Llamada 77
Tomen su mejor merienda, y cuidado con lo que desean, esto se pondrá bueno :D
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El avance de Mikey hacia la aglomeración de delincuentes era parsimonioso, debido al silencio en el ambiente sus pasos resonaban en el almacén y su figura intimidó fácilmente a la gran mayoría que lo conocía.
¿Y cómo no hacerlo? Algunos de allí fueron ex integrantes de lo que alguna vez fue conocido como la Tokio Manji Gang, una pandilla con sueños imposibles, anhelando una nueva era y dispuestos a seguir a su comandante a donde fuese.
Aunque claro, ese mismo hombre con hebras azabaches y ropajes cómodos fue quien dio fin de un día para el otro lo que pudo ser un gran imperio.
— Llegas tarde, Mikey, pensé que ya no vendrías — comentó Kisaki en su lugar, indiferente y analizando al contrario con la mirada.
El mencionado tardo unos instantes en responder, sus orbes oscuros detallaban el lugar tranquilamente, hasta que los mismos encontraron lo que tanto buscaba desde un principio.
Se percató de las marcas invisibles de lágrimas en el azabache, y apenas ambos cruzaron miradas, le otorgó un suave gesto que a muchos sorprendió.
— No te preocupes Takemitchy, te sacaré de aquí —musitó con una voz serena, luego su expresión cambio abruptamente cuando la desvió a los presentes.—, solo dame unos minutos y sacare la basura.
Una risa retumbó en el almacén y todos sin excepción voltearon en esa dirección. La burla era evidente, y varios pudieron contemplar entonces la figura delgada y alta, ubicado sobre varias cajas de madera. El extraño estaba sentado con la postura encorvada y las piernas abiertas, los brazos apoyados en su rodilla y su cabeza gacha, sus hebras oscuras, con un mechón rubio al frente caían como cortina que ocultaban su mirada; aún así su sonrisa arrogante y sádica era visible.
— Wow, qué sorpresa — musitó arrastrando las palabras, y cuando su cabeza finalmente se alzó, sus orbes de color ámbar se fijaron en la figura de Mikey para luego levantarse — El invencible Mikey no es solo fuerza, qué aburrido.
Takemichi al ver de reojo a quien había acaparado la atención repentinamente, mostró sorpresa por lo gigante que era. El hombre se situó frente a Mikey, y al hacerlo, se pudo ver claramente la diferencia de tamaño.
Mikey alzó una ceja, con desdén se encogió de hombros.— ¿Te conozco?
— No importa si me conoces o no. Mi nombre es Hanma.
Ambos se observaron, con las manos en sus bolsillos sin intención de bajar la guardia con el otro. De nueva cuenta Hanma sonrió para sí mismo, y comenzó a desabrochar la chaqueta del traje a rayas de colores claros que portaba, la corbata del mismo diseño había caído al suelo.
— ¡Oi, Kisaki~♡! — exclamó Hanma con una voz acaramelada.— ¿Puedo divertirme un rato con el invitado?
El castaño mostró una mueca recia, rodó los ojos viendo aquellas acciones de su fiel mano derecha demasiado predecibles y comenzó un conteo mental para lo inevitable.— Has lo que quieras.
— ¡Yei~♡! — expresó eufórico, el más alto siempre quiso pelear con quien dicen que fue el más fuerte de toda la prefectura de Tokio.— Para Kisaki eres un dolor en el trasero, así que Mikey-cha-
Una patada rápida fue propinada a la altura del rostro de Hanma, y Takemichi nunca aparto la mirada. Todos soltaron una exclamación de sorpresa al ver que aquel golpe había sido detenida con el antebrazo del azabache de hebras amarillas, la mano izquierda se hizo ver y en ella se aprecio el kanji del "Pecado" tatuado con líneas gruesas de color negro.
El silencio se instaló en el ambiente, y alguno que otro gángster observaba el acontecimiento sin aire.
Hanma silbó felicitando al azabache por la patada, para así soltar una sutil queja, la herida del golpe de igual forma se visualizó.— Realmente no has cambiado, pensé que te habías vuelto blanducho con los años.
La mirada neutral de Mikey decía muchas cosas, pero lo que resaltaba en aquel campo ónix era una simple palabra: Piérdete.
Y aquella aura que transmitía el contrario hizo emocionar de sobre manera a Hanma, quien al sentir su cuerpo estremecerse por aquel par de ojos oscuros sobre sí mismo, a continuación sus labios se ampliaron; mostrando en ellos una sonrisa enloquecida.
— ¡Vamos Mikey, ven a mí con todo lo que tengas! — exclamó alzando los brazos a sus costados, la eufórica queda corta ante el sentimiento que sentía recorrer sus extremidades, además de la intimidación era algo más.
Para Hanma, aplastar al Invencible Mikey, sería divertido.
Por otro lado Takemichi permaneció mudo en su lugar, sin poder creer aún lo que sus ojos veían.
Mikey peleaba contra Hanma, y para alguien como Takemichi que tenía doce años sin meterse en ese nivel de problemas, sus orbes azulados no se despegaban de la figura pequeña de Mikey, quien con cada movimiento, salto y velocidad lo maravillaba aún más. Otra persona estaría asustada por lo que estaba observando, pero para el azabache era todo lo contrario.
Las lágrimas amenazaban por salir otra vez por recordar las palabras de Mikey.
No te preocupes Takemitchy, te sacaré de aquí
¿De verdad? ¿Mikey estaba ahí? ¿Por él? Aún incrédulo se preguntó; sin embargo, al ser consciente nuevamente de la presencia del azabache en su vida, Takemitchy sonrió aliviado. Pero, aunque sintiera tranquilidad, había un asunto que debía resolver por su cuenta.
— Kisaki, ¿Por qué?
El castaño sin desviarse a mirar al azabache, después de unos segundos, respondió.— Si la pregunta fuese más concisa, quizás te responda.
— ¿Por qué haces todo esto? ¿Dónde quedó el Kisaki que...?
A su mente vino una imagen borrosa que se iba aclarando con el pasar del tiempo. Un niño delgado, de hebras oscuras, vestimenta impecable y lentes cuadrados apareció... En el campo visual se podía ver a sí mismo sosteniendo la mano del contrario mientras lo arrastraba a algún lado, todo mientras una cobija desgastada de color rojo bailaba tras su espalda al compas del viento. La sonrisa tímida de aquel niño se asomaba al mismo tiempo que intentaba seguirle el paso... ¿Cómo pudo olvidarlo?
— Ese Kisaki murió cuando me abandonaste.
El mutismo de Takemichi fue respuesta suficiente para que el castaño se ubicara frente a frente, de nueva cuenta se inclinó, y cuando sus orbes se encontraron, en la mirada de Kisaki Takemichi pudo percibir melancolía, tristeza, enojo y... Otro sentimiento que no pudo identificar fácilmente.
— Ese Kisaki murió cuando decidiste irte. En el momento en qué aceptaste ser parte de la nueva familia de Akkun y seguirlo aunque eso significará dejarme atrás, murió — continuó en voz baja, su mirada neutral nunca se aparto de él — ¿Sabes? Aún me pregunto, ¿Por qué no acabe contigo cuando me enteré de tu paradero?
Takemichi se tensó al escuchar aquellas palabras, ¿De qué estaba hablando?
Kisaki al visualizar claramente la confusión plasmada en la expresión del contrario negó con ironía.— Hanagaki-kun, tú, creyéndote un héroe en aquel entonces cuando me extendiste la mano... Creí que todo estaría bien mientras estuvieras a mi lado, entonces, ¿Por qué me soltaste?
El castaño se aparto, y justo cuando Kisaki le dio la espalda a Takemichi, las piezas faltantes en su rompecabezas aparecieron.
— ¿Te fuiste por el camino equivocado solo por venganza?
— No compares mi ingenuo con el tuyo. Es más que eso.
— ¿¡Entonces qué es!? ¡Déjate de rodeos, Kisaki! — gritó Takemitchy alterado, había algo en todo eso que no le gustaba.
— Bien, lo hice por ti.
Sus orbes azulados se abrieron como platos.— ¿Qué?
— Entiéndelo Hanagaki-kun, todo fue parte de mi plan — Kisaki comenzó a avanzar, alejándose con suma lentitud de Takemichi —. Las deudas de la familia Sendo, el hundimiento de Akkun para que quedara bajo mis ordenes, la ausencia de la mayoría de tus conocidos... Y el asalto al local, justo cuando estabas de turno...
El corazón del azabache se aceleraba al mismo ritmo que su mente analizaba los hechos contados, y la abrumadora verdad, lo sentía como un balde de agua fría.
— Fuiste t-
— No. Fue un pequeño regalo de mi parte.
— No lo entiendo...
— Tks. ¿Acaso debo explicártelo todo? — una vena se asomó en su expresión antes imperturbable, Kisaki se masajeo la sien mientras maldecía. De nueva cuenta lo volvió a ver, y una sonrisa con malas intenciones se asomó— En palabras simples, si yo no pude tenerte, nadie te tendría... Así de simple.
— ¿Y por qué no matarme y ya? — Preguntó el azabache escéptico, lo único que lograba Kisaki con todo aquello era que él...
— Porque quería que estuvieras solo — respondió con simpleza, confirmando la pequeña idea que se había hecho Takemichi en su mente — y así cuando me deshiciera de tu estúpida familia, y de quienes te rodeaban, podría convertirme en ese alguien que alguna vez fuiste para mí... Aparecería cuando eso sucediera y solo me tendrías a mí, dependerías de mí ¡Era el plan perfecto! ¡Pero, tuvo que aparecer él! — su dedo índice señalo a Mikey, quien de un momento a otro estaba aplastando a todo aquel que se le acercara al mismo tiempo que se defendía de los ataques de Hanma.— Mikey, estuvo inactivo por tres años, después de algunos arreglos pude quedarme con su territorio a cambio de alejarse de toda esta mierda y vivir tranquilamente. Entonces, ¿Por qué vuelve justamente para quitarme lo que me pertenece?
Takemichi luego de escuchar lo último alzó una ceja molesto, era tratado como un objeto.
Kisaki luego de percatarse que se dejó en evidencia, tosió de forma disimulada, para así retomar sus pasos hacia el alboroto. — Como sea, despídete de todo aquello que te importa.
Mientras tanto retrocediendo unos minutos atrás, el rumbo de la pelea se volvía más transcendental. Mikey esquivó otro golpe que venía en dirección a su rostro, y así como fue evitada, un golpe mando a volar a otro matón. Y en eso en qué desvió sus orbes oscuros hacia dónde ubicó con anterioridad a Takemichi, su ceño se frunció al ver al castaño invadiendo su espacio personal mientras ambas partes mantenían una conversación que no se podía oír con claridad. En eso en que observó de reojo a Kisaki señalarlo al mismo tiempo que exclamaba palabras difusas, con solo aquella simple acción, tuvo la certeza de que él estaba involucrado. Los músculos de Mikey se tensaron al repensar en la conclusión que llegó después y todo aquel que percibió el aura del más bajo intensificarse con una sólida mirada, dieron varios pasos atrás, alejándose por instinto del peligro inminente.
— Esta pelea ha terminado.
— ¿Eh? — expresó Hanma luego de darse cuenta del giro repentino que dio la situación, negó efusivamente al mismo tiempo que se acercaba al azabache.— ¿Quién te crees para decidir si esto termina o no?
Las hebras oscuras ocultaban la expresión de Mikey fácilmente, y el más alto al intentar tocarlo para que dejara de ignorarlo, no pudo prevenir la patada monstruosa que fue a dar directo en su cabeza logrando en unos segundos dejarlo en el suelo inconsciente.
En los pocos instantes en que su pierna permaneció en la misma posición, y mirar de reojo la figura de Hanma, Mikey permaneció inmaculado hasta el final.
— ¿Ves? Ya se terminó.
— ¡Mikey-kun! ¡Detrás de ti!
Mikey al escuchar el grito de Takemichi, volteó rápidamente y lo miró con preocupación palpable. En aquel momento en que el de orbes oscuro se distrajo le otorgó a la figura de Kisaki la conveniencia de colocarse a tan escasos metros, para después apuntar con su revolver.
— Kisaki hijo de puta...
Kisaki retiro el seguro, listo para deshacerse del último obstáculo en su camino.— Saluda a Shinichiro de mi parte.
— ¡MIKEY-KUN!
¡Bang!
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