C A P I T U L O 1
UNOS MESES ANTES
He perdido la cuenta de las veces que he borrado y he vuelto a reescribir el mensaje que cambiará mi vida para bien o para mal.
-Venga Becca, date prisa, la biblioteca cerrará en unos minutos.
-Ya voy Anns, creo que me voy a arrepentir demasiado, no sé si estaré en lo correcto haciendo esto.
-No le des más vueltas, llevas enamorada de Derek desde que estamos en el parvulario, han pasado bastantes años desde entonces.
Anastasia tenía razón, he pasado demasiado tiempo callada, a pesar de que me considero bastante sociable.
Presioné el botón de enviar con miedo en mi interior.
¿Y si se entera de quién soy y se ríe de mí? ¿Me hablará? ¿Le dirá a la policía que una loca le está mandando mensajes de manera anónima?
Decidí arrastrar mis pensamientos hacia otro lugar, así a lo mejor se pasaban un poco los nervios que ascendían desde la boca del estómago y se propagaban por todo mi cuerpo.
-Tranquilízate Becca, lo has hecho. Eres muy valiente. -Dijo ella con aire animado.
Empecé a juguetear con el mechón de pelo más cercano, acto que hacía antes de perder la cabeza.
Aún seguía mirando el mensaje que hace apenas unos minutos había enviado. Con ayuda de Anns había elegido las palabras concretas.
"Me gustas"
Anónimo.
Por el momento es un mensaje corto, no me atrevo a escribirle la santa biblia diciéndole lo maravilloso que es ni nada por el estilo.
Apagaron las luces de la biblioteca del instituto, acto seguido cerré sesión y apagué el ordenador lo más rápido que pude.
Cogí mi mochila y la puse sobre mi hombro, Anns cogió su chaqueta y nos dirigimos la salida.
Anduvimos hasta la parada del autobús, tenemos la suerte de vivir muy cerca la una de la otra.
-Quita esa cara, sonríe por fin lo has conseguido.
Tiene razón, por fin lo he conseguido, el chico que me gusta lo sabrá.
- ¿Quieres venir a casa? Para mi madre no resultaría ningún inconveniente.
-Lo siento mucho Becca, le dije a mis padres que hoy estaría con ellos.
-Está bien, no pasa nada. Hasta mañana.
-Adiós Becca. -Dijo alejándose con una sonrisa.
Una vez pasó el trayecto del autobús nos despedimos y nos dirigimos hacia nuestras casas.
Saqué las llaves de mi bolsillo delantero, un intenso olor a bizcocho de manzana se había extendido por toda la casa. Dejé las llaves en el recibidor y me dirigí a la cocina.
-Hola mi bizcochito de naranja ¿Qué tal tu día?
-Muy bien mamá- Dije un poco nerviosa
- ¿Hoy no viene tu amiga Anastasia? Me hubiera gustado que probara mi nueva creación.
-No te preocupes por eso, mañana la llevaré un trozo.
-Muchas gracias oncita de chocolate.
-No es nada mamá, me voy a mi cuarto.
Subí las escaleras a regañadientes, no entiendo porque cada día me cuesta más subirlas Entre a mi habitación la cual siempre está hecha un desastre, dejé mi mochila en el escritorio cogí mi pijama y me adentré en el baño.
El agua empezaba a correr formándose una pequeña cortina de vaho envolvente. Notaba mi larga cabellera castaña caer más allá de mis hombros, mis pensamientos volvieron en sí, por primera vez en la semana recordé que al día siguiente tenía examen. Exaltada salí de la ducha y me puse el pijama lo más rápido posible.
Abrí mi mochila y saqué el libro de biología, con un poco de suerte me aprendería algo del tema. Miré la galería de mi teléfono con la esperanza de encontrar apuntes proporcionados anteriormente por Anns, revisé mis redes sociales y de la nada me apareció una foto de él.
Derek. No era otro. Esos ojos son inconfundibles.
He hecho el ridículo, es oficial, soy ridícula. Nadie excepto yo hubiera tenido esa clase de idea, excepto yo por supuesto.
