Capítulo 6: Ballet
ELAI
—Es lo último que haría en la vida, por favor Elai, no seas ridículo —responde Santiago de inmediato.
Debí imaginarlo, estos chicos están más atados al pasado que yo a mi tarjeta de crédito.
—Además tú no te estarías colando, porque estás invitado —interviene Laura a la que tampoco le agrada la idea.
—Pero los voy a meter a ustedes, que en realidad es más grave. Su exnovio, la chica que le cae mal porque baila mejor que ella, y el nuevo interés amoroso del amor de su vida.
—¿Por qué le harías algo como eso? ¿Ustedes no son amigos? —cuestiona Laura que nunca se cansa de hacer preguntas.
Aunque esta es una buena pregunta, hay un motivo, no es que yo sea una mala persona y ya.
—Yo no iré —dice Santiago con mucha determinación—. Soy una buena persona, no le haría algo malo.
—¡Ay, no seas dramático! Tampoco es como si estuviéramos planificando arrojarle el pastel en la cara —se ríe Aimée, generando bastante confusión en el chico frente a ella—. Solo ir a perrear un ratito y comer gratis.
—Los ricos no perrean Aimée, eso no tiene clase... —suelta Laura destilando sarcasmo.
—Tienes demasiados prejuicios, puedo perrearte cuando y donde quieras —contradigo de inmediato, provocando esa sonrisa burlona en su rostro que me atrae tanto.
—Bueno, no quieren... —interviene Aimée— Tendremos que ir solos, Rojito.
Ella me agrada mucho, no es mi tipo de chica para nada porque se ve demasiado dulce y tierna, pero igual me agrada, siempre quiero conversar con ella y cosas así, no sé qué sea, nunca me había pasado de querer acercarme a alguien sin fines sexuales.
—Lo pasaremos bien, Diosa —aseguro buscando despertar los celos de Santiago y que así acceda a venir—. Ellos se lo pierden.
—¿Por qué tiene que ser a su fiesta? —se queja el chico— ¿Por qué no podemos salir los cuatro a otro sitio?
Es una buena pregunta, así que procedo a dar explicaciones.
—En realidad, hoy tuve que presenciar una conversación bastante desagradable, y de allí surgió mi idea —comento, ganándome la atención de todos—. Martina está planeando sumar a Aimée a su grupo de amigas, solo va a fingir ser su amiga para que no pueda estar con Santiago por códigos, hacerla sentir culpable, hablarle mal de él y todas esas cosas.
Aimée se echa a reír, al igual que Laura. Santiago, por su parte, permanece serio como si todo esto lo tuviera realmente harto.
—Exnovia tóxica nivel dios —se burla Laura entre risa y risa, provocando una pequeña sonrisa que el chico no puede contener.
—No la aguanto más... —asume, como si lentamente entrara en confianza.
Coincido totalmente, conozco a Martina desde que éramos niños, siempre ha sido muy caprichosa pero no era mala persona, era de hablar poco, su carácter era bastante dócil y dulce. Todo cambió después de él, como si el hecho de que la hubiera elegido le hubiese dado el autoestima que nunca tuvo. Yo creo que en realidad se odia a sí misma por no haber tenido el valor de luchar por él, y desde que cortaron todo se volvió bastante obsesivo.
Me tienen harto a mí, y ni siquiera estoy involucrado. Me veo en la urgencia de tener otro círculo social, porque lo que es mi grupo anterior están todo el tiempo hablando de Santiago, y antes de hablar de Santiago, prefiero juntarme con él.
—Está bien... —termina por asumir Laura, después de que logra dejar de reír— Iré, y si le tengo que aventar un pastel en la cara también lo haré.
El receso ya va a terminar, y aún nos falta el sí más difícil de obtener, al menos para mí, que no tengo unos enormes ojos celestes como el cielo; porque a Aimée le basta una miradita inocente y expectante para que el chico termine accediendo a regañadientes.
—De acuerdo... —murmura dándose por vencido— Todo sea por unir el equipo.
—Todo sea por ganarte a Aimée —lo corrige Laura con descaro—. Igual no te ilusiones mucho, es mía.
