𝗳𝗼𝘂𝗿. fears in the wardrobe
004. ┊໒ ⸼ | 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗨𝗥 | 🐝•˖*
❛ 𝖿𝖾𝖺𝗋𝗌 𝗂𝗇 𝗍𝗁𝖾 𝗐𝖺𝗋𝖽𝗋𝗈𝖻𝖾 ❜
Navier llegaba corriendo a las afueras del castillo, reuniéndose con ellos un poco después. Se había entretenido disculpándose muchas veces con Cedric por el castigo que él había aceptado en nombre de ella, incluso a pesar de que él le había repetido que no se preocupe. De todas formas, las clases de cada uno terminaron con las charlas.
Cedric Diggory se fue a Aritmancia, y Navier a su primera clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, la cual tendría con Hagrid.
─ ¿Seguimos siendo hijos de padres divorciados? ─le preguntó Navier a Harry en un pequeño susurro, para que así ninguno de los otros dos chicos escuche ─. Felizmente hacemos de barrera.
Navier y Harry tenían un protocolo: cuando Ron y Hermione peleaban, ellos se colocaban en medio de ambos para que no se saquen los ojos, además que como de costumbre, siempre se dividían para pasar el día, y tratar que se amisten.
─ Este matrimonio se cae a pedazos. ─respondió Harry en un tono muy gracioso, aunque el momento divertido que se había formado no duró demasiado, pues se había visto interrumpido al ver delante de ellos tres espaldas que les resultaban familiares, soltando un largo suspiro cuando se dieron cuenta de que compartirán la clase con los de Slytherin.
─ Por qué la vida es tan cruel. ─soltó Navier, viendo a su primo riéndose a carcajadas mientras le contaba algo a Crabbe y Goyle.
─ Creo saber de qué hablan.
─ No les hagas caso, Harry.
Hagrid aguardaba a sus alumnos en la puerta de la cabaña. Estaba impaciente por empezar, cubierto con su abrigo de piel de topo, y con Fang, el perro jabalinero, a sus pies.
─ ¡Vamos, dense prisa! ─gritó a medida que se aproximaban sus alumnos ─ ¡Hoy tengo algo especial para ustedes! ¡¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡¡Bien, siganme!
─ Espero que su clase no sea en el bosque; ya suficientes traumas tengo.
Para sorpresa de Navier, Hagrid no los condujo al bosque prohibido; en su lugar, solo se quedó por el límite de este, llevándolos a un prado donde no había absolutamente nada.
─ ¡Acérquense todos a la cerca! ─grito ─. Asegurense de tener una buena visión. Lo primero que tiene que hacer ahora es abrir los libros.
─¿De qué modo? ─dijo la voz fría y arrastrada de Draco Malfoy.
─ Solo debes usar tu cabeza, primito. ─sonrió Navier con falsedad, sacando su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos, el cual estaba rodeado con una cuerda para que así su libro lo muerda.
La verdad es que ella no sabía cómo abrir el libro, pero le gustaba mucho molestar a Draco solo por el hecho que es... Draco.
─ ¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro? ─preguntó Hagrid, decepcionado.
La clase entera negó con la cabeza.
─ Tienen que acariciarlo ─dijo Hagrid, como si fuera lo más obvio del mundo ─. Miren...
Cogió el ejemplar de Hermione y desprendió el celo mágico que lo sujetaba. El libro intentó morderle, pero Hagrid le pasó por el lomo su enorme dedo índice, y el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en su mano.
─ ¡Qué tontos hemos sido todos! ─soltó Malfoy despectivamente ─.¡Teníamos que acariciarlo! ¿Cómo no se nos ocurrió?
─ Yo... yo pensé que les haría gracia ─le dijo Hagrid a Hermione, dubitativo.
─ ¡Ah, qué gracia nos hace...! ─dijo Malfoy ─. ¡Realmente ingenioso, ¡hacernos comprar libros que quieren comernos las manos!
─ Draco, cierra la boca, ahora. ─ordenó Navier desde su lugar.
─ Y tú igual, si sabes lo que te conviene. ─el rubio entrecerró los ojos, mirando a su prima. No dejaría que nunca le gane, al menos no frente a sus amigos.
