ROUND [TWELVE]
Lentamente el tiempo transcurrió para nuestros protagonistas, su situación estaba bastante estable, las carencias económicas y las dificultades parecían haber quedado atrás, especialmente para Tom, quién tenía una nueva vía de acceso fácil hacia el dinero. Cuando sentía que le hacían falta algunos billetes, iba hacia ese mugriento estacionamiento y se inscribía en un maratón de lucha, peleaba durante toda la noche y, por lo general, siempre terminaba embolsándose una buena suma de billetes. Así aligeraba sus presiones económicas y de vez en cuando, se daba uno que otro lujo.
Respecto a la escuela, no podía irles mejor a Tom y a Claire. Ambos estaban por graduarse; él cómo Administrador de empresas y Claire como profesora de canto. El señor Kwan no podía estar más orgulloso de "sus chicos", como solía llamarlos cada vez que se refería a ellos.
Tom se sentía satisfecho de lo que había logrado durante su estancia en Las Vegas; había conseguido un nuevo trabajo como auxiliar administrativo en una empresa galletera. En ese sitio podía poner en práctica sus conocimientos y adquirir mayor experiencia, además de que pagaban mejor que en el restaurante. En cuanto a Claire, ella había intentado buscar un empleo matutino, dónde ejerciera su carrera, pero por su condición, algunos preferían pasar de ella, cosa que la frustraba demasiado; pero no se daba por vencida. Ella seguía cantando en un casino con su grupo de jazz.
El señor Kwan trataba de alentar a su hija y había comenzado a mover sus influencias, principalmente para ayudarle a conseguirle un empleo y también para encontrar un donante y así poder someterla a una cirugía que le permitiera recuperar la vista. El tiempo estaba transcurriendo y el hombre temía que su hija permaneciera ciega para siempre. Pero en esas situaciones, las cosas avanzaban demasiado lentas y no podía hacer nada para acelerarlas. Finalmente pudo colocar a su hija como profesora y directora de un coro en una escuela privada.
Al señor Kwan tampoco le había ido tan mal, tenía un mejor empleo, había conseguido un préstamo para comprar una casa más amplia e incluso se había comprado un automóvil nuevo.
Esa tarde regresó a su departamento para poder compartir las nuevas noticias a cerca de una mudanza en otra zona más elegante.
-Prepara tus cosas, Claire – Dijo el hombre posando su mano en el hombro de su hija.
-¿Por qué? – Preguntó Claire un tanto extrañada por el comentario de su padre.
-¡Vamos a mudarnos, hija! – Respondió un eufórico Señor Kwan – Finalmente, después de un mes de que aprobaran el crédito para una nueva casa, podemos decir que ya tenemos una casa propia en un nuevo barrio. La ventaja de su ubicación es que está en un zona cercana a tu trabajo, hija – Dijo con orgullo.
Claire sonrió y tomó su mano con las suyas. Su rostro transmitía felicidad y emoción. Tommy los miraba en silencio, comiendo y analizando la situación. Esta vez el señor Kwan se había dirigido directamente a Claire y estuvo hablando con ella durante todo ese tiempo. ¡Era lo más lógico! Él estaba a un par de meses de graduarse y ahora tenía un trabajo más estable. Ya iba siendo hora de conseguir un departamento para él solo. Revisó sus finanzas mentalmente, tenía dinero ahorrado, lo suficiente como para buscar un sitio en esa misma zona donde estaban viviendo y....
-¿Tommy? – La voz de Claire lo sacó de sus pensamientos - ¿Estás con nosotros?
-¿Perdón? – Preguntó Thomas – No escuché lo que decías.
-Te preguntaba a cerca de la noticia que papá acaba de darnos, ¿verdad que es genial? – Respondió la chica.
-Por supuesto – Sonrió Tom – Me parecen muy buenas noticias y creo que también ya va siendo el momento de que yo me mude a un departamento y comience a vivir solo.
-Pero... ¿por qué? – Le preguntó Claire visiblemente decepcionada – Yo creí que....
-Estuve pensando y supongo que es momento de que yo me independice – Suspiró Tom.
