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Capítulo 17


-¡Le digo que era él maldición!- hacían tres días de lo pasado.

Luego de habérseme calmado y de la mañana llegar y con ella la claridad del sol, noté el golpe sobre la piel de Walter, era el. Había sido el.

Lo acusé y mis compañeros llamaron a la policía, estaba detenido por la presión de mi parte y la de mis compañeros para hacerlo pagar pero este no decía la verdad y yo no tenía pruebas.

Era mi palabra contra la suya.

Estábamos con la policía en medio de una de las declaraciones pero a pesar de todo fue liberado.

Ahora se dirigía al aeropuerto, el idiota se marchaba libre luego de casi violarme porque en este país según me supe la policía tenían cosas más grandes de la que ocuparse como de una pelea de pareja, eso habían dicho entre ellos cuando creían que no escuchaba.

-Kim Seona- escuché que se me llamaba.
Estaba en mi lugar de trabajo, el día de hoy el flujo de pacientes era mínimo, los que llegaban ya sin vida había aumentado.

Era un hombre alto y con traje pulcro, no parecía pertenecer a este desastre por el qué pasa ahora mismo esta ciudad. -Pedro Suárez, oficial de migración.- qué mierda. -¿Está consciente de la fecha de vencimiento de su visado?- no respondí, no entendía nada. -Su visado está vencido señorita, está en proceso de deportación.

-¿Pero de qué habla?

-Hace dos semanas inició su proceso de deportación.

-¿Si sabe que estamos en medio de un desastre natural?- no respondió -¿Cree que tengo cabeza para ir al consulado cuando estoy aquí para ayudar. ¡Personas están muriendo por Dios!

-Es mi trabajo señorita- se veía bastante apurado, su rostro contraído en inconformidad. -Debo escoltarla al aeropuerto- abrí la boca con sorpresa. -No estaba en la ciudad que se suponía. Su caso fue tratado como huida.

-Debo ir al consulado- este asintió y luego de horas de jurar y jurar que en efecto solo me había ido a la ciudad vecina por el terremoto y para ayudar estos no hacían nada por mi caso alegando que por los estragos que este dejó no podía gestionar mi caso adecuadamente, ¡irónico!

Al final se me dio un plazo de 6 meses para estos revaluar mi visado pero debía salir del país aún así.

Quien me escoltaba como perro guardián me acompañó hasta donde estaban mis cosas, recogí algunas de mis pertenencias, dejé ropa y frazadas a algunos compañeros y me despedí.

Al final no solo me habían tratado de violar y este se había largado como si nada y sin algún cargo. Sino que también me habían deportado.

-¿Me podría prestar su teléfono?, bebo llamar a mi familia para que sepan que regreso- este lo hizo, no muy convencido pero lo hizo.

Luego de responderme un medio dormido SeokJin y de que me regañara por haber tardado tanto en hablarle, le dije que iría a Seul, lo tomo demasiado bien, quedé de explicarle al llegar.

-Supongo que las muertes de las personas que pude haber ayudado estarán en la conciencia de migración.- escupí con todo el veneno del que era capaz y con todas las intenciones de herir.

Subí al avión y aún veía al señor Suárez por la ventanilla observando como si fuese una ladrona, como si me fuera a escapar si deja de verme, y lo pensé. Lo juro que lo pensé.

6 meses, 6 meses para revisar mi caso. Seis meses sin trabajo, casa o algo para hacer más que regresar al país al que no deseaba volver.

...

El vuelo fue incómodo, y difícil. Necesitaba un baño, uno que hacía días no podía permitirme.

Quienes estaban en él avión conmigo escapaban de los estragos del país, mientras que yo era deportada, irónico.

Cuando el avión aterrizó me dirigí a uno de los hoteles que se encuentran en las proximidades del aeropuerto, me di un baño.

Un largo y relajante baño en el que descanse, luego me vestí y pensé en llamar a mi hermano desde el teléfono fijo de la habitación y así lo hice.

Le di el nombre del hotel y el número de habitación y luego preferí dormir un poco.

Estaba exhausta, nerviosa y enojada.

...

Toques en la puerta me despertaron, eran sutiles y suaves a comparación de cómo suele tocar mi hermano.

Tenía miedo de abrir.

Cuando al fin me arme de valor corrí la silla del pequeño comedor que había acomodado contra la puerta con intención de que esta cayera o hiciera algún escándalo si alguien trataba de entrar.

No esperé ver a quien estaba tras la puerta.

-Hola- dije pobremente y con la voz ronca producto de la siesta.

-Hola- continuaba en el mismo lugar, sin moverse, yo igual. -¿Todo bien?- asentí pero el pálido llevó su vista y señaló con su mentón a mi mano.

Empuñaba un cenicero en mis manos, mis nervios por lo pasado aún estaban ahí, me sentía observada, tocada.

-Si- lo dejé sobre alguna superficie. -¿SeokJin?

-Trabajan todos. Es mi día libre- se señaló y me dejó ver una linda y tierna sonrisa, como la de un niño pequeño. -¿Vamos?- asentí y regresé mis pasos para tomar mi maleta.

Maleta que este pidió tomar hasta llevar al auto, no lo voy a negar, estaba algo incomoda pero este era una persona discreta por lo que podía ver, no preguntaba en sobre manera por lo que creo que no es necesario siquiera pedirle discreción por lo que haya pensado al verme con eso en la mano.

-¿Tienes hambre?- hizo una pausa. -SeokJin me pidió llevarte a comer, pero si no estás cómoda o tienes sueño podemos pedir para que te lo lleves a casa.

-A casa por favor y gracias por venir- dije con algo de pena, pero es que el dinero que tenía disponible en won lo había agotado al rentar el cuarto.

Mátenme ahora



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