Llamada 43
⎯ Qué tenga una linda tarde Hasegawa-san
La mirada café de la mujer simplemente demostró desinterés al fijarse en Takemichi, y luego la desvió inmediatamente hacia la revista que estaba leyendo para así pasar de página mientras se apoyaba en el mural que destacaba como la caja registradora. Takemichi soltó un bufido resignado para después dirigirte a la salida dispuesto a irse del trabajo por ese día.
A sus oídos llegó el sonido cotidiano de la campanita de entrada, y con un pie fuera de la tienda, fue que se dio el lujo de sonreír abiertamente, mostrándose emocionado.
Con los últimos rayos del sol pegando contra su rostro al salir se cubrió el mismo con su mano izquierda, mientras que con la derecha buscaba en su bolsillo su teléfono nuevo, el cual se compró hace algunos días. Se posicionó a un costado para poder llamar y asegurarse si su cita estaba cerca.
Un momento.
¿Acabo de llamar a Mikey-kun mi cita?
Los colores carmesí subieron a su rostro y frunció el ceño por la forma tan estúpida de contradecirse a sí mismo. Con tranquilidad buscó entre sus contactos el de Mikey para así después marcarle.
El típico sonido de espera se hizo presente.
Llamada en curso...
⎯ ¡Jambo!
⎯ Ya salí del trabajo Mikey-kun, ¿Te llegó mi mensaje?
⎯ Por supuesto Takemitchy~
⎯ Entonces debo de suponer que ya estas cerca...
⎯ Lo suficiente
⎯ ¿Cuándo será ese suficiente?
Escuchó la risa de Mikey desde la línea contraria, poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba.
⎯ Usted tranquilo y yo nervioso, ¡Estaré ahí en menos de lo que canta un gallo!
Llamada finalizada.
Suspiró al finalizar la llamada, apenas se aseguró de haber apagado el celular lo guardó nuevamente en el bolsillo de su pantalón. Volteó a mirar a sus alrededores nervioso, sin bajar la guardia en ningún momento.
Takemichi retomó su camino a un paso lento, tranquilamente posicionó sus manos en sus bolsillos delanteros del pantalón para así caminar con la cabeza baja en todo el recorrido hasta llegar a la dichosa esquina que le había indicado Mikey.
Se quedó parado ahí, esperando.
Los autos que pasaban por allí de vez en cuando se detenían frente a él debido a que se encontraba frente a un semáforo de cruce. Sus ojos detallaron las líneas blancas pintadas una por delante de la otra con aburrimiento, las mismas que llegaron hasta el otro lado.
Un sabor amargo surgió en su paladar, y comenzó a jugar con su boca, mordiéndose sutilmente el labio inferior buscando apaciguar el incómodo sentimiento de estar ahí parado sin hacer nada.
De igual forma, las miradas curiosas de las personas que pasaban por ahí no se hicieron esperar ya que después de todo, si estaban ahí parados era para cruzar la calle. Pero ese no era su caso, aunque él debería de hacerse a un lado. Aunque si lo hacía, ¿Quién le aseguraba que Mikey podría verlo si se apartaba?
Tonterías. Los nervios le estaban pagando factura.
Ya cuando tomó un gran bocado de aire y la soltó exageradamente para así calmarse aunque sea un poco. Fue en ese preciso momento que levantó la mirada hacia el otro lado de la calle y, su corazón por segundos se detuvó al distinguir a un chico con celular en mano acercarse hacia él.
Apretó sus manos debido a los temblores que ocasionaban este hecho a su cuerpo, intentando controlarse. Su mirada no se apartó de la persona que se acercaba, y que en poco tiempo lo tendría cerca.
En el transcurso del tiempo que lo sintió pasar con una lentitud tortuosa, una pregunta surgió en Takemichi.
¿Por qué estaba tan nervioso?
Ya cuando finalmente la persona estuvo cerca y se detuvó frente a él arrugó con sus manos las mangas de su camisa, en espera de que el contrario hablará.
Pero cuando levantó la mirada del celular, lo único que obtuvo de él fue una mirada extrañada, y sin decir ninguna palabra retomó su camino, pasando por su lado para así perderse de su vista.
El alma regreso al cuerpo de Takemichi luego de eso, y posicionó su mano derecha en su pecho sintiéndose aliviado.
Ahora que se fijaba detenidamente, el chico que pasó a su lado no coincidía con las características físicas que ya conocía de Mikey por su propia boca. Mikey no tendría inconveniente en encontrarlo tampoco, ya que por su lado, era consciente que él lo conocía porque lo veía a la distancia.
Después de haber pasado por un momento de ansiedad, Takemichi se sentía más tranquilo al respecto del tema y sólo le quedaba contar los minutos hasta poder finalmente verlo en persona, en carne y hueso. Takemichi no engañaba a nadie, quería conocerlo, al principio le pareció algo sumamente raro que un extraño viniera de la nada y afirmara con todas sus fuerzas gustar de él. En su momento pensó que era un simple capricho y con el tiempo se cansaría. Pero, para su sorpresa, no fue así.
Si hubiese sido un capricho de su parte, en algún momento atrás debió haber desistido.
Esa fue su conclusión y por eso iba a darle una oportunidad.
Takemichi soltó un pequeño grito y se sobresaltó al percibir unas manos ajenas cubrirle la vista para así -debido a la fuerza del agarre-, retroceder un paso y chocar contra el cuerpo contrario.
Tragó saliva al sentir el tacto suave. El azabache estaba dispuesto a gritar o hacer lo que sea con tal de qué el desconocido lo soltará. Sin embargo, al escuchar la voz del responsable, toda duda se esfumó.
⎯ Es un gusto conocerte por fin, Takemitchy~ ⎯ susurró Mikey a su oído de forma tenue, aún estando a sus espaldas manteniendo las manos sobre sus ojos.
¡Momento épico en la historia! Al fin llegó el momento más esperado, celebren y compartan ese pan de jamón que yo también quiero uu
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