"El mejor regalo de cumpleaños"
Un Amet de diez años correteaba por los jardines de su casa junto a sus mejores amigos Asher y Brandon. Ese día celebraban el cumpleaños de Amet, este que no quiso tener una fiesta, sino que prefirió pasar el día con sus amigos.
Muy a su pesar, Kira había enfermedad y debido a eso su madre y ella seguían en casa de los abuelos, por lo que no pudieron estar junto a él en un día tan especial.
En la noche, cuando ya era hora de que cada uno regrese a su respectiva casa, Amet los despidió con lágrimas en los ojos, como todos los días cuando tenían que separarse; este odiaba que llegara el momento en que sus confidentes tenían que regresar a sus hogares, odiaba la noche porque eso solo significaba que faltaba menos para la hora de dormir y dormir traía consigo las horribles pesadillas que los hacían morir de miedo y tristeza en la oscuridad de su habitación, pero lo peor es que la culpa era de su padre.
Amet, a pesar de que tenía todo lo que podría desear, su progenitor lo obligaba a presenciar cosas horribles desde que tenía ocho años; aunque lo llenaba de alivio que todavía no le había exigido hacer nada parecido.
Una vez que Asher y Brandon se fueron, la poca paz y distracción que tenía culminaron y a Amet no le quedaba de otra más que desear con todas sus fuerzas a que el próximo día llegue lo más rápido posible, para volver a ver a sus amigos del alma.
Tiempo después, una de las criadas lo fue a buscar a su lugar favorito para leer porque su padre requería su presencia; una ola de terror recorrió sus articulaciones y no puedo evitar pensar en lo peor.
Subió las escaleras con las rodillas temblorosas y sin fuerzas, una vez que llegó a la puerta de la oficina tragó saliva y se mentalizó para lo que podría pasar, su padre nunca le prestaba atención, solo lo llamaba cuando lo iba a regañar o quería llevarlo a los almacenes donde siempre se encontraba en sus pesadillas.
Tocó la puerta suavemente, aun sintiéndose nervioso.
—Pasa —gritó Baldric desde adentro, la voz rasposa de este se escuchaba amortiguada gracias a las gruesas paredes. Amet acató la orden y entró, su progenitor se encontraba detrás de su escritorio leyendo unos papeles y ni siquiera levantó la mirada. —Toma lo que está en la caja, es tuyo —hizo una pausa —considéralo un regalo de cumpleaños.
Amet sintió aún más temor, pero aun así fue hasta la pequeña caja y la abrió expectante, lo que había dentro de esta aceleró su corazón y lo hizo sonreír de felicidad y emoción.
Un pequeño cachorrito con el pelaje negro dormía tranquilamente dentro de esta, con los dedos temblorosos rozó su cabecita y casi de inmediato unos ojos negros azabaches lo miraron somnolientos y con un hermoso brillo que jamás podría olvidar, agradeció a su padre por el regalo y salió emocionado de la oficina con su nueva mascota entre sus brazos.
Lo nombró Apolo y juntos vivieron un sin fin de aventuras, hasta que un día Baldric de manera cruel lo obligó a quitarle la vida a uno de sus más grandes amigos, su pequeño y amado Apolo. Causando así uno de sus traumas más grandes y provocando que Amet empiece a odiarlo, este sentimiento que crecía lentamente con cada segundo que pasaba.
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Hola amores, preguntita ¿Por qué les gusta Lizar?
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