Capítulo 28
MIRANDA
Comencé a hiperventilar y a sacar todos los aparatos y vías de mi brazo, no veía de las lágrimas y los nervios a flor de piel me tenían temblando. Sin pensar en las consecuencias debía ir a ver a Brent, debía encontrarlo, Alba mentía, él no podía estar muerto, no es verdad, no puede serlo, tengo que verlo. Me puse de pie aún mareada e intenté llegar a la puerta, la distancia se hacía larga a pesar de ser nada más que unos metros, un dolor punzante en mi abdomen hizo que me doblara del dolor viendo mancharse la bata del hospital del tan conocido color rojizo.
-¿Miranda?-
-No…- susurré.
-¿Qué diablos haces?- asustada se acercó hasta mí.
-Aléjate Alexa… por favor….-
-¡Estás sangrando Miranda! ¡Doctor! ¡Enfermera!- gritó desesperada viendo expandirse la mancha rojiza.
-Aléjate…- susurré antes de perder la consciencia.
Aquella imagen repetida se hacía cada vez más insoportable, acaso había hecho algo tan malo en mi vida anterior que la presente me lo cobraba tan caro, las personas que creía eran mi familia en realidad no lo eran, mi madre y mi primer amor muertos a manos de la misma persona que arruinó por completo mi vida por una maldita venganza.
Sentí una respiración cálida sobre mi mano y la presión en la misma de otra mano, mis parpados pesaban al igual que la última vez pero fue un poco menos difícil abrirlos, giré de lado mi cabeza y unos rizos rubios llamaron mi atención, como pude me incorporé lentamente en la cama y al verlo sentí mi mundo ponerse de cabeza.
-¿Jona?- susurré viéndolo dormir.
-¿Miranda?-
-¿Alexa?- dije sorprendida.
-Se lo debía, estaba sufriendo mucho y sin sentido, tu madre será encarcelada y…-
-No, no Alexa, ella puede hacernos mal aún, ha asesinado a Brent y a mi madre, ¿Crees que le causará remordimiento el seguir haciendo daño aún desde ese lugar?- solté sin respirar siquiera.
-¿Mir?-
-¿Jona?-
-Los dejo solos, tienen mucho que aclarar y solucionar, te espero afuera hermano- dijo saliendo de la habitación.
-¿Qué haces aquí Jona?- dije con un tono seco y duro.
-Estaba preocupado, oímos las noticias y quise venir a verte, Alexa…-
-Alexa se equivocó, no debió dejarte venir, no debes estar aquí- el temblor a causa de los nervios se hacía mucho más fuerte.
-Miranda por favor- se acercó más a mi rostro.
-Aléjate de mí, te irá mal- continué diciendo.
-No lo haré, déjame ayudarte-
-¡Brent está muerto!- solté sin más.
-¿Qué?- dijo sorprendido.
-Alba lo mató cuando él me protegió de la bala que era para mí, ¡No entiendes!-
-Alba está encerrada…-
-No, déjame, vete, aléjate de mí-
Al notar las lágrimas y la dificultad con la que comenzaba a respirar optó por abrazarme y sostenerme fuertemente hasta calmarme, “respira conmigo Mir” “calma” repetía una y otra vez acariciando mi espalda.
Una vez más Jona Bronx había conseguido en segundos lo que muchos no lograban ni en horas, calmar mi acelerado y angustiado corazón, mi ahora quebrado y dolido corazón porque debía dejarlo ir y era por su bien, era mejor para su vida, la mía ya estaba jodida pero no podía joder la vida de él, no tenía ningún derecho para hacerlo.
Aferrada a su espalda como si de un salvavidas se tratara mi respiración se fue calmando cada vez más y ya las lágrimas iban cesando poco a poco. Se alejó de mí unos centímetros y limpió las últimas gotas saladas que caían por mis mejillas mientras me regalaba una de esas sonrisas que tanto me gustaban estos últimos días.
-No puedo alejarme de ti Miranda, no me preguntes por qué, no lo sé, no lo entiendo pero eres como un imán para mí, dije que no volvería a verte, que no te buscaría que te odiaría, me dolió tanto el verte con Brent aquel día, como lo besabas, me sentí un completo idiota-
-Jona… yo…-
-No, ahora me oirás Miranda- dijo serio y cortante.
Asentí mientras él se acomodaba en un espacio de la cama dando una sensación de deja vú, Brent había hecho lo mismo por mí y hoy estaba muerto.
-No vayas por ahí, mírame y presta atención a cada palabra que diré- sentenció seguro con mis manos entre las suyas.
-Está bien, te escucho- dije sonriendo.
-No nos conocemos, de hecho desde que te conocí he recibido tanta información desconcertante de tu parte que más de una vez me cuestioné la veracidad de ellas, si no fuera que he vivido cada momento revelador a tu lado sería muy difícil creerlas- soltó antes de lanzar un suspiro y acomodar su cabello.
»-A decir verdad, han sido momentos duros para mí y no puedo imaginar ni ponerme en tus zapatos en ningún momento, pero, no tienes por qué seguir con todo esto sola, no quiero dejarte sola, déjame ayudarte, déjame estar a tu lado y salir de toda esta locura juntos-
-Jona, no hay nada que me guste más en este momento que la idea de tenerte a mi lado…-
-Pero no podrá ser posible- sentenció mi padre entrando en la habitación.
-¿Papá?- dije confundida.
-¿Señor?- continuó Jona imitando mi gesto.
-Lo siento por ambos pero no será posible Miranda, iniciaremos de cero, nos iremos de aquí, buscaré la manera de sacar a Iris de esa institución, tu abuela nos ayudará pero debemos irnos de aquí-
-Papá… yo…-
-Lo siento hija, pero está decidido, no me arriesgaré a perderte a ti también, cuando te den el alta nos iremos-
-¿Dónde?- habló firme Jona tomando mi mano.
-No te corresponde saber, no me arriesgaré a que Alba sepa por un descuido donde hallarnos- sentenció.
-No puede hacer esto- masculló presionando su puño Jona.
-Está hecho muchacho, lo mejor para ti es alejarte de nosotros, ya te lo ha dicho demasiadas veces mi hija, mejor obedece- finalizó cerrando la puerta tras de sí.
Un silencio sepulcral llenó la habitación tras lo dicho por mi padre, ambos viendo fijamente la puerta por donde mi padre se había retirado, Jona en ningún momento dejó de presionar mi mano, no quería soltarme ni yo soltarlo.
-No me rendiré, podrá llevarte todo lo lejos que quiera Miranda- dijo rompiendo el silencio.
-Jona…-
-No- dijo callándome con su dedo en mis labios.
Nos quedamos viendo el uno al otro en silencio, no sabía que significaba aquello pero quería decirle que lo que comenzaba a sentir por él era tan grande y cálido que me asustaba y comenzaba a ser tan real que dolía, pero no pude y creo que él tampoco podía decir mucho y dejamos que el silencio sea testigo de nuestras promesas silenciosas.
-Voy a volver a ti, sea como sea, así te lleven al fin del mundo, voy a llegar a ti Miranda-
Susurró en mi oído antes de besar mis labios con una pasión y devoción que no había puesto en ningún beso antes de este.
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