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𝘁𝘄𝗼. take her away, take care of her

002. ┊໒ ⸼ | 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗪𝗢 | 🐝•˖*

❛ 𝖳𝖺𝗄𝖾 𝗁𝖾𝗋 𝖺𝗐𝖺𝗒, 𝗍𝖺𝗄𝖾 𝖼𝖺𝗋𝖾 𝗈𝖿 𝗁𝖾𝗋 ❜

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Después de la visita de Calix aquella noche, no hubo nada interesante en la vida de Navier, de hecho, todo había sido muy tranquilo, y de alguna manera le gustaba la paz que le ofrecieron sus abuelos. Aunque ella supone que no es por voluntad propia, "esta paz" se debía a las constantes reuniones a las que asistía el matrimonio Von Stein.

Sin embargo, a pesar de todo, ya había llegado el primero de septiembre. Navier se encontraba caminando muy recta, con ambas manos detrás. Llevaba puesta una falda negra acompañada de medias del mismo color, además de unas botas con algunos centímetros de tacón (pedido de su abuela); arriba tenía un suéter de cuello de tortuga blanco y para abrigarse una chaqueta que solo se había puesto porque fue un regalo de su tía Narcissa.

Sus abuelos nunca la acompañaban al tren, ni su primer día de clases a los once años. Calix nunca podía por su trabajo, y en caso que estuviera libre, tendría que enfrentarse a una discusión con sus padres, que indirectamente terminaría en problemas para Navier, aunque Calix siempre estuvo ahí, incluso entre las sombras.

Los Malfoy por su lado la acompañaban. Lucius lo hacía por agradar a los Von Stein, y Narcissa porque compartía lazos de sangre con Navier.

─ Es agradable saber que no se te pegaron las costumbres de la gente corriente ─soltó Lucius, mirando con desprecio a los Weasley, que subían al tren. El hombre sabía que Navier tenía amigos cuestionables, sin embargo, ella seguía comportándose como una señorita con clase y modales (al menos frente a él).

Cuando el tren dió su último aviso, los esposos Malfoy se despidieron de ambos jóvenes.

─ Draco, cariño, ayuda a tu prima con su equipaje, sé un caballero. ─pidió Narcissa, plantando un beso en la frente de su sobrina.

─ Sí, primo, sé un caballero. ─Navier se burló, sonriendo con más intensidad cuando vio al rubio resoplar. Era lo mismo todos los años.

El menor de los Malfoy a regañadientes tomó el baúl de su prima y el suyo propio, avanzando hacia el tren, esperando a que sus padres se fueran, o al menos no pudieran verlo.

─ Gracias, todo un caballerito. ─seguía burlándose ella, rogando que los amigos de Draco vinieran para que también se burlen de esto.

Draco Malfoy empujo el baúl hacia Navier, para que se las arreglase por su cuenta, y luego desapareció entre los pasillos.

Ella tiró de sus cosas, mientras hacía que mechas negras aparecieran en su cabello, además que este se volviera más corto ahora que no estaba bajo el dominio de sus abuelos.

─ ¡Navier! ─escucho a alguien llamar.

La chica abandonó sus cosas y giró sobre sus talones, corriendo hacia los brazos de Hermione (que era quien llamó). Navier apenas llegó a estar cerca de la castaña; se lanzó a sus brazos como si su vida dependiera de ello.

El abrazo duró más tiempo que uno habitual, porque no estar comunicadas durante vacaciones era un total martirio.

─ ¿Ella sabrá que existimos?

─ ¿Acaso recuerda nuestros nombres?

─ Hombres ─soltó Hermione ante los comentarios de sus dos amigos ─, siempre tan dramáticos.

─ Bien ─rodó los ojos, como si eso le molestara, aunque en verdad era que adoraba a Harry y Ron ─. Los saludaré para que no lloren.

Unió a sus dos amigos en un gran abrazo. Una vez terminó el gesto, hizo un puchero y miró su baúl, esperando que sus amigos tuvieran piedad de ella como cada año.

─ Lo haremos ─acepto Ron, tomando el baúl de Navier ─, ¿qué llevas aquí? ¿Piedras?

