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Capítulo 24


Una semana después, Claudia me pidió ir por May al aeropuerto. No había estado pasándola bien y Seona organizó con ella un día de chicas, coincidía con el arribo de su hermana.

-Hola

-Hola- ambos estábamos algo cohibidos, no habíamos vuelto a hablar desde aquel día en Hawái al que fui la ida por la vuelta y aún así me gané una sanción monetaria.

La llevé al edificio de Hoseok en el que este solo va una vez a la semana a recoger sus cuentas, aveces manda a uno de los chicos. El y Clau aún están distanciados, al principio ella suplicó su perdón pero al este no dar su brazo a torcer no pidió más, un día le gritó en el trabajo que cuando deseara madurar y hablar como un adulto ella estaría en su departamento, desde entonces ninguno se dirige la mirada siquiera. Ni siquiera se sientan juntos en la misma mesa para cenar.

-Descuida, yo subiré la maleta- dije cuando llegamos al edificio -Papá quiere que regreses a trabajar pronto. Cuando te sientas cómoda.

-No creo que sea propio.

-Díselo a él- la vi apretar los labios en una fina línea. -Te extraño- abrí el departamento, mi departamento. Al final si mi había mudado, pero alquilé el departamento de al lado del de Hoseok.

Parecía algo confundida. -Viviremos aquí. Tu y yo-  dejé la maleta sobre el suelo -Trabajarás con papá, te recogeré en las tardes para llevarte a la universidad y en las mañanas te llevaré a trabajo luego de besarte y cogerte como se debe.

-Jimin...- trató de refutar pero su boca se ocupó en algo mas, mi lengua tomó partido de ella a la vez que mis manos acunaban su trasero y la alzaban para llevarla a nuestra habitación.

-Tu hermana dió el permiso- metí mis manos por nuestra unión y comencé a tocarla a la par que caminaba. -Me manipulaste para que te amara, debes hacerte cargo- la sentí reír mientras me ocupaba de su cuello y pechos.

-Si lo... dices así- jadeaba -Ahh

-¿Suena mal?- alejé mi pantalón lo suficiente como para dejarla sentir mi erección. Jadeó tan rico para mí que me fue imposible contenerme. -Debería castigarte por no cuidarme en el hospital. Podíamos jugar a al enfermera.

-Lo sien...to- no paraba de moverme contra su cuerpo, sosteniéndola con ayuda de la pared.

-¿De verdad?- asintió mientras llevaba uno de sus pechos a mi boca. -Ponte de rodillas- demandé luego de bajarla de mi regazó.

Me desnudé frente a ella y la vi mientras me lo hacía. Su lengua tomó mi base y la paseó por toda mi longitud hasta la punta cual engulló, chupó.

La alejé -Desnúdate, hazlo ahora- la ayudé pero cuando estuvo desnuda volví a hacerla engullirme. Tomaba tan bien mi polla que no paraba de elogiarla dandole a conocer lo bien que lo hacía.

Empujé su cabeza contra mi cadera y entendió lo que quería al chupar a la vez que se movía para tomarme completo.

La vista y sensación eran únicas y acabé por tomarla en brazos para hacerla sobre la cama dejándola abierta de piernas. -Más tarde te haré el amor.- besé sus muslos pero me erguí hasta cernirme sobre ella y entrar de una estocada. -Ahora voy a follarte muy duro. Se que te gusta pequeña pervertida.

-Me gusta.- jadeó a la par de que mi polla se abría paso una y otra vez en ese dulce y cálido coño.

-¿Vas a quedarte... aquí, conmigo?- asintió -¿Ves cómo estás? Así me recibirás cada mañana, abierta para mí. Húmeda por la sola idea de saber que estaré así de duro en tu interior- asentía, jadeaba y gemía sin poder hacer mucho más y mis músculos tensos se apretaron mas contra ella. -Estaba tan duro cuando me fui aquel día. Quería tanto pasar mi lengua por tu húmedo cuello. ¿Eso querías?- tomé sus piernas y las apreté para evitar que se moviera. Arañaba las sabanas. -¿Te tocaste cuando me fui?- asintió -¿Mucho? ¿Te corriste duro?

-Ahh Jiminie para un poco... ahh un poco, solo un...

-¿Por qué? ¿Ya vas a correrte?- asintió  -Hazlo- negó y mi mandíbula se tensó. Tomé su coño con más fuerza y un gemido brutal salió de ella a la vez que me apretaba con su orgasmo. Acabé por vaciarme sobre su abdomen bajo, me deleité viendo mi semen resbalar por ese cuerpo perlado por el sudor. Por verla tan mal, tan jadeante por mí.

...

-¡Jimin! Mi hermana, ella... ¡Jimin!

-Shh- callé y tomé su boca para callarla, íbamos lento esta vez, me había tomado el tiempo de comérmela como quería, de entrar tan lento en ella que fue una tortura y ahora suplicaba por un orgasmo que alargábamos con movimientos lentos y cariñosos. -No sabes todo lo que te amo-    besé su mejilla deleitándome de ella -Te lo haré saber cada día, lo prometo. Te amo calabacita- salí de ella cuando nuestro orgasmo cesó y la hice recostarse sobre mí.

-¿Por qué Calabacita?

-El día que te vi por primera vez- besé su frente -Llevabas un vestido con flores y calabazas, era algo aniñado pero te veías tan linda, tierna y sexy. Todo a la vez.- la noté reír.

-Sabes que no puedo dejar a Clau sola, mucho menos ahora que Hoseok se fue de la casa ¿no?

-Lo se, solo finge

-¡¿Como?!- pronunció con diversión

-Deja tus cosas allá, pero espérame desnuda sobre mi cama cada mañana- delineé la curva de su trasero.

-Te amo

-Te amo



Fin

Este es el final de la historia de este sexy bombero, pronto regresaremos con el segundo libro del Namgi, (se que lo extrañan).
Beso




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