La puerta de mi habitación se abrió de par en par sin aviso alguno.
- ¿Que hace mi pequeña hermanita?
O no, Connor, mi insoportable hermano mayor ha decidido hacerme una visita por lo que se ve.
Connor y yo nos llevamos un par de años, siempre se las apaña para hacerme quedar en ridículo. Recuerdo como si fuera ayer la vez que digo que con diez años me dio un golpe con el balón y se supone que sonó hueco, desde ese día hasta un par de meses después me llamaban "Becca la Hueca". Muy original por su parte.
- ¿Qué quieres?
-No te pongas a la defensiva, tan solo venía a saludarte.
-Bien, ya lo has hecho, puedes irte.
-Pidemelo bien y lo haré
-Aggh, está bien, por favor hermanito ¿podrías irte?
-Está bien, hasta mañana.
Me saca de quicio.
Cogí mi pequeño diario entre mis manos para ojearlo, solo tengo cosas sobre Derek escritas en él. Por suerte nadie las ha leído.
Tiene el pelo castaño y los ojos color miel, no es el típico chico con un cuerpo de cien del que todas las chicas se enamoran, más bien destacan su carisma y amabilidad. Tengo un pequeño horario de sus clases extra escolares. El solía jugar al fútbol con mi hermano, apenas hemos intercambiado palabras en todos los años que llevamos juntos en el instituto. Tiene una hermana menor, le he visto varias veces y a mi parecer los veo exactamente iguales.
La pantalla del ordenador relució, haciendo así que me sobresaltase. Por un momento mi corazón dejó de latir y mis pulmones dejaron de respirar, en definitiva, todos mis órganos se quedaron quietos observando con anhelo la pantalla.
Con miedo y nervios, muchos nervios cogí el pequeño ordenador y abrí los mensajes recibidos con el corazón en la garganta.
A la de tres abro en mensaje
Uno, dos y...
Tres
Muy señor@ mi@
Felicidades es usted el ganador de un teléfono nuevo, ingrese su número de cuenta y su número pin para recibirlo.
Gracias por su atención.
Tras leer el mensaje me sentí llena de alivio y de furia, en el fondo deseaba que fuera él, pero lo más seguro es que no abra ni el correo. A quien quiero engañar.
Un ligero sueño inundó mi parpados haciendo así que me quedara dormida como un tronco en cuestión de minutos.
Recuerdo entrar al instituto, todas las miradas se encontraban encima de mí, rápidamente empezaron a señalarme y a reírse.
No sabía la razón hasta que Derek salió detrás de ellos con el portátil en la mano.
No puede ser, ha leído el correo y se lo ha enseñado a todo el instituto.
-Enserio Becca, pareces una niña de primaria, no había conocido a alguien tan cutre como tú. ¿A quién se le ocurre mandarme "correos anónimos" diciendo que te gusto?
Agaché mi cabeza y dirigí mi mirada al suelo, las lágrimas se habían dado auto permiso para salir disparadas. Me las limpié con la manga de mi jersey.
- ¿Sabes que Derek? No mereces que te quiera, búscate a otra que no sea tan cutre como yo.
Dicho esto, corrí hacia la salida del instituto y me senté en un banco.
Jamás una persona me ha podido hacer tanto daño. Sus palabras parecían puñales clavándose en mi pecho.
Ring-Ring
El banco y todo a mi alrededor comenzó a desaparecer, incluida yo.
Por suerte o desgracia solo era una pesadilla.
Y así es como se amanece un miércoles.
Claro está el haberme levantado exaltada, esta es la peor pesadilla que había tenido en mucho tiempo. Mis ojos se encontraban hinchados y un poco húmedos, desde luego, esa pesadilla me había dejado huella.
Ahora solo tenía una misión
Eliminar el correo
Salté de la cama y afortunadamente caí sobre el montón de mantas almacenadas.
Antes de llegar para completar mi misión la pantalla volvía a brillar.
-Caramelito de miel, ¿te despertaste? - Dijo mi madre llamando a la puerta.
Empezamos bien el día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro