Capítulo 10: Besos
ELAI
Bien, si no salimos del agua nos va a dar una hipotermia. Soy el primero en abandonar la piscina, estiro la mano para ayudar a las chicas, pero Laura sale por sus propios medios así que termino tomando la de Aimée, que sí la acepta.
Tengo ropa en el auto, pero no para todos, así que me decido por marcarle a Leandro para que traiga unos vestidos de mi madre para las chicas. No doy explicaciones, solo me voy al auto a buscar mi teléfono para evitarme el drama de Martina.
-Hola -saluda la voz adormilada de mi chofer al otro lado del teléfono.
-Necesito que me traigas ropa -le digo sin rodeos.
Es tarde, lo sé. Pero los fines de semana está de turno por las noches.
-¿Te vomitaste? ¿Tan temprano? -suena un poco fastidiado, lo que es raro porque siempre está predispuesto.
De seguro es porque no quise que me traiga, pero no tengo ni la más mínima intención de ponerme a discutir con él ahora, que haga lo que le pido y ya.
-Dos vestidos, de mi mamá, ya se los pedí. Los recoges y me los traes, no te tardes.
Termino la llamada justo cuando los chicos me alcanzan. El agua vuelve todo más sexy, lo noto en cuanto veo a Laura escurrir su vestido por un lado, su cabello está mojado y desordenado, hay imágenes en mi cabeza que no deberían estar allí pero de todos modos no las puedo quitar.
La estoy mirando con descaro porque no le veo el sentido a disimular, ella sabe que me gusta, yo sé que le gusto, ella también es evidente en cuanto levanta la vista hacia mí. La camisa blanca que traigo se ha pegado a mi cuerpo por completo, si estuviera desnudo sería exactamente lo mismo.
De hecho me la quitaré, ahora mismo, porque no está en mis planes enfermarme.
Comienzo a desabotonar la camisa con una mano, mientras con la otra abro la cajuela de mi auto para buscar un bolso que siempre está allí, con ropa para emergencias.
Saco algunas cosas y se las arrojo a Santiago, que las atrapa en el aire sin soltar la mano de Aimée.
-¿Nos vamos? -pregunta ella temblando por el frío.
-¿Y dejar que Martina disfrute su cumpleaños después de haberte arrojado a la piscina? Ni lo sueñes, bebé -rebate Laura muy decidida.
-Me importa una mierda Martina, tengo frío -le resta importancia Aimée.
-Nos traerán ropa, nos quedamos -apoyo a Laura mientras me quito la camisa.
Aimée se voltea para que nos cambiemos, pero Laura no quita sus ojos de mí. Me encanta su descaro, pero Santiago también se tiene que cambiar así que él habla por los dos.
-Voltéate Lau -le pide entre risas.
-¿Tienes vergüenza conmigo? -pregunta ella mirándolo de reojo.
-No estoy interesado en que me veas desnudo, pero gracias por tu interés -responde el chico con mucha cortesía.
Aimée la jala por el brazo y la voltea bajo protesta, nosotros aprovechamos a cambiarnos rápidamente, apenas alcanzamos a ponernos los pantalones cuando nuevamente tenemos espectadora.
-De verdad espero que se vayan luego de la escenita ridícula -exige Martina con ambas manos en su cintura.
Santiago la ignora por completo, tiene un don para ser indiferente que es increíble. Se acerca a Aimée y le estira la camisa que le di.
-Ponte esto mientras llega el vestido, no quiero que te enfermes.
Le doy la mía a Laura y ambas se van detrás del auto a cambiarse.
-Nos quedamos, Mar. Acabamos de llegar -respondo yo, mientras Santiago se queda varios metros por detrás recostado en el auto.
Ella baja la actitud arrogante para hablar conmigo, como si quisiera ponerme de su lado.
-¿Viste lo que me hizo? Sé que puede salir con quien quiera, pero ¿por qué venir con ella a mi cumpleaños y besarla frente a todos?
-Porque tú te metiste con ella, le hablaste mal de él y fuiste bastante tonta, si quieres mi opinión.
-Váyanse por las buenas, Ely. No hagan que los saque, no quiero más escándalos -me pide lanzándole una mirada a Santiago.
-¿Nos vas a sacar? -pregunto con ironía- ¿Estás segura?
Ella sabe que no le convengo en contra, sé demasiadas cosas, guardo demasiados secretos.
-Él me duele, no seas así.
-Lo siento Martu, pero la que se equivocó con Aimée fuiste tú. No me das lástima, nos quedaremos y ya.
-No te entiendo, ¿ahora te juntas con ellos? ¿solo por una chica? Tú no eres así, puedes tener a quien quieras.
Soy consiente de eso, lo sé, pero no estoy aquí con ellos por Laura, no le doy tantas vueltas a un asunto como ese; si vine aquí con ellos es porque me caen bien.
