SER FELIZ
MIRANDA
Al salir de la estación la fría lluvia hizo que volviera mis ojos hacia el oscuro cielo que se abría sobre mí, dolía y estaba triste pero el hecho de haber narrado gran parte de mi vida a un completo extraño como el agente Black me permitió liberarme un poco. Comencé a recorrer el camino a casa dejando que las lágrimas limpiaran por dentro lo que la lluvia limpiaba por fuera.
Nunca había tenido sentimientos o pensamientos suicidas, no juzgaba a los que elegían esa salida, en cierta forma los respetaba y consideraba valientes, pero yo quería luchar, yo quería mi final feliz. Mi cuerpo comenzó a temblar y sentí unos pasos que me seguían hace ya unos metros, me puse en alerta y aceleré el ritmo para alejarme lo más que podía de esos pasos.
-¿Por qué huyes perra?-
No giré, no conocía aquella voz, tampoco quería hacerlo el día de hoy, continué corriendo y los pasos cada vez se acercaban más a mí.
-¡Ya quédate en un lugar!- gritó y sentí un golpe en mi pierna.
El ardor era muy fuerte y no pude continuar huyendo, al ver mi pierna la sangre había comenzado a teñir mi pantalón, giré la cabeza a los lados intentando hallar ayuda, pero eran las 3 am y estaba lloviendo, ¿quién en su sano juicio andaría por allí a estas horas? El callejón desolado era lo más propicio y al ver el rostro de mi atacante y su sonrisa dibujarse supe que estaba más que complacido.
-Prometo no tardar- masculló quitándose el pantalón frente a mí.
-Maldito, ni se te ocurra- susurré aterrada.
-¿Y qué harás? ¿Llamar a mami?- rio descaradamente.
¡Claro, llama a tus padres, llama por ayuda, eres una mierda y estás sola!, y tenía razón, mi maldito subconsciente tenía razón, aunque me cansara de gritar.
-Nadie vendrá por mí- susurré dejando caer mis brazos a los lados.
La lluvia caía sobre mi rostro y sentí las manos de aquel hombre quitar mi ropa y sus labios saborear mi piel, tal vez y solamente otra persona repudiada como yo sería capaz de hacer lo que él hacía. No sentía ya ni las lágrimas salían en este momento, un grito de dolor abandono mi garganta al sentir el miembro de aquel hombre dentro de mí.
-¡Demonios! Una virgen, ¡Y gratis!- exclamó al robarse lo poco de dignidad que me quedaba.
Estuvo un rato más o quién sabe y fueron horas, no importaba ya, recogí mis ropas y vi la sangre corriendo por mis piernas, sola, sin nada ni nadie. Me puse de pie como pude, las piernas me dolían al igual que el vientre y me hacían muy difícil el mantenerme erguida por mucho tiempo. Caminé unos pasos antes de tropezar y caer de rodillas en el duro asfalto.
-Morir no estaría nada mal en este momento- reí con ironía al ver una fuerte luz avanzar rápidamente hacia mí.
No tenía fuerza para levantarme y a lo lejos oía los bocinazos del coche acercándose. El sonido del rechinar de los neumáticos sobre el asfalto hizo que lo tomara como mi melodía de despedida, un raro sentimiento de paz me invadió mientras aguardaba el impacto y sonreí pero el impacto jamás llegó.
-¿Miranda?- una voz ronca hizo que me volviera hacia su dueño.
-¿No podías frenar sobre mí?-
-¿De qué diablos estás hablando Miranda? Ven, vamos-
-¡Déjame! Puedo sola, aléjate de mí, ¡olvídense que existo!-
Me puse de pie y tambaleando me acerqué a la acera continuando mi camino hacia la nada.
-¡Miranda! Bonita, espera ¡por favor!- oía sus pasos chapotear en los charcos formados por la lluvia.
-¡Qué parte de "Déjame" no entiendes!- intenté acelerar mis pasos pero en buen momento a mis piernas se le ocurría fallar y caer de bruces.
-¡Miranda!- sus pasos llegaron hasta mí y sentí sus brazos rodearme.
-Déjame en paz Brent- apartó un par de mechones de mi rostro y clavó sus ojos en mí.
-¡Perdóname, soy un imbécil!- pasó una de sus manos bajo mis piernas y me tomó en sus brazos.
-No lo hagas-
-¿Qué Miranda?-
-Ser atento conmigo-
Llegamos hasta su coche y abrió la puerta del copiloto, me colocó con suavidad en el asiento y abrochó el cinturón.
-Ensuciaré tu coche-
-Lo enviaré a lavar- soltó muy divertido.
-Estoy realmente sucia Brent-
Al terminar de decir aquello sentí como sacaba su brazo de debajo de mí y abrí mis ojos para encontrarme con su rostro desencajado, una mezcla de ira y dolor los llenaba.
