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°✦Capítulo Seis✦°

Un nuevo día daba comienzo en Los Santos.

Desde primera hora de la mañana el superintendente Jack Conway se encontraba enterrado entre papeleo, vasos desechables con café y cigarrillos.

Con su usual mal genio aterrorizando a sus policías, pero, siendo fácil para sus cercanos ver que algo había ocurrido.

–Conway, ¿Ocurrió algo?–

–¿Porqué lo preguntas Greco?–

Apartó la mirada de lo que hacía para ver al comisario.

–Su ceño no está fruncido como siempre, quiere decir que algo bueno pasó–

–¿No lo sabías Greco? Conway está saliendo con el jefe de los mecánicos–

Entró por la puerta Volkov con una carpeta en manos.

–¿¡Está saliendo con el señor Armando!?–

Casí gritó el de barba.

Conway lo miró con molestia.

–¡No estamos saliendo! ¡Algún capullo comenzó a esparcir ese rumor! Y creo saber quién fue–

Refunfuneó mirando la carpeta que dejaba Volkov en su escritorio.

–¿Pero le gustaría salir con él?–

Preguntó el ruso, mirando ambos comisarios expectantes la reacción de Conway.

Sonrieron con diversión al ver al superintendente sonrojarse mientras le daba un sorbo a su vaso con café.

–¿No tienen algo mejor que hacer?–

Preguntó mirándolos de reojo.

–Nop–

Dijeron a la vez, para sentarse frente a Conway que para ese punto, su lobo interior se encontraba eufórico de solo escuchar el nombre del omega.

–Conway, sea sincero con nosotros, ¿Le gusta Armando, o al menos siente algún tipo de atracción?–

Preguntó Greco que comenzaba a hacer toda una historia de amor en su cabeza con su jefe y el jefe de mecánicos.

Conway solamente intentaba ocultarse tras los papeles que tenía en mano ignorando al par.

–¡Bien, tomaremos eso como un si! Ahora mismo iremos a que le pida una cita–

Dijo Volkov poniéndose de pie junto a Greco.

–¿Qué?–

Conway bajó los papeles mirando con confusión a ambos comisarios.

–Y no aceptamos negativas, así como con Volkov aquella vez–

Habló firme Greco, mientras Volkov se estremeció de recordar aquella vez que Conway lo forzó a ir a una cita, aparte de estar vigilando todo para que no escapase.

[•••]

–No entiendo cómo acabé aquí–

–No se preocupe Conway, solo sea usted mismo–

Animaba Greco a su jefe.

Conway, Greco y Volkov se encontraban saliendo del patrulla una vez estacionados en el estacionamiento del mecánico.

Había poca gente, por lo que habían un par de mecánicos simplemente organizando las herramientas, y entre ellos Armando.

–Ahí está, solo vaya y pídale hablar en un lugar privado, y le pide la cita–

–No olvide el contacto visual–

Hablaban ambos comisarios alentando al superintendente a dar el paso.

–Bien, ahí voy, si me rechaza los degrado–

Advirtió entrando al mecánico, dejando a Greco y Volkov un poco preocupados por eso último.

Caminó con determinación hacia Armando, llamando la atención de algún que otro mecánico.

Pero al estar a unos pasos de él y querer llamarle, tropezó con una caja de herramientas que no había visto debido a tener su mirada fija en Armando.

Y antes de poder caer, se sujetó a lo primero que sus manos alcanzaron, chocando contra algo, o más bien, alguien que evitó que cayera.

–He...–

Cuando se dió cuenta, estaba abrazando a Armando por la espalda, un poco, demasiado pegado a él.

–¡P-pero!–

Escuchó a Armando que intentó apartarlo rápidamente.

Conway se separó de inmediato levantando las manos.

–P-perdón–

Sintió su voz temblar un poco, nunca le había pasado eso.

¡Plaf!

Volkov y Greco jadearon de sorpresa a lo lejos, al igual que los pocos que habían presenciado eso.

–¡Eso jefe!–

Gritó Tonet, satisfecho de ver a Armando darle tremenda cachetada al superintendente por el arrimón.

Armando abrió los ojos sorprendido al darse cuenta de a quien había abofeteado, mirando frente a él a Conway igualmente sorprendido sujetandose la mejilla.

Un silencio inundó el mecánico, mientras ellos dos se seguían viendo sin saber que decir.

[•••]

–Lo lamento mucho, me tropecé y me sujeté a lo primero que mis manos encontraron–

Decía Conway con la cabeza gacha por la vergüenza, teniendo frente a él a Armando de brazos cruzados.

–Le creo, lamento mucho haberlo golpeado–

Otro silenció inundó el despacho de Armando, donde habían ido despues del momento de allá afuera.

–¿Qué es lo que le trae por aquí?–

Preguntó Armando intentando aligerar la incomodidad que se había formado en el ambiente, mirando a Conway alzar su mirada hacia él.

–Yo, quería pedirle algo–

–¿El qué? No podemos hacerles más rebajas en las reparaciones–

Se apresuró a decir entrecerrando los ojos, habían tenido esa conversación un par de veces antes.

–No, no es eso, es otra cosa–

Armando alzó una ceja curioso por lo que tenía que pedirle para tener al superintendente tan nervioso.

–Entonces, ¿Qué es?–

–Acepta una cita conmigo–

Dijo Conway sintiendo el color subir a su rostro, ¿Era así como tenía que pedirlo no?

Armando abrió levemente la boca sin saber que decir a esa petición tan repentina.

–¿Una, cita?–

Murmuró mirándo a Conway asentir.

–Si, me gustaría llevarte a cenar–

Ambos sentían a sus lobos inquietos, llamándose alfa y omega el uno al otro, mientras ambos hombres se miraban a los ojos.

–...Estaría encantado de ir a esa cita con usted–

Dijo con una pequeña sonrisa.

[•••]

–Buena ostia le metió Armando he Conway–

Decía Greco aguantando la risa al recordar ese momento tan inesperado.

–Calla capullo que te degrado–

Gruñó Conway quien conducía el patrulla con dirección a la comisaría.

–¿Qué día quedaron para la cita?–

Preguntó con interés Volkov, mirando de reojo al superintendente que sonrió inconcientemente.

–El sábado por la noche, me pasará su dirección para irlo a recoger–

–¿Se dieron el número?–

–Por supuesto–

Greco y Volkov se vieron para sonreír.

Al fin el viejo gruñón de Conway tendría a alguien a su lado.

Claro, si las cosas salían bien.

[•••]

–Y después, le dió una cachetada–

–¡No jodas!–

Dijo con sorpresa Gustabo.

Horacio y Gustabo se encontraban cambiando sus ropas de civil por el uniforme, pues hoy harían turno por la tarde.

–Joder tío, yo quería ver eso, tuvo que haber sido espectacular–

Se quejaba en voz alta el rubio, colocandose el chaleco antibalas.

–Lo se, yo también hubiera querido verlo–

Se lamentaba Horacio, para ambos salir por sus armas, mirando a varios compañeros que entraban junto a ellos de servicio equipandose.

–Compañeros, ¿Sabían que hoy el superintendente le dió un arrimón al jefe de mecánicos?–

Comenzó a contar Gustabo mientras tomaba su arma reglamentaria, llamando la atención de todos.






































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Capítulo 6 listo ^^

Hola hola :D cómo se encuentran? Espero que bien <3

Se acerca el final, cómo había comentado, era algo corto, directo y sencillo~

Espero que les esté gustando (⁠ ⁠ꈍ⁠ᴗ⁠ꈍ⁠)

Nos vemos mañana con el penúltimo capítulo!

Besitos!

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