-Ve a disfrutar tu cumpleaños. -La tomo por el hombro y la volteo impulsándola a caminar por el sendero entre los arbustos- Búscate un chico, pasa una buena noche y tal vez se te quite un poco la amargura.
Santi suelta una pequeña risa detrás de mí, y ella le lanza una ultima miradita molesta.
Las chicas salen de detrás del auto con sus vestidos en las manos, los meto en el bolso mientras detallo las piernas de Laura sin disimulo, y lo arrojo dentro cerrando la puerta para quedar frente a ella.
-Podrías quedarte así, te queda bien -comento casualmente.
Santiago y Aimée están a varios metros hablando entre ellos, no se escucha desde aquí.
-No traigo bragas -susurra como si fuera una confidencia inocente.
-Vas a despertar así muchas veces, ¿lo sabes? Sin bragas y con mi ropa puesta.
Se ríe, relame sus labios y de un pequeño salto se sienta sobre el capó de mi auto atrayéndome con ella.
-Muchas palabras, pocas acciones.
-Lo bueno se hace esperar -murmuro en su oído, conteniendo la respiración en cuanto toma mi mano y la pone sobre su muslo sin rodeos.
Le lanzo una mirada a los chicos, pero ellos también han desaparecido y dudo que nos necesiten por un rato.
Dejo mi mano subir por su pierna lentamente hasta su cintura, no puedo despegar mis ojos de sus labios y no entiendo por qué ya que nunca he sido un chico de besos, prefiero besar otras partes del cuerpo, por lo general voy directo al cuello, pero siendo muy sincero me está tentando mucho su boca y no puedo evitar imaginar las cosas que sabrá hacer con ella.
Sigo el recorrido con mi mano, siento la curva del comienzo de uno de sus pechos con la yema de mis dedos y subo un poco más para pellizcar muy suavemente, robándome un pequeño sonidito que la hace abrir ligeramente los labios.
Voy a besarla, estoy a punto de hacerlo, pero el sonido de la bocina de mi propio auto nos interrumpe. No el que traje, el otro, el que conduce Leandro.
Genial, estaba a diez segundos de caer en la tentación.
Quito la mano de dentro de su ropa y me aparto al tiempo que ella baja del capó, acomodando la camisa sobre sus piernas.
Se queda varios metros atrás y simplemente saluda con la mano a Leandro que parece más molesto que cuando me habló al teléfono.
-Gracias -digo tomando la bolsa y estirándola hacia Laura, que no tarda en ir a buscar a Aimée para cambiarse y dejarnos solos.
-Aquí te espero -asegura cruzando los brazos sobre su pecho y recostándose en el auto.
-No, vete. Me iré solo.
-Tu padre me pidió que me quede, no confía en ti.
Comienza a fastidiarme, no sé por qué me habla de ese modo, pero no lo voy a permitir.
-Me importa una mierda, soy mayor de edad.
Él suelta una risita bastante arrogante, sabe bien que yo no tomo las decisiones y me irrita que sea así.
-Tú no pagas mi salario, me pidieron que me quede aquí y eso es lo que haré. No dejaré que conduzcas si tomas, y mucho menos que la lleves a ella.
Oh, de pronto comprendo todo... no es por mí, es por Laura.
-¿Y a ti que te importa lo que hago con ella? -me acerco a él de modo intimidante y él se incorpora de inmediato, quedando frente a frente, me desafía con la mirada.
-Me importa, es la hermana de mi amigo.
-Escúchame una cosita... -murmuro, cansado de su falta de respeto- Si no mantienes tus ojos lejos de ella...
-¿Qué? -me enfrenta nuevamente, nuestras frentes casi que se tocan, estoy a un segundo de darle un puñetazo y ni siquiera entiendo bien por qué.
No me importa lo que haga con Laura, lo que me fastidia por completo es la forma en la que me está hablando, su cambio rotundo de actitud cuando siempre ha sido muy amable y cortés, no sé que derecho se cree que tiene para meterse en mis asuntos personales.
-¿Sabes que estás arriesgando tu puesto de trabajo por una chica equis? Eso es ridículo en muchos sentidos.
-Ridículo es que pienses que lo hago por ella...
Su comentario me confunde, por un momento no tengo idea de qué estamos hablando. No tengo tiempo de procesarlo demasiado, su mano está en la parte de atrás de mi cuello y me atrae hacia él eliminando la distancia y literalmente partiéndome la boca de un beso.
No sé si es el desconcierto de la situación, el morbo, o la calentura que me traigo por andar manoseando a Laura, pero en cuanto su lengua irrumpe en mi boca sin pedir permiso no puedo hacer más que besarlo también.
Su mano libre se detiene en mi abdomen desnudo, y entonces siento que ya es demasiado y lo aparto rápidamente.
-¿Qué haces? -reclamo pasándome el dorso de la mano por la boca.
-Tal vez ahora entiendas mejor el por qué te voy a esperar aquí hasta que la fiesta termine -sentencia, con mucha seguridad, y se da la vuelta para meterse al auto otra vez.
