— Lo que es tuyo está en mis manos...

El sonido del agua hirviendo frente suyo se mantenía constante, y el vapor que desprendía el mismo ocasionaba cierto calor en el ambiente. Mikey se ubicaba apoyado en la isla de la cocina a una distancia prudente de las llamas encendidas de las hornillas, mientras leía un pequeño libro como distracción.

Emma le había pedido que estuviera pendiente del agua, y la apagará cuando pasaran los cinco minutos correspondientes.

Y sin nada mejor que hacer, aceptó.

Con su dedo índice y su pulgar de la mano derecha, ambos juntos, pasó de hoja.— Estas manos que te están atendiendo... Quiero sentir debajo de esa piel, las cálidas venas azules esparcidas por todos lados...

Una mueca, y en un movimiento vago dejó de lado el libro que le prestó su hermana, para así centrarse únicamente en comer del dorayaki que reposaba en un plato que nadie reclamaba. Lo tomó en sus manos distraídamente, detallando con su mirada oscura las características del dulce en su poder, y jugó con él por unos segundos antes de suspirar, para después morder del mismo con la mirada perdida.

Y ante esto, nuevamente una sonrisa radiante invadió su visión en un recuerdo y una persona se adueño de sus pensamientos. Así mismo como empezó el reto de conquista, él le dio fin, y a pesar de sentirse orgulloso de sí mismo por querer valorarse un poco más.

Sus sentimientos eran otro tema a parte.

Él se sentía...

Una nueva mordida y en el otro extremo de la isla se hizo escuchar con insistencia su celular.

¿Cómo debería de sentirse? ¿Acaso existe una palabra correcta para definir un sin fin de emociones que no puede explicar?

Sin intención de acercarse, se asomó desde su ubicación para averiguar quien le llamaba. Pero, apenas sus orbes negros cruzaron con el número no registrado, su semblante se oscureció.

Y lo ignoró.

Mikey permaneció en la misma situación por varios minutos; recibía la llamada y la ignoraba, recibía nuevamente la llamada entrante a su dispositivo de comunicación y el buzón se hacía cargo de la desviación, de nueva cuenta sucedía y Mikey estaba considerando la idea de cambiar de línea.

No quería hablar con él. Aún no estaba listo para verlo.

De nueva cuenta el timbrar llamó su atención, pero en vez de sentirse fastidiado, una sonrisa burlona se asomó en sus labios. Mikey al acercarse a tomar su celular lo pensó un poco, quizás el hacerse rogar haría que Takemichi aprenda una lección.

El azabache al tener el celular sonando en sus manos espero unos segundos expectante, la llamada nuevamente se desvió y él no podía sentirse más divertido.

— Esto te mereces por idiota, Takemitchy

Y se planteo su siguiente acción, si lo llamaba otra vez, atendería.

Transcurrió varios segundos, minutos, y antes de que Mikey se aburriera de esperar e irse a su habitación para sumergirse en su nube negra de amor fallido, la llamada que tanto esperaba resonó entre las cuatro paredes.

Mikey sintiéndose demasiado ansioso y emocionado se lanzó a contestar sin pensar, y atendió la llamada.

— Takemit- — se cortó a sí mismo al darse cuenta de su evidente emoción, tosió disimulando un poco, para así aparentar desinterés — ¿Con quién hablo?

— .......

El silencio que recibió como respuesta lo desconcertó un poco, continuó.— Ya sé que eres tú Takemitchy, ¿Qué quieres?

— ........

— Oi, si me llamaste solo para volver a molestarme te juro que-

— Hanagaki-kun no se encuentra en estos momentos, y tengo la certeza de que ya sabes quién soy, ¿No es cierto, Mikey?

Al escuchar con claridad la voz del otro lado de la llamada, su expresión pasó de una molestia vaga a una expresión vacía, su labios se tensaron, y Mikey no respondió.

¿Qué hace ese sujeto con el celular de Takemitchy?

— Como sea, te enviaré una dirección donde nos encontraremos. No llegues tarde.

— Neh, ¿Y si no quiero?

La risa baja del contrario expresaba suma burla y diversión — No querrás que Hanagaki Takemichi desaparezca como cualquier mosca que se atreve ir en contra de la Tokio Gang, por supuesto que no...

Y la llamada finalizó.

Mikey permaneció imperturbable ante aquella clara amenaza, y en eso en que se había quedado por un largo tiempo observando la pantalla del dispositivo en sus manos, dos nuevos mensajes llegaron. El primer mensaje era una imagen adjuntada, y el segundo una ubicación.

La imagen era una clara evidencia de que Takemichi se encontraba en su poder.

Y al azabache no le hacía más que ironía la situación, por el simple hecho de que por su culpa, el contrario se haya enredado con ese grupo de delincuentes. Él ya debió haber previsto esto, pero aún así...

Un chasquido de lengua, y con su palma izquierda ocultó su rostro en ella en busca de calmar el sentimiento oscuro que lo invadía. Suspiro, soltó todo el aire que sus pulmones retenían, y desvió su mirada nuevamente con suma seriedad hacia la pantalla.

Comió un trozo de dorayaki, después de haberlo pasado de lugar, y comenzó a teclear tranquilamente.

— Comprender la situación, culpable, motivo... — murmuró mientras sostenía al dorayaki a la mitad, jugueteando con su peso en su palma —, relación, evidencia, riesgo...

Nadie se metía con Manjiro Sano, y menos con lo que le pertenecía.

Tenía planificado publicar este cap por estas horas, más que todo por comodidad propia, espero les esté gustando la historia y disfruten que es lo importante :D

En otras noticias; les agradecería bastante que si tienen algo que decir sobre los capítulos u otros detalles en general, me lo pueden comentar por privado, ya que de alguna u otra forma el leerlo en comentarios fuera de lugar me desmotiva bastante... Y solo les ofrezco lo que está a mi alcance y tiempo, siempre esperando que disfruten de lo que les comparto.

Eso sería todo, nos leemos en la próxima actualización, los tqm ✨