Llamada 80
Chifuyu bostezó por cuarta vez, y eso que no había pasado más de media hora desde que abrió la tienda.
Mientras colocaba las bolsas de comida para gato en su lugar correspondiente, tecleaba distraídamente en su celular respondiendo uno que otro nuevo mensaje en su buzón. Rápidamente aceptó la invitación de su nuevo amigo, Hanagaki Takemichi, para ir a almorzar al medio día.
Conoció a Takemichi hace dos días en una reunión grupal que los chicos organizaron, allí se presentó como el novio de su ex comandante. Después de una pequeña interacción entre ambos, y darse cuenta que tenían varias cosas en común, decidieron intercambiar sus números para seguir en contacto más tarde. Chifuyu debía de admitir que la presencia del azabache le otorgaba cierto aire fresco, y eso le agradaba.
Estiró sus músculos como si de un felino se tratase, e inmediatamente guardó su celular para evitar más distracciones, debía volver al trabajo.
Ese mismo día había llegado un nuevo cargamento de juguetes, accesorios, y medicinas que había pedido en línea la semana pasada. Debía organizar todo el desastre de cajas que estorbaban la entrada, pero la pereza de cierta forma lo hacía flaquear.
—¡Baji-san! ¿Cuándo piensas venir a ayudarme? Llevas mucho rato allá atrás. ¿Sigues cambiándote? — exclamó Chifuyu frunciendo el ceño con molestia.
El de hebras oscuras conocía perfectamente a su pareja, con respecto a la pereza, él le ganaba de sobra.
Luego de escuchar la fuerte queja y gruñidos de fondo, el de mirada verdosa no sabía si estaba rodando los ojos por fastidio o diversión. Al menos apenas salga el pelinegro, podrá seguir molestándolo por la caída graciosa que tuvo esta mañana al querer levantarse de la cama. Definitivamente su vida junto a Keisuke era de ensueño, y no lo cambiaría por nada.
La campanilla de la entrada sonó a sus espaldas, anunciando el primer cliente del día, y se quejó quedamente al no haber logrado quitar las cajas a tiempo. Con una sonrisa profesional y un semblante servicial, Chifuyu volteó para atender inmediatamente a la persona recién llegada.
—Bienvenido a Peke Pets. ¿En qué puedo ayudarle?
No hubo respuesta, solo una mirada para así desviarse a su en torno, detallando tranquilamente los estantes con figuras de gatos coleccionables, las cuales complementaba fácilmente la decoración del sitio. El mutismo del hombre lo extraño de sobremanera, y se fijó en su apariencia. Llevaba una ropa casual, con una ligera semejanza al conjunto habitual que usaba Baji; unos pantalones negros, una camisa verde bosque con cuello de tortuga y una chaqueta gris semi abierta.
Lo que más llamó su atención, es que el estilo de cabello del contrario, largo y lacio con mechas rubias, le recordaba la melena oscura que con anterioridad Baji portaba. De todas formas, era normal para él comparar cualquier cosa que se moviera con su pareja. Siempre con la rápida conclusión de que sin importar qué sea, todo le quedaba mejor al pelinegro que a otra persona.
Aunque, debía de admitir, que aquel sujeto también tenía su encanto.
—Oi, ¿Baji Keisuke trabaja aquí?
—¿Qué? Bueno, sí, pero... ¿Quién eres-?
—Ya termine, ya termine ¿Contento, Fuyu? Ahora en qué quieres que te- ¿Kazutora?
La atención del chico de mechas rubias se centró únicamente en el pelinegro, mostró una pequeña sonrisa melancólica, para así extender los brazos hacia sus costados desbordando diversión.
—Mírame Keisuke, he regresado~
La sorpresa se pintó en la expresión siempre ruda de Baji por breves instantes, quien al procesar por fin las palabras de su viejo amigo, corrió de inmediato hacia él y lo atrapó en un fuerte abrazo. El reencuentro emotivo prosiguió con comentarios vagos y pequeños golpes amistosos entre sí sin problemas.
Mientras tanto, Chifuyu permaneció en su lugar completamente ajeno al ambiente familiar imprevisto que se formó en sus narices. Ladeo la cabeza como única reacción, totalmente confundido. No le quedó de otra más que esperar a que Baji se digné a contarle, quién rayos era aquel chico, y porque no sabía de su existencia hasta ahora.
¿Pensaron que se terminaría? Por supuesto que no, aún queda para más llamadas 🖤
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