Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Tomados de la mano, bajamos de su departamento y vimos a muchos jóvenes y adultos disfrazados con excéntricos trajes de terror, los que a mí me fascinaron, y Layne junto a mí, me miró con anhelos, cariño y se sintió inmensamente feliz. Después río.

—Creo que nuestros disfraces son la excepción.

—Jejeje, es cierto, jejeje — se detuvo solo para mirarme con detenimiento.

—Aun así, te ves muy hermosa vestida de árabe — le acaricié su mejilla.

—Y tú muy sexy de pirata. De hecho, tengo que hacerte una confesión — Layne volvió a reír.

—¿Qué cosa?

—En cuanto Jerry nos presentó, te encontré muy guapo y seductor. Me lo sigues pareciendo y creo que me lo parecerás siempre — le dije con mis mejillas enrojecidas y Layne se me quedó viendo perdidamente enamorado y me sonrió.

—¿Te habían dicho lo tierna que eres? — le sonreí.

—No, nunca.

—Lo eres y me encanta.

Yo hipnotizada en él, Layne volvió a besarme y yo lo abrasé fuerte; él contento, sonrió mientras me besaba he hizo que aquel beso se prolongara aún más, lo que me encantó y enamoró.

Caminando por las iluminadas calles de Seattle en Halloween, íbamos tomados de la mano, y sin dejar de reír, y sonreír, nos íbamos contando anécdotas y cosas graciosas del uno con el otro. Sentíamos los dos esa dulce y hechizante conexión, esa que al parecer ambos creíamos muerta y perdida.

Veíamos todas las casas decoradas con calabazas, telarañas y peculiares fantasmas y sonreíamos. Ese era el primer Halloween distinto que vivía, y el que ahora sentía más mágico e inolvidable al estar a su lado, al lado de mi querido Layne.

De pronto, nos detuvimos en medio de una avenida solitaria y a Layne le brillaron sus ojitos de ilusión y de amor.

—¿Me concederías esta pieza de baile, mi hermosa árabe? — aquella proposición me tomó por sorpresa, la que me puso aún más contenta, y llena de ilusiones, le sonreí. Él me dio su mano y yo se la recibí.

—Si.

Los dos nos sonreímos con anhelos y ensueños y empezamos a bailar abrazados, como una especie de vals, en medio de la noche. Amé aquello, pude tocar las estrellas del cielo, y Layne todo tierno y feliz, me guiaba en los pasos y seguimos y seguimos bailando abrazados, muy abrazados, ignorando todo a nuestro alrededor.

Me gustaba demasiado, amaba que estuviese en mi vida, que haya llegado a ella para sacarme de lo demás. Era el chico que siempre yo estuve esperando y Layne amándome con todo su corazón, me sonrió y yo sentí que me protegió, que nunca nada me podría pasar, si él estaba conmigo, y los dos bailando, nos mirábamos todos enamorados y complementados.

—Esto es tan hermoso.

—Lo es. Tú haces que sea hermoso, ternura, solo tú.

—Mi Layne — me sonrió.

—Que tierna — con ansias y cariño le acaricié su barbita, que ya le amaba y él me sonrió enternecido, y yo no pude más y me le abalancé, puse mis pies en puntillas para alcanzarlo y lo besé con fulgor.

Layne enternecido al yo colocarme en puntillas para poder besarlo, feliz se entregó a mi dulce beso, me tomó de la cintura y se inclinó él un poco, para que yo no me esforzara, y me siguió en mi beso y los dos nos besamos profundamente.

Al cabo de besarnos, nos sonreímos plenos y él me cargó en sus brazos y yo con cariño lo rodeé de su cuello con mis brazos.

—Me siento tan vivo, que quiero gritar.

—¿Gritar? — le pregunté riéndome.

—Si, es más...

Me bajó de sus brazos y corrió hasta la esquina de aquella calle y yo riéndome y flotando, lo seguí. Layne me miró con guiño y resplandor.

