Caminé hasta donde me estaba esperando Lizar.

—¿Tu nueva mascota nos seguirá interrumpiendo cada vez que vayamos a tener sexo?—. Pregunté mientras desabotonaba su camisa.

—No es mi nueva mascota, Amet —murmuró por lo bajo—. No pienso quedármelo, mañana lo llevaré a un refugio.

—No seas tan amargado, quédate con él, así no estarás tan solo —susurré antes de terminar de quitarle la camisa por completo.

—¿Por qué estás hablando tanto del gato cuando puedes ocupar tu boca en otra cosa más interesante? —bajó la mirada al piso antes de empezar a quitarse el pantalón y agarrar su miembro ya endurecido por encima de los boxers—. Creo que me gustas más cuando tienes esa boca ocupada.

—A mí me gusta más hablar del gato, pero tú me lo quieres impedir —dije antes de alejarme unos pasos.

Lizar se veía muy sexy con el torso descubierto, los pantalones en sus tobillos y su mano perezosa acariciando su pene.

—Pongamos eso a prueba, ponte de rodillas para mí y quiero que después me digas qué te gusta más, si hablar del gato o chupármela.

—¿Y si no quiero?

Se deshizo de sus pantalones y luego se acercó a mí, hasta que solo unos pocos centímetros nos separaban. Podía sentir el calor que emanaba su cuerpo y su olor embriagaba mis sentidos de la manera más exquisita.

—Claro que quieres, Amet —susurró en mi oído—. Sé lo que te gusta, y estoy completamente seguro de que amas tenerme en tu boca —depositó un beso en mi cuello, justo donde se podía ver cómo mi pulso estaba acelerado y luego se alejó nuevamente. —Híncate para mí, Amet.

Mis rodillas se doblan acatando su orden, aún cuando yo me oponía. En cuestión de segundos estaba en el piso sentado sobre mis talones con la piel vibrando y mi pene dolorosamente duro entre mis pantalones. Cada vez que me muevo, la tela roza mi sensible piel, lastimándola y a su vez llenándome de placer.

Mi boca salivaba incontrolable y los latidos de mi corazón eran cada vez más erráticos. Lizar me miraba desde arriba con las pupilas dilatadas y un claro deseo pintado en sus ojos.

Acortaba la distancia entre nosotros, incliné más la cabeza para poder mirarlo a los ojos mientras se aproximaba, en poco tiempo estuvo delante de mí con su miembro robando toda mi atención.

—Sabes, acabo de recordar algo —una de sus manos acariciaba mi barbilla—. Hace un tiempo te prometí que te iba a follar hasta que solo pudieras gemir mi nombre. Si ibas con tu amigo —lamió su labio inferior. —Creo que nunca cumplí esa promesa, no verdaderamente, Amet.

—¿La vas a cumplir esta noche? —pregunté en un susurro con la voz ronca, rasposa.

No respondió, simplemente golpeó mi mejilla con su pene.

—Come, hace poco dijiste que tenías hambre, es hora de que te alimentes, cariño.

Incliné un poco la cabeza y lamí el glande. Lizar dejó escapar un suspiro entrecortado inspirándome a seguir y a su vez quitó la mano de donde agarraba firme su miembro. Deslicé mi lengua a lo largo de toda la longitud, robándole un gemido bajo. Llevo mi lengua abierta hasta la cabeza y una vez allí jugueteo un poco.

—Hoy no voy a dejar que juegues conmigo, Amet, así que abre bien la boca porque la voy a follar.

Hago lo que dice y casi de inmediato siento como entró de una estocada y golpeó mi garganta, controlé las arcadas y relajé la mandíbula. Gemí ante la intromisión justo cuando una de sus manos llegó a mi cabeza. Mis ojos picaban e intentaba respirar por la nariz mientras su polla arremetía en mi garganta. Gruñidos descontrolados salían desde lo más profundo de su pecho.

Sus dedos clavados en mi cráneo mantenía mi cabeza quieta mientras yo recibía toda su longitud, mi piel vibraba cada vez que él hacía algún sonido excitándome al punto en el que sentía que mi miembro iba a estallar.

—Eso es, cariño, amo como me recibes y me mojas para después recibirme en tu otro agujero.

Chupé en respuesta, sus caderas aumentaron la velocidad de sus estocadas.

Debí demostrarle que él estaba equivocado y que no me gustaba que utilice mi boca, pero sería un mentiroso, porque amaba causarle placer, a tal nivel que estaba a punto de venirme y ni siquiera me había tocado.

Me agarré a uno de sus muslos y con la otra desesperado desabroché mi pantalón y liberé mi pene de su tortura. Empecé a masturbarme buscando mi propia liberación mientras sentía como los músculos de Lizar se tensaban y su respiración se tornó ruidosa, anunciando su orgasmo.

Un cosquilleo recorrió mis terminaciones nerviosas y se concentró en mi vientre, con cada movimiento de mi mano y gemido de Lizar, la sensación se intensificó.  Mi respiración se aceleró aún más de lo que estaba, mi cuerpo se tensó y mis testículos se contrajeron.

—Joder, Amet, me voy a —su semen explotó en mi boca antes de que terminara de hablar. Al mismo tiempo, mi propia liberación mojó mis manos y ensució el piso.

El líquido caliente bajó por mi garganta y llenó mi cavidad, una vez que Lizar se retiró tragé con diligencia.

Me tendió la mano y me ayudó a levantarme, mis rodillas estaban temblorosas y adoloridas gracias a la no tan cómoda posición en la que me encontraba.

Tomó mi barbilla y con su dedo pulgar eliminó todo rastro que quedaba en la comisura de mis labios de su esencia.

—Dime, Amet ¿Todavía prefieres hablar del gato? —preguntó tras un largo silencio en el que solo estábamos de pie mirándonos a los ojos.

—Sí, creo que sí —contesté.

—Entiendo. Por suerte tengo todo el día para convencerte de lo contrario —murmuró seductor cerca de mi oído.

—Suerte en eso.

Con sus hábiles manos eliminó toda la ropa que se obstruía entre su piel y la mía y luego se alejó unos pasos para contemplarme desnudo en medio de su habitación. Aproveché para mirarlo yo también, su cabello estaba despeinado dándole un aire aún más sensual y seductor a los rasgos de su rostro, una capa de sudor brillaba en su pecho, una gota rodó por su abdomen hasta perderse en su pelvis, donde un poco más abajo podía ver una semi erección.

—¿Alguna vez te he dicho lo mucho que me encantas? —su pregunta me hizo apartar la mirada y volver a sus ojos—. Si no es así, déjame decirte que me encantas, joder. Me fascinas, Amet —empezó a caminar en mi dirección —y no sé qué hacer con eso.

—Tú también me encantas —murmuré cuando él llegó hasta donde yo estaba.

Sus labios reclamaron los míos en el beso más arrollador que me habia dado. Metió su lengua en mi boca y me devoró como nunca lo había hecho.

Enterró una de sus manos en mi cabello y mantuvo mi cabeza quieta mientras me hacía papilla, me empujó invitándome a caminar hasta que choqué con la cama. Allí me acostó sin mucha delicadeza y siguió con su labor de convertirme en nada.

Gimoteé cuando mordisqueó mi labio inferior antes de soltarlo y bajar a mi cuello. Chupó la piel de una manera tan dolorosa y placentera que estaba seguro de que había dejado marcas que tardarían días en eliminarse.

Lamió la sensible piel antes de enderezarse. Llevó dos de sus dos dedos a mi boca que se abrió para recibirlos. Chupé sus dedos como si fuese su miembro, no despegué mi mirada de la suya en ningún momento, ni siquiera cuando me penetró con los dedos que había tenido en mi boca, ni cuando él placer me recorrió y mis párpados se querían cerrar por sí solos.

Y mucho menos cuando los sustituyó por su pene y me embistió con fuerza, sacando de mi garganta gritos que podrían desgarrarla.

—Joder, me siento en el maldito cielo cuando estoy dentro de ti —dijo entre gruñidos.

—Más —fue mi única respuesta.

Sus embestidas aumentaron la velocidad y mis gritos se volvieron aún más ruidosos. En el lugar reinaban nuestros gemidos y el sonido de nuestra piel chocando sin cesar.

Eliminé por completo cualquier tipo de pensamiento lógico cuando me folló como un poseso y luego usó mi cuerpo para llenarlo de semen y cansarlo hasta el desmayo.

—Me vas a tener que perdonar —dijo horas después—. Pero el estuche con tus libros cayó al suelo y no sé si sobrevivieron.

──────── ✧ ──────────

Holaaaaa, amores

Pasen por la nueva sinopsis que cambié hoy y díganme que tal.

Pueden encontrar  adelantos e informaciones relevantes de este libro en mi Instagram. Estoy como @laravers_