Capítulo 1
Más que entusiasmada y contenta, porque ese día celebraríamos Halloween en casa de unos amigos, mi pareja y yo ya teníamos los disfraces listos, lo que me ponía aún más contenta y solo esperaba ansiosa a que llegara pronto la noche.
Con mi novio Adrián, éramos pareja hacía casi tres años, y desde que nos conocimos, todo había sido lindo y perfecto. Para mí, él era mi hombre insuperable y sé que él también pensaba lo mismo de mí, que era la chica de sus sueños.
Iría mucha gente a aquella fiesta, ya que nuestro amigo, Jerry, tenía muchos amigos por desenvolverse en el mundo en el que estaba y aunque hacía más de dos años que no nos veíamos, por su ocupada agenda, él nos consideró. Siempre, aunque habláramos poco, trataba de estar pendiente de alguna manera de Adrián y de mí. Sinceramente con Adrián, no conocíamos su música y la banda en la que estaba, pero de algo estábamos seguro, que nuestro amigo Jerry estaba triunfando y eso nos alegraba mucho.
Estaba viendo mi disfraz, el que estaba tendido en mi cama y no me pude contener la emoción y corrí a ver a Adrián, quien estaba en el living.
Al acercarme, lo vi que estaba hablando con alguien por el teléfono. Lucía serio, lo que me llamó la atención y me le acerqué; lo abrasé por la espalda, por sus hombros y Adrián se sorprendió e incomodó. Sentí hasta que se molestó un poco, lo que me desconcertó.
—Tengo que cortar. Ahí seguimos hablando del proyecto – lo miré preocupada.
—¿Qué pasa? – se rascó la cabeza.
—Nada...Voy a ver el disfraz.
—Pero ¿Y la llamada en la que estabas?
—¿Que hay con eso?
—¿Quién era?
—Era solo Paolo. Quería preguntarme por lo de la reunión del lunes – dijo sin mayor interés y después se fue a nuestra habitación.
—...
Su extraña actitud me sorprendió un poco, y sin comprender, preferí no decir nada y volví a pensar que esa noche sería la fiesta de Halloween en casa de Jerry y fui también a ver mi anhelado disfraz.
Tirado en su sofá, se fumaba un cigarrillo y acariciaba a su gatita, Sade, que estaba junto a él, cuando de pronto sonó su teléfono.
—Hola.
—Hola, Layne.
—Hola, Jerry.
—Oye ¿Vas a venir a mi fiesta? ¿Verdad? – Layne suspiró y se echó el cigarro a la boca.
—Si, ahí estaré ¿Tiene que ser con disfraz obligatorio?
—Obvio, si vamos a celebrar Halloween ¿No? – Layne volvió a suspirar.
—Ok. Ahí estaré...
Se acercaba la noche, y yo más que feliz, terminaba de maquillarme, cuando Adrián entró a nuestro dormitorio y clavó la vista en mi disfraz de árabe, que estaba sobre nuestra cama.
— ¿En serio piensas colocarte ese disfraz? – le sonreí un poco turbada.
—Si, cariño ¿Por qué? ¿No te gusta?
—No sinceramente. Siento que es muy producido y provocador – lo miré confundida.
—¿Provocador? Adrián, es solo un disfraz. Sabes que yo quería disfrazarme así para esta ocasión.
—Pero yo nunca estuve de acuerdo y lo sabes.
—...
<< ¿Qué le ocurre? >>
<< Nunca lo había visto así de... Celoso... Pero ¿Por qué? >>
Adrián solo me miró y se me acercó.
—Como sea...
Me tomó de la cintura y comenzó a besarme. Yo tiesafrente a su inesperada actitud, solo reaccioné a abrazarlo y Adrián me tendiósobre la cama, y yo sin poderdecir nada, no quise contradecirlo y él me hizo suya.
Al cabo de que lo hiciéramos, él se subió los pantalones, y yo tendida en la cama, me sentí extraña y un poco triste. No entendía que le sucedía a Adrián y porque estaba actuando de esa manera. Nunca habíamos tenido alguna diferencia o discusión, pero no quise seguir pensando en aquello y solo me dediqué a la fiesta.
Los dos callados todo el trayecto, llegamos a la casa de Jerry, y nos bajamos del auto. Al ingresar vi toda su decoración al estilo Halloween y sonreí fascinada. Realmente Jerry se había esmerado en decorar toda su casa. Estaba increíble, y yo más que entusiasta, miré a Adrián para ver si me devolvía la sonrisa, como siempre hacía, pero esta vez fue diferente, él parecía distraído y no me tomó en cuenta, lo que me volvió a entristecer y se me hizo un nudo en la garganta.
Me dio el impulso por querer preguntarle de una buena vez que era lo que le estaba sucediendo, pero justo, Jerry, disfrazado de oso gigante, se nos acercó contento y nos abrazó. Hacía más de dos años que no nos veíamos.