Hagrid estaba algo triste, pues ya había empezado su clase con el pie izquierdo, cosa que entristeció a Harry, pues quería que su primera clase fuera un éxito.
─ Bien, pues ─dijo Hagrid, que parecía haber perdido el hilo ─. Así que... ya tienen los libros y... y... ahora les hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré a por ellas. Esperen un momento.
Se alejó de ellos, penetró en el bosque y se perdió de vista.
─ Dios mío, este lugar está en decadencia ─dijo Malfoy en voz alta ─.Estas clases idiotas... A mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente.
─ Lo que está en decadencia es tu cerebro ─Navier rodó los ojos ─. Además, a tu padre le da un patatus tan solo por ver un mosquito.
─ ¿Quieres ver a quien le dará un patatús...? ─preguntó Malfoy, sonriendo maliciosamente, ya que sabía perfectamente que su prima no revelaba lo que pasaba en su vida a sus amiguitos (o no estaba muy seguro de ello); de todas formas, era una carta que podía usar para su favor.
─ Cierra la boca, Malfoy. ─repitió Harry.
─ ¡Dementor, dementor!
Gritó Pansy Parkinson, colocándose la gorra de la capa junto a sus amigos, y moviendo los dedos de sus manos mientras hacían ruidos extraños.
Harry para esto había girado un poco espantado por el último incidente con aquella criatura, lo que causó burlas por parte de los chicos de Slytherin.
Navier estaba a punto de responderle algo a Malfoy, y darle una buena lección a Pansy, pero su atención fue hasta las criaturas que venían en esta dirección: una docena de ellas trotaba por el prado, tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, alas y la cabeza de un águila gigante. El pico era del color del acero y los ojos de una naranja brillante. Las garras de las patas delanteras eran de quince centímetros cada una y parecían armas mortales. Cada bestia llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena.
Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas. Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.
─ ¡Vayan para allá! ─les gritaba, sacudiendo las cadenas y forzando a las bestias a ir hacia la cerca, donde estaban los alumnos. Todos se echaron un poco hacia atrás cuando Hagrid llegó donde estaban ellos y ató los animales a la cerca ─. ¡Hipogrifos! ─gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano ─. ¿A que son hermosos?
Navier, que se había escondido detrás de Hermione al ver a las criaturas, se asomo por el hombro de su amiga para apreciarlas bien, y se dio cuenta que no había nada que temer, y tal como lo había dicho Hagrid, sí eran hermosas.
─ Lo primero que tienen que saber de los hipogrifos es que son orgullosos ─dijo Hagrid─. Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendan a ninguno, porque podría ser lo último que hagan. Tienen que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento. Es educado, ¿se dan cuenta?
Hagrid comenzó a enseñarles cómo acercarse al hipogrifo, dándoles las indicaciones necesarias para que ninguno de sus alumnos sufra daño alguno. De hecho todo era muy simple, tan solo se necesitaba un poco de valor para acercarse.
─ ¿Nadie? ─preguntó Hagrid con una voz suplicante.
La chica Black tenía ganas de participar; sin embargo, aún tenía un poco de temor, así que no tuvo mejor idea que empujar a Harry al frente, así que el chico no tuvo más remedio que avanzar y llegar a la criatura.
Para sorpresa de todos (incluso de Hagrid), el Hipogrifo aceptó que Harry lo tocara, incluso después de un par de caricias en el pico; dobló las rodillas y permitió que se montara.
─ Eso es increíble. ─murmuró Navier, encantada, viendo a Harry comenzar a ascender al cielo subido en el lomo del hipogrifo.
Tiempo después Potter volvió a tierra firme.
─ ¡Muy bien, Harry! ─gritó Hagrid, mientras lo vitoreaban todos menos Malfoy, Crabbe y Goyle ─. ¡Bueno!, ¿quién más quiere probar?
Navier había escogido uno de color negro; por alguna razón, la criatura había sido despreciada por sus demás compañeros, incluso por Hermione y Ron, que practicaban con el de color castaño.
─ ¿Te cuento un secreto? ─dijo ella en voz baja, acercando su cabeza al hipogrifo, que a pesar de que ella ya estaba unos minutos ahí, parecía que no quería que lo tocaran ─. Yo también tengo pico.
Verificó que nadie la viera en este momento, y cambió sus labios por un pico color naranja brillante. Miro al hipogrifo e hizo una mueca graciosa.
─ ¡Muy bien, Navier! ─exclamó Hagrid, acercándose.
Para esto ella ya había desvanecido su pico y se encontraba acariciando al hipogrifo, aunque su momento tranquilo y pacífico se vio interrumpido por la actitud horrible de Draco Malfoy.
─ Esto es muy fácil ─dijo Malfoy, arrastrando las sílabas y con voz lo bastante alta para que Harry lo oyera─. Tenía que ser fácil, si Potter fue capaz... ¿A que no eres peligroso? ─le dijo al hipogrifo ─. ¿Lo eres, bestia asquerosa?
Sucedió en un destello de garras de acero. Malfoy emitió un grito agudísimo, y un instante después Hagrid se esforzaba por volver a ponerle el collar a Buckbeak, que quería alcanzar a un Malfoy que yacía encogido en la hierba y con sangre en la ropa.
─ ¡Me muero! ─gritó Malfoy, mientras cundía el pánico ─. ¡Me muero, miren! ¡Me ha matado!
Cabe de decir que por unos segundos (largos segundos), Navier se preocupó genuinamente por su primo, y más cuando vio la sangre, sin embargo, no corrió hacia él, aunque ella sabía ya varios hechizos de curación avanzados que podían servir.
─ No te estás muriendo ─le dijo Hagrid, que se había puesto muy pálido ─. Que alguien me ayude, tengo que sacarlo de aquí...
Lo que sí hizo Navier, fue abrir la puerta de la cerca mientras Hagrid levantaba a Malfoy y se lo llevaba escalinata abajo, camino a la enfermería.
Los demás alumnos los seguían temblorosos y más despacio. Todos los de Slytherin echaban la culpa a Hagrid.
─ ¡Deberían despedirlo inmediatamente! ─exclamó Pansy Parkinson, con lágrimas en los ojos.
─ ¡Merlin, Pansy! ─soltó Navier, claramente enojada ─. ¡Draco fue el idiota que se pasó de listo!
─ ¿Acaso no te preocupa tu primo? ¡Oh, cierto, saliste con los genes malos de la familia!
─ No peleare contigo, Parkinson. Terminaras perdiendo, y lo sabes. ─se cruzó de brazos, despreocupandose de la situación, pues muchas veces había peleado con ella, y en la mayoría de ellas, esta batalla solo terminaba con Navier ganando la discusión, porque su contrincante ya no podía seguirle el ritmo a todos los argumentos que ella lanzaba.
Exacto, Navier no sabía quedarse callada.
Navier tiene otra debilidad: las personas.
De alguna retorcida manera tenía un vínculo extraño con Draco Malfoy; los dos habían crecido juntos, juntándose regularmente en cualquiera de las dos casas. Draco incluso había aguantado asistir a los largos recitales de ballet de Navier.
Así que ella fue a visitarlo hoy en enfermería (luego se arrepintió), pero al menos el sentimiento ese que oprimía su pecho por ignorar a Draco herido se había ido.
Ahora ella estaba sentada en el patio, con una carta en sus manos, refunfuñando y maldiciendo internamente por lo que tenía que hacer. Leía y leía la carta de pies a cabeza, en un intento de que las palabras cambiasen, pero todo seguía igual.
─ ¿Angustiada?
Una voz le hizo levantar la mirada. Se encontró con una chica alta, morena, de ojos marrones y cabello oscuro. Llevaba aún su uniforme, lo cual hacía evidente que ella era de Slytherin, aunque su actitud a primera vista se alejaba mucho de los chicos de aquella casa.
─ ¿Leiste la carta? ─preguntó Navier, escondiendo la hoja.
─ No, pero tienes la misma cara que yo pongo cuando mis padres me consideran una vaca.
─ ¿Me estás diciendo gorda?
─ No, tonta ─dijo, aunque eso no sonó a un insulto, todo lo contrario, lo dijo en un tono gracioso ─. Vaca: Nos venden como ganado al mejor postor.
La menor soltó una risilla, arrugando el escrito y escondiéndolo en el bolsillo de su chaqueta.
─ Navier Black. ─se presentó ella.
─ Jodie Garroway.
─ Oh, Garroway ─hizo una mueca, reconociendo el apellido ─. Mis abuelos comentaron que saldría con un tal Ethan Garroway, ¿tu hermano?
─ Primo lejano ─Jodie hizo una mueca de asco ─. Se come los mocos, no recomiendo.
Ambas se quedaron calladas, cada una pensando en que compartían algo a pesar que jamás se habían visto en sus vidas. ¿Los traumas hacen a los amigos? Tal vez si, tal vez no, quien sabe.
─ ¿A cuantos?
─ Creo que ya van cincuenta y un hombres que vienen a mi casa por mí a pedido de mis abuelos.
─ Tus abuelos están dementes, es decir, presentarte cincuenta futuros esposos está bien, ¿pero cincuenta y uno? Están locos.
Las dos se echaron a reír; a Navier le agrado conocer a alguien que se tomara esto con humor, porque cuando se lo dijo a Hermione (ocultando ciertos detalles), la chica comenzó a dar un sermón aburrido de casi dos horas.
─ Así que eres una serpiente diferente.
─ Y tú una fuera de su hábitat. ─respondió Jodie, señalando el escudo de su capa con la serpiente, aludiendo a que Navier debía pertenecer a Slytherin.
─ Creo que soy un buen león.
─ ¿Cómo se lo tomaron ellos?
─ ¿Cuando quede en Gryffindor? ─preguntó Navier, y la mayor asintió ─. Se pusieron como locos. Creo que aún no lo superan.
─ Bueno, fue un gusto charlar contigo... y quiero saber más detalles de ti, pero le prometí algo a alguien ─dijo Jodie de pronto, señalando a una parte del patio donde había un chico ─. Él también es una serpiente diferente, se llama Regulus, pero si algún día te acercas a él, dile Caelum, odia su primer nombre. ¡Adios!
─ ¡Adiós! ─dijo Navier, sin entender mucho lo último que ella dijo, pues lo contó muy rápido antes de irse.
La chica miró una vez más la carta.
"Discúlpate con el joven Nott y asegurate que vuelva a la casa".
¿Acaso no es mucho para una niña pequeña?
─ Ya soy grande. ─soltó ella, para sí misma, pues nadie podía escucharla.
Tienes trece años, Navier.
─ Lo siento. ─pidió Navier, justo en la entrada del salón de clases, aunque en realidad este no era el salón de Defensa contra las artes oscuras; era el salón de profesores ─. Tuve un contratiempo.
Remus Lupin levantó la mirada, encontrándose con una joven bruja, alisándose la falda del uniforme con las manos, y tratando de ocultar la tristeza que embargaba su rostro. Tal vez no sería algo obvio para cualquiera, pero aquella expresión en la mirada era de alguien que había pasado por algo recientemente. Así que se quedó observándola por unos segundos, aunque no era precisamente por la tristeza de la chica, si no porque había algo en ella que hizo click en el cerebro de Lupin. ¿Tal vez sus ojos? ¿Su forma de caminar? ¿Sus expresiones?
─ ¿Qué es un boggart, señorita...?
─ Black, Navier Black ─respondió ella ante la pregunta del profesor ─. Y un Boggart es un ser mágico cambiante; puede tomar la forma de aquello que más miedo nos da.
─ Yo no podría haber explicado mejor, señorita Black.
"Tenía que ser una Black", dijo Lupin en su mente.
Así que ella era la hija de Sirius Black y Zahar Von Stein, personas que en el pasado fueron sus amigos. En realidad Remus no odiaba a Zahar; era su amiga. En cambio con Sirius... mejor no hablar de él.
Por otro lado, la niña era muy parecida a sus padres, y tal vez si tuviera el pelo negro, sería una viva copia de ellos.
Era la primera vez que Remus veía a la niña en años. Lo último que sabía de ella fue... mejor no hablar de ese día.
─ Pase, y que esto no vuelva a ocurrir ─señaló él, mientras Navier se colocaba entre Hermione y Ron ─. El Boggart que está ahí dentro, sumido en la oscuridad, aún no ha adoptado una forma. Todavía no sabe qué es lo que más miedo le da a la persona del otro lado. Nadie sabe qué forma tiene un Boggart cuando está solo, pero cuando lo dejemos salir, se convertirá de inmediato en lo que más temamos. Esto significa ─prosiguió el profesor Lupin, optando por no hacer caso de los balbuceos de terror de Neville ─ que ya antes de empezar tenemos una enorme ventaja sobre el Boggart. ¿Sabes por qué, Harry?
Hermione había levantado la mano, y Harry solo miraba a Navier en busca de respuestas, pero la rubia se encogió de hombros, así que hizo él un intento:
─ ¿Porque somos muchos y no sabe por qué forma decidirse?
─ Exacto ─dijo el profesor Lupin. Y Hermione bajó la mano algo decepcionada ─. Siempre es mejor estar acompañado cuando uno se enfrenta a un Boggart, porque se despista. ¿En qué se debería convertir, en un cadáver decapitado o en una babosa carnívora? En cierta ocasión vi que un boggart cometía el error de querer asustar a dos personas a la vez y el muy imbécil se convirtió en media babosa. No daba ni gota de miedo. El hechizo para vencer a un Boggart es sencillo, pero requiere fuerza mental. Lo que sirve para vencer a un Boggart es la risa. Lo que tenéis que hacer es obligarle a que adopte una forma que vosotros encontréis cómica. Practicaremos el hechizo primero sin la varita. Repitan conmigo: ¡Riddíkulo!
─ ¡Riddíkulo! ─dijeron todos a la vez.
─ Bien ─dijo el profesor Lupin ─. Muy bien. Pero me temo que esto es lo más fácil. Como ven, la palabra sola no basta. Y aquí es donde entras tú,Neville.
El armario volvió a temblar. Aunque no tanto como Neville, que avanzaba como si se dirigiera a la horca.
─ Cuando el boggart salga de repente de este armario y te vea, Neville, adoptará la forma del profesor Snape ─dijo Lupin ─. Entonces alzarás la varita, así, y dirás en voz alta: ¡Riddíkulo!, concentrándote en el atuendo de tu abuela. Si todo va bien, el Boggart-profesor Snape tendrá que ponerse el sombrero, el vestido verde y el bolso grande y rojo.
Hubo una carcajada general. El armario tembló más violentamente.
─ Si a Neville le sale bien ─añadió el profesor Lupin ─, es probable que el Boggart vuelva su atención hacia cada uno de nosotros, por turno. Quiero que ahora todos dediquéis un momento a pensar en lo que más miedo os da y en cómo podríais convertirlo en algo cómico.
La sala se quedó en completo silencio. Navier ignoró lo que pasaba a su alrededor y comenzó a pensar en que era a lo que ella le temía: Primero pensó en su abuelo, específicamente en los castigos que ella imponía, como aquel castigo que ella considera que es peor que tuvo: el sótano.
Luego, su mente divaga entre su abuelo, culpandola sobre la muerte de su madre, y luego... Sirius Black. Pensaba que él era lo que ella más temía, es decir, asesinó a su madre. Y hasta donde ella sabe, Navier estuvo presente; por eso ella puede ver los Thestral, así que lo que le contaron debe ser cierto: "vio la muerte".
Se quedó pensando tanto en sus miedos, que no se dio cuenta de que la clase ya había comenzado a enfrentarse a sus respectivos boggarts, así que ella se puso en la fila, detrás de Ron, y frente a Harry.
─ ¡Riddíkulo! ─gritó Ron.
Las patas de la araña desaparecieron y el cuerpo empezó a rodar. Lavender Brown dio un grito y se apartó de su camino a toda prisa. El cuerpo de la araña fue a detenerse a los pies de Navier.
La rubia miró al frente y vió al cuerpo de la araña comenzar a tomar otra forma, y poco a poco convertirse en su abuela. La mujer Von Stein tenía la varita en mano y una expresión de enojo puro en el rostro.
La clase no entendía muy bien porque Navier temía a sus abuelos, es decir, ella tenía una vida casi de ensueño: Su familia era prestigiosa, de dinero, vestía las mejores marcas de ropa, tenía los mejores materiales, tenía fotos de viajes en diferentes países, tenía buenas notas.
Una vida perfecta.