-Yo me sentiría mejor si te quedaras con nosotros – Intervino el señor Kwan – Me parece perfecto que busques tu independencia, pero no me gustaría que estuvieras solo.
-Podré arreglármelas – Sonrió Tom – De eso no se preocupe.
-Es mejor que te mudes con nosotros – Insistió el señor Kwan – Adquirí la casa pensando en los tres, ¡ahora sí cada quién tendrá su habitación! – Exclamó y sonrió – Ya no tendrás que dormir en un sofá – Dijo y guardó silencio mientras miraba a Tom – Por favor, hijo – Continuó el hombre – Quiero tener a mis chicos a mi lado.
Tom sintió la mano de Claire sobre la suya, apretándola con fuerza. El rostro de Claire tenía una expresión de tristeza y súplica. También miró el rostro del señor Kwan, en él también se transmitía la tristeza, no le había agradado la idea de que Tommy se mudara y se alejara de ellos. De hecho, a él tampoco le agradaba la idea de estar por su cuenta, ¡se había acostumbrado a ellos! El chico sonrió y dejó escapar un suspiro.
-¡De acuerdo! – Dijo Tom por fin – Me mudaré con ustedes.
Los rostros de Claire y el señor Kwan se iluminaron al escuchar la respuesta de Tom. La chica gritó emocionada y se arrojó a sus brazos para besarlo con dulzura. Debían comenzar a preparar su mudanza.
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La jornada laboral de Tom había llegado a su fin. Miró el móvil y supo que apenas tenía tiempo para reunirse con Timmy en el estacionamiento. Era una suerte que ambos hubieran encontrado empleo en el mismo sitio, aunque en diferentes áreas. Tim tenía un puesto en el departamento de Recursos humanos, mientras que él era el asistente del gerente. Caminó de prisa entre los autos y pudo distinguir el de su amigo, corrió veloz hasta detenerse junto al vehículo.
-¡Hola Hardy! – Sonrió Tim - ¿Estás listo?
-¡Seguro! – Respondió Tom – Más que listo... tengo ganas de patear algunos traseros.
Timothy se carcajeó y, una vez que Thomas se acomodó en el asiento, puso en marcha el vehículo y salió del edificio, conduciendo entre el apretado tráfico de la ciudad para dirigirse al estacionamiento dónde acostumbraban pelear los fines de semana.
-¿Le dijiste a Claire que pelearías hoy? – Le preguntó Tim antes de llegar.
-Sí – Respondió Tom con tranquilidad – Le dije que necesitaba el dinero para poder comprarme un auto y ya no depender de ti.
-A mi no me molesta llevarte – Se rió Timothy – Pero haces bien, de vez en cuando necesitas salir con Claire y yo haría mal tercio... Por cierto – Añadió antes de que Tom pudiera responderle - ¿Cuándo te vas a casar con ella?
-¿Casarme con Claire? – Preguntó Tom con sorpresa - ¡Nunca hemos hablado de matrimonio! – Exclamó y comenzó a reír a carcajadas – Pero ahora que lo preguntas, supongo que será en un par de años, ¡no lo sé! Necesito tener un patrimonio, como una casa, un buen auto y mucho dinero en el banco, creo.
-¡Tienes razón! – Dijo Tim – Sólo recuerda que si te casas con Claire, ¡yo quiero ser el padrino!
-¡Cuenta con ello! – Respondió Tom y se rió.
Tim también rió a carcajadas y continuó conduciendo, deteniéndose frente al sitio dónde se llevaban a cabo esas peleas. El lugar ya estaba al tope, a pesar de ser bastante temprano. Tim sabía el porqué; cada vez que sabían que su compañero pelearía, montones de espectadores llegaban al lugar. Tommy era ya una especie de celebridad, y la gente lo respetaba y admiraba. Tenía técnica y mucha fuerza, a veces Timmy se sorprendía de las habilidades de su amigo y así como los demás, él también lo respetaba y admiraba.
