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C A P I T U L O 4


Todo el cuerpo me pesaba, no recuerdo nada excepto algo sobre un parque y un tipo con una botella.

Era cerca de media noche y por arte de magia estaba en mi cama. El problema es que no estaba yo sola, otra persona más permanecía tumbada a mi lado. Levanté la vista poco a poco.

Es mi hermano.

Apesta a alcohol, tiene los ojos rojos de haber llorado, tiene un moratón enorme extendiéndose por su cara y no se la razón de su estado.

-Connor, despierta- susurré en su oído.

-Becca, ¿estás bien?

-Esa no es la pregunta, ¿estás tú bien?

Dirigió la mirada hacia otra parte y se quedó fijo.

Sin ninguna palabra ya sabía la respuesta. No está bien.

-No Becca- hizo una breve pausa para tomar aire- no estoy bien.

Dicho esto se levantó y se dirigió a su habitación.

Al volver a tumbarme un ligero dolor en la zona lumbar se hizo notar, creo que me he desmayado y Connor me ha traído en casa.

No entiendo la razón de su estado, creo que nunca le he visto así. Después de un rato, me dormí sumergida en mis pensamientos.

Ya era fin de semana, los días anteriores habíamos hecho lo de siempre, nada en especial había surgido.

Noah empezaba a hablar con nosotras más a menudo, se sentaba lo más próximo posible en las clases y nos acompañaba comiendo.

No vi mucho a mi hermano, solia estar encerrado en la habitación.

Derek parecía seguir estando a sus cosas.

Lo interesante es que este fin de semana, dentro de unas horas siendo concretos comienza el partido en el que casualmente juega Derek.

Después de los partidos se gane o se pierda se hace una fiesta de celebración en conmemoración al equipo.

Nos solemos ir a la inmensa casa de Alexa, la animadora que nos avisó del partido, los fines de semana sus padres no están en su inmensa casa y aprovechan para hacer fiestas.

Me miré en el espejo al menos veinte veces observando meticulosamente la ropa que llevaba puesta. Dentro de una hora vendría Anns a por mí con el coche de su padre para ir al partido sin necesidad de tener que tomar el autobús.

Pasado un rato, ya estábamos allí, al salir de casa me despedí de mi madre y la advertí de que me quedaría con Anns a dormir.

Las gradas estaban abarrotadas, un montón de alumnos de ambos institutos tenían la mirada puesta en el campo para no perderse el más mínimo detalle, incluso algunos llevaban camisetas del equipamiento del instituto.

Nos sentamos en las gradas, como es obvio en la parte de nuestro equipo.

Los jugadores empezaron a salir, el corazón se me paró.

¿Conocéis esa sensación de cuando miras a esa persona especial para ti y se te paraliza el corazón? ¿Cuándo tus mejillas se tiñen de un leve color escarlata? ¿Cuándo con mirarle ya tu día se alegra? ¿Cuando su voz retumba en tus tímpanos y sin saber como sientes un profunda conexión con él?

Pues todo eso a mí me ocurre, y es una sensación maravillosa. Indescriptible con una sola palabra.

Me hacía ilusión que ganaran aunque tan solo fuera un simple partido entre institutos, pero aunque pierdan la fiesta seguía en pie.

Sonó la campana indicando el inicio del partido.

Brandon, uno de los jugadores y ex novio de Anns tomó la pelota, tras unos estupendos regates logro esquivar a uno de los jugadores del otro equipo, se la pasó a Gregory, un chico tierno y muy inteligente, para nada el típico estereotipo de instituto. Unos segundos después tomó el control de la jugada Derek.

La pelota se encontraba entre sus pies, un jugador alto y robusto del otro equipo lo derribó al suelo cuando lo vio acercarse a la portería.

Derek cayó al suelo de una mala forma haciéndose daño en la pierna. Varios jugadores se acercaron para ver la situación provocada. Estaba inmóvil en el césped. El árbitro saco tarjeta roja y Derek y el otro jugador tuvieron que retirarse.

La mitad del partido había concluido, he hicieron una falta a Brandom.

Aprovecharon la situación para meter dos goles. Las personas que animaban al otro instituto estaban eufóricas.

