Epílogo (A flor de piel)
El tiempo pasó rápidamente, para ser exactos cuatro años desde aquel día que ambos unieron sus vidas gracias a su hermano.
Deuteros tenía un plan para celebrar su aniversario, es por ello que su pequeño Camus se lo llevó su tío Aspros a su casa para dejar a ese par de enamorados a solas.
El trabajo los absorbía a ambos trataban de terminar pronto para dedicarle toda la tarde a su pequeño hijo.
Es por ello que se había animado darle a Degel aquello que siempre ha anhelado desde que lo conoció.
Una noche bajo las estrellas y aunque ellos vivieran en su cabaña a las afueras de la ciudad no se habían dado un tiempo para poder pasar una noche ideal.
La noche había caído, Degel acababa de llegar a su casa, pero notó mucho silencio, esto comenzó a preocupar al ruso — ¡Camie... Deuteros! — Llamó pero nadie le contestaba.
Caminó hasta la cocina para buscar a su familia, pero no vio a nadie más, estaba solo. Se acercó a la mesa y miró que estaba un pequeño papel escrito por Deuteros, lo tomó y comenzó abrirlo, después leyó esas palabras:
Tu aroma me embriaga
De esas dulces notas de fragancia
Esa mirada me hechiza
Mis más escondidos sentimientos
Te espero afuera, cerca del lago...
— Deuteros, eres un amor — Susurró mientras suspiraba ante aquellas palabras hermosas de su pareja.
Tomó su abrigo y salió de la cabaña para buscar a su pareja.
Cuando llegó pudo observar un mantel junto con una canasta, a lado un ramo de rosas rojas.
De pronto sintió que alguien lo tomó de la cintura y lo pegó más a su cuerpo.
— Degel — Susurró cerca de su oído, esto hizo estremecer al contrario.
— Deuteros — Sonrió al verlo — ¿Con que estabas preparando esto verdad? ¿Donde está Camie?
El moreno tomó la mano de su amado y lo fué guiando para que tomara asiento en el mantel — No te preocupes, Camus está con Aspros, preparé todo especialmente para este día.
— No me esperaba este hermoso detalle, una cena a la luz de las estrellas — Sonrió el galo mientras abría la canasta para ver que trajo su amada pareja.
Poco a poco fué sacando unas copas, una botella de vino, algunas frutas y lo más importante, estaba un recipiente con un platillo exquisito... Lasagna.
Deuteros tomó una copa y lentamente sirvió un poco de vino, lo fué acercando hasta los labios de Degel para que pueda beber un poco, unas gotas resbalaron entre sus labios, el gemelo menor ligeramente pasó su pulgar para retirar esa gota de vino, después se fué perdiendo en esos ojos violeta que deslumbran con la luz de la luna llena.
El clima no era muy frío, estaba a la perfección. Lentamente le fué retirando su abrigo, comenzó acortar la distancia entre ambos, probando aquellos labios de los cuales era adicto.
Un beso tierno que poco a poco fué llevándolos a explorar más allá de su ser.
Poco a poco fué retirando quitando la camisa de Degel, pasaba sus manos sobre su cuerpo, esto provocaba suspiros y gemidos que eran provocados por las caricias de Deuteros.
— Esto es... Iremos más allá que cuatro paredes — Respondía el ruso tratando articular sus palabras, era una gran idea terminar entregándose en ese lugar, simplemente con la luna de testigo, ellos dos juntos, es el momentos ideal.
— Cuando te conocí recuerdo que querías pasar una noche observando el cielo — Contestó el gemelo menor con un tono de coquetería.
— Lo recuerdo... Y tu conmigo a mi lado es todo para mi — Degel sin perder más el tiempo le fué quitando su camisa azul a su pareja, se deleitaba pasando sus manos sobre el pecho y perfecto vientre de Deuteros.
El contrario lo tomó de su cintura y lo recostó en el pasto posicionándose sobre el, bajó hasta su cuello besando y aspirando el suave aroma que emanaba su amante.
Tomó un poco de vino que habían quedado en la copa y dejó caer ligeros chorros en el vientre de Degel, después con su boca fué saboreando aquel elixir mezclado con el aroma que desprendía la piel de su amante.
El moreno nuevamente se acercó a la boca del contrario para seguir explorando más allá de sus labios, Degel se aferró a su espalda enterraba sus perfectas uñas pintadas haciendo juego con su cabello.
El moreno se levantó un poco para retirarle los lentes a su pareja y los dejó cerca de la canasta para evitar que se pierdan.
Después de hacer esto nuevamente se acercó para retirar las demás prendas restantes, era una noche perfecta para aquellos amantes bajo la luz de las estrellas.
Comenzó a besar cada rincón de su suave piel, terminó de despojarse completamente de su ropa y se abalanzó sobre Degel. Tenerlo de esa manera, piel a piel... Una unión de dos almas que llevan más allá sus instintos de la pasión que ambos desbordan.
— Tus labios tienen un sabor adictivo — Susurró el moreno, recorriendo sus manos de pies a cabeza.
Para Deuteros es un privilegio amarlo con locura, es su gloria, su joya más preciada porqué gracias a él, tuvo la dicha de conocer el verdadero amor.
Se posicionó entre las piernas del contrario, elevó un poco su cintura y comenzó a prepararlo de una manera sutil.
Degel sentía que tocaba el cielo cuando experimentaba la intromisión de esos largos dedos, sus manos apretaban con fuerza el pasto y arqueaba su espalda, por el dulce tacto de su amado.
Cuando estuvo listo el gemelo menor comenzó a entrar de manera lenta, se acercó a Degel para depositar suaves besos en su cuello y así facilitar el trabajo.
El ruso sentía que su piel ardía entre cada caricia de su pareja, el vaivén comenzó de manera lenta, después poco a poco fué subiendo de nivel, ambos reflejaban una danza erótica ante la entrega de ambos amantes cegados al infinito placer.
Completamente solos en la obscuridad de la noche, el lugar comenzaba a llenarse de gemidos y ruidos provenientes de sus cuerpos aperlados de sudor por el momento que ambos disfrutaban, eran solo ellos dos.
Los movimientos eran cada vez más rápidos, en la posición que se encontraban el miembro de Degel era estimulado entre su vientre y el de su pareja, combinado con la sensación del roce en su interior, llegando al máximo placer llegaron a su ansiado orgasmo. El ruso liberó toda su esencia cuando sintió la cálidos esencia de su amante llenándolo completamente.
Trataban de controlar su respiración, la noche era larga. Lentamente salió del interior de su amado, tomó un mechón verde y depositó un beso, después se acercó para agarrar una frazada que había preparado también y se cubrieron con ella, entrelazo sus dedos con Degel, se acostó detrás de él rodeando su cintura.
— Gracias Deuteros, me has hecho la persona más feliz del mundo ¿Sabes? Siempre fué mi mayor fantasía disfrutar de un momento así en el exterior, donde solo seamos tu y yo.
— Aún nos falta disfrutar de la noche copito, solo espera que lleguemos a la cabaña — Sonrió con un toque de coquetería, porqué regresando no dejaría dormir a Degel.
— Esa mirada me dice que tu y yo no dormiremos ¿Verdad? — Cuestionó con un poco de timidez.
— Así es mi amor, ahora disfrutemos de esta velada que es para ambos... Si no mal recuerdo hoy hay lluvia de estrellas y seguramente no te querrás perderte este momento.
Degel se giró para verlo de frente, sonrió porqué sabía que Deuteros haría hasta lo imposible por verlo feliz, a él y a su pequeño Camus...
Conforme pasaba el tiempo, desde que vivía con Deuteros había encontrado esa inspiración que le hacía falta a su vida. En sus ratos libres aprovechaba para expresar sus emociones con sus escritos y hoy era el día que su libro sería publicado.
Un libro al que le colocó como título "La Joya" y estaba dedicado a sus grandes amores Deuteros y Camus.
Siempre había sido su mayor sueño, nunca se rindió, ni él ni Deuteros, pese a todo lo malo que pasaron, varios obstáculos de su vida donde lo más importante que los mantuvo con las esperanzas de seguir adelante fué el amor que se tienen.
Su vida tenía de todo, buenos ratos, malos ratos, problemas, estabilidad, pero siempre ambos con la misma convicción. Así vivieron hasta el final de sus día, Camus creció, por causas del destino conoció a Milo, el hijo de Kardia y Calvera. Quizá ellos no pudieron estar juntos anteriormente pero sus hijos si.
Kardia se había vuelto una persona más madura y firme, todos aprobaban la relación de sus hijos.
Llegó el momento en el que volaron un día de sus hogares, ahora solo se tenían el uno al otro, solo les restaba disfrutar de su vida. Hasta el final de sus días...
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Buenas madrugadas mis bell@s lector@s, hasta aquí termina esta historia donde terminé más romántica yo 😅 creo.
Espero que les haya gustado mucho, la verdad de ellos casi no hay mucho, como parejita se ven bien a mi punto de vista, jamás me cierro a los Ships y esta es una buena oportunidad, porqué en si Degel y Deuteros si tuvieron interacción y muy bella en el gaiden.
No me queda más que agradecer que siempre estuvieron al pendiente de esta historia, sus votos, comentarios, siempre los atesoraré en mi 💖💖
No me queda más que agradecer, nos leemos en mis demás historias, quizá después les vuelva a escribir algo a ellos, lo sé ante mis ojos ellos son hermosos, los amo.
Infinitas gracias, un abrazo 🥰🥰
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