—Obvio —concede Aimée dejándose jalar por su amiga hacia la puerta mientras escuchamos sus risitas alejarse.
—No pensé que ella fuera así —me confía Santiago en cuanto las chicas se van.
—¿Decepcionado?
Sonríe y me da un golpe con la palma en mi hombro.
—Todo lo contrario —asume antes de salir a los últimos dos minutos de receso que quedan.
Tengo que ir al baño antes de regresar al salón, me quedan dos horas de iluminación y luego ya nos vamos a casa.
Creo que había una cena hoy, con amigos de la familia, lo cual es muy molesto un martes cuando al otro día debes levantarte temprano, pero a mis padres no les importa eso. Mi madre no trabaja, no hace absolutamente nada más que comprar cosas y organizar estúpidos eventos. Y mi papá es el dueño de una empresa de autopartes que trabaja con las marcas de automóviles más lujosas del mercado, puede llegar a la hora que quiere a la empresa, si es que va.
Entonces, ¿Quién es el único idiota que duerme poco si hacen una fiesta un martes? Elai. ¿Y a quién le importa si Elai duerme bien? A nadie.
Así las cosas, amigos.
—¿Desde cuándo te llevas bien con Santiago? —me interroga Martina a mitad del pasillo, antes de que llegue al baño.
—¿Por qué preguntas?
—Lo empezaste a seguir en Instagram y él te devolvió el follow, él no es de seguir gente porque sí, solo a su familia y amigos más cercanos así que supuse que...
—Estás enferma —la interrumpo—, ¿de verdad revisas quién lo sigue?
—Ay, claro que no... —proclama como si lo que digo fuese una locura— Romi me lo dijo, yo no tengo tiempo de esas cosas.
—¿Romi revisa los seguidores de Santiago? —Entrecierro los ojos mostrándole claramente mi incredulidad ante su excusa ridícula.
—No los de él, los tuyos, porque le gustas.
Ahí la tienen, esa es Martina, capaz de hundir a su mejor amiga con tal de salir bien parada de una situación.
—¿Sabes con cuantas chicas se ha acostado Santiago desde que cortó contigo? —pregunto con un poco de malicia.
Suelo ser un chico bastante tranquilo, no me gusta meterme en dramas ajenos pero este en particular me está saturando bastante.
—Con ninguna —afirma con certeza.
—No te darían los dedos para contar, él sigue con su vida, deberías hacer lo mismo.
Va a protestar, pero la evado y me meto en el baño, al menos aquí no me puede seguir. No la soporto más, espero no esté en la cena de esta noche o soy capaz de fingir un desmayo con tal de no estar allí.
La sorpresa me la llevo en cuanto me estoy lavando las manos, y al voltearme la tengo a unos pocos centímetros. Si una chica te sigue al baño de hombres, el mensaje es bastante evidente.
—Creo que tienes razón... —murmura mientras se acerca a mí obligándome a retroceder y quedar contra el lavabo— Debería seguir con mi vida... y por qué no empezar aquí, contigo... Hace años que tenemos algo pendiente.
Ah, mira tú, yo recién me vengo a enterar.
—Muy tentador, Martu —aseguro tomando sus muñecas para quitarlas de mi pecho—, pero a las chicas con las que me acuesto las elijo yo, no me gusta que me apuren.
—¿Me vas a rechazar? —pregunta con arrogancia.
—No eres mi tipo, no me van las inseguras.
Estoy siendo muy sincero, lo que me atrae de una chica siempre ha ido más allá del aspecto físico; cuando tienes a tu disposición a cualquier chica de proporciones perfectas que puedas imaginar, ese aspecto pierde un poco la gracia.
A mí me gustan las rebeldes, que me llevan la contraria y se comen el mundo con su actitud. Mírenla a Laura si no... con suerte llega al metro y medio, y actualmente está protagonizando muchas de mis fantasías.
De pronto, al restito de humanidad que queda en mí le da un poco de pena la situación, evidentemente ella no está bien, y la humillación no va a colaborar para que esté mejor.
—Mejor ve a clase, Mar. En cuanto salgas del baño haremos de cuenta que esto nunca pasó, y buscarás una forma más sana de olvidarte de Santiago.
Sus ojos se ponen brillosos y hace un puchero, me da un abrazo que apenas correspondo y sale del baño murmurando un casi inaudible "gracias".
La segunda sorpresa llega cuando se abre la puerta de uno de los cubículos y Santiago sale de adentro.
—¿Escuchaste eso? —pregunto, aunque es obvia la respuesta.
—Lamentablemente sí.
—No sabía que estabas allí.
—Lo sé.
Me siento demasiado incómodo, así que me dispongo a huir a mi clase que ya debe de haber comenzado y me estoy perdiendo.
—Espera... —me pide alcanzándome en la puerta— Gracias por no aprovecharte de la situación, tenía una imagen equivocada de ti.
Podría molestarme por eso, pero la realidad es que todo el mundo la tiene y es solo porque yo me encargo de darla.
—Está bien, nos vemos luego.
Llegué tarde a mi clase, pero no importó porque el profesor brilla por su ausencia. Al parecer no vendrá y no se dignó en avisar. Ahora tengo dos opciones, la primera es irme a casa y dormir una buena siesta, y la segunda es ir a ver las clases de danza, que es algo que hace unos días está rondando mi cabeza.
Me decido por la segunda, tengo entendido que están ensayando un show o como se llame, así que en lugar de tener clases en donde siempre las tienen lo hacen en el teatro, y los de clases de actuación pasaron a otra sala. Eso me facilita mucho las cosas, porque puedo entrar al teatro por la parte de la platea y nadie notará mi presencia.
Eso es exactamente lo que hago, la clase ya ha comenzado y la música suena tan fuerte que no me tengo que esforzar mucho por no hacer ruido. No soy el único que ha venido a mirar el ensayo, hay varios curiosos más, por lo que supongo que si me pongo hasta atrás de todo donde casi no llega la luz, tal vez no me descubra.
No es que eso me preocupe tanto, es solo que de alguna forma siento que ya le demostré demasiado interés y tampoco es plan perder la dignidad.
Mis ojos no tardan mucho en encontrarla en el mar de niñas vistiendo igual, mallas negras y faldas rosas, definitivamente el rosa no va con ella, nada que luzca inocente va con ella.
No sé absolutamente nada sobre ballet, aunque considero que no necesito saberlo para darme cuenta de que Laura es la mejor de la clase. Apenas veo sus movimientos llenos de gracia y delicadeza siento la necesidad de registrarlo, no sé por qué, solo la veo y los planos se manifiestan en mi cabeza y eso es exactamente lo que necesito para que mi cortometraje salga perfecto, que su belleza me inspire.
Busco la cámara, un lente que me permita grabar con nitidez desde la distancia en la que me encuentro, y enfoco toda mi atención en ella. No puedo jugar mucho con los planos porque estoy quieto en el mismo lugar, pero luego con un poco de edición puedo conseguir algo bastante decente.
A veces salta de una forma tan increíble que parece que se va a lastimar, y después cae con una perfecta sincronía, manteniendo el equilibrio y la elegancia.
No me doy cuenta cómo, pero las dos horas de clase han terminado, se me pasaron demasiado rápido, y en cuanto todas las chicas desaparecen del escenario me dispongo a guardar mi cámara para irme también, estoy a punto de cumplir con mi cometido cuando su voz me susurra en el oído:
—¿Me espiabas?
No quiero ser grosero, pero que me hablen al oído me calienta demasiado.
—Sí —respondo conteniendo la respiración.
—¿Para qué? —continúa con su cuestionario en tono seductor.
—Buscaba inspiración.
—¿Y la encontraste?
—Me gustas en mallas, pero el rosa no te va. —Guardo la cámara en el estuche, la meto en la mochila y me pongo de pie, si le sigo el juego la cosa en mis pantalones se va a poner incómoda.
—Qué pena... —comenta rodeando los asientos para alcanzarme— Tengo un conjunto rosa que me moría por mostrarte.
—Bueno, tal vez no me guste tampoco y te lo tenga que quitar... —comento como al pasar, logrando que me acorrale contra la puerta.
—¿Vas a dar muchas más vueltas? Me estoy empezando a aburrir...
—Que poca paciencia, Laurita... —me burlo, sin dejarme intimidar ni un poco.
—Muy, muy poca.
—Pues respira profundo, porque te juro que lo que tengo para ti va a valer la espera...
Presiono mi pulgar en sus labios y luego lo deslizo hacia abajo, dejando su boca levemente abierta antes de darle un muy suave beso. Apenas toqué sus labios, si la besara realmente no sería capaz de detenerme.
La esquivo para irme, pero ella se ve en la necesidad de hacer una aclaración antes.
—Si me dejas caliente me quitaré las ganas con algún otro, ¿lo sabes?
No sé si busca darme celos o qué, pero dudo mucho que ese sentimiento exista dentro de mí.
Me volteo una última vez sin perder la confianza, y sin despegar mis ojos de la oscuridad de los suyos respondo:
—Podrás quitarte las ganas de tener sexo con quien sea, pero las ganas de mí solo te las puedes quitar conmigo.
No digo más y tampoco me quedo a escuchar respuestas, seguro Leandro ya me está esperando afuera.
______
El Elai simpático y sociable hace su mejor aparición en la cena, pensé que estaría más cansado pero por algún curioso motivo estoy de muy buen humor. Hay como unas veinte personas entre amigos de mis padres y sus hijos, y ni siquiera estoy seguro de si estamos celebrando algo o qué.
Martina sí vino, pero ni siquiera me ha mirado, al parecer está bastante avergonzada por lo que pasó en el baño, y eso que no sabe que Santiago nos estaba escuchando. Estoy tentado a decirle solo para molestarla, pero luego no habrá quien la aguante.
En un momento en el que el chico con el que hablo se disculpa para ir al baño, aprovecho para enviarle un mensaje a Laura. Hoy por fin intercambiamos números, así que ya no tengo que hablarle desde Instagram.
Elai – en línea
¿Pensando en mí?
Laurita – en línea
¿Aún crees que no me queda el rosa?
Acompañado de su mensaje viene una foto, no es una foto muy explícita, ni siquiera está realmente enseñando algo, pero hace que mi mente se dispare rápidamente, siendo sincero tengo una imaginación muy activa.
Es una foto de lado, que solo va de la cintura a la mitad del muslo, trae un short rosa, muy, muy corto que deja ver bastante más de lo que había visto hasta ahora.
Bien, ella gana, me dejaré de rodeos.
Elai – en línea
No me gusta, creo que tendré que ir a quitártelo personalmente, ¿Dónde estás?
Su respuesta demora bastante y estoy comenzando a impacientarme, ya no estoy solo, un par de chicas y un chico vinieron al sofá en el que estoy sentado y ahora tengo que ser simpático otra vez.
—¿Por qué ya no sales con nosotros? —llega el reclamo por parte de Daniela.
—No he salido mucho, casi no tengo tiempo —miento, mientras siento vibrar mi celular y me apresuro por leer el mensaje.
Laurita – en línea
Lo siento, Elai. Ya no estás a tiempo esta noche, otro día será.
Mierda. Me merezco eso por dejarla con las ganas hoy en el teatro, pero no puedo negar que me siento un poco decepcionado, cosa que obviamente no le dejaré ver.
Elai – en línea
Okay, entiendo, mientras no llega tu media naranja te comes una mandarina. Creo que haré lo mismo...
Volteo la mirada a la chica que tengo al lado, he estado varias veces con ella, antes de preguntar estoy seguro de que dirá que sí.
—¿Nos perdemos un rato en mi habitación? —le propongo en voz muy baja, obteniendo por respuesta un simple asentimiento.
Mientras subimos las escaleras recibo un último mensaje de Laura, un simple "piensa en mí" acompañado de un emoji de beso.
Claro, como si fuera capaz de pensar en otra cosa...
___________
Hola Pollitos 🐣
Qué cosa con estos dos... Ya ni sé que esperar 🤭
Gracias por todos los dibujos hermosos que me hicieron llegar esta semana, los amé a todos y cada uno ❤️(los pueden ver en mi Instagram @ineskyblue )
¡Feliz día! Aquí en Uruguay hoy es el día del amigo ❤️
Los quiero ❤️
Besos, mil besitos 💋
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