Capítulo 3
Degel se encontraba en su escritorio leyendo un texto en la computadora. Después se encargó de darle un buen formato y corregir aquellos errores ortográficos.
-Aún falta mucho- Dio un largo suspiro y se recargó en su silla, después de ver los demás archivos que aún le faltaba por leer.
-¿Aún con mucho trabajo señor Degel?- Preguntó una chica que trabajaba en la editorial como vendedora de mostrador.
-Sí señorita Fluorite, aún no puedo terminar- Respondió Degel mientras miraba a esa jovencita, como corría de un lado para el otro atendiendo a los clientes que entraban a comprar en la zona de la librería, ese era el ambiente de ese lugar día a día.
Después de que aquella chica terminó de atender a los clientes, se acercó nuevamente al escritorio donde estaba Degel para poder retomar aquella plática.
-Perdón por no contestarle señor Degel, estaba ocupada y estos días ha estado muy fuerte la venta.
-Descuida ya somos dos, la editorial no se da abasto- Respondió Degel levantándose de la silla.
-Por cierto... el libro que mi padre escribió pronto saldrá a la venta ¿Me haría el honor de ser el primero en leerlo?- Pregunto con curiosidad.
-Claro, cuando esté listo me dará gusto leerlo- Contestó con una sonrisa, Fluorite asintió y siguió trabajando.
Degel comenzó a caminar por los pasillos de la editorial para tratar de despejar su mente. Entre los problemas que tenía con Kardia y el estrés del trabajo estaban volviéndolo loco al grado de querer tomar café una y otra vez.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dió cuenta cuando chocó con alguien más, solo en ese momento sintió que esa persona lo alcanzó a tomar de la cintura para evitar caer completamente al suelo.
Seraphina iba a guiando a Deuteros por la editorial, sin embargo ella al final tuvo que darle indicaciones para que llegara solo a su zona de trabajo, ya que recibió una llamada de su hermano.
-Deuteros lamento dejarte a la mitad del recorrido, Unity necesita mi ayuda... ¿Podrás llegar tu solo? Está cerca de aquí.
-Claro, solo indíqueme por dónde tengo que ir.
-Caminas derecho hasta topar con pared y das vuelta a la izquierda, y vas a entrar en la tercera puerta, será fácil porque con quien trabajarás se llama Degel... Para ser más exactos usa lentes y su cabello es de tonalidad verde. Preséntate con él y en un rato los alcanzo- Seraphina se dio la vuelta y tomó su camino de regreso nuevamente para auxiliar a su hermano.
-A ver, me dijo que camine derecho- Comenzó a caminar siguiendo las indicaciones de Seraphina- Después a la izquierda y...- Sus pensamientos fueron interrumpidos al chocar con alguien que iba distraído. Sus instintos reaccionaron rápido y tomó a esa persona con la que chocó por accidente tomándolo de la cintura.
Los lentes de Degel cayeron al suelo pero el no, trató de levantar la vista para ver aquella persona que lo tomó a tiempo.
Sin los lentes su vista era un poco molesto no poder observar a esa persona que estaba sosteniendo su cintura, solo notó un cabello muy largo en tonalidad azul.
-¿Estás bien?- Preguntó Deuteros, pero se dio cuenta que no veía muy bien, ya que el contrario trataba de esforzar su vista para poder observar de quien se trataba. Levemente lo soltó y lo ayudó a incorporarse nuevamente, se agachó para tomar los anteojos que quedaron en el suelo, revisó que no llevaran algún desperfecto y se los colocó nuevamente.
-Me imagino que necesitas esto para ver mejor- Respondió el moreno justo cuando terminó de colocarles los anteojos.
-Sí, sin ellos no puedo ver...Muchas gracias, soy yo el culpable, después de todo venía distraído- Contestó Degel pero al observar mejor a su salvador no pudo evitar perderse en aquella mirada tan seria, un rostro que jamás había visto en su vida.
Deuteros también tenía toda su atención en aquellos ojos violeta, aunque traía sus lentes puestos, podía admirar cada rasgo de ese chico y ante él tenía a un joven demasiado bello.
-Yo... Estoy buscando a Degel- Respondió tratando de romper ese momento entre ellos y dirigiendo su mirada para otra dirección.
-¿Qué necesitas?... Mi nombre es Degel- Se presentó con un toque de formalidad sin dejar de observar al contrario.
-¿De verdad? Gracias al cielo - Esto último lo murmuró para si mismo - Me presento... Mi nombre es Deuteros. La señorita Seraphina me mandó contigo para poder ayudarte con los trabajos de la edición de los libros.
Degel no podía creer lo que estaba escuchando, ¿De verdad había encontrado alguien que pudiera ayudarlo en ese pesado trabajo?- Tú... Bueno ¿Te gusta la lectura para hacer este trabajo?- Preguntó con mucha curiosidad.
Aunque a Dégel lo que realmente le emocionaba era el hecho de conocer alguien con sus mismos gustos
-Claro, he vivido mi vida solo y ese ha sido mi pasatiempo. No sé mucho sobre reglas ortográficas y lo poco que sé, lo aprendí de lo que he leído. Soy ese tipo de personas que cuando encuentran un buen libro, no paro de leerlo hasta que lo termino- Respondió de manera seria.
-Pocas personas como tú se interesan en los libros, me agrada eso de ti. Bueno, si te mandaron conmigo pasa, vamos a mi escritorio. Las lecturas están en archivos en la computadora y hay que leerlos, corregir todo lo que esté mal escrito y darle un buen formato- Degel le hizo una seña a Deuteros para que lo siguiera.
Cuando llegaron al escritorio, Degel fué por una silla para que pudiera tomar asiento su nuevo ayudante.
Unos minutos después llegó Seraphina con ellos.
-Degel, veo que ya conociste a tu nuevo ayudante. Lamento haberlo mandado solo, pero Unity necesitaba de mi ayuda- Respondió Seraphina mientras se acercaba hasta el escritorio.
-Si, y me será de gran ayuda, no he podido acabar con todos estos archivos- Degel señaló la computadora donde el trabajaba mientras observaba a Seraphina.
-Siento que no tenemos otra computadora a la mano, pero mi hermano dijo que sin falta trae otra. Así que tendrán que trabajar en esa juntos, sirve que le muestras a Deuteros lo que tiene que hacer y mañana sin falta tendrá la suya para trabajar.
Degel estaba por responder, cuando escuchó que nuevamente Unity necesitaba ayuda de su hermana.
-Siento dejarlos de nuevo pero, no tenemos descanso en este lugar- Seraphina los dejó nuevamente solos.
Degel le pidió a Deuteros que se acercara justo a su lado, comenzó a explicar la manera que debe trabajar con los textos mientras con el mouse pasaba varios archivos de la computadora. Mientras ambos leían juntos se encontraron con un párrafo que sin duda necesitaba corrección.
-"¿Qué es el amor? Un sentimiento que tenemos en el fondo de nuestro corazón"- Leyó Degel mientras pensaba que cambiar de esa frase que sin duda sonaba muy inexpresiva.
Deuteros comenzó analizar ese pequeño texto, el tampoco conocía mucho sobre amor, ya que nunca tuvo la oportunidad de experimentar ese sentimiento con alguien más, y cuando lo hacía siempre sus conquistas terminaban en brazos de Aspros. Sin ninguna idea en su mente agachó la mirada al suelo con tristeza.
Degel notó su comportamiento y se acercó para preguntar que pasaba con él- ¿Deuteros, te sientes bien?
-Si, no pasa nada gracias... Aunque mejor continuemos, dejemos esa parte así ya se nos ocurrirá algunas palabras para modificarla- Respondió con una sonrisa forzada.
-Si tu lo dices, te creeré- Ambos siguieron trabajando y por su parte Deuteros aprendiendo.
La tarde llego rápidamente y para ellos fue como si hubiera transcurrido solo unos instantes, todos los empleados comenzaban a retirarse mientras que Degel y Deuteros platicaban afuera de la editorial.
-¿Qué te pareció tu nuevo día aquí?- Preguntó Degel con una sonrisa en su rostro, aunque no podía con la emoción de conocer alguien que realmente lo comprenda y tenga los mismos gustos que él.
-Bien, la verdad me gusta es tranquilo el trabajo y sobre todo gracias a ti por enseñarme lo que debo hacer.
-No es nada, solo es mi trabajo... Bueno Deuteros me tengo que ir a casa antes de que esta lluvia me gane y llegue hecho una sopa- Degel estaba por retirarse cuando fué detenido por el moreno.
-¡Espera!- Gritó deteniendo su andar.
-¿Sucede algo?- Cuestionó nervioso.
-Te paso a dejar a tu casa. Tengo un auto sencillo, quizá no es último modelo, no tengo problema en llevarte.
-No quiero ser una molestia- Respondió nervioso, lo que menos quería es causarle molestias.
-No lo es, además... te lo debo por enseñarme a trabajar.
Degel se rió ante ese comentario y asintió, en pocos minutos se subieron al auto.
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