Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

21 Campaña


Ahinoa

Son las nueve de la noche y sigo planchando las camisas del señor Evan, tal parece que él no tiene prisa por llegar. ¿Y cómo no?, si es tan poco el tiempo que le profesa a su hijo que cuando lo tiene no hace más que correr y darle mil besos que no sé cómo caben en el rostro de benjamín que es algo gruñón y algo risueño, es ambos.

La puerta se abre de pronto y es el Señor Evan que trae en un brazo a Benjamín y en el otro unas bolsas.

—Prepararé algo de comer, por hoy no es necesario que cocines Ahinoa.

— ¡Ah! ¿Está celebrando algo? —pregunto curiosa mientras doblo camisas.

—Sí, hoy es el aniversario de compromiso con Megan, y cenaré con mi hijo y luego iremos al hospital a la visita extra que nos permitieron.

—Qué bueno Evan, señor Evan. —Repito terminando mi labor— Entonces yo me retiro a dormir, buenas noches.

—Si quieres quédate, ¿Qué va a hacer un plato de diferencia?, pero eso sí, no toques nada de la cocina que le llevaré a Megan, quizá si huele algo que le guste se activará y quien sabe... tenga suerte hoy.

—Espero que así sea... Ah, señor Evan, tengo que hablar algo con usted. —Menciono plantándome frente a él.

—Será después porque ahora tengo que cocinar Ahinoa. Pero si te urge, déjame un mensaje y en la mañana lo arreglamos.

—No, es que no puede esperar. —Detengo su marcha a la cocina y él se voltea extrañado.

—Bueno, ya que estamos... ¿Dónde está la ropa nueva de Benjamín? Quiero llevarlo de lujo.

—Señor Evan, voy a dejarlo.

—Quizá la metimos en la maleta de Iñaki por error.

—Me iré, tengo que renunciar. —Repito, tal parece que no me está prestando atención.

— ¿Cómo? ¿Renunciar?

—Sí, lo siento mucho, pero mi madre me necesita, nos iremos a la India para arreglar mi matrimonio allí.

El mayor me mira estupefacto y luego ríe bajo. Le debo causar mucha gracia.

—Estás muy joven para casarte, no hagas tal. Ahinoa, tienes un mundo que recorrer, prueba otros hombres, o mujeres, qué se yo lo que te gusta. Pero no permitas que te sometan a algo tan añejo.

—No, si tendré que irme, es por mi salud mental y emocional.

El señor Evan alzó una ceja y tomó mi mano, me llevó hasta el comedor donde estaba Benjamín aun en su canasta de paseo y me sentó frente a él.

—Vamos a ver, ¿Por qué dices todo eso?, ¿Dónde se supone que conseguiré alguien que le caiga bien a Benjamín y que de antemano le tenga confianza?

—Pues... no es nada —Hice el intento de levantarme pero el señor Evan me sentó con solo verme. Me siento muy humillada aun cuando no me ha dicho nada— Es suficiente Señor Evan, tengo que descansar de usted.

— ¿Y por qué de mí?, hasta donde yo sé no me llevas en la espalda todo el día. Además tú fuiste la que no quiso paga por el día.

—No, usted no lo entiende. —Murmuro.

— ¿Cómo lo voy a entender si no te explicas? —Él se cruza de brazos y espera una respuesta.

—¿Qué quiere que le diga?, todos los días trato de volar por el parque con Benjamín porque no logro olvidarlo, porque me gusta mucho la forma en que se anuda la corbata, o la forma en que baila cuando ponemos música, me gusta mucho el jefe que tengo, por la forma en que me mira... Oh demonios, no tengo nada más que admitir, lo mejor es que me olvide de su cara.

—Ahinoa. —Me corta y me hace verlo desde el mentón— En otros tiempos te hubiese dicho sin pensarlo, a ojos cerrados que sí. Pero... ¿Qué momento te voy a regalar sino el de la segunda? Para mí Megan es una prioridad. Aunque te mentiría si te dijera que no tengo ganas de mandar todo a la mierda, porque soy humano, pierdo la fé de vez en cuando. Y otras veces solo deseo tenerla debajo de mí, pero ya no hay nada. ¿Tienes idea lo difícil que es para mí escuchar esto de ti? Eres guapa, eres divertida, eres muy tímida y otras veces cantas como trailero... pero el punto es, me cuesta un montón obviarte, créeme, que si tuviera que elegir, no habría nada que elegir... aquí mi familia es primero, y por mucho que te mire, porque es cierto. —Mira hacia otro lugar y apenado deja caer sus brazos— Te miro, y siento un impulso que no me traerá nada bueno, y sé que lo has notado. Esperaba lo obviaras, porque me importa mucho que mi hijo esté bien, pero también me interesa que te sientas bien, y si tú me dices que ponerle distancia es lo mejor... Te dejaré ir.