Tom bajó del auto y tomó su mochila y la de su amigo que estaban en el asiento trasero. Tim cerró bien la puerta y juntos caminaron hasta la entrada del estacionamiento. Varias personas, al verlos llegar, comenzaron a gritar y a saludar a Hardy, que caminaba muy serio, abriéndose paso entre la multitud. No entendía ese alboroto, ¡todo era tan ridículo! Cualquiera podía darse cuenta de las irregularidades de esas peleas clandestinas y de toda la porquería que se encontraba detrás. Suspiró y miró con incredulidad a una pelirroja que le sonreía y le pedía un autógrafo.
-¡Deberías salir esta noche conmigo, Tommy! – Dijo la mujer acariciando su brazo – Me gustaría presentarte a una amiga – exclamó mientras señalaba a una rubia de senos grandes que sonreía – Quizá podamos divertirnos juntos los tres.
Tom no dijo nada, firmó el papel y se alejó siguiendo a Timmy para entrar a los vestidores y prepararse. Esa noche pelearía para mantener su título de invicto y, según le habían dicho, estaría presente un ex campeón veterano entre la multitud. Tom no sabía de quién podía tratarse, pero estaba seguro de que sólo eran cuentos para atraer más a las masas. Se preparó y salió junto a su amigo para observar las primeras peleas de esa noche, después seguiría su compañero y más tarde él contra un par de tipos. Se relajó y siguió observando la lucha, mientras que a lo lejos, un hombre hablaba con el organizador, quién señalaba a Tommy y le susurraba algo a ese tipo.
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Tommy y los Kwan se mudaron un mes antes de la graduación de los chicos. La casa era de una planta y estaba bastante amplia. Tommy observó complacido su habitación llena de afiches y de libros, con vista hacia un jardín. Suspiró y se dejó caer en la cama, ¡estaba bastante cansado! No supo cuanto durmió, pero se despertó sobresaltado al sentir un cuerpo junto al suyo. Abrió los ojos y se dio cuenta que aún estaba oscuro, habían cerrado las cortinas de su habitación y también la ventana. Su mano se deslizó por la espalda desnuda de Claire y se detuvo sobre la suavidad de su trasero. Sonrió y se dio la vuelta para envolverla entre sus brazos. Ella susurró algo y se acurrucó contra su pecho y se lo besó.
-Tienes más músculos – Le dijo con la voz cargada de sueño – Tu cuerpo es más grande y... ¡te estás dejando la barba! – Rió cuando su mano se deslizó por su rostro.
-He estado haciendo más ejercicio y quiero cambiar mi apariencia de niño bueno a hombre rudo – Exclamó Tom en tono de broma.
-Me gusta – Gimió la joven colocándose sobre él – Me encantan los chicos malos.
-Y a mí las niñas buenas me enloquecen – Jadeó él posando las manos sobre los senos de Claire.
Ella se inclinó para besarlo apasionadamente, mientras Tom acariciaba la húmeda feminidad de la joven que tiritó cuando él introdujo un dedo dentro de ella. El beso entre ambos se hizo más profundo y ardiente, cuando la luz del pasillo se coló dentro de la habitación de Tom.
-¡Tu padre! – Susurró el chico y Claire se separó con violencia, escuchando los pasos de su padre por el pasillo.
-¿A qué diablos se levantó? – Preguntó Claire con molestia.
-Creo que va rumbo a la cocina – Comentó Tom – Será mejor que regreses a tu habitación, nena – Exclamó el hombre con resignación.
-¡No lo haré! – Protestó la joven – Aquí voy a quedarme. Tengo frío y quiero estar contigo – Susurró y se acomodó en las almohadas, abrazando al chico - ¡Buenas noches, mi cielo!
-Buenas noches, princesa – Le respondió Tommy y besó su frente mientras cerraba los ojos.
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Hacía un par de meses que Tommy se había graduado. Continuaba trabajando en la empresa de galletas y peleaba al menos una vez al mes. ¡Pronto se compraría su auto! Ya había visitado algunas agencias y, revisando los créditos, se había topado con un modelo modesto y que de adaptaba a sus necesidades. No era un auto de lujo, pero estaba nuevo y podía pagarlo sin ningún problema. Ya se veía en ese auto, conduciendo hasta su trabajo o llevando a pasear a Claire.
