Capítulo 2
Mi intensión no es sonar repetitiva, cliché o crear una historia trillada, antes prefiero arrojarme por el desagüe, pero supongo que para que entiendan mi punto para este momento debo repetir que he tenido sexo con personas que no debería, una de esas personas es Charles Morgan, sí, seguramente ahora estés preguntándote quien diablos es ese, pues es el hermano de Cymbeline, ¿cliché, verdad? Quiero decir ¿quién aquí puede presumir de no haber tenido un desliz con el sexy hermano mayor de su mejor amiga o al menos de no haberlo deseado?
Chuck es ese chico en el que empecé a fijarme cuando la adolescencia me golpeó en la cara, es algo así como que la única figura masculina a la que tenía acceso en esos momentos que no se comía los mocos o hacia estupideces con los amigos, era obligatorio fijarme en él. Es un chico pelinegro, de ojos marrones y bastante insoportable que por alguna razón alborotó mis hormonas cuando tenía catorce-quince años. Tampoco ahora seré super romántica diciendo que fue mi primer beso, mi primer todo y que me enseñó todo lo que sé, porque es falso, demasiado, tanto como decir que calcular una fracción con cero como denominador es posible, FALSO. Chuck sí fue mi primera vez, eso nunca tuve en mente negarlo, salvo a Cymbeline, pero fuera de eso solo estuve dos veces más con él y unas tres veces más que lo tuve en mi boca. Ahí acaba mi historia con Charles.
Te preguntarás, si tú historia con Chuck ya acabó ¿por qué la estás mencionando, tarada mental? Pues porque aparentemente a él se le apareció la virgen hace poco y como que me está acosando, ya sabes tipo: "te extraño", "hay cosas que no se dicen, pero se sienten", "quiero verte" y blah blah blah, típica labia de quien te quiere echar un polvo, cosa que no me molestaría, teniendo en cuenta el largo periodo de abstinencia que llevo, si no fuera por lo desastroso que fue la última vez que estuvimos cuando él quiso hacerme cosas por cierta área y yo me dejé, ya sabes DESASTRE. No culpo a Charles, yo me dejé, pero eso no quita que haya sido un desastre que me haya hecho jurar que jamás lo volvería a hacerlo por ahí y que me haya causado cierta repulsión por Chuck.
De hecho, ni siquiera debería estarlo mencionando, de no ser, claro, porque estoy en la puerta de casa de Cymbeline, haciendo un raro e incómodo baile porque no me decido a entrar y eso es porque sé que Chuck está allá adentro y no quiero verlo. En momentos como estos es cuando me arrepiento de saberme el código de la verja y tener llaves de esta casa. C es un desastre que pierde sus llaves cada 2x3 así que yo tengo una copia para que ella se haga una copia cuando las pierda y, como sus padres casi nunca están, pues tengo autorización de entrar como si esta fuera mi casa.
Justo cuando voy a darme media vuelta y escribirle a Cymbeline que me vino el periodo y no puedo levantarme de la cama por los dolores de vientre la puerta se abre de par en par y Chuck aparece frente a mí. Como siempre con el tupé a lo Elvis Presley perfectamente peinado y la mandíbula libre de barba, usando pantalones de chándal y una camiseta rollo Freddie Mercury blanca, seguramente se dirige a hacer ejercicio, pues Chuck es el típico hombre obsesionado con su físico que hace de todo por mantenerlo impecable, casi tipo Elijah Mikaelson mientras esté limpio y arreglado, todo estará en orden, ese es Chuck Morgan.
— Cymbeline —grita hacia el interior de la casa examinándome de forma lasciva—, llegó un pastelillo de fresa, no sabía que habías ordenado.
— Eres asqueroso —exclamo pasando por su lado.
No canten victoria, no es tan fácil, por supuesto que al hacerlo Chuck se cree con el derecho de acariciarme el trasero y por alguna razón yo no le suelto un solo bofetón.
— No era eso lo que decías cuando estabas de rodillas frente a mí.
— Jodete, Chuck.
— Mejor jódeme tú, pastelillo.
Ni siquiera voy a comentar nada de la forma en que me llama, supongo que también es mi culpa por permitir que me cubriera de nata montada, en mi defensa diré que en ese momento parecía una buena idea y definitivamente cuando cuando comenzó a retirar la nata de mi cuerpo con una fresa o con su lengua me pareció una estupenda idea. Aunque el apodo hoy en día no me haga gracia, culpen a mi mente lujuriosa.
— ¿Algún día dejarás de llamar a mi mejor amiga así? —cuestiona Cymbeline apareciendo en lo alto de la escalera, cosa que agradezco demasiado.
Una vez más, Chuck me da una mirada cargada de deseo que me hace sentir desnuda, creo que hasta me hace estremecer y puede que un poquito me encienda, pero es Chuck Morgan, pasé de tener sexo con él hace casi un año y no pienso volver a ese círculo vicioso en que me usaba como muñeca hinchable y luego me desechaba, antes me hago monja.
— No lo creo —es la respuesta de Chuck, tiene hasta el atrevimiento de sonreír—, portense bien. Nos vemos, pastelillo.
— ¿Qué hice para merecer tal tortura? —me quejo recargándome de la pared y mirando al techo.
Sé muy bien que hice para merecerlo, seguro es un castigo divino por haber tenido sexo con él, pero solo fueron tres veces y ya se acabó, al menos de mi parte, el universo debería librarme del mal llamado Charles Morgan.
— Si ignoraras a Jackson como mismo ignoras a Chuck nos ahorraríamos muchos problemas, ahora ven.
Suspiro y subo las escaleras tras Cymbeline. Creo que debería aclarar que estoy aquí porque, como finalmente accedí a ir a la fiesta de Drew, C enloqueció por lo que fue directo del instituto a mi casa donde revisó todo mi armario y deshecho gran parte de mi ropa afirmando que ni Santa Teresa se la pondría por su nivel de pureza, que necesitaba enseñar más piel y que para eso ella, mi mejor amiga, tenía el vestido perfecto, cosa que me da miedo porque si mi ropa no la usaría ni Santa Teresa, yo me atrevo a decir que hasta Mia Khalifa tendría reparos en usar la de ella, con perdón de Mia Khalifa, quizás es muy recatada, pero pues no me pareció por los vídeos que ví y la verdad es que necesitaba un ejemplo. A lo que iba, C dijo que debería venir desde la tarde a su casa porque ella se iba a encargar de arreglarme y como me dan mucho miedo las decisiones que toma Cymbeline, pues vine desde temprano para cerciorarme de no ir pareciendo una teibolera a esa fiesta.
Ahora, que ya que estoy aquí, me parece una malísima idea ir a esa fiesta, quizás solo debería quedarme en casa, con un helado de fresas gigantesco y babeando por Ian Somerhalder mientras veo todas las temporadas de Diarios de Vampiros como por octava vez. Mmm... demasiado tentador el plan como para ignorarlo. Siento que Ian me llama: "Rose, Rose, Rose" toda una invitación a tener sexo salvaje con él en mis sueños.
— ¿Maia y Stella no van a ir? —pregunto cuando llegamos a su habitación, lo último que supe es que Cymbeline trataba de convencerlas.
— No —sé que blanquea los ojos—, Maia está en ese plan de puritana de «todo lo que C proponga está mal» y Stella dijo que se iba a quedar viendo una película con Kye.
— Stella y Kye juntos —comento—, es raro que siendo tan parecidos sean una pareja, parecen más hermanos, sería como tener sexo con tu reflejo.
— Glorioso —habla Cymbeline mirándose frente al espejo.
— A veces me pregunto que hicieron sus padres para merecerlos a Chuck y a ti —respondo llevándome una mano a la frente antes de dejarme caer en la cama.
— Tener sexo —se burla Cymbeline—, lo que tienes que hacer tú con Jackson hoy, ahora toma y ponte esto.
C me avienta un conjunto de lencería roja, aunque más bien parece que son trozos de encaje rojo cubriendo pequeñas áreas importantes, básicamente tendría la misma función si me pongo un trozo de cinta adhesiva en los pechos.
— Uno: tienes cuatro veces mi talla en pechos y dos: no pienso ponerme algo que Liam o Ezra o Matt o cualquiera del equipo te haya quitado a mordiscos, ni drogada lo haría.
— Tan lista para las matemáticas y tan tonta para la vida —escucho a C—, eso lo compré anoche para ti, tuve que pagar de más para que lo mandaran antes de las veinticuatro horas, Chuck me ayudó a escogerlo.
— ¿Desde cuándo seguimos consejos de moda de Chuck? —me quejo mirando el trozo de tela.
— R, se trata de que enloquezcas a Jackson, pedí el consejo de Chuck porque sabía que te iba a imaginar en esos conjuntos, cuando obtuvo una erección supe cuál era el indicado.
— ¿Que tienen de malo unas bragas y un sostén normalito? —cuestiono aún mirando con mala cara el conjunto.
Debo admitir que está lindo, pero ese no es mi estilo.
— Quieres enloquecer a Jackson, unas bragas no lo hacen por muy mojadas que estén.
— No sé, C. Siento que esto es como cubrirme con un moño rojo los pezones y parte de la entrepierna y aparecerme frente a él.
— Lo pensé, por desgracia no es una de esas fiestas de fraternidades donde se van con poca ropa o con nada de ropa. Lástima, quizás se lo proponga a Drew.
— Suena a una propuesta que le harías en la cama.
— ¿Dudas que pueda estar con un universitario?
— Perdiste tu virginidad con él en séptimo grado, no dudo que puedas hacer nada, solo que pensé que no ibas a repetir.
Cymbeline suspira.
— Boberías. Este es el vestido.
¡Y vaya vestido! Cymbeline enserio cree que soy un regalo que envolver en un moño rojo para Jackson. A ver, el vestido está precioso, es de cuello alto y sin mangas, completamente ajustado, hasta mediados de muslo quizás. Ella me avienta las mangas removibles que van con el vestido y señala unos botines negros en la esquina de la habitación.
— Bañese y vistase, puedes usar el baño de Chuck, él no volverá hasta dentro de cuatro horas, si quieres puedes salir en albornoz y venir a vestirte aquí, sabes dónde están todas las cosas de aseo así que venga, sabes cómo odio hacer esperar a las personas y quiero que estemos listas cuando Liam venga por nosotras.
— Si le aclaraste que no íbamos a hacer un trío, ¿verdad?
— R, debes actualizarte en cuanto a fantasías sexuales, eso ya es antiguo.
— Y aún no existe el hombre que no quiera hacer uno —pongo los ojos en blanco—, no pueden con una y se creen que pueden manejar a dos o tres, que daño ha hecho la industria del porno a esos cabeza huecas.
— Vete a bañar —ordena mi amiga metiéndose en su baño.
Suspiro y hago lo que dijo, tomo una toalla, albornoz y uno de los neceseres de Cymbeline para luego meterme en el baño de Charles. Como llegue y me pille aquí juro que asesinaré cruelmente a Cymbeline, aunque quizás solo le ampute el clitoris, eso sería una tortura mucho peor que la muerte para ella, enserio.
En fin, que me baño y cepillos mis dientes, me aplico crema corporal y salgo de la habitación de Charles en albornoz directo a la de Cymbeline donde comienzo a vestirme. Enserio que esa lencería es demasiado para mi, no me hallo en ella, solo con eso puesto y el cabello mojado cayendo sobre mis hombros parezco lista para una pasarela de Victoria's Secret ni siquiera quiero imaginar cuando Cymbeline me maquille y arregle el cabello. La tentación es tanta que tengo que coger mi teléfono y sacarme una foto frente al espejo, no parezco yo, ahora sé porque Chuck obtuvo una erección al imaginarme con esto puesto, quiero decir, el encaje cubre bastante poco de mi cuerpo, pero de alguna manera la mariposa tatuada en medio de mis pechos parece en un jardín de rosas rojas, desde la mitad de mi abdomen hasta el vientre no hay tela, solo tenemos esa zona rodeada de mucho encaje rojo, solo se ve el piercing de mi ombligo, que también es rojo, lógicamente todo se vuelva juntar en muchísimo encaje rojo lo cual parece un pequeño jardín de rosas que cubre la parte censurada de mi anatomía, por detrás mi espalda está descubierta y es tipo un tanga bastante pequeño de encajes rojos.
— Si consigues que Jackson te vea solo con eso, créeme que va a enloquecer, amiga.
— ¿No crees que es demasiado, C?
Cymbeline suspira, viene solo con un tanga morado, algo normal en ella, quiero decir, de pequeñas hasta nos bañaban juntas, no hay razón para tener complejos ahora.
— R, es solo ropa interior, en el peor de los casos solo nosotras lo veremos, además te ves jodidamente ardiente, si fuera lesbiana créeme que te estaría rogando que me dieras una oportunidad en estos momentos.
— Bien, lo usaré.
Cymbeline sonríe.
— Si no estuviera con las tetas al aire te abrazaría, pero como estoy medio desnuda eso sería raro y medio lésbico así que ignoremoslo.
— ¿Qué te vas a poner tú? —cuestiono.
Cymbeline sonríe, camina hasta su armario y luego saca un vestido casi similar al que usaré yo, es color piel, también de cuello alto, solo que este tiene mucho encaje de la cintura para arriba, por detrás es tipo corset y de cintura para abajo cae suelto. Algo que le queda increíble a Cymbeline, pero que yo no usaría ni en un millón de años.
Yo me visto con la ropa que ella dijo y luego ella se encarga de acomodar las mangas.
— Te ves alucinante y aún no estás del todo arreglada —asegura ella obligándome a sentarme para comenzar a maquillarme.
— Sutil, Cymbeline.
Y sutil para ella es delinearme los ojos con negro haciendo que se vean muchísimo más azules de lo que son, ponerme rubor, corrector de ojeras, pestañas y labial rojo.
— El labial es mate y de larga duración, ya sabes, por si quieres besar a alguien sin que la novia lo note —comenta mi mejor amiga mientras se maquilla ella misma, incluso tiene el descaro de giñarme un ojo lo que hace que se le corra el delineado y tenga que empezarlo nuevamente—, y deja la plancha, vamos a darle volumen a ese pelo.
Así se hizo, cabello con ondas, peinado hacia la izquierda en un estilo setentero, mientras ella alisó el suyo, se hizo una trenza diadema y colocó pequeños pasadores a juego con el vestido.
— Y ahora una foto para que Maia y Stella se mueran de envidia de lo bien que nos vemos.
Sesenta fotos después nos bañamos de perfume, pusimos los zapatos y después unas cuarenta fotos más Liam envió un mensaje informando que había llegado.
***
Hola bichitos, ya sé que estoy perdida y no, no he terminado la historia todavía, la universidad, el trabajo, la vida en general no me ha dejado mucho tiempo para escribir, pero es que se me hace injusto dejarlos así sin saber nada de nada de nada así que por lo menos les doy dos capítulos más para que vayan viendo por dónde van los tiros en esta historia y decidan si les va gustando más así o si prefieren la original.
Bichi-besos 😚🐞❤️
Bea S.
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