04: that hurts
──¿Qué juegas?
──Red Dead Redemption.
Sana tembló al recordar el salvaje viejo oeste. Armas, la guerra de secesión, caballos. Caballos. Los animales, temía a los animales. Podría no tenerle miedo a nada porque todo lo había visto, y ella era una vampira, de la más longeva, pero siempre le temería a los animales.
──¿Cuál?
──Me acabo de comprar el segundo ──una bolsa de frituras que era sostenida por sus pechos, una botella de dos litros de Coca Cola y ese pastel de chocolate relleno de chocolate que les hizo la mamá de la azabache, y unas ojeras de muerte.
──¿Y cuántas veces lo llevas jugando?
──Es la tercera vez.
──¿Cuántas veces dormiste entre esas partidas? ──toma las frituras del pecho de la menor y comienza a comer, cruzando sus piernas mientras se sentaba a su lado.
──¿Dormir? Pfff, aquí no existe el dormir ──Sana torció sus ojos mientras veia a la menor buscar cosas en el celular y después marcar puntos en el mapa del juego, viciada.
Tomó la botella de Coca Cola, la bebió, y luego comenzó a observar a la menor jugar tan concentrada. Se veía tan concentrada, que no se inmutaria de nada. Comenzó a pellizcar sus piernas, su brazo, y su cuello. No se daría cuenta de que la mordió, succionó su sangre y la convertiría inmortal. Sonrió.
De manera discreta se acurrucó en el pecho de la menor, que levantó su brazo para abrazarla y al mismo tiempo seguir jugando, y comenzó a buscar el cuello de la menor, escuchándola reír. Iba a morder ese apetitoso cuello, hasta que sintió unos brazos aferrarse a su cintura, y después sintió que se sentó en el regazo de la azabache, observó una sonrisa.
──¿Te gusto o qué?
──¿Y qué si es así? ──la sonrisa altanera que tenía fue desapareciendo al mismo tiempo que esas manos en su cintura fueron repartiendo suaves caricias ahí mismo.
──Oh... no sé... ¿Deberíamos comenzar a salir?
──Espera, ¿Yo te gusto?
Tzuyu dejó de mirarla para comenzar a evitarla, haciendo muecas, y luego la miró a los ojos.
──Sí... ¿Es raro?
──No, no, cariño... No es raro, ¿Por qué seria? ──la menor elevó levemente sus caderas, moviendo a Sana, haciéndola sonrojar. Esa leve fricción entre ellas dos. No le había puesto el ojo a la azabache más que para beber sus sangre, pero el sentir esas manos en su cadera, el ver a la menor de cerca, sintió algo diferente.
──A mi mamá le molesta que desde hace tiempo me he sentido de esta forma, por mis amigas, actrices, etc, ella cree que soy hetero aún sabiendo lo de...
──Lamento decirte esto, pero tu mamá apesta ──manos viajando, hasta bajar en sus hombros, acariciándolos ──. ¿A ella qué? Mientras tú seas feliz, no le debes nada a ella.
──Ella me crió, me dio de comer, me dió...
──Necesidades básicas, no le debes nada si ella te hizo sentir incómoda toda tu vida ──caricias en su mejilla, que hicieron a Tzuyu sonreír. Un leve puño impactó en el hombro de Sana, y devolvió ese golpe.
Sabía el significado del golpe, un golpe de coqueteo. Sonrió, dando un pequeño manotazo, y después la mayor la tumbó en el sillón, dando leves puñetazos en su estómago y vientre, haciéndola reír levemente. Oh oh...
Ahí recordó que la castaña no sabía de su condición y eso que estuvo a dos segundos de decírselo. Con sus manos intentó subir esos golpes, hasta que por accidente ese puño bajó a su cadera. No.
──Me dolerá hasta el clítoris.
──No, no, no... Sana por favor, por tu madre, por tu abuela, por lo que más quieras...
Verla alzar su puño, sonreír mientras mordía su labio inferior, y después el golpe impactó en sus bajos, activando todo tipo de señal de dolor en ella. Sintió que hasta sus bolas se cayeron de tal impacto, y sintió que dejó de respirar.
──¡Hija, nieta, prima, sobrina, cuñada, amiga e hija de puta! ──sus manos bajaron hasta la zona afectada, y gritó, llamando la atención de la otra.
──¡No insultes a mi madre! ──condesa del creciente imperio Romano. Sana volvió a golpear donde mismo a la otra, haciéndola volver a gritar.
──¡No me pegues ahí!
──¡No sabía que eras tan sensible del clitoris!
──¡Yo no tengo vagina, yo tengo pene! ──la vampira la miró a los ojos, sorprendida.
──¿Eres...trapito?
──Soy intersexual, carajo ──Sana corrió por algo frío como hielo, pero solo encontró una cerveza que llevaba en el refrigerador un mes.
Caminó a paso apresurado a ella, acercando la lata a la zona de la menor, que apresurada la aceptó.
──¿Puedo preguntarte algo? ──la azabache aceptó, chillando, y luego Sana relamió sus labios.
──¿Cuánto te mide?
──No sé, ¿15 centímetros? ──Sana discretamente quitó el pantalón de la menor, y palpó de igual manera. 15 centímetros era considerablemente grande, pero eso no se sentían 15 centímetros.
──¿Segura? ──volvió a palpar, entrecerrando sus ojos de nuevo ── Iré por una regla, necesito saber.
──No, no necesitas.
──Vamos a salir, Tzuyu, tengo que saber cuánto le mide a mi pretendiente. ──La menor se sonrojó al escuchar sus palabras, y en cuanto se dió cuenta, subió su pantalón, todavía sonrojada.
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