Ni sé qué decir, ni qué pensar.
Me besó, lo besé, y me dejó la polla como una piedra.
Ni siquiera había tomado algo como para echarle la culpa al alcohol, fui yo, plenamente consciente.
No soy gay, nunca me había fijado en un tipo hasta hoy, ni siquiera estoy seguro de haberlo hecho. Las mujeres me encantan, Laura por sobre todas ellas, y ese deseo no ha disminuido ni un poquito.
Mas tarde pensaré en eso, ahora nos soy capaz.
Regreso a la fiesta, las chicas ya se han cambiado y ambas lucen muy bien, me encargué de pedirle a mi mamá vestidos justos que sirvan para diferentes tipos de cuerpo, porque ni idea sobre talles.
-Vi su beso -comenta Laura por lo bajo, haciendo que se me paralice el corazón por un instante.
No estoy listo para entender yo lo que pasó allí fuera, menos para explicárselo a alguien más.
Pero entonces sus ojos se van a Aimée y Santi que están riendo y tomando del mismo trago y suspiro de alivio, no hablaba sobre mí, hablaba sobre ellos.
-No fue romántico, fue caliente. Se tienen muchas ganas.
-Como nosotros -agrego acomodando la tira de su vestido negro sobre su hombro.
-La diferencia es que Santi no es un cobarde -me provoca descaradamente.
Suelto una risita por su intento de herir mi ego mientras abotono la camisa que acaba de darme ante su intensa mirada.
-¿También quieres tu beso, bella durmiente?
-Quiero mucho más que un beso, y lo sabes -insiste dejando de lado los jueguitos-. Pero por ahora recuerdo muy claramente que dijiste que podías perrearme cuando y donde yo quiera, y resulta que quiero aquí y ahora.
Se voltea caminando a la pista de baile, observo su trasero por unos segundos y evidentemente voy tras ella. Ella sabe bailar de un modo increíble, yo no soy tan experto como ella pero me muevo bien, y estoy convencido de que lo que pretendo hacerla sentir no necesita de tanta exactitud en los movimientos.
Pego mi cadera a ella desde atrás, haciéndole sentir mi presencia, ella no se aparta, por el contrario se presiona más contra mí. El ritmo del reggaetón y los movimientos de ambos no tardan en subirle la intensidad a las cosas. Ya no hay frío, hay calor y demasiado, no estoy seguro de poder contenerme.
Sé que el cortometraje importa, y mantener mi deseo allí va a lograr que la tensión trascienda la pantalla sin tener que hacer ni el más mínimo comentario al respecto, pero esto ya es inhumano.
Si no pasa algo entre nosotros ya, voy a explotar pronto. Además, algo me dice que mi deseo por esta chica no va a desaparecer tan rápido como pretendo.
-¿Nos vamos a otro sitio? -le pregunto en un susurro en su oído.
-¿Al auto?
-No, al auto no -me apresuro a responder.
Ella se voltea, sus ojos oscuros brillan con las luces de neón, no se que tiene esta pequeña chica que me vuelve tan loco, incluso para dar marcha atrás sobre mis propias decisiones. Caminamos hacia afuera manteniendo el contacto visual, ella camina de espaldas, hasta una de las paredes laterales que queda bastante alejada de la multitud, y con un salto impulsándose en mis hombros logra envolver sus piernas en mi torso pegando su pequeño cuerpo a mí por completo.
La llevo contra la pared, con mis manos en su trasero sosteniendo con firmeza y de un modo muy lento y sexy lleva sus labios a los míos tentando, buscando mi reacción que no tarda en manifestarse.
No podemos tener sexo aquí, estamos a la vista de cualquiera que se aleje un poquito del ruido, pero sin dudas puedo caer en la tentación de su boca, y probar esos labios que tanto me están provocando.
Ella me muerde el labio inferior, soltando un gemido apenas audible, lleva el control de todo, me tiene esperando mientras me vuelve loco con sus insinuaciones.
En cuanto sus labios tocan los míos todos los toques fuertes se vuelven suaves, mis manos que sostenían su trasero la depositan en el suelo para tomar su rostro. Ella también ha cambiado su actitud, pone sus manos en mis hombros y me besa con mucha dulzura.
No me esperaba el sentimiento que invade mi cuerpo, el estómago contraído, las ganas de seguir besándola por horas mientras la siento sobre mis piernas y la envuelvo con mis brazos.
¿Qué es esto? No tengo idea, pero me intimida.
Aunque me siento extraño no quiero dejar de besarla, y estoy seguro de que querré hacerlo cada vez que vea sus labios tan perfectos.
Para no ser un chico de besos, dos tan intensos en una sola noche me parece demasiado.
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Hola Pollitos 🐣
Ni sé que decir... #EnShock
Deja un emoji de color rojo si sientes tantita envidia de Lean 😳
Los quiero♥
Besos, mil besitos 💋
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