Capítulo 20
Pasó una semana como un borrón, en el que yo me mordía las uñas desesperado mientras esperaba a que Asher me dé alguna noticia. Las pesadillas continuaban y el único momento en el que respiraba un poco de paz era cuando estaba con Lizar.
De una manera u otra mi sexy profesor lograba distraerme, quizá esa sea la razón por la que todos los días esperaba ansioso a que termine el horario de clases para que nos podamos reunir en su apartamento o el mío. Cuando él se quedaba en el mío, cada que se iba dejaba como único rastro su delicioso olor que drogaba mis sentidos y aveces comida que hacía para mí.
El sabado, por ejemplo, hizo desayuno antes de irse y me dejó oliendo las sábanas que quedaron impregnadas de su perfume.
Desde que tengo esta extraña y prohibida relación con Lizar he aprendido varias cosas de él. Por ejemplo, su color favorito es el azul, se creció con sus abuelos, es Italiano aunque no tiene el acento y casi nunca va a Italia, su abuela le enseñó a cocinar, aprendió matemáticas con su abuelo y gracias a él ama los números, le gusta regalar cosas, ama las mostos, pero solo usa la suya cuando necesita un respiro, tiene veintiocho años, se ejercita todos los días antes de ir a la universidad, nunca tuvo una mascota, ama las peliculas de épocas y las de acción, tiene una cicatriz en el muslo interno de su pierna izquierda que se hizo escalando un árbol, la casa que tiene a las afueras se la regalaron sus abuelos, no tiene buena relación con sus padres, tiene un mejor amigo llamado Rodrigo, este es Italiano y lo conoció cuando aún vivía en Italia y después que se mudó a New York siempre se comunicaban por correspondencia y por teléfono, su libro favorito es el retrato de Dorian gray y de niño quería ser chef y matemático.
El sonido de mi teléfono me distrajo de mis pensamientos, curioso, chequé las notificaciones para saber quién me estaba enviando mensajes, me sorprendió ver que era un número desconocido.
"Hola, Amet. ¿Cómo estás?".
"Soy Moritz, respóndeme cuando estés disponible".
Contesté mientras seguía caminando por el pasillo de la universidad en dirección al salón de clases. Había olvidado la existencia de Moritz después que el se fue de New York, durante los primeros días esperé su mensaje pero nunca llegó, así que le resté importancia.
Guardé el teléfono en mi bolsillo y entré al aula de clases, dentro estaban casi todos mis compañeros —que ni conozco el noventa y nueve porciento porque casi siempre ando sumido en mi propio mundo, leyendo o simplemente fantaseando con mi vida deseada, que curiosamente es vivir encerrado en mi habitación comiendo, leyendo, vuendo series y durmiendo, sin trabajo y sobreviviendo a costa de la herencia de mis abuelos—. Caminé hasta mi pupitre y como siempre saludé a Cristhie antes de sentarme.
—¿Hoy será el día en él que por fin aceptes salir a comer con Eleanet y yo? —preguntó, mirándome con los ojos entrecerrados—, últimamente siempre dices que tienes sue hacer algo y rechazas todas mis invitaciones.
—No es mi culpa que siempre que me invites a salir yo ya haya hecho planes antes, aparte, hoy también tengo planes —respondí sin más.
—No es mi culpa que siempre tengas planes —murmuró rodando los ojos—. Aparte, ¿Con quién es que tantos planes haces? —una sonrisa coqueta adornaba sus labios y mi corazón se aceleró cuando visualizó a esa persona —sé que no es nadie de la universidad porque cuando no estás leyendo o comiendo estás escuchando música en la biblioteca o viendo alguna serie.
«Si es de la universidad, pero no hay manera de que te diga quién es".
—¿Me acosas? —la interrogé mirándola con los ojos entrecerrados.
—No lo hago, simplemente tengo dos meses en una clase contigo y tengo dos meses intentando que comas conmigo en almuerzo —dijo, se reclinó contra la silla y suspiró —en fin, ¿Con quién es que estás saliendo?
—Con un chico.
—Ni modo, a menos que hayas descubierto que no eres gay y que te gustan las mujeres —su sarcasmo me hizo reír.
—En la vida todo es posible.
«Si Lizar aparece en mi periferia en su versión de mujer dudo mucho que me resista por muy homosexual que sea».
—¿Es mayor o menor que tú?
—Mayor.
—¿Cuántos años tiene?
—28.
—Ya es un anciano —dijo mientras se reía —cuidado y de momento le sale la leche cortada.
—No es tan viejo, a penas tenemos 5 años de diferencia.
—Cuando él estaba en el Kinder tu estabas naciendo, Amet —resaltó apuntándome con el dedo—. Aunque es cierto, no es tan viejo.
—Solo lo suficientemente.
—Como digas, asalta tumbas.
Abrí la boca para responderle, pero la cerré casi de inmediato cuando abrieron la puerta y el típico saludo de Lizar inundó el salón, maripositas aparecieron en mi estómago de la nada y mi corazón se aceleró sin siquiera verlo, el efecto que tenía Lizar en mi ser era de temer. Si mi cuerpo y cada parte de mi seguía reaccionado de esa manera llegaría a pensar que me hizo alguna brujería.
Volteo y todo el oxígeno que había en mi organismo es robado cuando mis ojos encuentran a Lizar.
«Joder, está para comérselo».
Sí con sólo verlo perdí la respiración cuando caí en cuenta de la ropa que llevaba puesta perdí la razón, y es que no estaba usando uno de sus trajes formarles como siempre, no, ese día no, tenía unos jeans que le quedaban divinos, una camiseta simple y una chaqueta negra... De cuero, una jodida y maldita chaqueta de cuero.
Lo miro de arriba abajo incrédulo, sin entender que estaba pasando, o si era real lo que estaba viendo. Por un instante cruzamos la miraba y lo que vi en sus ojos me hizo tragar saliva, lo logré descifrar que era, pero si estaba seguro que tebua que ver con la conversacion que tuvimos la noche anterior.
*****
—Algún día deberías ir un poco más informal al la universidad —susurré contra su pecho desnudo.
—¿Por qué? —preguntó curioso sin dejar de acariciar mi cuero cabelludo.
—Te verías sexy.
—¿Debo ir vestido informal a la universidad porque a tí te parece sexy?
—Sí, me pondrías cachondo.
Su pecho se movió cuando una carcajada brotó de sus labios.
—Te pongo cachondo cuando voy en traje, Amet, ¿Cuál sería la diferencia?
—Pues me pondrías aún más, y quien sabe si te dejo follarme en tú oficina nuevamente o te la chupo en el salón.
—Mmm, creo que lo pensaré...
*******
Regresé a la realidad cuando Cris me pellizca el brazo derecho.
—Sé que el profe está bueno, pero recuerda que tienes a tu anciano con enfermedad terminal, diez paros cardíacos y una esperanza de dos meses de vida.
«Si supieras que mi anciano con enfermedad terminal, diez paros cardíacos y una esperanza de dos meses de vida, es el mismo profesor».
—No es tan viejo, Cris, no exageres, todavía es un polluelo que no ha salido del ala de su mamá gallina.
—Y tú eres el huevo que sigue dentro de tu mamá gallina —bufó—. Pero no te preocupes, no te molestaré más —afirmó —por ahora...
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Creo que ya todos sabemos de que va el capítulo 21🧑🦯🧑🦯
Gracias por leer, losamo.
Pueden encontrar adelantos e informaciones relevantes de este libro en mi Instagram. Estoy como @laravers_
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