-¿Miranda?-
Hice el intento de desabrochar el cinturón y lo impidió sosteniendo mis manos sobre su pecho, levanté con vergüenza la mirada y sus ojos estaban cubiertos por lágrimas.
-Déjame ir Brent-
-No lo haré bonita, vendrás conmigo, iremos al hospital-
-¡No!-
-¡Claro que sí!- gruñó visiblemente herido por la manera en la que me había hallado.
Cerró la puerta y subió al coche apresurando la marcha, recuerdo haber oído a lo lejos su voz pidiendo que no me durmiera, que no cerrara los ojos, ¿cómo me pedía eso en el momento en el que lo único que deseaba era cerrarlos para siempre?
-¿Mir? ¿Hermana? Ya despierta por favor-
-Todo es tu culpa Iris, la llevaste con esos amigos tuyos y mira como terminó, de seguro y ese tal Brent está ahora en la cárcel-
¿Brent? ¿Cárcel? No, él no lo ha hecho, no es culpable, mi hermana no es la culpable, ellos son los culpables, ¿Por qué no puedo abrir los ojos? Los siento tan pesados, debo despertar, Brent no debe estar en la cárcel, él solo me ha ayudado. La mano cálida de Iris sostiene la mía y sigue susurrando.
-Despierta hermanita, sabes que eres lo único que tengo ¿no? Me pediste que no te dejara, no lo hagas tú tampoco-
-Sal de aquí Iris, no dejaré que tengas contacto con tu hermana de nuevo-
¡Qué! No, Iris lejos de mí no, son ellos, ellos los monstruos que deben de estar lejos de mí, esto es mentira, una maldita mentira. Oigo como reclaman a Iris por la denuncia que los padres de Becca han puesto sobre mi persona.
-¡Los defenderás a ellos! Es increíble mamá, eres increíble, ¡Están matando mental y físicamente a tu hija!-
-¡Tú la estás matando con tus estupideces Iris!-
-¡Basta! ¡Fuera!-
-Hija, al fin, me tenías preocupada- dijo acercándose a mi cama.
-Fuera mamá-
-¿Qué?-
-Fuera-
-No puedes hacerme esto hija-
-Tampoco podías dejar que me viera en este estado y aquí estoy-
La seriedad en mis palabras la hicieron reaccionar, al acercarse a la puerta vociferó e insultó a mi hermana, Iris mantenía su vista fija en mí y no soltaba mi mano. Sonreí para ella y supo que todo estaba bien.
-Te amo hermana-
-Y yo a ti enana-
-¿Brent?-
-Ya sus padres fueron puestos al tanto, no puedo creer que haya sido capaz de aprovecharse de ti y violarte-
-¡Qué! No, Brent no me ha puesto un dedo encima, él me salvó de morir en la autopista Iris, fue un maldito vagabundo el que me violó al salir de la estación de policía-
-¡No! Oh por favor, debo llamarlos ya mismo, no puede ser, Brent no me lo perdonará nunca-
-Debo verlo Iris-
-Estás muy débil Mir, deberás estar aquí un par de días más-
-Pero-
-Pero nada, ya veré como soluciono yo todo este lío-
-Por favor que no entren en mi habitación-
-¿Quiénes?-
-Jared y Alba, no quiero verlos-
-Está bien, hablaré con ellos-
-Gracias hermana-
-Debo ir a solucionar todo y sacar de la cárcel a Brent, luego regreso, te amo enana-
-Y yo a ti-
Abandonó la habitación con el teléfono en la mano, Brent, pobre muchacho, él sólo había sido amable conmigo y mira cómo terminó. "Como todo lo que tocas, roto", ya basta, no te escucharé más, no te dejaré manipularme de nuevo.
-¿Hija?-
-Dejé dicho que no quería verlos-
-Lo sabemos pero eres nuestra hija-
-¡Soy su maldita marioneta! Pero ¿Qué creen? Estoy rota, por dentro y por fuera, inservible así que pueden buscar otra marioneta y dejarme en paz-
-Hija, lo sentimos mucho, no nos habíamos dado cuenta de todo-
-Son un par de ciegos que no ven más de lo que quieren ver-
-¿Por qué callaste todo durante tanto tiempo?-
-Incluso ahora ¿Creen lo que les digo?-
-Es difícil hija, la madre de Becca asegura que ella es incapaz de hacer todo aquello de lo que le acusas-
-Y nada más creerás en ella, no investigarás y te cruzarás de brazos dejando que tu hija, tu sangre sea culpada de algo en lo que siempre no ha sido más que una víctima-
-No seas tan melodramática-
-Fuera-
-¿Miranda?-
-Fuera-
Un golpe en la puerta y ésta abriéndose hizo que dejaran de atormentarme con sus estupideces, el agente Black con un peluche en mano se dio paso entre mis padres para llegar hasta mí.
-¿Cómo estás pequeña?-
-Bien, gracias- dije señalando el peluche.
-¿Usted es?-
-Agente Nathan Black, soy quién lleva el caso de Miranda contra Becca Reynolds-
-Está equivocado- agregó mi padre.
-No señor, su hija ha presentado cargos con las pruebas suficientes contra la señorita Reynolds y justamente venía a darle a conocer la buena nueva- sonrió hacia mí.
-¿Qué pasó?-
-Pues, Miranda, los padres de Becca se han acercado para ser notificados de tu denuncia, al hacerlo y ponerlos en conocimiento de tu declaración como así también de las pruebas que presentaste se consternaron bastante y han levantado la denuncia en tu contra, se solicitó una pericia psiquiátrica para Becca y una orden de alejamiento para contigo-
Las lágrimas en mis ojos no pudieron negar más el hecho de querer salir debido a la felicidad que aquello había creado en mí, al fin, lo había logrado, Becca se alejaría de mí, aunque mis padres no creyeran en mí, lo había logrado, sola.
-Gracias agente Black-
-No lo hagas pequeña, mereces ser feliz y disfrutar tu adolescencia como debes y en cuanto a ustedes, el peluche, es su regalo de cumpleaños- señaló recriminando a mis padres al salir de la habitación.
-Hija- dijeron al unísono e intentaron acercarse pero los detuve.
-No, no creyeron en mí, el agente sí lo hizo y es un completo desconocido, quiero estar sola- ambos giraron y al llegar a la puerta los detuve.
-Deben sacar a Brent de la cárcel, es inocente y un buen muchacho-
Asintieron y abandonaron la habitación. Quedé sola con mis pensamientos, mucho de mí había cambiado en pocas horas y estaba decidida a no dejar que me dañaran más sin merecerlo, no permitiría que nadie me dijera que debía o no hacer con mi vida, sería yo y nadie más que yo.
-Seré feliz- susurré antes de quedar profundamente dormida.
Algo suave rozaba mi nariz haciendo cosquillas, fruncí mi ceño y con la mano libre de vía que tenía intenté apartarlo pero no pude hacerlo, continuó haciéndolo hasta que poco a poco abrí los ojos y vi ese par de ojos verdes muy cerca de mi rostro.
-Hola bonita- sonrió y acarició mi mejilla con un pequeño oso de felpa que traía consigo.
-¿Brent?- estaba realmente avergonzada.
No podía verlo a los ojos, recordaba todo lo que había pasado la noche anterior, mi violación, el vio todo, lo habían encarcelado por mi culpa.
-Perdóname Brent- susurré.
-No fue tu culpa bonita, nada de lo que pasó es tu culpa-
Se sentó en el espacio que quedaba libre de la camilla y me abrazó fuerte pero tiernamente acomodando mi cabeza en su pecho, sentir el latir pausado de su corazón de repente se convirtió en la melodía perfecta para mí.
-¿Miranda?-
Iris asomó su rostro y no pudo esconder su sorpresa al vernos a Brent y a mí en esa posición, por supuesto que tan solo duró unos segundos, su sonrisa se hizo presente y abrimos nuestros brazos para recibirla entre nosotros.
-Gracias chicos, sin ustedes no habría logrado salir del pozo-
-Siempre estaré a tu lado hermana-
-Y yo con ella cariño-
-¿Brent?- Iris lo miró extrañada.
-¿Qué puedo decirte?- se encogió de hombros y continuó abrazándome.
-Yo menos- murmuró riendo Iris.
-¿De qué están hablando?- quise asegurarme antes de pensar algo que no era en realidad.
-De que este muchacho, pues, para mí y se ha enamorado de ti hermanita-
-¿Brent?- dije viéndolo firme a los ojos.
-Es imposible no caer por ti Miranda- sonrió encogiendo los hombros.
-Vale, que me llama la chacha por allí fuera, los dejo tortolitos-
-Brent-
-No me digas nada ahora, piénsalo cariño, no estoy jugando ni siento compasión, siento más que simple atracción por ti Miranda- declaró acunando mi rostro acercando el suyo peligrosamente.
Acaricié su mejilla con la mano libre y una sonrisa se dibujó en sus labios, no era malo, además, afirmé que sería feliz y qué mejor manera de serlo que teniendo amor en mi vida.
Hola mis amores! quizás y se pregunten ¿qué hace Brent con Miranda si realmente ella estaba con Jona en unos capítulos antes? pues bien, no soy mala pero deberán esperar el próximo capítulo para entender *risa malvada*
Ok, mejor y vuelvo a seguir escribiendo el maratón de hoy!
Los adoro!
P/D: no olvidar las estrellitas y comentarios que es la mejor parte de la historia *besitos voladores*. Ahora si... chaito!!!!
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