Harry, al ver que Navier se quedó paralizada en su sitio, pensó en intervenir. Avanzó unos pasos hacia el frente, y cuando estuvo a punto de ponerse frente a la chica, el profesor Lupin avanzó rápido hacia ambos.
─ ¡Aquí! ─gritó el profesor Lupin de pronto, avanzando rápido hacia la araña.
Durante un segundo Navier y todo el salón miraron a su alrededor con los ojos bien abiertos, buscando a los abuelos Von Stein. Entonces vieron una esfera de un blanco plateado que flotaba en el aire, delante de Lupin, que dijo ¡Riddíkulo! casi con desgana.
¡Crac!
─ ¡Muy bien! ─gritó el profesor Lupin mientras la clase prorrumpía en aplausos ─. Muy bien, Neville. Todos lo han hecho muy bien. Veamos... Cinco puntos para Gryffindor por cada uno de los que se han enfrentado al boggart... Diez por Neville, porque lo hizo dos veces. Y cinco por Hermione y otros cinco por Harry.
─ Pero yo no he intervenido ─dijo Harry.
─ Ni yo ─murmuró Navier, aún desconcertada ─. Y llegue tarde, por si se le olvidó. Tal vez sea la edad y...
─ Pero Harry y tú contestaron bien mis preguntas al comienzo de la clase —─dijo Lupin sin darle importancia, e interrumpiendo a Navier ─. Muy bien, todo el mundo. Ha sido una clase estupenda. Como deberes, van a tener que leer la lección sobre los Boggart y hacerme un resumen. Me lo entregan el lunes. Eso es todo.
Los alumnos abandonaron entusiasmados la sala de profesores. Harry, sin embargo, no estaba contento; el profesor Lupin le había impedido deliberadamente que se enfrentara al Boggart. ¿Por qué? ¿Era porque había visto a Harry desmayarse en el tren y pensó que no sería capaz? ¿Había pensado que Harry se volvería a desmayar? ¿Pensó que no sería capaz de ayudar a Navier?
Por otro lado, Navier agradecía que el profesor Lupin interviniera, y esperaba que nadie hiciera preguntas sobre su Boggart.
─ Ha sido la mejor clase de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido. ¿No es verdad? ─dijo Ron, emocionado, mientras regresaban al aula para coger las mochilas.
─ Parece un profesor muy bueno ─comento Hermione ─. Pero me habría gustado haberme enfrentado al boggart yo también.
─ ¿En qué se habría convertido el boggart? ─le preguntó Ron, burlándose ─, ¿en un trabajo de clase en el que sólo te pusieran un nueve?
En ese momento, e ignorando los comentarios molestos de Ron, Hermione miró a su mejor amiga:
─ ¿Estás bien para...?
─ Si, sí, hagamoslo. ─asintió.
─ ¿No tienes la sensación de que ellas nos ocultan algo? ─preguntó Ron.
─ Tal vez su relación secreta, siempre paran muy juntas. ─se burló Harry, en un intento de divertirse a sí mismo luego de aquella clase, que aunque no fue mala, tampoco se sintió bien.
─ Venía detrás de nosotros.
Balbuceó Ron, frunciendo el entrecejo cuando vio a los lados y ya no encontró a Navier ni a Hermione.
─ Pero ahí estan. ─señaló Harry, un poco confundido.
Ambas chicas llegaron jadeando un poco mientras terminaban de atravesar el pasillo, colocándose al lado de los chicos, quienes las miraban con clara confusión.
─ ¿Cómo lo hicieron? ─interrogó Ron.
─ ¿Hacer qué? ¿Ser tan hermosas? ─preguntó Navier, acomodando algo que escondía por debajo de su túnica.
─ Hace un minuto venían justo a nuestro lado, y un instante después estaban al otro lado del pasillo.
─ ¿Que? ─Hermione parecía un poco confusa ─. Ah, sí, Navier quería preguntarle algo al profesor, pero se arrepintió.
─ Vieron, ni se dan cuenta que nos ausentamos unos minutos. No nos aprecian. ─soltó Navier, comenzando a hacer un drama falso hacia los chicos, que terminaron más confundidos que antes.
─ Nunca entenderemos a las mujeres.
─ Nunca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro