Capítulo 5: Música
AIMÉE
Genial, nada es perfecto en esta vida. Al parecer el chico lindo, sexy y talentoso que parecía estar interesado en mí, también está interesado en otra.
No voy a meterme en una relación si es que existe, pero tampoco voy a dejar que me trate así solo porque está celosa, porque sea del modo que sea, yo no tengo la culpa de nada.
—Soy Aimée, y estoy aquí, si quieres saber algo sobre mí puedes preguntarlo directamente —respondo a su pregunta con un tono firme que parece sorprender bastante a Santiago.
—Prefiero preguntarle a mi chico, que es quien me debe explicaciones —responde con tanta arrogancia como puede.
—No soy su chico —me dice Santi de inmediato, dándome las explicaciones a mí y molestando aun más a la chica.
—¿Qué estás haciendo? —le recrimina, en un planteo que no le harías a alguien con quien no tuvieras la suficiente confianza.
—No tengo por qué responder a eso, Martina...
—Los dejo hablar tranquilos... —comento caminando hacia la puerta, no tengo la más mínima intención de presenciar una incómoda discusión de pareja.
—Perdón... —murmura él antes de que salga.
La clase comenzará como en diez minutos, puedo ir a comprar maní con chocolate para olvidar la tremenda desilusión que me acabo de llevar y de paso ver si de casualidad me cruzo con Laura en algún lado.
Dentro de la academia hay un pequeño café, muy, muy pequeño, vende golosinas, snacks, algunas comidas rápidas como sándwiches, y café, obviamente.
—Te invito lo que quieras —propone el pelirrojo que hablaba con Laura ayer.
¿Cómo era su nombre? Ely... Eloy... Elías...
—No hace falta, gracias, mejor invita a alguien que lo necesite —lo rechazo, pero con mucha simpatía.
Luego de pedir el maní con chocolate y también un jugo de naranja, le doy mi tarjeta al vendedor, y cuando volteo el pelirrojo sigue aquí, mirándome.
—¿Hablaste con Santiago? —me interroga, y en cuanto termino de comprar sale conmigo, no iba a comprar nada, solo me buscaba.
—¿Teníamos que hablar de algo en particular?
—Bueno, sí... dijo que hablaría contigo antes de la clase.
—¿Ustedes son amigos? —cuestiono, comenzando a sentir mucha curiosidad por lo que se supone que ya tendría que saber.
—No... apenas si nos hablamos. Además, dicen que no es bueno juntarte con gente mas linda que tú porque te hacen lucir feo.
Su comentario me hace soltar una carcajada que casi hace que me atore con el jugo.
—Que estupidez... —murmuro conteniendo la risa otra vez— Ni que estuviera tan bueno...
—Te gusta —afirma con tono de burla sentándose junto a mí en una banca que queda en el hall.
—Puede ser... —confieso sin pena, el chico me hace sentir en confianza— Pero al parecer llegué tarde porque ya tiene novia.
—¿Martina? —pregunta, y asiento como respuesta— Ya no están juntos, tienes el camino libre.
Me encojo de hombros como restándole importancia, aunque sí me importa, me alegra saber que ya no es su novia, pero de todas formas arruina todo un poco que ella esté dando vueltas. Tal vez él también le esté dando vueltas a ella, y la que va a salir mal de esa situación voy a ser yo.
—¿Ya me dirás lo que él me iba a decir? —interrogo, estirando la mano para ofrecerle maní con chocolate.
Acepta, agarrando un puñado y niega con la cabeza haciendo que sus rizos pelirrojos reboten un poco.
—Le voy a dar chance a que lo haga él.
—Okay... —me doy por vencida resoplando— ¿Has visto a Laura hoy?
—Aún no llega —responde con un encogimiento de hombros.
Martina sale de la sala de música, atraviesa el pasillo y camina hacia donde estamos nosotros. Me hace sentir un poco nerviosa, no sé por qué, no me gustan las confrontaciones porque soy bastante impulsiva y luego me arrepiento.
Pero para mi sorpresa no me dice nada, se sienta junto a Elai y recuesta la cabeza en su hombro con mucho dramatismo.
—Es un idiota... —llorisquea, ignorando por completo mi presencia— ¿No podíamos tomarnos un tiempo hasta que yo resuelva las cosas con mi papá? ¿Enseguida tenía que salir a hacerse el seductor por ahí?
Me siento muy fuera de lugar, y no sé si es que ella no se dio cuenta de que estoy aquí o lo está haciendo a propósito.
—¿Un tiempo? No quiero ser malo, Martu, pero ya pasaron tres meses y fuiste tú la que lo dejó.
