Capítulo 21.
Con Ethan tuvimos la idea de hacer algo distinto a lo que estamos acostumbrados. Iremos a pasar el rato a uno de los parques de la ciudad, el cual contiene un río, digno para que se disfrute en estas noches veraniegas.
Y, como hoy no me tocó trabajar, debo pasar por él cuando su turno se termine.
Así que aquí estoy, escogiendo mi vestimenta luego de haberme duchado. Hasta que me decido por un short negro, una camisa blanca, y sandalias. Me miro al espejo, y me siento bonita, por lo tanto sé que escogí la ropa correcta. Menos mal que no tuve una de esas tantas crisis. Aunque, a decir verdad, eso sólo me pasa cuando estoy con la regla. Uf... en esos días nada me gusta, todo me queda feo y me siento horrible.
Me regalo una sonrisa, y le elevo mis dedos pulgares a mi reflejo en el espejo.
Me pongo perfume, me peino con una coleta alta, cojo el regalo que le compré a Ethan esta tarde, y salgo de casa tras haberme despedido de Noah y mi familia.
Una vez en el bus, le envío un mensaje a Ethan, avisándole que estoy en camino. Y como, probablemente esté ocupado, no espero por una respuesta.
Me coloco mis auriculares, y le doy a mis oídos un hermoso regalo, mejor conocido como Ed Sheeran.
Estoy a nada de llegar a la gasolinera, y en mi estómago se presenta un cosquilleo repleto de emoción, y hasta de nervios. Como si fuera nuestra primera cita.
De todas formas, ¿no es eso lo que nos pasa cuando alguien nos gusta demasiado? Es decir, ¿no son normales las cosquillas en la panza cuando sabemos que vamos a ver a esa persona? Pienso que si, y que lindo.
Me bajo una parada antes, y le doy aviso de donde estoy, así nadie del personal de arriba nos ve. Aunque... creo que lo saben. Creo, no lo sé. Y ante la duda, es mejor que no nos vean. Por si acaso.
Ethan da noticias, me dice que se dará una ducha rápida y ya está conmigo. Así que me siento sobre un banco, en la manzana más iluminada. Lo bueno de las noches de verano, es que las calles se muestran con más ritmo gracias a las personas. Y menos mal, porque si no hubiera gente a mi alrededor, me estaría sintiendo en alerta.
Cuando Ethan llega a mi encuentro, y el aroma de su colonia llega a mi nariz, todo mi cuerpo tiembla entre las cosquillas que siento. Estas sensaciones nos vuelven tan vulnerables.
Me sonríe, y deposita un beso corto sobre mis labios. Al separarnos, le entrego la bolsa que contiene su regalo.
—Pero... no es mi cumpleaños —dice.
—¿Y eso qué? Sólo lo vi y pensé en ti.
—Pero Emma, yo no tengo nada para ti.
Suspiro.
—¿Puedes sólo no decir nada y ver el regalo? Gracias.
Se ríe y abre la bolsa, saca de allí una jarra de vidrio, la cual lleva plasmada el cuadro de su equipo favorito de fútbol. La jarra es, más que nada, para que se vierta en ella mezclas de alcohol, y así compartir con amigos o familia.
Ethan observa la jarra y me mira, le sonrío y me encojo de hombros.
—¿Y...? Ahora si puedes decir algo.
Sonríe.
—Me encanta. Es más, la estaba necesitando. Gracias, Emma —me besa, sólo que esta vez se trata de un beso más bien duradero e intenso.
Que bueno saber que le gustó. Tenía la sospecha de que iba a ser así, pero confirmarlo es lo máximo.
Ethan pide un Uber, y cuando llega, nos dirigimos hacia el parque. Nos bajamos del auto, y antes de ir hacia nuestro destino, nos detenemos en un Mcdonalds. Compramos nuestros combos para llevar, y ahora sí, nos encaminamos hacia el parque.
No somos los únicos que hemos tenido la idea de esta salida, y claro que no, la noche amerita este paseo, o cualquier otro, todo mientras no se esté encerrado.
Nos ubicamos frente al río y devoramos nuestras hamburguesas. Entre tanto, hablamos acerca de nuestro día, y de algún que otro tema random que se nos ocurra.
Hasta que las risas y sonrisas se presentan, por aquí y por allá. Tal parece que todo nos hace reír, o todo nos lleva a sonreír. Como si estuviéramos bajo los efectos del alcohol, o algo parecido, pero nada de eso. Sólo estamos sumergidos bajo los efectos de esta intensidad que nos rodea.
Me siento una mujer nueva, con muchas sensaciones en mi cuerpo. No estoy bailando, pero sin embargo, parece que así estoy, bailando al ritmo de la música más cursi del mundo.
Y entonces lo miro, y en su forma de mirarme me siento especial, única. Sus ojos brillan al verme, y la sonrisa en su rostro es hermosa.
—¿Qué sucede Emma, te estás enamorando? —pregunta, entre sonrisas, las cuales después se transforman en una carcajada que se contagia en mí.
No le respondo, y vuelve a preguntar lo mismo. Hasta que las risas se apagan, pero quedan las sonrisas, queda la sensación de que estoy bailando cuando mi cuerpo está totalmente quieto.
Apoyo mi cabeza sobre su hombro, y entrelazo mi mano con la suya. Y pienso en su pregunta, y en la respuesta que no le dí.
¿Es demasiado pronto para sentir que tuvo razón al decir que me estoy enamorando? Bueno, a ver, somos nosotros, y todo inició con mucha intensidad. Entonces, si es así, ¿acaso hay algo que sea demasiado pronto? Creo que no.
¿Me estoy enamorando? Oh... mierda, me estoy enamorando. Estoy cayendo en la profundidad de ese sentimiento, y no tengo miedo. Sino que al contrario, quiero seguir cayendo, quiero seguir sintiendo.
Miro a Ethan, me regala una sonrisa, y con eso sé que en verdad me estoy enamorando, con su sonrisa, y su forma de mirarme, me aseguro que no sentir miedo, es lo mejor que puedo hacer.
—¿Nos quedamos a ver el amanecer? —le pregunto.
—Me encantaría.
Nos sonreímos, y me vuelvo a acomodar sobre su hombro.
Las horan van avanzando, y con eso, las personas se van yendo del lugar. Sólo quedan los perros callejeros, que han decidido que es un buen momento para jugar entre ellos al corretear por todo el parque.
El cielo poco a poco va cambiando de color, dejando atrás a la oscoridad. El sol se va asomando, y trae con sus rayos, una muy hermosa mezcla de colores.
Ethan saca su móvil, apunta hacia el cielo con la cámara y le saca una foto al arte que la naturaleza nos regala. Me envía la foto, y cuando leo lo que dice el mensaje, sonrío.
Por más amaneceres juntos?
Pongo mis ojos en él, y asiento a modo de respuesta, me sonríe y nos ponemos de pie. Por más que no queramos, debemos irnos, tenemos que descansar, pues en unas horas nos espera un nuevo turno laboral.
Y, mientras espero a que Ethan pida por un Uber que nos lleve a casa, saco mi móvil, me dirijo a mi instagram y subo la foto del amanecer.
El amanecer que marcó un antes y un después...
Es la primer foto que subo dando alusión a todo lo que me está pasando. No nombro a Ethan, aunque bueno, para muchas de las personas que me rodean, eso no es necesario. Saben todo lo que hay detrás de una simple foto del amanecer.
Ya no quiero guardar nada de esto, quiero gritarlo al mundo. Quiero ser feliz, y mostrarme así.
Hace mucho que no me sentía de esta manera, aunque bueno, teniendo en cuenta todo lo que está sucediendo en mi corazón, tal parece que es la primera vez que me siento así.
Sea como sea, no planeo ocultar nada de esto, ni esconderme.
En estos momentos no logro entender el motivo del por qué lo hacía. Y prefiero no ahondar en el tema, no quiero una respuesta, quiero irme a dormir con esta sensación de felicidad y enamoramiento.
¡Hola!
Uff... amé este capítulo. Fue estar en el río por un momento, y que lindo ❤️ ojalá les haya gustado también.
Bien, quiero decirles que se vienen los momentos cruciales de la historia. En el próximo capítulo aparecen esas cosas que molestan cuando uno está en su mejor momento.
También les comento, que no falta mucho para el final de la historia. Recuerdan que les dije que iba a ser más corta que las otras que tengo? Bueno...
Ya tengo planeado como seguir, y como terminar. Que ansiedaaaad, jajaja.
Gracias por leerme!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro