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Cap 1

En aquella solitaria habitación se encontraba una chica mirando a la "nada"; el espacio no era tan grande, además de poseer una cama blanca con sabanas de seda verde aguamarina, un baño con todo equipado, un armario y una silla.

La habitación era simple, de paredes altas en color blanco, el suelo de color negro, siendo la única fuente de luz una ventana ubicada en el techo donde apenas entraban los rayos del sol y dándole a la chica la compañía de sus rayos cálidos y el de las sombras de los pajaritos que volaban en la libertad, su única salida era aquella puerta de roble que siempre estaba cerrada, quitándole las esperanzas de poder escapar, sin embargo el escapar no era una opción no es como si pudiera de todas formas, a fin de cuentas incluso si lograba escapar ¿a dónde iría? nadie la conocía, de hecho estaba 100% segura de que nadie sabía de su existencia no quedándole más opción que aceptar su encierro.

El nombre de la chica era (T/N), y aún si le preguntaban ella no sabía su apellido, de hecho, no sabía nada de ella misma, solo recordaba su nombre y que desde su nacimiento fue confinada en esa habitación, ¿tendría padres?, ¿hermanos?, ¿amigos?, ¿aquellas personas la secuestraron?, ¿Es por eso que tenía que estar encerrada? pero incluso si ese era el motivo ya sus padres debieron ir a rescatarla. Había dos posibles opciones para explicar por qué hasta ahora sus padres no habían ido a buscarla, pero ambas opciones eran tan dolorosas que ella simplemente dejo de darle vueltas hace mucho tiempo.

Acostada en el suelo negro sin nada mejor que hacer la chica cerró los ojos para descansar, queriendo escaparse a ese maravilloso mundo de los sueños, el único lugar donde podía ser realmente libre.

Una sonrisa apareció en su pálido rostro al notar el campo de flores que la recibía nuevamente; hermosos colores brillantes que le daban felicidad, estaba demasiado cansada de los colores monótonos de su habitación.

—¡¡ (T/N)!!

Giro la cabeza de golpe, estaba segura de haber escuchado que alguien la llamaba, pero eso era absurdo, estaba segura de haber caído dormida, entonces... ¿porque?

—¡¡ (T/N), Por aquí!!

Miró al horizonte, viendo que dichas voces en realidad provenían de unas extrañas ¿llamas? Espera... ¿¡llamas!? Estaba segura de que las llamas no venían en colores, talvez no sabía mucho, pero de eso estaba segura, el fuego no venía en varios colores. Se acercó curiosa, la primera llama era de un rojo brillante que le recordaba al tono que adquiría el cielo cuando llegaba el amanecer, la segunda de un suave tono azul, parecido al basto cielo que se podía ver a través de la ventana. La tercera era verde, bastante similar al prado que acababa de visitar, la cuarta era de un color morado, pero no recordaba haber visto algo de este color, ya que en el libro no salía nada...seria lindo ver algo con ese color; ¿eso es índigo? tiene un color suave, pero se sentía un tanto extraña cerca de ella. Un intenso brillo casi la deja ciega, una de las llamas era demasiado brillante, casi se parecía al sol, de hecho, era de un intenso amarillo; la última y a su parecer la más bonita era de color naranja, se sentía tan cálida, tan reconfortante.

No pudo evitarlo, unas cuantas lágrimas cayeron por sus mejillas.

—Por favor— extendió su mano hacia las llamas que poco a poco iban sumiéndose en color blanco—¡¡Ayúdenme por favor!! ¡¡Sáquenme de este lugar!! ¡¡Alguien ayúdeme!!

Despertó de golpe, notando que nuevamente se encontraba en esa fría habitación de paredes blancas; esos sueños la salvaban, pero al mismo tiempo la destruían, sabía que nunca podría salir de ese lugar.

Encima de la cama yacía su comida de ese día, cereales y una torta de vainilla, solamente tomó la torta para volver a tirarse en el suelo.

Una llama violenta de color rojo, una llama azul y tranquila, otra verde que brillaba profundo, casi como si quisiera volverse firme para proteger a alguien, una morada que parecía distante, la otra índigo y misteriosa, una enérgica amarilla, brillante como el sol, y la última naranja, tan cálida y tan serena. Las lágrimas volvieron a correr libremente por su rostro, no es que fuera débil y una llorona, solo...solo deseaba salir de ese lugar. Cerró los ojos para dejarse caer en la inconsciencia, esperando con eso poder ver las mismas llamas nuevamente.

Un apuesto y atractivo rubio abría sus zafiros ojos un tanto somnoliento, de nuevo había tenido ese sueño, no veía una forma concreta, solo una llama curiosamente blanca, sin embargo, por muy extraño que parecía esa llama siempre se encontraba llorando, podía escucharla tan claramente que a él mismo le daba dolor y eso que ni la conocía.

Se levantó colocándose su usual traje para una nueva reunión, otro día de trabajo, reuniones con otros jefes, papeleo, se sentía tan estresado que no se sorprendía si tarde o temprano se desmayaba del cansancio; Pero ese era su trabajo, no podía cambiarlo e incluso si pudiera nunca lo haría, principalmente porque fue su deseo de proteger a los débiles el que lo llevo a fundar un grupo de vigilantes, simplemente no estuvo en sus cálculos que ese grupo que creó se terminaría volviendo una mafia, pero estaba dispuesto a llevarla si con eso podía seguir ejerciendo el principal objetivo que llevo el crear Vongola.

Salió de su alcoba donde su fiel mano derecha ya se encontraba esperándolo.

—Buenos días primo—saludó cordialmente un pelirrojo con extraño peinado y un tatuaje en la cara, vistiendo igualmente un traje elegante.

—Buenos días G, ¿dónde se encuentran los demás? —pregunto tranquilo, caminando por aquellos largos pasillos alfombrados en un color rojo, paredes de cuadros hermosos con paisajes maravillosos y uno que otro florero con bellas acacias finamente arregladas para dar un aspecto más elegante.

—Se encuentran en el comedor

—De acuerdo, por cierto, G, sé que eres mi mano derecha, pero mientras no estemos en reunión puedes llamarme por mi nombre, seremos jefe y subordinado pero aún eres mi mejor amigo—El rubio le había sonreído suave al contrario, a lo que G le había correspondido

—Está bien, solo que aún practico para decirte así con soltura en las reuniones, aunque los años pasen aun no puedo dejar de llamarte por tu nombre y como subordinado que soy debo referirme a ti con respeto—había reído leve caminando a su lado.

—Mientras no seas tan formal puedo dejarlo pasar, mejor vamos a darnos prisa, si los dejo mucho tiempo solos destruirán mi mansión y tendré que hacer más papeleo— Suspiro con tristeza.

—Yo te dije que buscaras guardianes normales, tú fuiste el que no me hizo caso.

—No seas malo conmigo G, en el fondo son buenos chicos.

—Sí, muy en el fondo—Bufo el contrario.

Ambos amigos caminaron por más pasillos de esa enorme mansión, hasta quedar frente a dos puertas de roble, las cuales el rubio abrió para encontrarse con el usual bullicio de sus guardianes.

—Hagan silencio por favor, oigan—intentó calmar el rubio recibiendo en el proceso un golpe de una biblia en toda la cara.

—Por favor permanezcamos callados, el señor nos está escuchando y... ¡¡No lancen mi Biblia!!

—Nufufufu

—Que patético primo, ¿aún no puedes calmar a tus propios guardianes?

—Por favor no empieces G, no estoy de humor—Se acercó algo molesto por ser ignorado, estaba bastante irritado, el trabajo lo tenía cansado, además de estar el asunto de los sueños, no tenía tiempo para sus locos guardianes.

Se sentó en su silla y adoptando una expresión seria todos sus guardianes hicieron silencio

—Buenos días primo-fue el comentario de sus guardianes.

—Buenos días espero hayan dormido bien—sonrió suavemente.

—Nufufufu siempre tan blando primo, creo que sería mejor que buscaras mantener el orden en vez de simplemente hablar de forma amable, así nadie te escuchara—habló un hombre de ropas aristócratas con peinado parecido a un melón en tonos azules casi índigos y ojos de igual color, este le dedicaba al rubio una sonrisa tranquila y quizás un poco ladeada, al causarle gracia la cara del siempre tranquilo Primo.

—No lo molestes Daemon, sabes que es complicado calmarlos cuando empiezan...—Suspiro con resignación un pelinegro de ojos castaños y ropas de cura.

—yare yare intento dormir ¿Podrían dejar de hacer tanto escándalo? —hablo un peliverde.

—ma ma deberías relajarte lampo, aún eres joven para estresarte—hablo calmadamente un pelinegro de ropas tradicionales japonesas.

—tsk, cállate Ugetsu, el que debería estar manteniendo el orden en esta habitación es Giotto, aún le falta mucho para ser un buen jefe sino logra controlar a todos estos locos—lo mando a callar G

—Jajajaja hola G, ¿dormiste bien? — El pelinegro no pareció hacerle caso a la orden dada, ni siquiera al comentario sobre el comportamiento de todos.

—Chicos cálmense, ¿Alaude tienes alguna noticia nueva? —Primero debía desviar las conversaciones que llevaban sus guardianes preguntando algo serio y relacionado con el trabajo, así que, al ser el único guardián que se mantenía callado le pregunto al rubio cenizo.

—E conseguido información de la habitación blanca—hablo serio

Y fue en ese momento en que toda la habitación se sumió en un silencio sepulcral.

Holaaa mis lectores y aquí un nuevo intento de continuar esta historia ahora que tengo tantas ideas.

Se que muchos la han leído, pero estoy corrigiendo la narrativa y haciendo los caps más largos para mayor disfrute espero que le den una oportunidad.

Para aquellas personas que esperan la historia "el ultimo kiryuu" me metí en una apuesta y ahora subiré un maratón de capitulos largos -.- agradezcanle a History_Spinner

Que si no fuera porque deseo leer Moon light que dejo tirada en el barril del olvido nunca hubiera hecho un maratón -.-!! Pueden seguirla votar sus historias y decirle que gracias por hacer que vendiera mi nove por mas caps X"""D

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