Qué momento más amargo. Mi garganta se tensa, y siento como es que mi respiración se agita. Jamás habría imaginado que esto era real, que mis alucinaciones tenían algo de realidad.

El señor Evan no va a moverse, sé que aquí se nos acaba la conversación y debería irme justo ahora.

—Espero que pueda hallar a alguien pronto, y que un día, pueda ver a la señora Megan a su lado, feliz, con su familia...

Evan mete las manos en sus bolsillos y me mira en silencio, no dice nada. Tan solo veo como la manzana en su cuello baja al tragar su propio silencio.

—Ahinoa. ¿No quieres bailar una última vez?

Me paralicé, ¿Cómo no iba hacerlo?

Sus anchos hombros llegan a la altura de mis ojos, huele perfecto. Como siempre.

Pongo mis manos sobre sus hombros con algo de temor, y él camina conmigo de revés hasta el equipo de música. La voz de Mon Laferte cantando el cover de "invéntame" Comienza a adornar nuestros pasos, que van lentos. Nos balanceamos y siento como se me va la vida en cada paso. Cuando llegamos al coro, el Señor Evan me hace caer levemente en sus brazos, ruedo, y término en su lugar.

Que cierta es aquella parte en que ella dice: "Inventa lo que un día pudimos ser" , Porque justo ahora me tendré que inventar lo que pudimos ser. Adiós a sus camisas, a Benjamín y a todas las noches en que bailamos o vimos una película. Jamás nos rosamos si no era para bailar un poco, jamás se sobrepasó, y jamás me hizo sentir la segunda, tan solo me hizo feliz como lo que era. Su enfermera y ama de casa, nada más.

Sus ojos se clavan en los míos, y me separo. Él me mira apenado, pero no me detengo, le dejo las llaves en su mesa de centro y me despido del pequeño Benjamín. Mi maleta ya estaba lista desde esta tarde, ya no iba a permitirme sufrir así.

Evan

¿Cómo es que se siente el amor cuando ya no está despierta aquella que te lo provocaba? Bueno, yo sé bien cómo se siente... Primero sientes esperanza, luego fé, y al final del camino sientes que pierdes una parte de ti.

No puedo ser un mentiroso con esa niña, yo sé que de haber estado solo hubiese fijado mis ojos en ella, y sé que los pude fijar en algún momento de hecho... pero jamás hice nada, porque no me lo habría perdonado.

Ahinoa me deja y yo vuelvo a ser consciente de que pronto me voy a derrumbar en el estrés, porque soy un imbécil, dependo de alguien más para poder pagarlo todo. Ni con todos los millones que recaudé del Camaro logré pagar del todo el apartamento, y si dejo de pagarlo nos quedamos en la calle, es así de simple.

Llamé a Matt, le pedí que por favor me apoyase una vez más, pero él me comento que justo mañana tiene que ir al médico con Dove, ya que Iñaki ha estado vomitando sin razón. Me cubro el rostro cansado y golpeo levemente el piso con mis pies. ¿A quién más podría llamar? A mi cuñada... pero ella trabaja también... y finalmente quedo en la misma posición, no voy a dejársela al inepto de Rubén, quién sabe en qué condiciones lo encuentro cuando llegue.

Algo sí es seguro. Hoy no podré ir a ver a Megan porque Benjamín está durmiendo ya, y ahora no me pondría a cocinar para llegar a última hora al hospital. Ya es de noche, no hay nada que hacer.

Me termino acostando con Benjamín, una vez más estamos solos...

Seis meses después

Benjamín está grandulón, come varias cosas más coladas, y pronto estaremos sobre la fecha de su cumpleaños. Estoy organizando algo más familiar. Si bien la económica se ha arreglado algo, hoy me pongo a ahorrar, me voy caminando al trabajo junto con Benjamín. Sí, con él. Finalmente no quise ponerlo en uno de esos lugares que los cuidan por un rato, ni mucho menos quise que alguien más lo cuidara, las demás enfermeras me parecían algo extrañas... Pero para mi buen augurio, en el trabajo han abierto una especie de sala para "amamantar" bebés, y yo que no soy demasiado perezoso, me esforcé porque la jefa me diera cabida, allí lo dejo a cargo de unas colegas que, al estar embarazadas trabajan allí haciendo cosas más livianas, como por el ejemplo las aperturas de libretas y tarjetas de ahorro. Así a ratos voy, lo paso a ver y a alimentarlo, cambiarlo y lo que sea necesario, y vuelvo a mi estación de trabajo.

