♦ Capítulo 21 ♦
Culpa
Matthew
Había salido a comprar algo de tomar ya que estaba más sediento que nunca, sentía que el agua tenía un sabor asqueroso y bueno me decido al final por un montón de jugos «naturales» del súper, una que otra bebida hidratante. Cuando voy llegando a casa veo a Robert mirando la puerta de mi casa, me causó curiosidad porque solo estaba ahí no hacía nada, como si intentara transmitirme por telequinesis que se encontraba allí, ya llevaba más de cinco minutos y la verdad al ver que mi amigo no se decidía por nada llegué hasta él y por poco sale corriendo del susto.
Lo invité a entrar o si quería caminar y eligió la segunda opción con el pretexto de hablarme de algo, no sabía sobre qué pero tampoco estaba de ánimo para andar preocupándome, mucho menos ponerme nervioso o ansioso, lo tomé lo más natural posible pasé a dejar lo que traía en casa y salimos a caminar.
Caminábamos rumbo a un parque cerca de mi casa en medio del camino a la suya y después de sus rodeos naturales preguntó.
—¿Por qué anoche mirabas tan feo a Alex y más cuando me abrazabas? —Estaba consciente de lo que preguntaba, es decir estaba tomado pero aquello lo hice con pleno conocimiento del hecho.
Al principio traté de negarlo justificando que todos para mí eran personas nuevas —cosa cierta— y que no sabía siquiera quien era Alex, pero como es tan intenso no se creyó el cuento y terminé fingiendo rendición y contándole que eran celos, pero celos de amigo que veía que el susodicho lo miraba de manera extraña, con deseo y que quería que el supiera que no estaba solo, que tenía un amigo que lo cuidaba, que si se metía con él tendría problemas. —Es que como decirle que si eran celos, pero no de amigo. Que me dio mucho coraje que alguien más lo viera de esa manera tan despreocupada y descarada, que sentía envidia de su nuevo amigo o compañero porque tal vez él si podía estar a su lado y yo no.
Al parecer lo acepto, creyó mi versión pero le dio coraje que le recalcara el hecho de que «como amigos», eso era algo que lo ponía de mal humor siempre me decía que lo sabía y que yo no tenía por qué recordárselo, es que se lo decía no solo para que él lo entendiera sino que ahora era yo quien necesitaba convencerse de ello.
Bueno al llegar al parque todo ese ambiente tenso desapareció, hablamos, reímos y al final decidimos ir al mejor lugar, nuestro lugar, nuestro observatorio —bueno no era literal nuestro, pero lo sentíamos así ya que lo disfrutábamos al máximo y además éramos quizás quienes más lo frecuentaban.
Al llegar completamente la oscuridad, se podía observar a simple vista un cielo iluminado de millones de estrellas, al principio ambos observábamos en silencio por los telescopios pero mi amigo disfruta acostarse y ver el inmenso cielo cubierto de luces hermosas, yo como siempre buscaba la o las estrellas que representaran los sentimientos del momento. Luego de un buen rato buscando por todos lados con mucha atención y cuidado, las encontré. Sí, dos estrellas más grandes que las de su alrededor, un par pegadas entre sí, pero alejadas del resto; eran como si la luz de ambas formaran un halo de protección que no permitía que las demás de acercaran.
Entonces miré a mi amigo, estaba acostado con los ojos cerrados pensé que se había quedado dormido pero suspiró, un suspiro cargado de sentimientos, un suspiro pesado y melancólico, imaginé en ese momento que esas dos estrellas eran él y yo, sin importar el resto de personas y el mundo a nuestro alrededor, juntos estábamos bien, juntos brillábamos con mayor intensidad, juntos podíamos hacerle frente a todo.
Fue entonces que me acerqué a él, despacio y en silencio. Vi lagrimas salir de sus ojos y eso provocó en mí un impulso que no logré procesar, cuando reaccioné estaba con mis labios pegados en los de mi amigo, tardó un par de segundos en abrir los ojos, nos miramos. Él aun no respondía a mis labios, pero tampoco había hecho nada para quitarme. Volvió a cerrar los ojos y fue entonces cuando comenzó el beso más apasionado y lleno de sentimientos que había dado, sentía que brillaba y que mi corazón iba a explotar, todo era silencio y calma, solo éramos nosotros dos con aquellas innumerables estrellas de testigo.
No pensaba en nada ni en nadie, si no hubiese sido porque nos faltaba el aire hubiésemos seguido con el beso más tiempo, me acosté a su lado, no decíamos nada, tal vez procesando todo lo que estaba pasando, quizá con miedo a decir algo inadecuado, no quería lastimarlo y tampoco quería dañar el momento.
Intentó levantarse y lo traje hacia mí, otro impulso, necesitaba tenerlo así era consciente que pronto tendríamos que volver a la realidad pero no quería que aquella magia que había en el momento desapareciera tan pronto.
Luego de varios minutos, fui yo quien rompió el silencio y le pedí disculpas, por todo lo que estaba provocando y también porque llegó a mi cabeza la realidad de mi noviazgo, que a pesar de todo quería a mi novio, no quería lastimar a nadie y fue inevitable llorar, deje que todo lo que estaba conteniendo saliera. Le confesé que lo de anoche si habían sido celos pero no de amigos, que no me agradaba la idea de verlo con alguien más, le pedí perdón por mi egoísmo. Robert cayó por unos instantes, al hablar al parecer lo entendió no se mostraba alterado, si confundido como yo pero no enojado, hasta puedo decir que vi una sonrisa en su rostro o eso quería imaginar.
