Capítulo 2 : Dos cafés de lluvia por favor
Lluvias de Inspiración
Los días se convirtieron en semanas, y la lluvia en París se volvió un compañero constante en la vida de Clara y Julien. Cada mañana, el cielo gris cubría la ciudad, pero eso no los detenía. En lugar de eso, se refugiaban en acogedores cafés como el Café des Deux Moulins ( Famoso por su aparición en la película "Amélie", este café es conocido por su ambiente acogedor y su deliciosa comida ), donde el aroma del café recién hecho y el suave murmullo de las conversaciones creaban una atmósfera cálida que los envolvía. Las paredes del café estaban adornadas con fotografías de artistas y escritores que una vez encontraron inspiración entre esas mismas mesas.
Café des Deux Moulins
Clara había comenzado a trabajar en una nueva serie de pinturas inspiradas en la lluvia. Cada gota que caía sobre el pavimento se convertía en un susurro que la guiaba, y cada charco reflejaba la belleza efímera de la vida. Con cada trazo, trataba de capturar la esencia de esos momentos compartidos bajo el agua, donde la tristeza y la alegría se entrelazaban como las sombras que danzaban en las paredes de Montmartre. Los colores vibrantes de sus pinceles parecían cobrar vida al igual que las luces de las farolas que iluminaban las calles empedradas.
Julien, por su parte, había comenzado a escribir una novela que giraba en torno a un artista solitario que encontraba su voz en medio de una tormenta emocional. Las palabras fluían con facilidad, y a menudo se sentaba junto a Clara mientras ella pintaba, compartiendo fragmentos de su historia. La lluvia se convirtió en un símbolo recurrente en su narrativa, un eco de los sentimientos que ambos experimentaban. "C'est magnifique," solía decir Julien, sonriendo mientras observaba cómo Clara daba vida a sus lienzos.
Una tarde, mientras trabajaban juntos en el estudio, Clara miró por la ventana y observó cómo la lluvia caía con fuerza sobre el Sagrado Corazón. "¿No es hermoso?" preguntó, señalando las gotas que se deslizaban por el cristal. "Es como si el cielo estuviera llorando y riendo al mismo tiempo."
Julien sonrió, comprendiendo perfectamente lo que quería decir. "La pluie a cette capacité," respondió con un tono reflexivo. "Puede ser melancólica y liberadora al mismo tiempo. A veces, necesitamos dejar salir lo que llevamos dentro."
Clara sintió una conexión profunda con sus palabras. En ese momento, comprendió que su arte no solo era una forma de expresión, sino también una forma de sanación. La lluvia les ofrecía un refugio donde podían ser vulnerables y auténticos, donde podían explorar sus emociones sin miedo al juicio. Pasearon por Place du Tertre, donde los artistas exhibían sus obras bajo pequeños toldos, mientras las gotas caían suavemente alrededor de ellos.
A medida que pasaban los días, su relación también evolucionaba. Los momentos compartidos bajo la lluvia se convirtieron en recuerdos preciados; paseos por las calles empedradas, risas mientras se refugiaban bajo un paraguas en el Jardín de las Tullerías y miradas cómplices que decían más que mil palabras. Sin embargo, Clara también comenzó a sentir una mezcla de emoción y temor ante la posibilidad de abrir su corazón por completo.
Una noche, mientras cenaban en un pequeño bistró cerca de La Maison Rose, Julien tomó su mano sobre la mesa. "Clara," dijo con seriedad, "he estado pensando mucho en nosotros. Lo que hemos creado juntos es especial, y no quiero que se quede solo en amistad."
El corazón de Clara latió más rápido. "Je ressens la même chose," respondió con sinceridad. "Pero tengo miedo de lo que eso significa."
"Tal vez deberíamos laisser la pluie nous guider," sugirió Julien con una sonrisa suave. "A veces, lo mejor surge de la incertidumbre."
La Maison Rose
Clara asintió, sintiendo que sus palabras eran un bálsamo para sus inquietudes. La lluvia seguía cayendo afuera, creando una melodía suave que parecía instarlos a dar ese paso hacia lo desconocido. Mientras contemplaban el horizonte desde el mirador del Sagrado Corazón, los destellos de luz reflejados en los charcos parecían prometer nuevas posibilidades.
"¿Qué tal si hacemos una promesa?" propuso Julien, mirando profundamente a los ojos de Clara. "Prometamos seguir nuestros sueños juntos, sin importar lo que pase."
"Oui," respondió Clara, sintiendo que su corazón se llenaba de esperanza. "Prometamos hacerlo."
Y así, bajo la lluvia parisina, Clara y Julien dieron un paso hacia lo desconocido, dejando que sus corazones se guiaran por el ritmo del agua y la magia de Montmartre.
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