Capítulo 8
-Por lo que veo no te gustó- en efecto, me encontraba buscando un poco de crema batida en el refrigerador para quitar el mal sabor.
-¿Como puedes beber esa cosa?- negué repetidas veces.
Divisé el frasco en uno de los estantes más bajos y me incliné para tomarlo.
-Me.. m- lo escuché carraspear. -Me ayuda con la energía.
Incliné mi cabeza para dejar caer la crema en mi boca y gemí gustosa al sentirla en mi lengua.
Necesito un orgasmo pronto, uno en la ducha me vendría bien mientras pienso en esa ronca y deliciosa voz y cuerpo con que soñé.
-¿Me das un poco?- aún estaba de espaldas y aproveché para morder mi labio con ganas y tratando de reprimir incluso mis pensamientos, deseaba tanto a ese hombre que acabaría haciendo algo estupido.
-Claro- giré sobre mis talones y le tendí el envase, este me miraba distinto esta vez, no había rastro de esa timidez que lo caracteriza, no estaba.
Sus ojos de dragón me miraban con deseo, de eso estoy segura, pues cuando mi mano se acercó a él haló mi muñeca y atrajo mi cuerpo hacia el suyo haciéndome quedar entre sus piernas.
Este se encontraba sentado por lo que la diferencia de tamaño no era tan notable de esa manera, sentía el calor que emanaba su cuerpo y estuve a punto de lanzarme a su boca, pero él lo hizo antes.
Su lengua recorrió mis labios apenas se acercó, lo que hizo que inconscientemente abriera mi boca para recibirla al escapárseme un jadeo gustoso.
Decir que besaba bien era quedarse corta, el hombre tenía total dominio de su lengua, sus manos también eran un maravilloso complemento, pues mientras su boca me probaba estas se encargaban de amasar la carne de mi trasero.
Mis manos fueron a sus hombros, era enorme, un sexy y enorme moreno que me hacía gemir como gata en celo solo con besarme.
Adentré mis manos a su camiseta para tocar la piel desnuda de sus hombros y era una total maravilla, lo que daría por sentirlo sin nada de por medio justo ahora.
Sus manos bajaron hasta mis muslos, se puso de pie y me alzó sobre su cadera, luego me dejó descansar sobre la mesa pero sin siquiera dejar de besarme, no nos habíamos separado en ningún momento, ahora estaba más cerca, ahora lo tenía literalmente entre las piernas, las cuales debía abrir en demasía para lograr rodearlo.
Haló la parte trasera de mis rodillas y me hizo correrme hacia su cuerpo un poco más, pude sentir su erección más que dura en esa posición y gemí sobre sus labios.
Mis pezones dolían por lo duros que se hallaban y mis labios comenzaron a picar por no ser liberados en todo ese tiempo.
Adentré una de mis manos entre la unión de ambos y este mordió mi labio inferior cuando apresé su miembro por sobre la tela de sus pantalones.
El ruido de la puerta de entrada ser abierta nos hizo alejarnos de la boca contraria.
Este tomó mi cintura y me bajó de la mesa para luego alejarse de mi cuerpo y fingir buscar algo en la nevera, yo por mi parte entré en pánico.
¿Como disimularía esto?
Es decir, sabía que mis labios estaban rojos e hinchados porque picaban, mi entrepierna estaba más que húmeda, prácticamente chorreaba, tenía marcas de sus manos en mis muslos por su toque firme y estoy segura de que estoy roja por la exitación, así que hice lo único que me pareció prudente antes de que mi hermano me viera así y salí corriendo hacia mi cuarto como una Virgen a la que le acaban de dar su primer beso.
Y eso era
Mi primer beso, porque nadie en mi perra vida me había besado tan bien y con tantas ganas como el amigo de mi hermano.
¡Mierda!
Estuve a punto de cogerme al amigo de mi hermano sobre la mesa de la cocina en apenas segundos.
¡Que falta de respeto!
Retiré mi pijama y noté que no solo mis bragas estaban empapadas, la humedad había traspasado a mis pantalones finos y deseé que esta no hubiese llegado a la ropa del moreno, que vergüenza.
Me despojé de todo y me metí a la ducha. Pensé en darme una ducha fría pero prefería liberar toda esa tensión de una vez, si no lo hacía acabaría colándome a su cuarto para seducirlo.
Lo imaginé adentrarse al baño con esa mirada fiera, deshacerse de su camiseta con lentitud mientras me miraba como si fuera su presa, dejar caer su pantalón y notar que no llevaba nada más debajo.
Adentrarse conmigo a la ducha y adentrar sus dedos a mi cavidad, moverlos de manera circular mientras me miraba fijo y mordía su labio deseoso de mi.
Amasar uno de mis pechos con su mano libre y frotar mi clitoris con su pulgar.
Asentirme para darme permiso de venirme
-¡Ohh Joon!- grité sin poder evitarlo, me imaginé verlo sonreír mostrando esos hermosos hoyuelos cuando sentía más humedad recorrer sus dedos dando a notar que había obtenido mi orgasmo.
Mi vista dejó notar ráfagas de colores por lo fuerte de mi orgasmo y mis piernas fallaron por un momento.
Es un hecho, soy una pervertida, una pervertida que imagina cosas.
Aún así ese beso no lo imaginé, pasó.
Ahora como lo vería a la cara luego de haberme masturbado en su nombre, de haber gemido su nombre y peor aún, de haber deseado que mi hermano no nos haya interrumpido.
Mi estómago crujió pero no podía simplemente ir allá toda feliz como si no hubiese pasado nada, morir de hambre sería mejor que morir de vergüenza.
Solo antoja la Seona 🙄
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