La caída.
Su alma se pudrió poco a poco y, una vez vacía de cualquier rastro de humanidad, el monstruo le ganó al hombre. Desde entonces, supo que el final de sus andanzas no estaba lejos.
Él había nacido mucho antes de que el tiempo fuera tiempo. No muchos habían tenido la oportunidad de ver como el mundo se desarrollaba de forma abismal pero con el tiempo había acumulado una sucesión interminable de conocimiento.
Los años pasaban y la tierra se hizo presente junto con una sucesión de seres vivos.
Mientras todo ello se desarrollaba, él se encargaba de mantener el orden en el universo. La tarea no era nada sencilla ya que otros hacia uso y abuso de su honestidad.
Hubo un momento en que dos galaxias tuvieron la mala idea de fusionarse entre si provocando una explosión tan intensa que llegó hasta los confines del mundo y mientras el resto de sus compañeros trataban de proteger la tierra de tal impacto, él mantuvo una barrera celestial para tratar me minimizar la onda expansiva que se avecinaba con rapidez.
Su existencia no se veía para nada amenazada pero las cosas comenzaron a cambiar.
—¿Te has enterado? —le preguntó uno de sus compañeros un día cuando él estaba a punto de comenzar su recorrido diario.
—¿A que te refieres?
—Nuestro maestro ya terminó el desarrollo de la tierra, nuevos seres habitan allí.
—¿¡Tan rápido!? —se asombró.
—¿Rápido? —su compañero se lo quedó mirando —de tanto salir a inspeccionar el universo, tu sentido del tiempo se quedo atrás. Deberías verlo por tu mismo —y sin decir más se retiró.
Para ser sinceros, no entendía el por qué de tal conmoción. No era la primera vez que su maestro hacia su magia en un pedazo de tierra pero aun debía continuar su trabajo.
Hasta que Llegó el momento de inspeccionar ese mundo, hacia años que no lo había visto, desde que pequeños seres caminabas sobre él.
Al acercarse pudo notar que comenzaba a brillar en ciertos sectores.
—El maestro se ha esmerado mucho en realizar tal trabajo —dijo asombrado.
—No fue su obra —la voz de uno de sus compañeros se hizo presente en ese momento.
—¿A qué te refieres? Solo el podría llegar a producir tal maravilla.
Su compañero lo miro y entendió perfectamente su duda, él era uno de los protectores del universo por lo tanto no tenia ni idea del tiempo que había pasado.
—¿Te gustaría conocer de cerca lo que allí se produce? —le preguntó.
—Seria un honor si mi maestro me lo pidiera.
—Te lo pide ahora —fue lo último que dijo su compañero.
Sus ojos se abrieron y un objeto raro y brillante apareció en su mano y enfrente de él un ser totalmente maltratado. De repente observó un símbolo dibujado en el pecho del sujeto muerto y supo que su nuevo mundo seria su infierno en la tierra.
481 palabras
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