— ¿Hola? Administración. Necesito un informe completo de los movimientos de la tarjeta número 58.000 —Digo en la bocina que sostengo con el hombro mientras tecleo.

—Te lo enviamos al correo.

—Gracias. —Digo antes de colgar y cambiar el número de clientes.

—Hola Señor Evan.

Levanto la vista y allí está mi ex enfermera y ama de casa, consigo trae a su...

—Hola Ahinoa, han pasado ya unos meses... —Me pongo de pié y extiendo ambas manos, una para cada una— Tomen asiento por favor, ¿En qué las puedo ayudar? ¿Es tu Madre Ahinoa?

—Sí, mi madre —Comenta algo avergonzada aun la menor. Ciertamente es extraño verla aquí. Me remuevo en la silla y les ofrezco un dulce, pero ellas declinan.

—Tan linda como la hija —Intento no sonar imbécil o lanzado, tan solo quiero armonizar la tensión que claramente se ha instalado en esa mirada mayor que me escanea.

—Quiero sacar los fondos de mi cuenta, Ahinoa está pronta a contraer nupcias y necesito comprarle el vestido más lindo que encuentre. No es mucho de seguro, pero me parece que es la ocasión para gastarlo.

Intento mantener la sonrisa en su lugar y no darle falsas esperanzas a la joven que me mira expectante a cada reacción. ¡Pero hombre! Que yo tampoco estoy hecho de cartón y me incomoda saberlo así tan de golpe, es como si la mujer mayor quisiera molestarme, o esa impresión me ha saltado.

—Bien, ¿Tiene su identificación? Podremos hacerlo en unos simples pasos. Señora...

—Raffé. Emilia Raffé. —Dice ella con claridad.

—Señora Raffé entonces. —Digo tecleando su número de identificación— Tendrá que pasar por el tercer piso y hacer efectivo este código que voy a imprimirle. Por supuesto este giro trae consigo una tasa de interés que...

—Nada de eso, haga lo que tenga que hacer para quitarme esa farsa de encima. No sabe cómo me joroba que me tomen el pelo. —Comenta ofuscada la mujer.

—Perdón Señor Evan, no tiene porqué escuchar esto. —Dice avergonzada Ahinoa.

Yo sonrío divertido, tal parece que su madre no es una mujer que se quede callada así de fácil. Me pongo de pié y tomando una lapicera, aseguro:

—Haré que la tasa desparezca y que se quede con el platillo ¿Quiere?

—Es lo menos que puede hacer usted que casi fue mi nuero —Comenta cruzándose de brazos.

Me quedo como en una instantánea, pegado con el arcoíris en la cara seguro. Ahinoa que no sabe dónde meterse termina por mirarme y encogerse de hombros.

—Ya vuelvo.

Me voy al tercer piso con algo de vergüenza por el comentario de la mujer, tal parece que no se ha molestado en demostrar que si me hubiese aceptado. Qué momento más incómodo.

Mi teléfono celular suena, es una llamada de Lilian.

—Dime. —Digo en el ascensor.

—Olivia está conmigo en el hospital, ¿recuerdas?, la mujer que no pudieron hayar los detectives.

—Si... ¿Y?

—Bueno, ella ha abierto una campaña nueva. "Todos somos Megan"

— ¿Y por qué? —Pregunto descolocado, es cierto, no me alcanza para cubrir todo lo del hospital, pero lo pago en cuotas.

—Porque el doctor nos ha avisado que los pulmones de Megan están mal. Tal parece que haber fumado tanto en tu ausencia le afectó, ya sabes que ella padece de "Asma pulmonar" Y están buscando donantes... por supuesto, compatibles. Sólo si la familia lo aprueba, y yo supongo que tú lo apruebas.

— ¡Por supuesto que lo apruebo! ¡Haré la campaña o lo que sea! —Grito eufórico hasta percatarme que sigo en el ascensor, vuelvo a poner mi corbata en su lugar y bajo la voz— Estaré allí en mi hora de almuerzo para hablarlo.

—Sí, bueno, si llegas en una hora genial, ya que nosotras debemos volver al trabajo.

—Dile a ese tal Roberto que fueron autorizadas por mí para salir más tiempo —Comento con sarcasmo.

—Ya, que correré a decirle —Comenta Lilian divertida— Te esperamos Superman.

— ¿Superman?

Supermandonea'o

Aquello me hace reír internamente. Es obvio que soy un maldito mandoneado de mi mujer que ni siquiera está despierta. Pero por ella, es que esta tarde he impreso varios panfletos en la fotocopiadora de la empresa, y me he hecho mi propia playera estampada. "Todos somos Megan"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro