Capítulo 7
Una larga noche fría y con la neblina cubriendo el lugar.
Degel sintió un poco de frío en la madrugada, pero su subconsciente no recordaba que estaba en otra casa.
De manera inconsciente se giró del lado donde dormía su compañero e inesperadamente lo abrazó, sin darse cuenta de aquello, poco a poco su cuerpo sintió calidez por parte del contrario.
Deuteros no había podido dormir bien en toda la noche, tener a ese chico de cabellos verdes le había robado el sueño. Justamente cuando estaba a punto de dormir, sintió unas manos frías rodear su cintura y esa sensación de poder sentir el cuerpo de su compañero en su espalda. Se levantó de manera inesperada ante ese acto que no le quedo de otra más que girar lentamente su mirada al ruso y observó que estaba completamente dormido.
Una extraña sensación recorría parte de su cuerpo ante el contacto inesperado entre Degel y él. Prefirió no moverse para evitar que despertara y esperaba que eso no fuera impedimento para conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, los primeros rayos del sol entraban por la ventana, Degel fué el primero en despertar, tenía la costumbre de levantarse temprano para irse a trabajar. Era sábado solo trabaja medio día.
Lentamente abrió los ojos y grande fué su sorpresa al ver que estaba sobre el cabello azul de su compañero.
-¡Oh no!- Susurró de manera discreta llevándose ambas manos a la boca.
El moreno sintió cuando Degel despertó y se giró para poder observarlo de frente.
-Yo... Disculpa Deuteros no me di cuenta que me quedé dormido sobre tu cabello ¡Hay que pena!- Escondió su rostro en la almohada para que su compañero no lo observara.
Pero lejos de molestarse, a Deuteros eso se le hizo extrañamente tierno- ¿Porqué siempre te disculpas Degel?... Es normal que no te des cuenta de lo que puedes hacer cuando estás dormido-
-Por lo mismo... ¿No sé que vayas a pensar de mi?- Se levantó de la almohada para poder mirar a su compañero de frente- Claro que pido disculpas porque desde que te conocí has hecho cosas por mi... Me llevaste a la casa, después terminaste mojandote por alcanzarme,me quedé dormido en tu hombro y me dejaste pasar la noche aquí contigo, por eso me siento apenado-
El gemelo menor no pudo evitar sonreír ante las palabras de Degel, extrañamente lo hizo... Jamás se había sentido tan pleno como hoy.
-Degel, vamos a desayunar y de paso nos vamos al trabajo ¿Que te parece?- Preguntó el moreno mientras se levantaba de la cama.
-Claro... Pero primero quiero pasar a mi casa, espero que Kardia esté ahí para que pueda cambiarme de ropa-
Y ahí estaba ese nombre que comenzaba a ser como una espina perforando su corazón... Aunque comience a ver con otros ojos a Degel, él le pertenece a alguien más. Dio un suspiro y se acercó a su compañero.
-Está bien te espero en la cocina y ...- No terminó de hablar.
-Mejor que te parece si vamos primero a mi casa, de paso tenemos tiempo de sobra, son las 7 de la mañana... Te invito a desayunar, es lo menos que puedo hacer después de todas las atenciones que mes has dado- Respondió el ruso regalándole una sonrisa al moreno, una que comenzaba a derretirlo por dentro.
-Está bien, espero que puedas entrar a tu casa sin problemas- Contestó Deuteros y salió de su habitación para darle un poco de privacidad a Degel.
Cuando estuvieron listos, Deuteros le abrió la puerta a su compañero para que pudiera tomar asiento. Era extraño para el tener compañía, pero sinceramente la apreciaba... Degel es ese tipo de personas que llegan para cambiar la vida dando un giro inesperado a la monotonía.
Todo iba en orden, pasaron primero a una estación gasolinera y después tomaron lugar rumbo a la casa donde vive Degel. Cuando llegaron el moreno se estacionó justamente en frente.
-Degel... Aquí te espero- Dijo Deuteros apagando el motor del auto.
-Está bien, no demoraré mucho... No me gusta hacer esperar a las personas, solo espero que Kardia esté ahí para que me pueda abrir y tome otro juego de llaves que tengo en mi armario- Degel se quitó el cinturón de seguridad y se bajó esperando que Kardia pudiera abrirle.
Mientras avanzaba lo hacia con un poco de nervios, sabía que pronto comenzaría la interrogación sobre lo que ocurrió y sobre todo donde había pasado la noche... Claro que no le mencionaría que se había quedado en casa de su compañero, de lo contrario se pondría furioso, lo conocía a la perfección.
Cuando llegó a la puerta estaba a punto de tocar el timbre cuando miró que estaba entreabierta, pensó lo peor... Quizá habían entrado a robar, rápidamente entró gritando:
-¡Kardia!-
Corrió por toda la casa preocupado, en la sala, la cocina, el estudio...
Hasta que llegó a la recámara.
Ahí fue donde se dio cuenta de lo que pasaba, Kardia estaba profundamente dormido desnudo a lado de una chica de cabellos lacios morados.
-Kardia- Susurró con la voz entre cortada, sentía que el mundo se le venía encima.
Sin pensarlo dos veces se acercó hasta la cama y jaló las sábanas que cubrían aquellos cuerpos. Kardia despertó de manera repentina.
-¿Degel?- Susurró asombrado.
-¡Kardia... Eres un...!- No terminó de hablar, justamente en ese momento las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, y salió corriendo de la habitación.
-¡Degel espera! Puedo explicarlo- Gritó Kardia mientras buscaba sus pantalones en el suelo y los colocaba, poco le importaba aquella chica con la que se había acostado, apenas despertaba por los disturbios de Kardia y su pareja.
Deuteros estaba recargado en la puerta de su auto mirando el lugar del lado contrario a la casa de Kardia, sin embargo no notó que Degel salía de su casa llorando desconsoladamente.
El ruso corría sin darse cuenta para donde corría, sus lentes se habían empañado de tanto llorar por lo que observó hace unos momentos...
Tan distraido estaba que no se había dado percatado que en vez de llegar al auto de Deuteros, estaba por llegar a la calle.
Un auto que no notó la imprudencia de Degel, pasó a atropellarlo, aunque el auto frenó a unos segundos, no fué impedimento para que el de cabellos verdes saliera proyectado algunos metros más adelante...
Deuteros al escuchar el disturbio volteó a ver inesperadamente que pasaba, cuando de pronto notó que se trataba de su compañero de trabajo no dudó en correr hasta donde estaba aquél chico de ojos violetas.
-¡Degel!- Gritó el moreno y no dudó en tomar su pulso para cerciorarse que que estaba con vida.
Las demás personas que pasaban solo miraban. El que había provocado el accidente de Degel se bajó de su auto y corrió para auxiliar también.
-Está con vida... Vamos al hospital- Respondió el dueño del auto.
-Traigo auto también- Contestó el moreno señalando su vehículo.
-Perfecto... Sígueme entonces- El dueño del auto le hizo una señal y Deuteros cargó a Degel hasta su auto, lo acostó con cuidado en el asiento del copiloto bajando un poco más el respaldo y comenzó a seguir al auto contrario para poder llegar a tiempo al hospital.
-Por favor Degel... No me dejes- Susurró Deuteros mientras depositaba un beso en el dorso de su mano, rogaba a los dioses que nada malo le pasara a su compañero, necesitaba saber que pasó y sobre todo, que fué lo que ocasionó que terminara en la calle de ese modo.
Todo sucedió de manera repentina que cuando salió Kardia de su casa alcanzó a ver que se llevaban a Degel en un auto, sin duda tenía que alcanzarlos.
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