─ Mi abuela compró mucha ropa y libros. ─se encogió de hombros, al ver que su amigo sí veía lo pesado de sus cosas.

─ Bien, no importa ─Harry comentó ─. Necesito hablar con ustedes tres, es algo muy importante.

Harry, Ron, Hermione y Navier fueron al pasillo en busca de un compartimiento vacío, pero todos estaban llenos, a salvo de uno que se encontraba justo al final de todo.

En éste sólo había un ocupante: un hombre que estaba sentado al lado de la ventana y profundamente dormido. Harry, Ron, Hermione y Navier se detuvieron ante la puerta. El expreso de Hogwarts estaba reservado para estudiantes y nunca habían visto a un adulto en él, salvo la bruja que llevaba el carrito de la comida.

El hombre llevaba una túnica muy vieja y remendada. Parecía estar enfermo y exhausto. Aunque joven, su pelo castaño claro estaba veteado de gris.

─ ¿Quién será? ─susurró Ron en el momento en que se sentaban y cerraban la puerta, eligiendo los asientos más alejados de la ventana.

─ El profesor R. J. Lupin. ─susurró Hermione de inmediato, y el simple hecho de escuchar aquel nombre hizo a Navier fruncir el ceño. No estaba segura si lo escuchó en algún lado, pero se le hacía conocido.

─ ¿Cómo lo sabes? ─se preguntó Ron.

Navier señaló el equipaje del hombre. ─ No debes ser muy listo para verlo.

─ Me pregunto qué enseñará. ─dijo Ron frunciendo el entrecejo y mirando el pálido perfil del profesor Lupin.

─ Harry, dale tus lentes a Ron. ─se burló la rubia.

─ No todos pensamos a tu velocidad. Solo Hermione puede hacerlo.

─ Ron, es obvio que solo hay una vacante libre: Defensa Contra las Artes Oscuras.

─ ¿Creen que la profecía se cumpla esta vez? ─comentó Black.

─ Bueno, espero que no sea como los anteriores ─dijo Ron no muy convencido ─. No parece capaz de sobrevivir a un maleficio hecho como Dios manda. Pero bueno, ¿qué nos ibas a contar?

Harry explicó la conversación entre los padres de Ron y las advertencias que el señor Weasley acababa de hacerle. Cuando terminó, Ron parecía atónito y Hermione se tapaba la boca con las manos. Las apartó para decir:

─ ¿Sirius Black escapó para ir detrás de ti? ¡Ah, Harry, tendrás que tener muchísimo cuidado! No vayas en busca de problemas...

─ Yo no busco problemas ─respondió Harry, molesto ─. Los problemas normalmente me encuentran a mí.

Navier no había añadido nada a la conversación, y estaba muy quieta, lo cual era completamente extraño para todos. Ella siempre suele ser la hiperactiva del cuarteto; es por eso que con Hermione hacen una gran pareja de amigas. Una extremadamente tranquila, otra extremadamente energética.

─ Lo siento ─murmuró Harry ─. Es tu...papá.

Ella negó: ─ No es mi padre. Él no me crió, y aunque no considero a mis abuelos como padres, habrá una gran lista de hombres que consideraría figuras paternas antes de poner a Sirius Black.

Navier siempre creció con un odio hacia Sirius (al menos así se percibía). Es decir, él había asesinado a su madre, había entregado a los Potter y mató a esos muggles... No podía ser una buena persona, no podía ser su padre. Además, para ella Sirius solo era el causante de todos sus problemas en casa.

Suspiro ─ ¿Saben cómo escapó el señor ese?

Ron continuó con la conversación, sabiendo que Navier no quería hablar más de Sirius como su padre ─. Nadie lo sabe. Es el primero. Y estaba en régimen de alta seguridad.

─ Pero lo atraparán, ¿a que sí? ─dijo Hermione convencida, tratando de calmarse a sí misma y a sus amigos ─. Bueno, están buscándolo también todos los muggles...

Del baúl de Harry, pronto se escuchó un leve silbido, haciendo que Ron se ponga de pie y vaya a ver de qué se trata. Es por eso que ahora en su mano había un chivatoscopio de bolsillo, un regalo que le había hecho a Harry ese mismo verano.

