¿Haechan?
—¿Haechan?— Escuché su voz desde el otro lado de la línea a penas respondí la llamada. Volví a suspirar, era la quinta vez en el día que me llamaba y lo venía haciendo desde que tuve el accidente mientras ensayaba.
—¿Que sucede Renjun? Ni siquiera cuando me fui a Los Ángeles me llamaste tanto— Me burle de él. De todos los miembros de NCT, Renjun era de las llamadas más recientes.
Quería pensar que era por ser compañeros de grupo, amigos o mejores amigos. No quería ilusionarme, al fin y al cabo, Renjun era una persona amable y esas largas llamadas era por su preocupación. Cada vez que escuchaba su voz del otro lado, no podía evitar sonreír y pensar que me llamaba porque realmente me extrañaba y no eran mentiras.
—Lo siento, quería saber cómo estabas— Ahí estaba otra vez esa voz dulce, preocupada.
—Te dije hace una hora de que estaba viendo ¿Que tanto puede cambiar?—
—¡Mucho!— Me reí tan fuerte que hasta mi madre escucho el escándalo. Con un movimiento de labios me preguntó quién era.
—Renjun— Ella sonrió y regreso a su lugar en la cocina donde estaba preparando la cena.
—¿Está tu madre?— Largue una fuerte exhalación. Ambos me frustan, sería ridículo sentir celos de tu propia progenitora.
—No vas a hablar con ella, ayer estuvieron una hora— Escuché su risa del otro lado, yo cerré mis ojos recordando sus facciones, la forma en la que sus ojos se arrugan cuando sonríe. La forma en la suele agachar su cabeza cuando algo lo hace reír fuerte. ¿Sería malo extrañar más a un miembro que a los otros?
—Me agrada—
Y así hablamos de nada durante el resto de la noche, como veníamos haciendo desde hace tiempo. El me hablaba hasta que los calmantes hicieran efecto y el sueño se apoderada de mi. Cada vez que tenían un descanso, un tiempo libre o tan solo un segundo en los que pudiera marcar mi número y hablar de puras tonterías, como si nunca nos hubiéramos separado.
Al principio crei que era una tontería, no es como si pasáramos todo el tiempo juntos. Mis horarios con NCT 127 no me permitían estar todo el tiempo junto a los miembros de Dream, pero al ser obligado a regresar a casa, Renjun fue el primero en llamar y preguntar por mí.
Estaba mirando la televisión, era temprano en la mañana. No tenía porque despertar a esas horas, pero mi cuerpo estaba acostumbrado al horario así que estaba despierto para cuando una nueva llamada se encendió, ya le había puesto un tono diferente para poder diferenciarlo.
—¿Haechan?— Mi boca estaba llena de comida, agradecí que el siempre hablara primero.
—El mismo—
—¿Cómo estás?— Observe el yeso que cubria mi pierna. Ya casi no sentía dolor, pero quería quitarme esa cosa molestia.
—Con tu llamada, mucho mejor— Conteste coqueto, así como solíamos hacer mucho entre nosotros. Pero el sonido de una tos del otro lado, me dió atender de que se estaba ahogando con algo —¿Renjun?— Pregunté levantando mi espalda de la cama.
—Estoy bien. Solo me ahogue con mi café— Su voz se escuchaba un poco extraña, recuperándose de lo ocurrido —Me alegro que estés bien— dijo después de un rato en silencio, uno bastante largo. Esta vez más calmado.
—¿Hoy tienen horarios?— El largo un sonido de cansancio y luego se escucharon el crujido del pan, seguramente estaba desayunando. Intente imaginarlo en el comedor de los dormitorios, sentado solo con una taza en su mano y en la otra una tostada.
—Si, tenemos diez minutos antes que llegue el manager— Musite en respuesta, entendía, pronto tendrían una presentación en uno de los tantos festivales de fin de año. Yo debería estar ahí.
—¿Presentarán Go?—
—Si— Era algo duro, verlos en la televisión. Después de practicar tanto y no poder estar ahí, compartiendo ese momento con todos.—El escenario se siente vacío sin ti— Sonreí inconsciente.
—¿Me extrañas?—
—Mucho— Era impresionante como Renjun podía hacer que pase de estar a punto de llorar y culparme por un accidente, a hacerme sonreír y no poder bajar la comisura de mis labios por más que intente —¿Sabes lo difícil que es cantar tus líneas? Recupérate pronto—
—¡Si!— Le respondí como si fuera un niño, de forma inocente e infantil.
—Debo colgar, nos vemos bebé—
—Hazlo bien— Al cortar, tarde unos largos minutos en caer en la cuenta de la forma en la que me había llamado. Parecía una especie de sueño.
Mi madre entro con el desayuno en sus manos, preguntándome si tenía fiebre o me sentía mal. Mi piel ardía y la única respuesta era Huang Renjun.
Estaba acomodado en el sofá cuando recibí un mensaje de Renjun donde me decía que me tenía una sorpresa y que prepare algo divertido que decir. Al principio no entendí a qué se refería, hasta que en su próxima llamada fue una videollamada y en la imagen aparecía el con una cámara a su lado. Rápidamente entendí que era el evento que le habíamos preparado a Mark para terminar por fin con su graduación. Reímos, mi madre me hizo pasar vergüenza, los hice reírse y pasamos unos escasos minutos divertidos, realmente los extrañaba a ellos y sus locuras. Me sorprendió la manera en la que Renjun estaba llevando adelante el evento, su voz dulce explicando lo que debía decir y su paciencia para todo. Realmente estaba perdido.
Estaba terminando de ver el vídeo que la empresa había acabado de subir, aquel donde aparecía la llamada con los dreamies, me reí de solo recordar ese momento y también de la llamada que tuvimos después de que fuera grabado. Aún sonreía como idiota. Renjun era un idiota.
—Realmente los extraño— Le confesé, luego de reír recordando lo ocurrido.
—Nosotros también, aunque debo confesar algo— Hizo una pausa en la que bajaba el tono de su voz. Yo contuve la respiración como si estuviera a punto de confesar un asesinato, mi corazón golpeaba con fuerza y algo en mi estómago hacía estragos en el—Yo soy el que más te extraño— Luego rió avergonzado.
—Me di cuenta Huang ¿Quieres saber cuántas llamadas tuyas? Pues suma todos los miembros de NCT, más la longitud de Seúl y multiplica por tres— Exageré, solo para escuchar el sonido de su voz que se reía gustoso. Clame mi risa para indicarle que lo siguiente era en serio —Yo también te extraño— El paro de reír en ese momento —Mucho más que a los demás—
Cuando el vídeo termino, lleve mi almohada hasta mi cara, ahogando un grito. Había notado anteriormente esa clase de coqueteo y las miradas, la cercanía, eso que se movía dentro mío cuando estábamos los dos juntos. Pero ahora era más fuerte y me estaba asustando ¿Que era eso que sentía en mi pecho? Solo eran llamadas tontas de dos amigos que se extrañan, eso es lo que son ¿No?
Mire mi reloj, a esa hora los muchachos debían estar grabando el último espectáculo del año. Pronto festejaría el año nuevo, mis padres y hermanos estaban terminando de comer, yo estaba en el sofá esperando a que llegarán. Mi madre había insistido, pero yo estaba dispuesto a ver el programa y ver la presentación de mis compañeros. Mi familia debía respetar mi decisión, luego tendrían tiempo de felicitarme por mi adultez.
El sonido de Renjun alertó mis movimientos. Así que rápidamente lo atendí, listo para felicitarlo porque seguramente acababan de bajar del escenario y por eso llamaba.
—¿Haechan?— Estuve a punto de responder, pero su voz sonaba cortada y un sollozo se escuchó.
—¿Renjun? ¿Estás bien?— Sabía que a Renjun le preocupaba el hecho de convertirse en adulto, el hecho de quedar como el más grande de la subunidad y tal vez el liderazgo. Habíamos hablado tantas veces de eso, de sus preocupaciones y miedos, pero no creía que se quebraría de esa manera. Lo escuché llorar por lo bajo por unos minutos, mi corazón se estrujaba y solo quería correr hasta el y abrazarlo.
—Maldita sea Donghyuck— Frene cualquier movimiento o lágrima que podría soltar. Renjun era a veces tan complicado —Te extraño imbécil— ¿Lloraba por qué me extrañaba? ¿Por qué ahora?
—¿Que te sucede?— Su llanto me tenía confuso, me estaba insultando, pero se lo escuchaba destrozado.
—No puedo quitarte de mi mente, aún más con esa estúpida línea—
—¿De qué hablas?— Su voz rota, intentado cantar la línea de la canción We Go Up, me congelaron. Quedé en silencio mientras lo escuchaba cantarme, su dulce voz en mi oído.
—En este momento, en lo más alto, te gritaré. I need You rigth here— Tape mi boca para no soltar sonido. Para no molestar y hacer que algún familiar llegara a verme en esa situación.
—Renjun, aunque no me veas, siempre estoy ahí. Siempre cuando me necesites— intente hablar con él y calmarlo. Luego de un rato, hasta que se calo. Escuché como una de las maquilladoras le decía que salga del baño que pronto harían el cierre.
—Quisiera abrazarte— Y corto. Dejando que mi corazón estuviera en mi garganta, a punto de salir por mi boca. Con los sentimientos a flor de piel y la confusión aun más presente.
¿Que me haces Huang Renjun?
No recibí otra llamada de Renjun en lo que resto del día, mis familiares me felicitaron por convertirme en adulto. Festejaron por mí y me invitaron a probar el alcohol, cosa que me negué. Habíamos acordado con los demás miembros que lo haríamos juntos, saldríamos los cuatro junto a Mark y tomariamos algo, sería un desastre, pero era un trato entre los cinco.
El reloj marco cerca de las una o dos cuando el sonido de Renjun volvió a sonar después de tanto tiempo.
—¿Haechan?— Su voz suave y tierna volvió a la de siempre. Sonreí otra vez.
—Renjun—
—Adivina donde estoy— Me puse a pensar. Tal vez estaría en su casa, nos daban tiempo libre para pasar el año nuevo con los familiares. Seguramente recién aterrizaba en China.
—¿China?—
—No. Intenta otra vez— En ese momento, el timbre de la casa sonó y si pudiera caminar podría haber saltado fuera de la cama para ir a atenderlo sin pensarlo dos veces. Mire la pantalla de mi celular sin creerlo, la llamada aún no se cortaba y lleve el aparato a mi oído. Del otro lado se escuchaba la voz de mi madre y como entraban en la casa.
Me quedé quieto esperando a que entrara a mi habitación, volvería a verlo luego de tantas llamadas, luego de escucharlo llorar y decir que me extraña y me necesita junto a él.
—¿Haechan?—
Al verlo entrar una alegría me invadió, inmediatamente le indique que se acerque a mi cama y así abrazarlo. Y luego de tanto tiempo separado de todos los miembros hice lo mejor que se hacer, empecé a besar su mejilla, su frente y su cuello. Lo llené de todos los besos que no pude darle en todo el tiempo en el que estuvimos lejos. El solo se reía y se dejaba ser, tal vez de la emoción o porque realmente me extrañaba y ese rechazo siempre fue una mentira.
—Ya Donghyuck, deja a ese chico respirar— La voz de mi madre no pudo hacer que lo alejara de mi.
—No quiero—
—Por lo menos déjame ponerme en una posición más cómoda— Escuché como intentaba hablar aún entre mis brazos. Me reí y lo solté, solo para que se sentara junto a mi en mi cama y volver abrazarlo.
—¿Comiste Renjun?— Le Preguntó mi madre y él asintió. —Esta bien, los dejare solos— Ambos nos miramos a los ojos, aún sonriendo. No me podía creer que había venido hasta acá.
Hablamos un rato, como si nada hubiera pasado. El me explico cómo había llegado hasta mi casa, le pidió la dirección a Mark de caundo me envió los zapatos, tuvo que decirle a su madre que tenía que hacer algo antes de partir hasta su país natal y le pidió a su manager que le hiciera un favor. Pasamos un rato hablando hasta que la pregunta que me rondaba por la cabeza se hizo presente.
—¿Realmente me extrañaste?— Le pregunté por lo bajo.
—Te lo dije mil veces— Sus mejillas se sonrojaron y yo me reí. Era el mismo tierno e inocente Renjun. El niño puro de mi corazón. —¿Esos son tus obsequios?— Señaló los regalos de mis padres y familiares, eran todos los clásicos regalos que se le dan a uno cuando cumple los 20 años.
—Si. Recibí flores y perfumes— Le aclaré. Dejando en el aire el regalo que falta.
—Solo te falta uno— En la habitación reino el silencio. Ambos con el mismo pensamiento. —Yo tampoco lo recibí, aunque Jaemin quería uno— Ambos reíamos. Jeamin era así, siempre diciendo que nos daría el regalo del beso.
—¿Sería una locura decir que quiero darte uno?— Renjun me miró con los ojos abiertos, hasta que sonrió de esa forma que hace que me duela el estómago.
—Seria buena idea— Acercó su rostro al mío. Ya estaba listo para darle mi obsequio y recibir el suyo. Solo un dulce y corto beso.
Nuestros labios se encontraron entre sí, encajando uno sobre el otro. Mi cuerpo entero tembló de solo sentir sus labios sobre los míos, sincronizando los movimientos. Lo que debía ser un solo roce, se convirtió en un beso de verdad, uno que me hizo perder la noción del tiempo y el lugar, perdido en la calidez de sus labios y su mano sobre mi mejilla. Nos separamos con los ojos cerrados, apoyando nuestras frentes.
—¿Haechan?— Abrí los ojos para encontrar con los suyos, esos ojos color caramelo. —Me gustas—
—¿En serio? No me di cuenta— Bromeó con el, recibiendo una más de esas risas suyas.
Todo ocurre por una razón.
Renjun dijo que hacen videollamadas con Haechan, así que no estoy muriendo de lo soft que es eso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro