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Capítulo 27


No creí que al llegar a la que era su casa anteriormente, me encontraría con ella ya lista y las maletas fuera como si solo eso esperaba para alejarse de mí. -¿Me ayudas?- batió sus pestañas en modo de coquetería, como solía hacer cuando deseaba algo de mí. Subí las maletas a la camioneta y ella tomó su lugar así que hice lo mismo.

Quería que los llevara yo, ella quería que yo la alejara de mí, este día no puede ser peor.

-Víctor, los audífonos.- dijo con tranquilidad cuando subió a mi camioneta, su hermano los colocó en sus oídos entonces su vista se posó en mí. -Pregunta bombero

-¿Hoy?

-Hoy, ya sabes, me gusta dejar todo para última hora.- suspiré -Así que... dejaste la iglesia.- Asentí, pues pese a que solo habían pasado unas horas, estaba seguro que no regresaría ahí. -Lamento eso

-Yo no- pronuncié genuinamente -¿Vas a regresar?

-¿Quieres que regrese?

-Deseo que lo hagas

-Será complicado

-¿Por qué?- giré y evité mi impulso de acelerar, eso me quitaría tiempo de esta conversación.

-No tengo una casa donde quedarme si...

-Con migo- abrió su boca en o por la sorpresa

-Renuncié al trabajo y como falté unos días no quedaron felices conmigo

-Yo te cuido- se rió escandalosamente

-¡¿Vas a pagarme por bailes privados para cuando llegues del trabajo?!

-Yo estaba pensando en cuidar de ti mientras encontrabas un trabajo que te gustaba, pero si quieres, tus bailes no me disgustan.- pronuncié aquella frase juguetona pero mi voz escondía ganas de llorar y pareció notarlo al una lágrima escaparse sin permiso. Así que nuestra conversación acabó.

Permanecimos en silencio hasta que aparqué la camioneta y como si el corazón no se me estuviera rompiendo, bajé y tomé las maletas. Su hermano iba delante y nosotros detrás, en silencio y con el corazón en las manos, ella pareció notarlo y lo sostuvo.

Abrazó mi mano con la suya y aquello me hizo dudar si mi lugar está aquí en Korea o con ella, donde sea que esté ella.

-Te amo- dijo como un susurro sobre mis labios y dejó un beso en ellos como despedida. Pero aquello era muy poco para mí.

Tomé su cuerpo por una última vez queriendo meter mis manos por su piel, en cambio mi boca tomó la suya y el beso supo a amor genuino y desinteresado, a despedida dulce pero dolorosa. A Adiós.

Y entonces la dejé ir

La observé irse sin girar a verme, realizar el papeleo y adentrarse al avión y permanecí observando.

Batí mi mano con tranquilidad como si no estuviera despidiendo a la mujer que amo, quizás para siempre y me mantuve en mi lugar hasta que el avión despegó.

Solo entonces me permití tomar la llamada de mi teléfono, le había avisado a Min que llegaría algo más tarde, y es que al menos quería despedirlos en el aeropuerto, abrazarla una última vez.

Decirle que la amo y dejarla ir.

-¿Si?

-¿Terminaste tus cosas?

-Si, ya....

-Ve a la avenida principal, frente al lugar de pizza del señor Kim, tu equipo está aquí, necesitamos que entres, usa la sirena.

Cerré el teléfono y corrí hasta mi auto, eran unos 8 minutos de donde estaba y con la sirena serían al menos unos 5. A cada uno se nos fue entregada una serena en caso de emergencia, pues pese a que nuestro turno es nocturno debemos estar a disposición todo el tiempo, y con ella se nos cedería el paso.

Llegué con rapidez y comencé a colocarme el uniforme mientras Min me daba las pautas. Se había incendiado una zapateria y el dueño no había salido.
Se creía que estaba en el sótano por lo que debía entrar por el.

Habían muchos curiosos de los locales a los alrededores cuales eran detenidos por los policías, pero eso no impedía que uno u otro se acercara en algún descuido.

Cuando entré había tanto humo que mi mascara se empañó casi de inmediato, Jungkook me seguía de cerca mientras Jimin se mantenía atento por cualquier cosa y poder entrar de ser necesario.

Ahora que Namjoon no estaba con nosotros he de reconocer que nos hace falta fuerza bruta, mañana hablaría con Min para que nos manden un remplazo.

Cuando tratamos de bajar las escaleras la madera crugió bajo mis pies indicando que no aguantaría mucho, le hice una señal a Jungkook para que rodeara y en cuanto estuvo junto a mí, continuamos.

En algún momento del camino dejé de ver lo que estaba frente a mí y solo me guiaba por mi instinto y por lo que mis pies tocaban, era un desastre de humo y calor, los demás continuaban con las mangueras pero obviamente no llegaría hasta aquí tan pronto.

Miré tras de mi cuando dejé de ver a Jungkook, lo llamé, no respondió y recuerdos de la última vez que algo así pasó llegaron a mí.

Mi voz y la ausencia de respuesta de mi padre, el fuego, el humo y mi incapacidad de encontrarlo.

Pero esta vez ahí estaba, parte del escombro estaba sobre su pierna, parecía atascado y quizás por el ruido a fuera o porque estaba demasiado metido en mis pensamientos pero no escuché nada caer.

Otra parte del techo parecía estar sobre su cabeza, listo para caer y sepultarlo. -¡Jimin!- llamé por el comunicador para que viniera a ayudar pero no conseguí respuesta, entonces lo supe, no había llevado él mío, Min iba a matarme.

Me lancé sobre Jungkook y un dolor abrasador me alcanzó.






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