—¡Cállate, Elai! —protesta la chica— No digas tonterías, tú sabes que lo amo y cómo fueron las cosas.
—Sí, yo lo entiendo, pero él no y también tiene razón si quiere seguir con su vida.
—¿Sabes qué? Eres un amigo horrible —reclama, y se aleja de él mostrando molestia.
—Nunca dije que era tu amigo.
Ella parece ignorar esa última parte, pero a mí me dio risa y la tuve que contener.
La chica de cabello oscuro se inclina hacia adelante para hablar directamente conmigo, de verdad espero no se ponga intensa porque lo último que quiero es tener problemas también aquí.
—No confíes en Santiago, te dice que te ama y luego te cambia por la primera que se le cruza.
Mantengo mi seriedad, cruzo una pierna sobre la otra y hablo sin mostrar duda alguna.
—Gracias, pero prefiero formar mi propia opinión sobre las personas.
Ella va a responder otra vez, pero Elai decide intervenir antes de que el conflicto se desate.
—Sonaste exactamente como Selene, ¿no crees que sonó como Selene? —le pregunta a su amiga, pero no la deja responder, me da un beso de despedida en la mejilla, muy entusiasmado— Sí, definitivamente tú serás Selene. Te veo en el receso.
Y se fue, arrastrando a su "amiga no amiga" con él.
Es hora de ir a clase, pero voy a esperar que entren más personas así evito la incomodidad. Solo un minuto después varias chicas entran a la sala, me pongo de pie, busco en mi bolsillo y observo una vez más el dibujito que me regaló hace rato; es una chica con el cabello violeta, de espaldas y bajo la lluvia. Está hermoso, nadie nunca me había regalado algo así, tan personal cuando apenas nos conocemos.
¿Será que sí le gusto? ¿O en realidad soy muy ingenua si pienso eso? Como sea, no quiero dejar que lo que digan otras personas afecte lo que pienso de él, pero no puedo negar que, aunque tal vez el globo no se pinchó, un poco se desinfló.
Guardo el dibujo dentro de un cuaderno, en mi bolso; y luego de que veo entrar al profesor me digno a ir a la clase.
Apenas cruzo la puerta siento sus ojos sobre mí, tengo curiosidad por saber qué piensa, qué es lo que supuestamente debía decirme, por qué me regaló un dibujo, y si le gusto o no.
Debería preguntar, dijo que no sabe mentir.
¿Tengo el valor para hacer esas preguntas tan directa y descaradamente? Sinceramente, no lo sé, debería ponerme a prueba.
La desventaja de ser la última en entrar es que todos los lugares ya están ocupados, así que uno de los chicos me deja sitio en un banco a su lado, agradezco con una sonrisa y espero a que la clase comience.
—Dijo que hoy escucharemos las voces individuales —comenta el chico por lo bajo—. Me da vergüenza, nunca he cantado frente a nadie.
—Tampoco yo —alcanzo a responder antes de que el profesor comience a hablar.
En realidad, canté con Santi la clase pasada, pero ahora cantar frente a todos me pone muy nerviosa. El profesor nos explica que quieren probar los rangos vocales para separarnos en grupos, y ya de paso escucharnos a todos de manera independiente.
Dicho eso, camina al final de la clase y se recuesta sobre la pared a dejar que Santi haga el resto del trabajo. La clase se queda en silencio, esperando, con el nerviosismo en el ambiente.
Santiago levanta su mirada hacia los alumnos, con mucha calma y la seriedad que lo caracteriza habla para dejarnos a todos hipnotizados.
—No estén nerviosos, todos aquí están dando sus primeros pasos en la música, no se preocupen por los errores, nadie los juzgará. Para eso es importante que sean buenos compañeros, y no pierdan de vista que estamos para ayudarnos a crecer y a mejorar, por lo que las burlas o las críticas mal intencionadas serán sancionadas. —Se pone detrás del teclado y organiza un poco sus papeles antes de levantar sus ojos directo hacia mí— Aimée ¿Quieres pasar primera?
No, obviamente no, ¿Cómo querría ser la primera? ¿Qué le pasa a este chico?
—Sí —miento, y me pongo de pie.
El profesor comienza a hablar con la intención de darnos un momento para organizarnos, remarcando la importancia de lo que Santi acaba de decir y llevando toda la atención de la clase hacia él.
—No mientas, Aimée, no me gustan las mentiras —se burla señalando en el papel el nombre de una canción.
—¿Y qué quieres que diga si me expones frente a toda la clase? Nadie quiere ser el primero, pero alguien lo tiene que hacer.
Asiento en relación a la canción, es una que conozco un poco pero tener la letra a mano no me vendrá mal.
—Disculpa mi ansiedad, no podía esperar para escucharte otra vez —murmura, y posteriormente él mismo se interrumpe tocando las primeras notas de la canción y llevando la atención otra vez a nosotros.
Quiero responder, pero ya me toca cantar, y es la primera vez que lo haré frente a tantas personas. Siento la boca muy seca, ¿Qué le pasó a mi saliva?
Se te cayó mientras escuchabas a Santi hablar de compañerismo.
—¿Lista? —me pregunta el profesor, y le respondo con un tímido asentimiento— Santiago comienza y tú lo sigues.
Por el rostro de todas las chicas de esta clase, siento que no me estoy anticipando al suponer que mas de la mitad de ellas está aquí solo para verlo, no las culpo, no estoy aquí específicamente por él pero me motiva mucho a continuar.
—Así es la ley, hay un ángel, hecho para mí...
Te conocí, el tiempo se me fue, tal como llego... y te fallé...
Espero para entrar en el coro, consciente de que son las notas más altas y complicadas de la canción, pero también es la parte que me sé de memoria y me permite escucharlo por unas estrofas más.
Su voz es como un superpoder, cuando él canta mirándome a los ojos de esa manera es como si me hechizara, y entonces podría pedirme lo que sea, y yo diría que sí.
Tengo que salir de mi trance para empezar a cantar, me encantaría saber si el hechizo que tiene sobre mí este chico durará mucho, espero que no, porque siendo sincera me siento un poco tonta.
El coro va a llegar, él me mira esperando que empiece a cantar de una vez y asiento para avisarle que entraré en la siguiente estrofa.
—De nuevo tú... te cuelas en mis huesos
Dejándome tu beso, junto al corazón...
Y otra vez tú, abriéndome tus alas, me sacas de las malas, rachas de dolor
Porque tú eres... el ángel que quiero yo...
Salió mejor de lo que esperaba, al parecer la inspiración es grande. Mis compañeros aplauden, al igual que el profesor, así que les doy una sonrisa y me dispongo a regresar a mi asiento cuando lo escucho decir:
—Espérame en el receso, necesito hablarte de algo.
Necesito hablarte de algo, esas cuatro palabras fueron suficientes para sembrar la semillita de la duda y hacer que no pueda pensar en otra cosa mientras cada uno de mis compañeros canta. Supongo que será lo mismo de lo que hablaba Elai.
La clase acaba, tenemos otra luego así que todos dejan sus cosas y salen al patio poco a poco. Él espera pacientemente a que la sala quede vacía y entonces se acerca a donde permanezco sentada.
Bien Aimée, es hora de poner a prueba tu valor —me digo mentalmente justo cuando levanto mis ojos hacia los suyos.
—Perdón por la incomodidad de antes, ella en realidad es mi ex, pero le cuesta un poco...
—No necesito explicaciones —lo interrumpo marcando la distancia.
—Pero yo sí, necesito mostrarte que no soy un idiota.
—Entonces no digas, muestra.
—¿Muestro? —pregunta elevando una ceja, confundido por el comentario de doble sentido que dije involuntariamente pero del que no me retractaré.
—Sí, me refiero a que no hacen falta palabras, si eres un idiota me daré cuenta sola.
—Pero a veces las palabras también pueden ser una acción, por ejemplo la acción de ser sincero contigo —me contradice con un argumento tan bueno que genera placer mental.
A algunas chicas las excitan los dominantes, a otras los seguros, a mí, personalmente, me pueden los chicos inteligentes.
—¿Quieres ser sincero conmigo?
—Soy sincero con todos, siempre. A no ser que sea muy necesario...
—Entonces responde con sinceridad, ¿Quieres acostarte conmigo? —pregunto directamente, rompiendo todas mis estructuras de niña buena.
Él no oculta su sorpresa, pero parece divertido por lograr sacar esa parte de mí.
—¿Es pregunta o propuesta?
—Pregunta —respondo de inmediato, aunque podrían ser las dos.
—Sería muy hipócrita si dijera que no, porque en realidad sí me gustaría... pero obviamente eso no es lo único que busco en ti.
—¿Te gusto?
—Sí, me gustas —responde con calma, con toda la confianza del mundo.
Debe estar acostumbrado a eso, dudo que alguna chica en su vida lo haya rechazado, él se anima a ser sincero porque sabe que siempre recibirá un sí.
No sé de dónde ha salido esa parte de mí que puede ser directa como él, pero me agrada mucho.
—¿Yo te gusto a ti? —me regresa la pregunta, pero obviamente no responderé, él es el chico lindo y seguro, yo también necesito una ventaja.
—El día que mi exnovio te haga sentir incómodo y fuera de lugar, te dejaré preguntar lo que quieras en compensación.
Obviamente eso no pasará, porque para eso necesitaría un exnovio, y nunca he estado en pareja con nadie.
Su respuesta es una risita, como si esta vez estuviera dispuesto a dejarme ganar la batalla.
—¿Eso era lo que me querías decir? —pregunto, poniéndome de pie con la intención de salir al receso.
—No, era algo más...
—¿Qué?
—¿Conoces a Elai? —pregunta tomando mi mano para que me vuelva a sentar.
—¿El pelirrojo lindo? Sí... hemos hablado un par de veces.
—No es tan lindo —resopla entrecerrando los ojos ante mi débil intento de ponerlo celoso—, pero sí, es el pelirrojo. Él estudia cine, hace buenos cortos y quiere que tú salgas en uno.
—¿Y por qué no me lo pide él? ¿Eres su representante? —cuestiono confundida por tantos rodeos.
—No, en realidad es que era una doble propuesta. Él quiere que actúes, pero también me pidió que le hiciera la música y me gustaría que tú grabes la voz de la canción que estoy escribiendo para el final.
Todo suena maravilloso, pero probablemente tenga que decir que no, paso demasiado tiempo fuera de casa, en la mañana está bien porque Alissa va a la escuela, pero ya demasiado ocupo mis tardes aquí y la dejo con mi abuelita...
—Me encantaría, Santi. Pero no tengo tiempo... en las mañanas voy al colegio, en las tardes vengo aquí y luego debo cuidar a mi hermana.
—Es que es una historia particular, porque la mayoría de sus escenas las va a grabar al amanecer... y lo de la música podemos hacerlo aquí, a la hora del almuerzo.
—Ni siquiera sé actuar... —murmuro pensándolo seriamente.
—Laura es la otra protagonista, ella propuso que tú seas la otra chica —continúa con los motivos por los que debería aceptar, pero sin dudas es el último el que me termina de convencer—: Te pagará.
Necesito ese dinero para pagar la academia, y me parece una buena forma de obtenerlo. ¿Será que puedo con todo? Quiero creer que sí, y si no me arriesgo ahora entonces jamás lo haré.
—De acuerdo, lo intentaré.
Santi sonríe como si de verdad lo hiciera feliz mi respuesta, pero antes de que pueda decir algo somos interrumpidos por Elai y Laura que para variar vienen discutiendo.
—Es una idea terrible, no sé de dónde sacaste que eso nos unirá como grupo —le dice ella muy convencida.
—Necesito que las cosas fluyan entre los cuatro, ¿entiendes? En el arte, si las personas no conectan no se hace la magia —insiste él con mucha determinación.
—Dijo que sí —informa Santi, aunque al parecer Elai no es su persona favorita en el mundo.
—Sabía que lo haría —responde el pelirrojo con una sonrisa, me deja un beso en la mejilla y se sienta a mi lado—, bienvenida al equipo, diosa de la luna.
No sé a qué viene el apodo, pero supongo tendrá que ver con la historia.
—¿Por qué mejor no les cuentas la estupidez que quieres hacer? —interviene Lau, ocupando su lugar junto a Santi.
—No es una estupidez, está comprobado que meterse en problemas une más a las personas que los momentos alegres, podemos hacer las dos cosas a la vez.
No me pregunten por qué, pero me tienta su propuesta. Una vez que comienzas a romper las estructuras ya no puedes volver a ser la misma.
—¿Qué haremos? —pregunto entusiasmada.
—¿Ves? —le dice a Laura entrecerrando los ojos— Deberías aprender de la Diosa, y dejar de ser tan amargada.
—Ya dilo... —exige Santi con fastidio.
Elai no deja de mostrar su entusiasmo, y en voz muy baja pero que se entiende claramente por fin confiesa su alocado plan:
—Nos colaremos en la fiesta de Martina.
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Hola Pollitos 🐣
Aquí de nuevo, perdón la demora, ya me pondré al día con las actualizaciones. (En la noche actualizo PUM)
Aquí les dejo el dibujito que Santi le hizo a Aimée 💜
¿Creen que los chicos aceptarán la idea loca de Elai? Sería algo muy divertido de leer jaja
Los amo, gracias por su apoyo en los primeros capítulos, no se hacen una idea de lo mucho que asusta empezar de nuevo 🥺
Besos, mil besitos 💋
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