A todos nos habían roto el corazón alguna vez.
La confesión sólo me hizo tenerle un poco de empatía, porque al final de cuentas, como cualquier otra persona y aunque lo hiciese involuntariamente, Castiel sentía,
—Supongo que lo lamento—¿Qué decías cuando alguien te confiesa que le han roto el corazón? Me acerqué de forma tranquila en su dirección y él me observó curioso. No era exactamente buena con Castiel, había algo en el peliblanco que no terminaba de comprender, aun así entre en su espacio personal alzando mi mano en su dirección insegura a lo que él dejaba escapar un suspiro y negaba con su cabeza a mis palabras— Espero logres sanar. Una persona no lo es todo, y no debería definir todo lo que eres.
—Ese es el problema, Lux.— apuntó— Todas las personas ya sea de grande u pequeña manera te marcan, dejan un poco de si mismas en ti. Es el miedo de casi todos, que esa persona que tu decides dejar entrar, te lastime.
—Pero si no quieres nunca ¿Cómo vas a vivir?
Por un momento, me observó intrigante y luego rodó sus ojos alejando mi mano, pero yo ya la había dejado caer, no había podido entrar a su círculo personal pero si había podido entenderlo un poco.
—Sigo sin entender como estás tan relacionada con él.— frunció sus labios— Supongo que no has terminado de ver lo que él realmente es.
Y eso fue suficiente para que el circulo de confidencialidad se rompió tan pronto como se había formado. Tendía a ponerme a la defensiva cuando se trataba de Asher, el mismo se miraba como un monstruo y aunque no sabía las razones de que fuese así ya no fuese su amiga, Castiel siempre hallaba una forma de colocarlo como el villano, no sabía los motivos de que lo viese así, pero ¿Cómo los descubriría si siempre hablaban en clave?
—No conozco del todo a Asher— eso era totalmente cierto.
—Apenas ves la punta del iceberg.—dijo bajo,
—Nunca terminamos de conocer a las personas.—repuse.
—Si te soy sincero no creo que él te deje ahondar en su misterio nunca.— eso hizo que sin notarlo mi ceño se frunciera.
Porque Castiel tenía razón. Asher no estaba dispuesto a compartir todo lo que él significaba conmigo, pero aún así yo quería apoyarle, y así no estuviese dispuesto, podía esperar, solo seríamos amigos después de todo.
—Si no logro conocerlo, al menos lo habré intentado ¿Cierto?— por primera vez en mucho tiempo sus ojos azules no fueron hostiles ni engañosos, demasiado sinceros y certeros.
—Creo que deberías reafirmar la importancia que tienes hacia él. Le tienes una alta estima, no vaya a ser que te estrelles contra una pared.
—No lo haré.
Y con esa frase yo, por segunda vez, en un intento nuevamente fallido, intenté largarme. Pero todo fue en vano por la rapidez y palabras de Castiel, quien parecía tener palabras sólo para causarme curiosidad e intriga.
—Te recuerdo, por si se te ocurría no puedes huir de la salida. Prometo será corta y beneficiosa para los dos.
—No le veo lo beneficioso a tú y yo juntos en algún lugar pero intentaré abrir mis horizontes.— asentí sujetando los extremos de mi mochila. Su mirada azul clara me dió una última advertencia.
—No te pases de lista, Lux. Tampoco es que me agrade la idea de estar contigo.
—Que genial.— sonreí— A mí tampoco ¿Y si no nos vemos más?
—No. — negó—Como te dije tenemos una salida y conversación pendiente.
—De acuerdo.— me rendí liberando el aire de mis mejillas— ¿Dónde?
él se lo pensó por algunos segundis.
—Cafetería Melífluo. A las 3 pm. Luego de clases.
—De acuerdo.
No obstante, las palabras que le siguieron a ello, llamaron mi atención.
—Ya todo comienza.
Y antes de que pudiese seguir añadiendo detalles y problemas a la ecuación, decidi huir, esta vez si positivamente, oyendo su voz cuando doblaba al pasillo.
—Al final, los secretos siempre salen a la luz.
Y eso era cierto, pronto una maraña de secretos sería descubierta, personas del pasado volverían, sucesos trágicos ocurrirían, problemas se enfrentarían a corazones olvidadizos.
Alguien daría el primer golpe el martes siguiente en la cafetería y sería tan arrollador como fuerte, a favor de la verdad y en contra de los secretos.
La tormenta apenas estaba comenzando.
.☀.
Tengo miedo, tengo miedo *Voz de meme*
HOLIIIIII PERSONITAS DEL WOOOOORLD
De acuerdo, se que he estado perdida, soy la peor :( perdonenme pero es que entre las tareas, me vuelvo un lío y apenas y me alcanza para respirar, pero tengo dos capítulos más y solo me falta editarlos, los amuuuuu lushientu.
Este, en otros temas...se vienen cosas, cosas *risa diabolica* osiosiosi.
Esto me emociona y se que Castiel es medio malo, pero Ah mi gusto culposo.
¿Qué os pareció este capítulo?
¿Parte favorita?
¿Asher y Lux SEPARADOS? necesario, triste pero necesario.
¿Luxen filosofando sobre amor? ¿Ustedes creen en almas gemelas?
¿Castiel fastidiando al final? After all this time...
¿Y a donde llevará a Lux?
Amo que las cosas se van a poner interesantes 0.0 Y creo que el próximo capítulo os va a gustar. Pista: aparece la family de Lux.
¿Se los había dicho ya o no? Los amooooo muchichisimo u.u
Chiste malo del cap: ¿Qué le dice una morsa a otra morsa? SJSJSJS ¿Almorsamos o que? Me estoy replanteando hacer chistes asi de malo, dan un poco de pena, pero son buenisimos, a veces son tan malos que dan risa e.e
Un abachoooo
No se olviden de comentar y dejarme un votito, que no os cuesta nada *mirada de espía profesional* Os vigilo.
Ahora sí, se despide:
La ardillita. (me siento extraña sin colocar emojis pero estoy en laptop y no los puedo colocar pero imaginen que hay un brillito aquí juju)
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