—¡Hola! Pero a quien veo por aquí. Si es mi querida señorita Margarita y su buen compañero Adrián. Que alegría tenerlos aquí – Yo le sonreí y Jerry nos dio un fuerte abrazo a ambos.
—También estoy muy contenta de verte, Jerry – le dije y le acaricié su mejilla y Jerry me sonrió – Me alegra mucho que estés haciendo lo que tanto querías. Ahora eres todo un famoso – él sonrió tierno y apenado, y los dos sonriéndonos, Adrián nos dio una fría mirada.
—Jejeje, trato de hacer lo mejor que puedo, pero ojo, no debo llevarme solo el crédito, mis amigos y compañeros de banda, también han hecho un excelente trabajo ¿Ya escucharon nuestro disco?
—Aún no – dijo en seco Adrián.
—No, pero te prometo oírlo. Sé que es un gran disco.
—Lo es amiga, por eso tienes que oírlo, de hecho, mis amigos de banda vendrán a la fiesta – le sonreí sorprendida.
—¿En serio? ¿Ellos vendrán?
—Si y quiero que ellos conozcan a mis dos mejores amigos — más sonreí y miré a Adrián, el que parecía no entusiasmarle mucho la idea.
—¿Oíste eso, cariño?
—Si...
—Será genial poder conocer a los muchachos que han trabajado contigo y han creado geniales canciones y melodías. Me dieron más ganas de escuchar tu disco.
Jerry río por mi comentario, y Adrián serio, miró hacia la puerta de la entrada y se puso nervioso.
—Si me disculpan, necesito ir al baño...
—Pero...
Otra vez desconcertada, no alcancé a hablarle y Adrián se alejó de ambos más que rápido, como si estuviese huyendo o escondiéndose de alguien.
Jerry tan extrañado como yo, movió las cejas.
—¿Y eso? ¿Qué le pasa?
—No lo sé. Ha estado actuando así raro todo el día.
—¿Por qué? ¿Discutieron o algo?
—No y es lo que más me preocupa y no entiendo – dije cabizbaja y Jerry tomó mi mentón con cariño.
—Tranquila, se le pasará. Ya lo verás.
—Eso espero.
—Quizás, después de que termine la fiesta y se vayan, podrías preguntarle que le ocurre. No debes quedarte con eso.
—Eso mismo pienso – Jerry me sonrío.
—Estás muy linda, en serio, y como tal, está prohibido que estés triste esta noche, solo tienes que divertirte ¿Sí? – le sonreí.
—Si, tienes razón.
—Eso mi niña. Ahora ven, que pronto llegaran los muchachos y quiero que los conozcas...
Los integrantes de su banda empezaron a llegar, y todos disfrazados, no todos podían reconocerlos; Llegó primero el bajista y baterista y los dos riéndose por sus divertidos disfraces, vieron a Jerry el que también los vio y los tres estallaron en risas. Yo junto a Jerry, él muy contento y amable me presentó a ambos muchachos, los que resultaron ser muy simpáticos y agradables.
—Sean, Mike, ella es Margarita, mi mejor amiga desde la secundaria – Ambos me sonrieron.
—Hola, Margarita.
—Hola ¿Qué tal?
Yo a ambos le sonreí y la música empezó a escucharse más fuerte, animando e invitando a todos para bailar y disfrutar de la fiesta.
Los cuatro riéndonos, Jerry nos llevó hasta el sofá y ahí seguimos platicando. Los chicos de su banda eran geniales, increíbles, y todos sin dejar de reír, me había olvidado del incidente con mi novio Adrián, el que desconocía donde estaba.
Jerry me mencionó que faltaba solo uno de los integrantes por llegar y yo sonreí.
—¿Es el que canta? ¿Cierto?
—Así es, nuestro buen compañero y amigo, Layne.
—Solo quiero ver su jodido disfraz – soltó Sean en tono de burla y ellos tres rieron.
—Conociéndolo, quizás con que disfraz va a presentarse.
—Con tal que venga con algo puesto está todo bien – soltó Jerry y volvieron a reírse a carcajadas y él me miró.
—¿Quieres algo de tomar, Margarita?
—Bebida por favor – Jerry me sonrió.
—Te la traigo enseguida.
Todos bailando, comiendo y bebiendo alcohol se estaba pasando muy genial y divertido en aquella fiesta, algunos lanzaban globos naranjos y negros por la temática y otros se drogaban y bebían fuera de control sin que nadie se los restringiera.
De pronto, un alto y bien parecido pirata llegó a la casa de Jerry y entró a la fiesta. Algunos lo miraban y lo saludaban contentos y sorprendidos, y él les devolvía el saludo con un apretón de manos y una tierna sonrisa. Era muy sencillo y carismático.
Miró toda la decoración al estilo Halloween y rio para sus adentros.
—¡Joder! Ahora sí que te esmeraste, amigo.
Impaciente por encontrar a sus amigos, advirtió que había mucha gente y empezó a buscarlos...
Jerry con su peculiar disfraz de oso, se rio por un comentario que les hicieron unos amigos y me sirvió bebida, y yo sentada en el sofá, de pronto pensé en Adrián y me pregunté donde se había metido, cuando de pronto, Jerry se me acercó con el vaso de bebida.
—Ten, aquí tienes. Está fría como te gusta – le sonreí.
—Muchas gracias.
Bebí un sorbo, y en eso, Jerry se acercó a un sujeto que estaba de espalda.
—¡Vaya! Hasta que por fin llegas – él le sonrió.
—Lo siento, me demoré un poco con esto del disfraz – lo miró con rubor — ¿Y tú? ¿Quién jodido se supone que eres, ? – ambos estallaron en risas.
—Algo así ¡Mira! Te quiero presentar a alguien...
Le dijo Jerry contento y trajo a aquel sujeto hacia donde yo me encontraba...
Él me miró fijo, con asombro y destellos, y yo con la mirada en otra parte, Jerry me habló.
—Margarita. Te quiero presentar a Layne, él es el que canta en nuestra banda – me le quedé viendo anonadada. El corazón me palpitó fuera de control, y él sonriéndome, sus ojos bailaban con fulgor.
—Hola, un gusto – casi perdí el aliento. Era muy guapo tras ese disfraz de pirata. Debía serlo aún más.
—Hola... También es un gusto – le dije toda nerviosa, sintiendo un ardor en mis mejillas y aquel sujeto sin desviar la mirada de mí, su sonrisa irradiaba con brillo y ternura.
—Soy Layne.
—... Margarita.
—Que dulce nombre. Entonces, eres una flor – más me sentí enrojecer, y sin evitarlo, le sonreí perdidamente.
Jerry al medio de ambos presintió algo y sonrió y prefirió alejarse.
—Bien amigos, los dejo en confianza. Cualquier cosa que quieran, me avisan...
Aquel guapo y alto sujeto llamado Layne no dejaba de verme fascinado y a la vez con ternura.
—¿Así que eres amiga de Jerry? — me preguntó con total interés y yo volví a sonreírle. Era muy sencillo y tierno, me transmitía mucha candidez. Dios, hacía mucho que no me sentía de aquella mágica manera. Era como si al estar frente a aquel tierno muchacho olvidara todo a mi alrededor.
—Si. Desde la secundaria – Layne rio.
—O sea que le conoces todas sus payasas y locuras ¿No? – ese comentario me causó risa.
—Si, creo que sí.
—Jejeje.
Ambos nos reímos y él me miró con destellos. Le había encantado el verme y escucharme reír. De pronto, se me quedó viendo con detenimiento. Sus bonitos ojos me hicieron titubear.
—Por cierto. Que lindo es tu disfraz – las mejillas se me enrojecieron, las que él contempló con ternura y anhelos y yo sonreí con pudor.
<< Piensa que mi disfraz es bonito. >>
<< Que tierno es. >>
<< Ni siquiera Adrián pensó eso. >>
Con temor e inquietud volví a encontrarme con su fija y profunda mirada hechizante, la que me cautivó otra vez y le sonreí con nervios.
—Gracias.
—En serio, te queda muy bien. Eres toda una preciosa dama árabe – volví a reírme con pudor y Layne otra vez se me quedó viendo enternecido y con mucho interés.
— ¿Te gustaría beber algo?
—Oh no, gracias. Ya estoy bebiéndome esta bebida que me trajo Jerry.
—Es cierto, que tonto.
—Jejeje.
—Entonces ¿Te gustaría acompañarme afuera a fumar un cigarro? – de pronto, pensé en Adrián y me incomodé y volví a ponerme nerviosa.
—Lo siento, pero no fumo... Soy un poco aburrida – Layne me sonrió, pero por dentro se desanimó un poco.
—Entiendo...
¿Qué me sucedía? Estaba frente a un muchacho muy dulce, tierno, además de ser muy guapo, pero yo tenía novio y no entendía el por qué, pero quería seguir junto a él, viéndolo y que él me siguiese hablando, que se fijara en mi disfraz de árabe, pero preferí huir de todo eso.
—... Lo siento, pero tengo que buscar a mi novio... — eso le quebrantó aún más y esbozó una diminuta sonrisa.
—Ok... Tal vez nos veamos después, mucho después en la fiesta – solo le sonreí y moví la cabeza en señal de un sí y fui a buscar a mi novio Adrián.
Layne, cabizbajo, me vio alejarme de su lado y soltó un suspiro abatido.
<< Tiene novio. >>
<< ¿Qué esperabas Staley? >>
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