Tom regresaba del trabajo, había pasado a recoger a Claire, ya que más tarde, ambos saldrían a cenar. Al entrar a la casa, casi chocan con el señor Kwan, que al parecer, iba atrasado.
-¡Ya es muy tarde! – Murmuró el hombre - ¡Voy a llegar tarde a mi cita! – Se quejó mientras besaba a Claire en la mejilla y estrechaba la mano de Tommy.
-¿Cita? – Preguntó la chica.
-¡Sí! Una reunión con mis amigos profesores – Exclamó el señor Kwan - ¡Ustedes diviértanse y no se excedan! – Comentó antes de salir de la casa - ¡Llegaré tarde! Recuerden que los quiero – Dijo y los abrazó con fuerza.
El hombre dejó la casa y subió a su auto para conducir a toda velocidad y no llegar tarde a su cita. Tommy y Claire sonrieron y ambos se prepararon para su cita de esa noche. Según Tom, sería algo especial, incluso había reservado un lugar en un elegante restaurante.
Mientras los chicos cenaban y reían. Tommy recibió una llamada, Claire le apretó el brazo en señal de reproche, pues se suponía que había apagado el móvil para que nadie los interrumpiera. A pesar de que se trataba de un número desconocido, Thomas presintió que se trataba de algo importante.
-Lo siento, linda – Murmuró – Pero debo contestar.
Claire suspiró y asintió, al tiempo que él tomaba la llamada.
-¿Diga? – Preguntó Tom.
-¿El señor Thomas Hardy? – Preguntó una voz del otro lado de la línea.
-El habla, ¿qué sucede? – Respondió - ¿Quién llama?
-Hablamos del Hospital General – Respondió el hombre – Soy el doctor Dorety, George Dorety – Murmuró – ¿Es usted familiar del señor Heng Kwan?
Al escuchar esa respuesta, el cuerpo de Thomas se tensó y sintió cómo la sangre abandonaba su cuerpo. Intentó tener un pensamiento positivo y guardar la compostura para no alarmar a Claire.
-Sí, soy familiar del señor Kwan, ¿qué sucede con él? – Preguntó el chico mirando a Claire que se había puesto de pie y se aferraba a su hombro.
-¿Qué pasa con mi papá, Tommy? – Preguntó la chica, pero Tom no le respondió.
-El señor Kwan tuvo un accidente – Continuó hablando el doctor Dorety – Llegó aquí hace unos minutos y de inmediato fue trasladado al quirófano para una cirugía de emergencia. Llegó en estado crítico y, al revisar sus pertenencias, aparecía su número telefónico para cualquier emergencia.
-¿En qué hospital dijo que se encuentra? – Preguntó de nuevo Tom mientras los dedos de Claire se aferraban con más fuerza a su hombro.
-En el General – Dijo el médico – Se encuentra en el centro de la ciudad, a un costado de...
-Sé dónde está – Lo interrumpió Tom y sujetó a Claire del brazo - ¡Vamos inmediatamente para allá! Muchas gracias por la información.
Tom se puso de pie, mientras miraba el rostro de la joven, el cual reflejaba la desesperación y el deseo de saber que sucedía. Tom dejó un puñado de billetes sobre su mesa y caminó rumbo a la salida, llevando a Claire tras de sí. La chica tropezaba y se quejaba, pero trataba de seguirle el paso.
-¿Qué pasó con mi papá? – Lo cuestionó - ¿No me lo vas a decir?
Tom se detuvo y ella chocó con él, mientras lo escuchaba jalar el aire.
-Tu padre tuvo un accidente – Respondió - Se encuentra grave en el hospital. Me llamó un médico, supongo que fue él quien lo recibió. ¡No sé!
Claire comenzó a llorar, no dijo nada, sólo se puso pálida y llevo sus manos a la boca para hogar un grito. Tom la estrechó entre sus brazos y esperó un taxi, abordaron uno que se detuvo frente al restaurante y él le dio instrucciones al taxista que, al darse cuenta que se trataba de una emergencia, condujo a toda marcha por las calles del centro de Las Vegas.
Claire y Tom bajaron del taxi y corrieron por los pasillos del lugar, hasta detenerse en la recepción. No había nadie por ahí que le pudiera dar información, a pesar de que estaba atestado de personas. Tom le pidió a Claire que esperara sentada en un sillón y él iría a buscar a ese tal doctor Dorety. Claire asintió y le apretó las manos al chico.
-¡Date prisa! – Le dijo y Tom salió corriendo a buscar al médico.
Corrió, revisando varios pasillos, hasta que se detuvo junto a un enfermero que empujaba la silla de ruedas de una anciana.
-Disculpe – Le dijo - ¿Dónde podría encontrar al Doctor Dorety?
-Pregunte en recepción – Fue las respuesta del enfermero y se alejó.
Tom maldijo entre dientes y regresó sus pasos hasta la recepción. Ahí se encontraba una mujer que llamaba a un médico. Cuando se desocupó, Tom la abordó de inmediato.
-Disculpe, ¿podría decirme dónde se encuentra el Doctor George Dorety? – Preguntó con nerviosismo.
La mujer no respondió, tomó el micrófono y voceó un par de veces al médico y continuó con su labor. Tom se quedó de pie, mirando hacia todas partes, cuando un hombre afroamericano de bata blanca se acercó hasta dónde estaba la recepcionista.
-Doctor Dorety – Dijo la mujer – Este joven lo está buscando.
El médico miró a Tom y él se acercó, tendiéndole la mano.
-Thomas Hardy – Murmuró el chico – Hace un momento recibí una llamada de parte suya.
-¿Es usted su familiar? – Preguntó el médico.
-Soy su yerno – Respondió – Su hija está allá – Exclamó y señaló con dirección al sitio dónde Claire se encontraba.
-Sígame – Murmuró el doctor – Desgraciadamente no tengo noticias alentadoras.
Thomas se tensó y siguió al médico, que caminó hacia el lugar dónde Claire estaba sentada. Tommy tomó a Claire de la mano y ella se puso de pie, mostrándose nerviosa y preocupada.
-¿Qué sucedió, mi amor? – Preguntó la joven - ¿Cómo se encuentra papá?
-¿Es usted hija del señor Kwan? – Preguntó el médico.
-Así es, doctor – Respondió – Mi nombre el Claire Kwan... ¿cuál es la situación de mi padre?
-El señor Kwan llegó en un estado crítico – Exclamó el médico – Los paramédicos que atendieron el accidente tardaron demasiado en sacarlo, debido a que estaba atrapado entre los hierros retorcidos de su auto. Al parecer un camión de carga perdió el control y se estampó contra el vehículo de su padre – Continuó el hombre hablando con calma.
Claire derramaba abundantes lágrimas y se aferraba a los brazos de Tommy, que también la estrechaba contra su pecho.
-¿Aún está en cirugía? – Preguntó Tom con voz temblorosa.
-Lamentablemente – Dijo el Médico con cuidado – Hubo varias complicaciones, tenía muchas hemorragias internas y una fractura expuesta. La labor de los paramédicos fue lenta y.... – Se detuvo – Lo lamento mucho, señores Hardy – Comentó el médico – El señor Kwan no resistió la cirugía y murió.
Claire lanzó un grito desgarrador y lloró con más fuerza aún, mientras que Tom hacía un esfuerzo sobrehumano para mantenerse en una pieza. ¡No podía creerlo! Habían pasado unas cuantas horas que se habían despedido de él. Se veía tan alegre, a pesar de que estaba retrasado para su cita pero...
-Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos – La voz del doctor se escuchaba lejana y hueca – De verdad lamento su pérdida, señores Hardy.
Tom asintió y el médico se alejó, mientras que un par de lágrimas resbalaban por los ojos del chico y el llanto de Claire inundaba sus oídos.
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¡Todo estaba tan bien! Pobrecitos, me dan mucho pesar. Ahora sólo se tienen el uno al otro y a ver qué sucede con ellos. ¿Creen que la suerte cambie para la pareja? Espero que sí. Déjenme sus comentarios sobre el capítulo y ¡muchas gracias por leer!
#MaryCruz
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