—¡Margarita! ¡Creo que me he enamorado de ti! ¡Te amo! ¡Te amo!

Su confesión me sorprendió y emocionó a la vez y vibré de ilusiones y corrí a él.

—¡Yo también te amo! ¡Te amo mi Layne!

Él me abrazó, inclinó su cabeza para mirarme, yo levanté la mía y los dos nos sonreímos.

—Ya no hay duda de esto tan fuerte, que estoy sintiendo por ti. Te amo.

—Y yo a ti.

—Estuve todo este tiempo, errada y ahora que te conocí a ti, veo lo que es en verdad este lindo y fuerte sentimiento.

—Ternura, mi hermosa y preciosa Margarita. Ahora más lo confirmo. Eres toda una flor, mi flor.

—Jejeje.

Volvimos a besarnos y después Layne me cargó en sus brazos y me dio y dio vueltas en ellos y yo reí y reí sin parar.

Sin dejar de reírnos, nos acercamos a una casa y yo le sonreí.

—¿Estás seguro de que nos darán dulces, cariño?

—Totalmente. Confía en mí, verás que estas personas si nos darán golosinas y después los dos las comeremos, como dos niños.

—Es lo que más quiero jejeje—

—Igual yo jejeje.

Aguantándonos la risa, Layne tocó el timbre de aquella casa y los dos expectantes, esperamos a que alguien saliera con una fuente llena de dulces...

Un matrimonio salió y nos quedaron viendo fijos por nuestros aparentes disfraces y sonrieron.

—¿Dulce o travesura? — preguntó todo gracioso Layne y yo no pude más de la risa.

—Ya veo que son el capitán Garfio y la muchacha genio de la botella. Aunque ¿No son un poco mayores para andar pidiendo dulces?

—Es Halloween, todos podemos pedir dulces — agregué y Layne rio.

—Es cierto, además no le va a negar un dulce a mi preciosa genio ¿No? Porque como capitán Garfio le puedo arrancar la garganta con mi supuesta espada, que olvidé en el auto — eso fue aún más chistoso y los dos estallamos de risa, causando también que aquel matrimonio se riera y el buen tipo nos llenó las manos a ambos con deliciosas golosinas.

Caminando a otra casa, íbamos comiéndonos felices nuestros dulces y Layne volteó a mirarme y sonrió.

—Amo este masticable, es uno de mis favoritos.

—El de banana ¿Verdad? También es mi favorito.

—¿En serio? Entonces hay que pedir más en la próxima casa.

—Jejeje, tú lo has dicho...

Pasamos frente a una gran mansión, con un enorme árbol y Layne se detuvo justo frente a él.

Yo lo imité.

—¿Qué ocurre, cariño? — Layne puso una cara de travieso y sonrió.

—Se me acaba de ocurrir algo más entretenido, además de pedir dulces — yo le sonreí.

—¿Qué cosa?...

Riéndonos a toda boca, y sin parar, pasamos a comprar mucho papel higiénico a un supermercado, el que por suerte seguía abierto por ser noche de Halloween. Yo jamás había hecho algo así, y aunque era inmoral y en contra de la ley y de la seguridad de los vecinos, no me importó y seguí la locura de Layne. Quería seguirme sintiendo viva y plena, y él era mi motor para que yo me atreviese y siguiera disfrutando de todo lo que perdí hace mucho.

De vuelta en aquella mansión, miré decidida a Layne y él me sonrió.

—¿Estás lista, mi amor?

—Más que lista.

—Perfecto. Entonces sígueme y haz lo que yo.

—Si...

Los dos riéndonos sin razón, Layne empezó a tirar rollos y rollos de papel higiénico al gran árbol que había en la mansión, y yo viéndolo, quise también hacer lo mismo y tomé dos rollos gordos de papel y los lancé al árbol. Layne me miró y me sonrió sorprendido y feliz.

—¡Si, mi amor! ¡Así se hace!

—¡Jajajaja!

—¡Jajajaja!

—¡Mira este que voy a lanzar ahora!

Me dijo todo acelerado y llegó y lanzó tres rollos más y yo le seguí y los dos riéndonos a toda boca, arrojamos unos cuantos más enrollando al árbol por completo de papel higiénico.

Yo quería lanzar más, pero ya se nos había terminado los rollos de papel.

—¡Uf! ¡Ya se nos terminó!

—Pero mira, quedó muy bien decorado — agregó Layne con burla y volvimos a reír.

Los dos nos sonreímos y miramos aquel árbol lleno de papel y abrazándonos, de pronto, escuchamos la sirena de la policía, lo que a mí me alarmó y paralizó por completo y Layne rápido me sacó de allí, antes que descubrieran que habíamos sido nosotros dos los responsables de cubrir el árbol con rollos de papel para el baño.

Tomados fuerte de la mano, íbamos corriendo por las desiertas calles de Seattle; no dejábamos de reír, nos sentíamos tan felices y realizados, que no nos importaba nada, y corriendo y corriendo, sentíamos la sirena de la policía acercarse a ambos, lo que nos hacía subir más la adrenalina y alegría.

—¡Hay que darnos prisa, cariño!

—¡Lo sé, pero con mis zapatos es difícil correr tan rápido!

—¡Jajaja!

—¡Nos van a descubrir, Layne!

—No, no nos van a descubrir, ternura ¡Ven, sígueme!

—¡Si!

Entramos a una calle la que estaba repleta de autos, y Layne no lo pensó y me llevó con él.

—¡Layne!

—¡Solo confía en mí, ternura!

Sin soltarme de su mano, corrimos por entre medio de los autos, lo que fue emocionante y mágico para los dos, sin mencionar el peligro al que nos estábamos exponiendo, pero no nos importó, y riéndonos, corrimos y corrimos, mientras que los autos avanzaban lento por la congestión vehicular que había.

Layne apretó más fuerte y con cariño mi mano y volteó a verme con su gran sonrisa y yo me perdí en ella y le sonreí con idilio, y a él le bailaron los ojos de encanto y amor.

—¡No te sueltes, mi amor!

—¡No lo haré, te lo prometo!

Sin detenernos, nos metimos entre medio de otros autos y advertimos que la patrulla de la policía ya no nos seguía.

—¡Ya los perdimos!

—¡Así parece, mi amor!

—¿¡A dónde llegaremos!?

—Creo que estamos cerca de mi departamento! ¡Ven! ¡Vámonos por ahí!

De vuelta en su departamento, aquella noche de Halloween estaba finalizando y yo exhausta, Layne me miró y sonrió.

— Ven aquí ternura. Estas cansada, necesitas descansar — yo lo miré con nervios y un poco de inquietud. Ya lo estaba amando con todo mi corazón. Se que era muy loco y fugas, pero era lo que estaba sintiendo en ese instante y me gustaba.
Layne advirtió de mis nervios y volvió a sonreírme y me extendió su mano.
—Ven, mi amor. Ven conmigo.
Así lo hice y me le acerqué y tomé su mano. Layne volvió a sonreírme y yo me acurruqué junto a él y él vibró de amor.
Me miró perdidamente enamorado y besó mi frente y después mi hombro.
— Te amo, ternura — mi corazón palpitó fuerte por él.
— Yo también te amo, mi Layne.
Él me sonrió y los dos muy cerca, nos besamos y Layne me abrazó con cariño y con deseos de quererme y protegerme siempre.
Nuestros labios tronaron al cabo de nuestro beso y Layne me miró con ternura.
— Cúbrete, te dará frío.
— Ok — le respondí sonriéndole y feliz de estar en su cama y en sus brazos, me cubrí con las frazadas, Layne me las acomodó y yo con mimo y anhelos me acurruqué en su pecho, bajo su barbilla, y él me miró y amó con locura.
Yo levante la cabeza para mirarlo. Aun en ese perfil era guapo.
— ¿Puedo quedarme más aquí en tu departamento? — Layne me sonrió.
— Para siempre.


FIN. 





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro