Llamada 91
Al comienzo solo hubo un silencio que lo rodeo a la pareja, uno dispuesto a escuchar y el otro perdido en el baúl de los recuerdos. Mikey luego de cruzar, por unos breves instantes, su mirada oscura con la mirada azulada de Takemichi se aclaró la garganta, y sin querer dejarlo más en espera, decidió comenzar de una buena vez la historia.
—Nosotros, en aquel entonces, habíamos formado nuestra pandilla. La idea fue de Baji, y gracias a él tuve los mejores años de mi adolescencia. —Una sonrisa nostálgica se mostró en la expresión de Mikey, y continuó—Pero retomando el tema de Kazutora, la verdad es que lo empecé yo.
Mikey le echo nuevamente una mirada de reojo a su pareja, pero cuando Takemichi se percató de ello, con una neblina obstruyendo la fluidez de sus ideas en su cabeza instintivamente bajo la mirada de inmediato y con sumo nerviosismo comenzó a jugar con sus dedos. El azabache se esforzaba para no crear una tormenta en un vaso de agua. Pero, no pasó más de unos segundos para Takemichi cuando sintió una caricia suave en su cabello, los dedos de Mikey recorrieron los rizos azabaches y así mismo como detallaba su desordenado pero atractiva cabellera el toque se movió con suma lentitud hasta terminar en la mejilla izquierda, allí realizo un movimiento circular hasta cubrir la misma con toda su mano y así lograr que aquella mirada azulada se encontrara con la suya.
—Takemitchy, si esta conversación te incómoda puedo dejarlo aquí. —Los ojos de Mikey se desviaron una vez más a la alborotada cabellera de Takemichi y luego de permanecer en silencio por un momento más, paso el mechón, con el que estaba jugando con anterioridad, detrás de la oreja del azabache. Las mejillas de Takemichi se tornaron rojizas.—Ya no hay absolutamente nada entre él y yo, eso es lo único que importa.
La mirada de Takemichi se torno suave, y una sonrisa se situó en su expresión, aliviando de sobremanera a Mikey quien al sentir las manos del azabache rodear su rostro supo de inmediato que tenía que inclinarse hacia adelante, acercándose inevitablemente a los labios del otro. Un tierno beso los unió, y al separarse, el brillo en la mirada de ambos aumento.
—No, está bien. Quiero saber todo de ti Mikey-kun, y eso incluye tu pasado... así que, me gustaría saber la historia si no te importa contármela.
Para Takemichi imaginar a Mikey con otra persona le causaba cierto malestar y rareza, pero si decía que aquello quedó en el pasado, entonces estaba bien. Takemichi confía en la palabra de Mikey.
Soltó un grito de sorpresa al ser atrapado por los brazos de Mikey con fuerza, y la cabeza del de hebras oscuras se froto en él como anteriormente lo llego hacer con su almohada, inevitablemente el calor en sus mejillas subió cuando la vergüenza llegó. Takemichi se había dado cuenta demasiado tarde del impacto que podría causar sus palabras.
—Neh, neh. Takemitchy es demasiado lindo~
—¡B-Basta! ¡Yo s-solo...!
—De todos modos, estarás más tranquilo después de escuchar la historia.
Takemichi decidió cerrar la boca, escuchar y dejar que Mikey tenga la palabra desde ahora. Un tarareo suave brotó de los labios del azabache más bajo, demasiado pensativo. Y después de unos breves instantes, el azabache finalmente encontró las palabras para continuar.
—He practicado en el dojo del viejo desde pequeño, pero a la vez que iba a sus clases también me dedicaba a tocar el piano en mis ratos libres. Mi abuelo me dejaba faltar la mayoría de veces sin problemas, con la idea de que la práctica con el piano solo era por hobby ya que él quería que me encargara del dojo familiar cuando llegara su momento. Pero como ya sabes, mi dedicación por el piano no era cualquier cosa... —Mikey tomó uno de sus hebras cortas, jugando con ellos mientras se tomaba su tiempo para retomar el relato.— Al principio, tuve miedo de decir que mi afición no era un hobby, sino una práctica que quería dedicarme a tiempo completo. Sin embargo, una cosa llevo a otra, y mi piano portátil quedo en el fondo del sótano de la casa junto a mi deseo de seguir practicando y componer música. Crear música era genial, pero sinceramente, mi sueño para crear una nueva era para los delincuentes era mi mayor prioridad en aquel momento y ser un músico no aportaría nada a lo que realmente quería. Además, después de crear una reputación en el mundo de las pandillas, a dónde quiera que fuera los problemas siempre venían uno tras otro así que debía de enfocarme en eso si no quería desaparecer.
Un suspiro, y solo basto cruzar miradas para que Mikey supiera que Takemichi lo seguía escuchando atentamente.
—Cuando tenía doce años, Kazutora llegó a mi vida como un huracán de problemas... Lo acogí en mi circulo social, lo hice parte de mi pandilla tiempo después y le ofrecí mi apoyo incondicional. Aunque al principio se mostró recio a compartir sus gustos conmigo, con el tiempo y el transcurso de los años conocí al prodigio que era. Tocaba el violín con tanto sentimiento que... no pude evitar interesarme por él. —nuevamente un suspiro apareció, e inmediatamente un ceño fruncido surgió en su expresión.—Cuando le hice llegar mis sentimientos se mostró inseguro al respecto, no quise presionarlo, pero mi paciencia pendió de un hilo luego de un tiempo, entonces, le aseguré que era lo que yo quería y que todo estaría bien mientras estuviéramos juntos. Como me arrepiento de haberle dicho eso.
—Conmigo no fuiste muy considerado que digamos, en realidad, fuiste muy insistente... ¡Incluso me robaste mi primer beso!
Mikey ante la interrupción de Takemichi hizo un puchero. Y Takemichi resistió las ganas de aplastar sus mejillas por lo tierno que se veía.
—Tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas.—La mirada reprochadora de su pareja lo hizo inflar las mejillas.— ¡Obviamente contigo fue muy distinto! Iba muy en serio, y no te quería perder.
Takemichi para seguir molestando a Mikey simplemente se encogió de hombros, haciéndose el desentendido, y el azabache más bajo soltando brillos y corazones como suele hacer, abrazo con más fuerza al azabache y lo lleno de besos fugaces en todo el rostro ocasionando risas juguetonas entre ambos.
—Como sea, retomando la conversación, empezamos a salir y a vernos más. Era mi primer novio, y yo el de él, por eso al principio para ambos fue emocionante de alguna manera. Fui feliz unos... ¿Dos meses? Pero después de que mi hermano mayor falleciera en un accidente automovilístico, todo en nuestro entorno cambió. No soportaba la idea de tener que continuar mi vida sin Shin-nii en ella.—La expresión de Mikey fue volviéndose sombría, y en ella se formo una sonrisa amarga ante el recuerdo.— Me aislé de todos, no dejaba que nadie se me acercara. Y mi día a día se redujo a cuatro paredes y toques ocasionales de Emma y mi abuelo en mi puerta, eso llevo también a que mi relación con Kazutora se fuera en picada. Las pocas veces que nos veíamos, debido a que no estaba en mi mejor humor, terminábamos discutiendo por estupideces. Él insistía permanecer a mi lado cuando yo lo único que quería era estar solo... me cerré a la idea de que podría volver a ser feliz, fui demasiado terco al respecto, y las peleas se volvieron una rutina entre los dos. Al final, después de la peor pelea que tuvimos, me di cuenta de que lo nuestro se volvió una relación tóxica y rompí con él, así que nos separamos de malas.
El silencio permaneció al mismo tiempo que Takemichi miraba fijamente a Mikey, y luego de desviar la misma hacia la mano del contrario, descanso en ella su mano con ternura. Otorgo unas pequeñas caricias en un intento patético de levantarle los ánimos.
—Pero, ahora lo eres.
—¿Eh?
—Mikey-kun, ¿Eres feliz?
Mikey parpadeó en silencio. La pregunta de Takemichi lo dejo sin habla, y miro por breves instantes sus manos juntas para así entrelazarlas, aquello lo hizo sentir muy bien. Una sonrisa apareció en su expresión de inmediato, logrando que su aspecto se viera más brillante y alegre.
—¡Hasta la pregunta ofende! Por supuesto que soy feliz Takemitchy, y todo es gracias a ti, conocerte fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
Otro beso fugaz los unió, el azabache se apoyo con ambas manos sobre el pecho de Mikey siendo sostenido por su cintura. Ahora fue el turno de Takemichi esconder su rostro en el hombro del contrario, y no dudo en abrazar a Mikey con fuerza.
—Gracias por contarme todo esto, Mikey-kun.
—No hay de qué, cariño —Mikey respondió sonriente. La mirada oscura del azabache denotaba admiración y sumo amor.— Prefiero que conozcas toda la historia antes de que haya alguna situación incómoda o malentendido entre nosotros.
—Sí, ya hemos tenido suficientes malentendidos.— Takemichi se rio irónicamente al recordar los acontecimientos anteriores antes de llegar donde estaban.
Luego Takemichi se tomó un momento para encontrar las palabras adecuadas para poder expresar lo que quería decir a continuación. Tomo aire, y dejo su timidez de lado para después levantarse de donde estaba anteriormente, y miro directamente a aquellos orbes oscuros que tanto amaba.
—Estoy orgullo de ti, Mikey-kun. Por lo que te has convertido, y por lo que eres, te amo.
El semblante de Mikey, si más se podía, se suavizo y sentía que se derretiría ahí mismo de tantas palabras bonitas.
—Yo también te amo, Takemitchy.
La risa del azabache mas bajo no se hizo esperar, y el causante de dicha risa solo se mantuvo quieto en su sitio. ¿Qué fue lo que hizo Takemichi? Se preguntarán, pues el azabache se había convertido en un tomate andante porque Mikey le devolvió el gesto amoroso. Su rostro se encontraba rojizo, con un fuerte rojo carmesí adornando sus mejillas, orejas y cuello. Definitivamente, el papel de novio sumamente cariñoso, de palabras bonitas y piropos románticos solo le quedaba a Mikey.
—¿Tanto te cuesta decirme cosas cursis?
—¡C-Cállate!
Después de molestarse entre sí, con pequeños toques efímeros, empujones amistosos y más sonrisas amorosas dedicadas al otro, Mikey recordó algo.
—Oh, acabo de recordar algo.
—¿Sobre qué, Mikey-kun?
—Además de venir a contarte sobre Kazutora, quería decirte que el día de ayer me lo volví a encontrar.
Solo hubo silencio como respuesta.
—Me lo encontré en la casa de Baji cuando lo fui a visitar. La cosa es que, Kazutora nos invitó a Baji y a mí a un concierto que hará él en Shinjuku. No pude negarme, Baji me comprometió sin preguntarme antes.
—Vaya... entonces, piensas ir...
—¿Ir? Takemitchy, iremos los dos.
—¿Eh?
—¿En serio pensabas que te dejaría atrás? Si debo asistir a un lugar que no tengo muchas ganas de ir, al menos lo haré contigo.
Takemichi entro en pánico. ¿Cómo que iría a un concierto, posiblemente demasiado importante, y que conocería en persona al supuesto ex de su pareja?
—Yo... No estoy seguro de que...
—¡Vamos, Takemitchy! Será divertido, y solo será un rato ¿si? —Mikey hizo su mejor puchero e inmediatamente parpadeo varias veces para poder verse lo más tierno posible. La idea del concierto tampoco le gustaba del todo ya que prefería quedarse en casa, pero la idea de ir con Takemichi sonaba muchísimo mejor que otra cosa.
Aunque lo que veía Takemichi ante él no lo convencía del todo, pero tampoco podía negarle nada a Mikey si eso lo hacía feliz. Luego de reflexionar un poco sobre la propuesta, tampoco le sonaba mal la idea de salir y asistir a un concierto con Mikey.
—Esta bien. Pero, ¿Podríamos estar en un lugar sin mucho alboroto?
—Lo que quiera mi Takemitchy, lo tendrá~
Takemichi asintió con una sonrisa, y luego de volverse a refugiar entre los brazos de Mikey, dejo que las preocupaciones se desvanecieran por sí solas.
Faltan pocos capítulos para terminar esta historia, Dios no puedo con esto. No me quiero ir, Sr. Stark TTTT
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