La desesperación empezaba a tomarme. Tenía el vestido, pero no tenía zapatos ni me había peinado.- Dios ¡¿por qué?!

Pero niña, de tanto que lo llamas se te va a aparecer de repente. PUFF. Dios esto, Dios aquello; ¡deja al hombre trabajar en paz!

- ¡¿Y a quien se supone que llame?! ¡Conciencia no quiero actos satánicos aquí!

¡No! Llámame a mí...

Medite esas últimas palabras por unos segundos.

- Conciencia, ¡¿Por qué?! No, no es lo mismo... Creo que esto no va a funcionar.

Sí, no importa, fue lindo mientras duró...

- ¿Ósea que no te gusto?- llanto cerebral- Yo que creí que todo iba bien.

¡YA PARA!

- ¡Tienes razón, tengo que dejarte ir!

¡NO ME REFIERO A ESO! ¡TERMINA DE VESTIRTE!

- Hasta que dices algo sensato, eh?

Mire a mí alrededor en busca de zapatos. Los únicos zapatos que tenía eran unos converse grises y los zapatos escolares y esos definitivamente no. Me iba arrancar el cabello, pero no me resignaría a ser calva, así que me dirigí al cuarto de mi padre y allí estaban.... La iluminación y coro de ángeles empezaron a sonar. Unos hermosos botines de color negros con unas pequeñas cadenas plateadas que le colgaban del tacón.

Son perfectos. TÓMALOS!

- ¡Querida! Se supone que tú tienes que ser la voz de la razón! Pero ahora no discutiremos eso.

¡LIBRE ALBEDRÍO! ¡ARRIBA LAS CONCIENCIAS REBELDES!

Tome los botines, y gracias a CONCIENCIA que la esposa de mi papá y yo calzábamos lo mismo. O por Conciencia. Zapatos listos. Ahora el verdadero reto..... EL CABELLO. Me dirigí a mi habitación con los increíbles botines y me puse frente al espejo... Allí estuve un largo rato peinado y desenredando la melena de león. Hasta que...

TILIN...

-Maldita sea

Me mire y decidido; me hice una coleta alta y me pase un brillo por los labios. Era una cena con viejos no iba a conquistar a nadie. Mi padre entró rápido por la puerta de mi cuarto y.... Todavía no estaba listo, me dio una mirada de súplica y fui resignada a abrir la puerta. Con pasos rápidos corrí hasta la puerta y mi mano empezó a temblar.

¡Hija de conciencia! ¡Abre la puerta!

Tome la perilla y la abrir. Al frente de mí, había un señor algo mayor con su esposa y otro hombre que venía sin acompañante alguno. Los hombres con su habitual traje, no tan elegantes, pero se veían bien. Eso sí envidiaba a los hombres, ellos siempre iban vestidos igual para todo, absolutamente todo, siempre el mismo traje excepto que le cambian la corbata para que no "sospechen". En cambio la mujer traía un vestido sencillo pero elegante de color beige muy hermoso. Las personas pasaron y cerré la puerta con fuerza. Algo afuera había pegado un grito de dolor.

- HIJO!- grito la mujer.

YA MATASTE A ALGUIEN Y NO HA EMPEZADO LA FIESTA!

Mis ojos se pusieron el blanco, la mujer me veía con rabia, mientras yo abría lentamente la puerta, y allí estaba un chico tirado cuál muñeco, mientras se tapaba la nariz. El chico me miro y yo lo mire y la mujer me miro. Le extendí mi mano rápidamente.

- ¡Cielos! ¡Cielos! ¡CIELOS! ¡DISCULPA, DISCULPA! ¡LO SIENTO NO TE VI!

- ¡COMO NO LO VISTE!- intervino la mujer.

Si seguía así ella sería la próxima en ser golpeada por "accidente". El chico sino su cabeza y tomó mi mano, lo jale con fuerza y quedó a escasos centímetros de mí.

Es lindo...

Era lindo, tenía unos ojos color café muy hermosos y su cabello negro estaba peinado de lado y una sonrisa ladeada se empezaba a asomar por allí. No sé si su madre nos estaba bien pero me valía nada.

Danielaaa... Patéale la entrepierna y dile que te devuelva tu mano...

- ¡¿Qué?!

No me la había soltado y estaba MUY cerca, con desdén lo separe de mi y con un gesto rápido retire mi mano. Incluso con tacones él quedaba a unos pocos centímetros más arriba de mi. Mire hacia los invitados y todos nos seguían viendo excepto su padre que se había alejado del grupo. Me retiré de ese lugar y busque a mi padre y como siempre estaba hablando con el señor padre del chico lindo.

- Hija...- dijo haciéndome señas para que me acercará- Los presentó este es el señor Carlos Edén, es el cardiólogo del hospital Sait.

Estreche mi mano con la suya y le dediqué una sonrisa.

- Daniela- dije.

El hombre me acerco hasta la mujer del vestido beige y me la presentó.

- Querida- dijo él- Te presentó a Daniela, ella es la hija de Cristian.

La mujer me mira de arriba a abajo.

Ya te odia.

- ¿Me lo dices o me lo preguntas?

Estiró su mano como obligada u dando un suspiro musito:

- Carolina, Carolina Evans.

La tome y le di una sonrisa fingida.

- Es un placer- dicho esto el chico que se había quedado apoyado en la puerta soltó una risita.

Se acercó a mí y estiró su mano:

- Llámame Alee...

¡OH por Conciencia! ¡Te está coqueteando, este nació imbécil!

No pude darle una sonrisa y sólo estreche su mano. Estuvo sosteniendo mi mano por mucho tiempo. Ya me caía mal. Hasta que fui salvada por el hombre que se había mantenido reservado por los momentos.

- Daniela, yo soy Antonio, soy el cirujano del Sait.

"Alee" soltó mi mano y allí pide estrechar la de Antonio. ¿Por qué esa costumbre de estrechar manos? Es cansado y sudoroso y más cuando odias a alguien y tienes que estrechársela por cortesía.

Mi padre tosió y como niña buena me posicione a su lado. Dedicándoles a todo una sonrisa.

- Mi esposa parece que se le hizo un poco tarde, la voy a llamar a ver qué ha pasado.

Sacó su móvil y repico, para su sorpresa al primer timbre este se escuchó del otro lado de la puerta. Esta se abrió y dejó pasar a la esposa de mi padre, traía un vestido marrón holgado y unos zapatos de igual color.

- Ya llegue- dijo ella observando a todos.

Cristian se acercó a ella y como hizo conmigo les presentó a todos. Yo ya estaba dispuesta a retirarme hacia mi habitación y hasta que apareció él. Nos quedamos mirándonos un momento hasta que eso ya se había hecho un poco incómodo y dije lo primero que se me vino a la mente:

- ¿Te moriste?

El río por lo bajo mientras yo mantenía una postura sería.

- No Bella. Tendrás que esforzarte más a la próxima.

ABRAN PASO AL IMBÉCIL DEL AÑO. NO LE CREAS NADA, PRIMERO TE LLAMA "BELLA" Y DESPUÉS " ESFUÉRZATE PARA LA PRÓXIMA VEZ" NO HABRÁ PRÓXIMA!

Rodee mis ojos y dije....

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Heyyyy! Hola, quería decirles que los quiero.... Ya conocieron al famoso Alee... Y esa conciencia es lo máximo ok?

Les tengo una sólo pregunta y quiero que sean totalmente sinceros conmigo.

¿Les gusta el pan?

Ok, esa no es la pregunta, pero si la quieren contestar no hay problema. La pregunta es:

¿Por qué hay que estrechar las manos cuando conoces a alguien?

Yo considero eso ya muy gastado. HAY QUE INVENTAR ALGO NUEVO!

Jajaja ¿no? Ok, no. ¡Bueno mis amores no se olviden de votar y comentar todas las opiniones y preguntas que tengan con respecto a la historia! Los amo, hasta la otra.

P.D. No se olviden de recomendar la historia por fa :* (eso es un beso por si acaso)