Varias chicas se acercaron al banquillo en el descanso. Una se sentó al lado de Derek y le dio un corto beso en los labios.

El alma se me rompió en pedacitos, Anns la cual estaba a mi lado vio la escena y le llegó la mandíbula al suelo. Pasó su brazo por mis hombros y me estrechó ligeramente. Me hundí en su hombro y unas lágrimas salieron disparadas.

-Becca, no pasa nada. No te preocupes, comprendo cómo se siente cuando ves al amor de tu vida besándose con alguien. Se esa sensación, pero todo pasará. Estoy contigo.

No entiendo como Anns tiene la inmensa capacidad e poder tranquilizarme con sus palabras, como te envuelve y habla con tanto sentimiento, parece que ella ha pasado por todo eso o que en realidad lo siente.

Anns me tomo de la mano, sin palabras propuso que nos fuéramos, sabía perfectamente que yo no aguantaría estar allí.

Nos montamos en el coche y nada más cerrar la puerta empecé a llorar como si se ratara de una magdalena.

¿Conocéis la sensación de tener el corazón roto? ¿La sensación de que todos vuestros esfuerzos no sirven para nada? ¿El simple hecho de que cuanto más te esfuerces peor sale las cosas?

Pues espero no sentirlas nunca más.

Aparcó en la puerta de su casa y me dio un fuerte abrazo.

Ese abrazo que intentaba unir todos los pedacitos en los que me había convertido.

-Becca, nunca te dejaré sola.

-Anns, no sé qué haría sin ti. Eres la mejor amiga que puede existir, no cualquiera aguanta tantas tonterías y quebraderos de cabeza de su amiga.

-Deja de agradecerme cosas que todo el mundo debería hacer Becca.

Me sequé las lágrimas y una tímida sonrisa se escapó de mi boca.

Me dolía la terrible perdida en vida que había tenido hace menos de una hora.

¿Pero que esperaba?

Que un chico amable, tierno, guapo, listo, deportivo y otras muchas cualidades que me da pereza mencionar ¿Se enamorara de mí sin ni siquiera saber cómo me llamo? ¿Mis gustos? ¿Mi manera de pensar?

Ni con el toque de una varita mágica hubiera ocurrido eso.

Ni en todas esas comedias románticas que he leído pasaría un milagro de ese espécimen.

-Que dices Becca, ¿nos atiborramos a pizza mientras vemos películas de humor?

Su propuesta me pareció interesante pero injusta, tengo que mirar más por ella, se que tenía muchas ganas de ir a esa fiesta, y por ella haría un esfuerzo.

-Uhmm, ¿Qué tal si vamos a la fiesta?- propuse con mejor cara que antes.

-¿Hablas enserio?

-Creo que no he dicho nunca nada más enserio.

-¿Estás segura? ¿Quieres ir?

-Si mamá, ¿podemos ir a la fiesta?

-Está bien, pero te vigilaré de cerca.

Anns arrancó el coche rumbo al infierno llamado fiesta. Me gusta ir de fiesta con moderación, conozco gente nueva y bailo como una descosida, podría decirse que la música se apodera de mí.

Pero esta situación era un tanto agridulce para mí. Al fin y al cabo ella no tenía la culpa. Cuando el coche paró en la puerta solo se escuchaba la música, ya había anochecido lo que hacía más fácil observar las luces que borbotan del interior.

Varias personas en el patio de la casa, a pesar de ser una hora temprana los vasos estaban extendidas por todo el césped.

Nada mas entrar a la inmensa casa un olor intenso de alcohol subió hasta mis fosas nasales. La sonrisa de Anns se intensificaba por cada minuto que estábamos allí.

Anns me dio un vaso lleno de cualquier bebida desconocida entre mis manos, fuimos directamente a la pista y no sé lo que hizo para convencerme de que comenzara a bailar.

La música fluía por mis venas, haciendo que me olvidara de todo lo que me preocupaba.

Pasado un rato los pies comenzaban a dolerme a pesar de llevar unas zapatillas cómodas.

Un ruidoso estruendo sonó en el salón llamándonos la atención. Alguien se subió a la mesa haciendo el papel de presentador para dirigirse a los miembros del equipo. Todos venían felices, supongo que habrán ganado.

Busqué a Anns para no quedarme sola, conocía a la mayoría de la gente que había allí.

-Anda, hola-Dijo alguien detrás de mí.

Era Alexa, la organizadora de la fiesta y la animadora más popular del instituto.

-Hola Alexa, que buena fiesta.

-Gracias, quería decirte una cosa.

-Está bien.

-Te he visto en el partido, se a la perfección todo lo que ha pasado, eres muy valiente por estar aquí frente al chico que te gusta después de lo que pasó.

¿Tan fácil es leerme?

-No sé dé que hablas- dije en tono monótono.

-No te hagas la tonta Becca, sabes a la perfección lo que quiero decir. Desde el primer momento en el que entré a este instituto sabía que estabas coladita por él, no has de ocultarlo.

Me quedé en silencio, Alexa me había dejado sin palabras.

-No hace falta que digas nada, se lo que sientes por él.

Con las mismas se fue, dejándome con dudas.

¿Eso significa que el también lo sabe?

¿Quiere decir que me está dejando en ridículo con cada maldito correo electrónico que le mando?

El equipo deambulaba de un lado para otro, luciendo su victoria o su fracaso.

Derek cruzó por el salón con una chica la cual tomaba de los hombros, casualmente era la misma a la que había besado. Volví a sentir esa sensación, la sensación que anteriormente se había provocado en mí.

Debía buscar a Anns y salir de allí lo antes posible.

Anduve de un lado a otro buscando en cada rincón de la casa. De agotamiento salí al jardín trasero donde una pareja se besaba y manoseaba sin descaro alguno.

Era Anns, ella se estaba dando el lote con un chico desconocido, más tarde investigaría sobre él.

No quise interrumpir el momento de mi amiga, y que mejor opción que salir a la pista y tomarme otras tres o cuatro copas de ese mejunje que se me había proporcionado.

La cuarta copa ya se encontraba arrasando mi garganta, empezaba a ver un poco borroso no se cuanto más aguantaría sin echarlo todo.

Cada vez menos gente estaba bailando, preferían estar sentados, en cierto modo creo que es efecto del alcohol.

Los miembros del equipo andaban dispersos de un lado hacia otro. La imagen de Derek en mi cabeza revoloteaba por mi mente, el beso se había quedado sellado en mis pensamientos. Y la idea de enviar mensajes anónimos era una birria.

Pensé en el pasado, como desde pequeña miraba a Derek con afecto y el no ha sido capaz de detectarlo.

Cómo las palabras se me quedaban sumergidas en la garganta al igual que el nudo que se está formando ahora mismo.

Una tímida lágrima rodó por mi mejilla.

Siento que hoy estoy más melancólica que de lo normal. En mi defensa culpo al alcohol por hacerme recordar todos estos sucesos.

Mi mente se sumergió en un bucle de imágenes indeseadas, que como está claro, eran de Derek.

Subí rápidamente al baño, por suerte no había nadie, y no parecían haber vomitado aún. Dejé que las lágrimas y mi llanto desconsolado surgieran de mí sin ninguna barrera, con la palma de mi mano me limpié los restos de aquella noche.

Un impulso surgió desde mi estomago hasta mi garganta, subí la tapa del sanitario lo más rápido que pude para poder vaciarme por dentro correctamente.

Las lágrimas volvieron a borbotar mientras me desahogaba con mi nuevo amigo en váter.

Tras un rato tocaron a la puerta.

-Ocupado.

Volvieron a llamar a la puerta una segunda incluso una tercera vez.

-¡Que está ocupado!- Dije un poco enfadada.

No hicieron caso a mi petición y continuaron llamando a la dichosa puerta, menos mal que ya había acabado con lo que estaba haciendo.

Me lavé la cara mientras pensaba que decirle al neandertal que se encuentra detrás de ella.

Al fin salí del cubículo, casi se me olvida tirar de la cadena.

Al atravesar la puerta la cara se me cambió a una expresión de sorpresa.

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