Me dijo que no quería ser una segunda opción o alguien a quien yo buscara para desahogarse de los problemas con mi pareja, debo decir que aquellas palabras resonaran en mi mente e hicieron un gran efecto en mi corazón, me paralizó y cuando quise reaccionar mi amigo ya se estaba marchando, lo llamé pero apenas me escucho camino más rápido o corrió tal vez, una vez alcancé la utopista ya abordaba un taxi.
No sabía cómo asimilar lo que había provocado, ahora la culpa llegaba a mi como millones de balas atravesando mi ser, me sentía mal por mi pareja, en cierto modo lo había traicionado, mal por mi amigo a quien había confundido aun cuando yo le decía que no podíamos sentir nada el uno por el otro, mal conmigo mismo por ser tan débil y dejar que la situación llegara a este punto en que me encontraba tan confundido, mal con la vida por traer a alguien tan maravilloso a mi vida tan tarde, mal con las estrellas sentía que las había decepcionado, no era capaz de mirarlas, desde mucho tiempo han sido mis confidente y consejeras con su modo de brillar ante cada cuestionamiento que les hacía y ahora habían sido fieles observadoras de mi infidelidad —que contradicción ¿no creen?
Con este nuevo remordimiento en mi ser hice memoria y van dos días en los que no hablo con mi amor y es que desde que se enojó no ha respondido mis mensajes ni llamadas. Ni ayer, ni hoy lo he pensado hasta ahora y no sé qué hacer, siempre soy yo quien da su brazo a torcer y acepta la culpa de problemas que no he creado, pero bueno ahora había una verdadera razón de mi culpabilidad o mejor dicho dos. Primero estaba con él pensando en mi amigo y ahora me beso con otra persona y resulta ser precisamente por quien ocupaba mis pensamientos cuando estaba en presencia de mi novio.
No creo y no quiero aceptar que dejé de quererlo, porque si siento que lo amo con locura; no sé qué me está pasando con Ro y porque deje que mis benditos impulsos tomaran control de mis actos, no soy de impulsos y mucho menos de traiciones, realmente me estoy sintiendo como la peor persona del mundo.
Decido caminar a casa, está lejos y más que ya es tarde pero necesito caminar, tomar aire, pensar y organizar mi mente. Debo aclarar mis sentimientos, no quiero lastimar a nadie y mucho menos convertirme en una persona infeliz por tomar malas decisiones o por no saber lo que realmente quería o a quien realmente quiero.
El camino se me hace tan corto, a pesar de llevar un rato largo caminando siento que necesito caminar, es como si ordenar los sentimientos fuese tan complicado, para algunas personas tal vez lo es pero a mí siempre me resultaba fácil, es decir siempre he sabido lo que quiero y voy de frente a ello, es la primera vez en la vida en la que me encuentro en una situación como esta. Siempre he pensado que las personas que teniendo pareja se «confunden» con otras son porque son personas deshonestas, miedosas y que solo quieren jugar con los demás, a pesar de eso no sentía que fuese el caso.
No quería jugar ni lastimar a nadie, solo no sabía cómo llegué a este punto. Entonces lo recordé, la forma en que nos conocimos. La primera vez que vi a Robert después de varios días de chat fue genial, se veía nervioso, ansioso, tímido y un tanto distraído me pareció tan tierno, pensé que ya no existían personas así, con sentimientos tan puros y sinceros. A pesar de ser el primer día sentí que gracias a los chat lo conocía de mucho tiempo, es que como se mostraba a través de la pantalla era en persona, sin mentiras y con un valor impresionante, recuerdo que al momento de despedirnos no queríamos separarnos e incluso me acompañó hasta el punto en que ambos quedáramos en igualdad de distancia, aunque cuando él tuvo que pasar el punto que daba más cercanía a su casa, me pareció un gesto demasiado tierno y considerado.
Estoy en mi habitación escuchando música y todas hablan de traición, ¿no han sentido esa conspiración en sus vidas? Cuando uno menos quiere saber de romances y parejas felices las canciones solo hablan de ello y ahora que quería evitar la idea de que le fui infiel a mi pareja las canciones hablan de traiciones.
Apago la música y decido dormir, por suerte mañana es domingo y no debo madrugar porque me siento cansado y no quiero levantarme temprano, quiero dormir mucho y levantarme renovado con la cabeza despejada y los sentimientos en su lugar, quiero y debo hacer bien las cosas.
No aguanto la tentación y le escribo a mi amigo.
—¡Perdóname! —No soy capaz de decir nada más, por miedo a seguir empeorando la situación.
Igualmente le escribo a mi novio.
—Hola, necesitamos hablar. Si puedes mañana por la tarde, es importante llámame o escribe. ¡Hasta mañana! Te quiero —se me hace un gran nudo en la garganta al escribir esta última frase, no es que no lo sintiese así, es solo que el recuerdo del momento con Ro en el observatorio llega a mi mente con mayor intensidad, justo cuando tecleaba las letras.
Como era de esperar no recibo contestación de ninguno de los dos y me siento peor, decido darme otra ducha, si bien me había duchado apenas pisé mi habitación necesitaba hacerlo nuevamente para relajarme y lograr conciliar el sueño, aunque sería una tarea titánica la noche de hoy.
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