─ ¿Eso es un chivatoscopio? ─preguntó Hermione con interés, levantándose para verlo mejor.

─ Sí... Pero claro, es de los más baratos ─dijo Ron ─. Se puso como loco cuando lo até a la pata de Errol para enviárselo a Harry.

─ ¿No hacías nada malo en ese momento? ─preguntó Hermione con perspicacia.

─ ¡No! Bueno..., no debía utilizar a Errol. Ya sabes que no está preparado para viajes largos. Pero ¿de qué otra manera hubiera podido hacerle llegar a Harry el regalo?

─ Vuélvelo a meter en el baúl ─le aconsejó Harry, porque su silbido les perforaba los oídos ─ o le despertará.

Señaló al profesor Lupin con la cabeza. Ron metió el chivatoscopio en un calcetín especialmente horroroso de tío Vernon, que ahogó el silbido, y luego cerró el baúl. Después de eso, las conversaciones sobre Sirius Black pasaron a ser algo del pasado; los chicos comenzaron a hablar de Hogsmeade, un pueblo cerca de Hogwarts que era ya algo icónico del lugar, los paseos organizados por el colegio y demás.

Navier estaba más preocupada por Sirius. Enterarse por Draco era una cosa, pero que Harry y sus amigos estuvieran así de preocupados, le daba mucho que pensar. Se había metido tanto en sus pensamientos que ni cuenta se dio que Hermione la estaba llamando.

─ ¿Qué? ─preguntó ella, haciendo una muequita.

─ Te preguntamos si a ti te firmaron el permiso, o tendrás que huir al igual que Harry. ─respondió Ron, al ver los signos de interrogación plasmados en la expresión de Navier.

─ Seguro sus abuelos se lo firmaron, le compran de todo, un paseo no será un problema. ─añadió Hermione.

Sus abuelos primero preguntaron si "El joven Malfoy iría". De hecho se los preguntó a los padres de Draco, y estos dijeron que le dieron permiso a su hijo. Navier estaba a un paso de obtener la firma de sus tutores... si no fuera porque esa misma tarde quedó con Theodore Nott, chico al que terminó espantando de su casa.

Error.

─ Estuvimos ajetreados con el viaje, pero creo que puedo conseguir una firma falsa. ─murmuró ella, restándole importancia ─. En el peor de los casos, me quedo con Harry.

─ Sí, porque no creo que sea buena idea que Harry salga a escondidas con Black suelto...

Navier sintió un cosquilleo extraño en su espalda cada vez que hacía alusión a Sirius Black.

─ Ya, supongo que eso es lo que dirá McGonagall cuando le pida el permiso. ─observó Harry.

─ Pero si nosotros estamos con él... Black no se atreverá a...

─ No digas tonterías, Ron ─interrumpió Hermione ─. Black ha matado un montón de gente en mitad de una calle concurrida. ¿Crees realmente que va a dejar de atacar a Harry porque estemos con él?

─ No te preocupes, Navie, nos podemos quedar en la escuela jugando algo que te guste, o no sé, leyendo ─ofreció Harry, pues la idea de quedarse con su mejor amiga no sonaba tan mal ─. Así que no es tan malo.

Colocó una de sus manos en el hombro de la rubia, dejando palmaditas en esta.

Esto hubiera sido un buen gesto, si no fuera porque Navier se estremeció, haciendo una mueca de dolor, aunque de inmediato esta se borró. La chica rogaba que nadie se diera cuenta de eso, ni que hicieran preguntas.

Hoy en la mañana hubo un castigo, gracias a la nueva noticia sobre Sirius en el diario. Sumado al último incidente de Navier con el joven Nott, recibió un castigo.

A pesar que usó magia para curarse, una pequeña cicatriz quedó, una que dolía. Se quitaría en unos días, pero por ahora el hombro lo tiene adolorido.

─ ¿Te lastime?

─ No, Harry, tranquilo. Fue Crookshanks, mira esa cara, es malvado. ─murmuró con falso miedo, cosa que hizo reír a sus amigos.

Ella siempre mantuvo su vida de casa, separada de su vida de Hogwarts. De alguna manera agradecía que Draco no contara sobre lo que ella hace en la escuela.

Entre conversaciones de vacaciones, una pelea entre las mascotas de Hermione y Ron, y una visita de Malfoy, Navier se mantuvo con la mente muy ocupada, aunque eso no duró mucho.

La lluvia arreciaba a medida que el tren avanzaba hacia el norte; las ventanillas eran ahora de un gris brillante que se oscurecía poco a poco, hasta que encendieron las luces que había a lo largo del pasillo y en el techo de los compartimentos. El tren traqueteaba, la lluvia golpeaba contra las ventanas, el viento rugía, pero el profesor Lupin seguía durmiendo.

Así que ella, para poder calmar un poco su mente, se levantó, se puso de puntillas y fue a su baúl a tomar el diario que Calix le obsequió. Tomó una pluma y se volvió a su asiento para escribir.

"Parece que las únicas noticias aquí son sobre Sirius Black".

Escribió, porque por los pasillos había escuchado hablar sobre eso. Afortunadamente, al estar entre Ron y Hermione, probablemente no se dieron cuenta de su presencia, o tendría que recibir las miradas.

"Si tienes libre, podrías pasarte por Hogwarts a firmar mi permiso, o mandar una lechuza al colegio". Quisiera ir a Hogsmeade de paseo. Dijiste que a mamá le encantaba aquella casa embrujada porque siempre iba con un amigo.

─ ¿Ahora escribes un diario? ─preguntó Ron.

─ Algo así. ─murmuró ella, aunque no pudo argumentar nada más porque sintió como el tren reducía su velocidad, lo cual era extraño.

─ Estupendo —dijo Ron, levantándose y yendo con cuidado hacia el otro lado del profesor Lupin, para ver algo fuera del tren ─. Me muero de hambre. Tengo unas ganas de que empiece el banquete...

─ No podemos haber llegado aún. ─dijo Hermione mirando el reloj.

─ Entonces, ¿por qué nos detenemos?

El tren iba cada vez más despacio. A medida que el ruido de los pistones se amortiguaba, el viento y la lluvia sonaban con más fuerza contra los cristales.

Harry, que era el que estaba más cerca de la puerta, se levantó para mirar por el pasillo. Por todo el vagón se asomaban cabezas curiosas. El tren se paró con una sacudida, y distintos golpes testimoniaron que algunos baúles se habían caído de los portaequipajes. A continuación, sin previo aviso, se apagaron todas las luces y quedaron sumidos en una oscuridad total.

─ ¿Qué sucede? ─dijo detrás de Harry la voz de Ron.

─¡Ay! ─gritó Hermione ─. ¡¡Me has pisado, Ron!

Harry volvió a tientas a su asiento.

─ ¿Habremos tenido una avería?

─ No sé... ─murmuró Navier, y se podía escuchar en su voz miedo. Ella pensaba que todo esto tenía que ver con Sirius Black. Tal vez estaba muy obsesionada con ese tema, pero prácticamente estaba en todos lados.

─ Algo pasa ahí fuera ─dijo Ron ─. Creo que está subiendo gente...

Navier palmeó el asiento, para así buscar el diario que había dejado a un lado con todo este alboroto. No veía nada, así que se ayudaba de su tacto, pero no hubo señales en aquel libro; en su lugar se encontró la mano de Harry, quien no se preocupó por el gesto; en su lugar, apretó un poco la mano de su amiga.

─ Tranquila.

─ ¡No es fácil! ─chilló, y ella no solía perder la cordura.

─ ¡Silencio! ─dijo de repente una voz ronca.

Por fin se había despertado el profesor Lupin. Harry oyó que algo se movía en el rincón que él ocupaba. Nadie dijo nada.

Se oyó un chisporroteo y una luz parpadeante iluminó el compartimento. El profesor Lupin parecía tener en la mano un puñado de llamas que le iluminaban la cansada cara gris. Pero sus ojos se mostraban cautelosos.

─ No se muevan ─dijo con la misma voz ronca, y se puso de pie, despacio, con el puñado de llamas enfrente de él. La puerta se abrió lentamente antes de que Lupin pudiera alcanzarla.

De pie, en el umbral, iluminado por las llamas que tenía Lupin en la mano, había una figura cubierta con capa y que llegaba hasta el techo. Tenía la cara completamente oculta por una capucha. Navier miró hacia abajo.

De la capa surgía una mano gris, viscosa y con pústulas. Como algo que estuviera muerto y se hubiera corrompido bajo el agua.

Y entonces aspiró larga, lenta, ruidosamente, como si quisiera succionar algo más que aire.

Un aire frío recorrió la espina de Navier. Su corazón parecía ser estrujado por aquella mano, y el frío pareció penetrar más allá de su piel. De pronto no podía ver nada.

Escuchaba cosas muy confusas, como si fueran dos escenarios completamente diferentes sucediendo en el momento. Por un lado estaba el agua, como si fuera arrastrada por criaturas hacia el fondo, y su mano parecía no estar libre; llevaba una joya en ella. Muy extraño.

Por otro lado, escuchaba un grito, una mujer. También el de un hombre, solo que de este sus voces eran un poco más claras. "Llevatela, cuidala, yo ya no importo".

─ ¡Harry! ¿Estás bien?

Gritaban Ron y Hermione, así que Navier giró a ver a su amigo, quien se encontraba en el suelo, como si se hubiera desmayado. Ella de inmediato salió de su trance y lo ayudó a levantarse. Todo esto era muy confuso.

─ ¿Te encuentras bien? ─preguntó Ron, asustado.

─ Sí ─dijo Harry, mirando rápidamente hacia la puerta. El ser encapuchado había desaparecido ─. ¿Qué ha sucedido? ¿Dónde está ese... ese ser? ¿Quién gritaba?

─ No gritaba nadie. ─respondió Ron, aún más asustado.

─ Pero he oído gritos...

Navier iba a contar lo que ella escuchó, pero al ver que nadie parecía creerle a Harry, se guardó su historia. Sus pensamientos estaban a mil por hora, y si no fuera por el profesor Lupin haciendo ruido al partir una tableta de chocolate, probablemente hubiera quedado ahí un buen rato.

─ Toma ─le dijo a Navier, entregándole un trozo especialmente grande─. Cómetelo. Te ayudará.

─ Gracias ─dijo ella, sin entender por qué le daba un dulce ─. ¿Qué era ese ser?

─ Un dementor ─respondió Lupin, repartiendo el chocolate entre los demás ─. Era uno de los dementores de Azkaban.

Todos lo miraron. El profesor Lupin arrugó el envoltorio vacío de la tableta de chocolate y se lo guardó en el bolsillo.

─ Coman ─insistió, al ver que ninguno comía del chocolate ─. Les vendrá bien. Discúlpenme, tengo que hablar con el maquinista...

Pasó por delante de Navier y desapareció por el pasillo.

─¿Seguro que estás bien, Harry? ─preguntó Hermione con preocupación, mirando al chico, y luego a Navier ─. ¿Y tu? ¡Parecías una estatua!

─ Se sintió extraño. ─se limitó a murmurar, tomando su diario (que estaba en el suelo).

"Entraron dementores al tren; se sintió raro. Pero no te preocupes, tío Calix, estoy bien, un profesor nos dio chocolate. No sé si me haga sentir mejor, pero amo el chocolate."

Hermione y Ron comenzaron a discutir sobre lo que sintieron, y como estaban particularmente tristes. Mientras, Harry se acercó a Navier, como si le fuera a contar el mayor secreto de todos los tiempos.

─ ¿Tú también escuchaste a una mujer gritando?

La rubia negó. ─ Fue... diferente.

─ ¿Me crees?

─ Si ─murmuro ─. Podemos hablar en la sala común a medianoche. Nadie nos escuchará.

Harry miró a Ron y Hermione, y entendió que era mejor conversar solo con Navier sobre este tema, ya que ella parecía entenderla. Solo asintió y dejó a su amiga seguir escribiendo en su diario.










































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

Narcissa como tía es un amor <3, al menos con Navier.

¿Les va gustando como va el fic? ¿Emocionados por algo?

▬ With love, Lucy Rhee (Potter)
palabras; 3196.








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