ROUND [THIRTY ONE]
Claire palideció al escuchar la potente voz de Tommy y se estremeció al ver la furia en su mirada. ¿Por qué estaba reaccionando de esa forma? Seguramente la había visto llegar junto a Ronald Engström y esa actitud no era buena señal. La chica agachó la cabeza, no podía sostenerle la mirada, le estaba dando miedo.
-¿Dónde estabas? – preguntó Thomas acorralándola - ¿Qué estabas haciendo con ese tipo? – volvió a preguntar sin obtener respuesta - Te estoy hablando Claire, ¡respóndeme!
La garganta de la chica se había cerrado y no podía articular palabra. Se fue haciendo para atrás hasta que chocó contra la puerta de la entrada y golpeó su cabeza en esta.
-¡Ay, Claire! – dijo el chico suavizando la voz – Estaba muy preocupado por ti - y la tomó de la mano para llevarla hasta un sillón de la sala – Siéntate y tranquilízate que no voy a hacerte nada. Dime, ¿cuándo te he tratado mal?
-¡Jamás! – respondió la muchacha – Pero él llegó a buscarme y no quise parecer descortés, pues me invitó a comer.
-Pero ya pasan de las seis de la tarde, Claire. – exclamó Tom – Se supone que terminas tu jornada a la una. – continuó – No quiero parecer un patán posesivo, pero te envié mensajes y no los respondiste. Eso hizo que me preocupara.
-Hubo un contratiempo en la escuela y salí de ahí hasta las dos. – respondió Claire.
-¿Y no pudiste decírmelo? – dijo el chico y se puso de pie – Sabes que aún no puedes andar completamente sola, pero te empeñas en ser independiente.
-¡Pues de eso se trata! – gritó Claire – De ser independiente.
-¿Y por qué te fuiste con Ron? – preguntó Tom con fuerza – Al menos me hubieras avisado que te irías con tu amiguito.
-¡No es mi amiguito! – exclamó la chica – Ya te dije que me pareció descortés declinar su invitación, ya había esperado una hora.
-¡Y yo estoy aquí esperándote desde hace cinco! – gritó Thomas - ¿No te parece descortés? Pero como es el guapo e hipócrita de Ron, no le niegas nada. ¿Qué traes con ese tipo, Claire? No es la primera vez que sales con él, ha venido a verte aquí ¿o me equivoco?
-¡Sólo ha venido un par de veces! – respondió la chica tomando su bolso para tomar camino a su habitación - ¿Acaso no confías en mi?
-¡Sí confío en ti! – exclamó el hombre – En quién no confió es en él.
-¡Pues no se nota tu confianza! – dijo Claire con lágrimas en los ojos – Me voy a mi cuarto – finalizó y se alejó de Tom.
-Espera Claire, ¡no hemos terminado! – gritó Tommy y la sujetó por la muñeca aventándola con fuerza sobre el sofá.
Claire rebotó sobre el asiento, ¿qué le estaba pasando? ¿Por qué la estaba tratando con tanta furia? ¿Dónde estaba el dulce Tommy? Nunca lo había sentido tan molesto, nunca había sentido su ira. Siempre se había portado dulce, cariñoso, paciente y protector, pero ahora...
-¡Lo siento, nena! – exclamó Tom al mirar a la chica que se notaba asustada y lo miraba como si no lo reconociera.
-¡No quiero verte! – dijo la muchacha – Déjame – exclamó y se encerró en su habitación.
¡La había cagado! Pero al verla junto a Ron había liberado a la bestia que dormía dentro de él y lógicamente no tenía porque desquitarse con ella. Ron ya había comenzado a mover sus piezas y él no hacía nada para defender a su reina. Estaba moviendo mal las piezas y se estaba comportando tal como su padre lo había hecho con su madre.
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Claire se levantó de la cama y miró la hora en su móvil; pasaban de las nueve de la noche y la casa estaba en penumbras. Salió de la habitación y encendió la luz, abrió la puerta del cuarto de Tom y él no se encontraba ahí, caminó hasta la sala y tampoco lo vio, ¿dónde se había metido? En la cocina no estaba, puesto que la luz estaba apagada, suspiró y recordó que le había prometido preparar la cena. Pero todo había sido culpa de ella, todo por no haberle dicho dónde estaba. La chica abrió la puerta del frigorífico y sacó la leche para prepararse un batido de chocolate y plátano. Estaba a punto de servirlo en la licuadora, cuando la puerta de la casa se abrió.
Tom entró y caminó hasta la cocina, llevaba en sus manos unas bolsas con la cena que había comprado para compartir con Claire. Le debía unas disculpas por su comportamiento tan errático. Se estaba volviendo una bestia y no tenía porque ser así, pero sólo el hecho de pensar en perder a Claire lo llenaba de pánico.
-¡Hola! – susurró el chico dejando las viandas en la mesa - ¿Vas a cenar conmigo?
-¡Hola, Tommy! – saludó la muchacha y corrió a sus brazos - ¡Lo siento! Fue mi culpa que te molestaras, todo por no avisarte.
-¡Por supuesto que no, Claire! – exclamó el hombre estrechándola contra su pecho – Yo soy quien te debe disculpas, yo soy quien se portó mal. ¡Te maltraté! Pude haberte hecho daño, ¡no medí mi fuerza! Tú no tienes culpa de nada, ¡perdóname por favor! – dijo Tom besando la frente de Claire.
-¡Te perdono! – dijo la chica – Te prometo que la próxima vez te diré a dónde voy y con quién. No me gusta que peleemos.
-A mi tampoco – añadió Tom – Pero no me gustaría que te sucediera algo malo, no podría soportarlo. No te puedo prohibir que salgas y te diviertas, sólo te pido que te cuides de Ron. Él no anda en buenos pasos, yo lo sé. – dijo y suspiró acariciando la cabellera oscura de la muchacha – No quiero que te haga daño.
-Lo tendré en cuenta, Tom. – dijo Claire acariciando su rostro – Pero él es quién me busca y si hablo con él es sólo por cortesía.
-De acuerdo, pero ¿por qué no cenamos? – preguntó y la besó en los labios – Dejemos a un lado a Ron Engström y cuéntame ¿cómo te fue el día de hoy?
Claire sonrió y comenzó a contarle los acontecimientos de su día. Tom se sentó en una de las sillas y la jaló para sentarla en sus piernas. Él escuchaba con atención cada palabra que salía de la boca de Claire, le acariciaba suavemente la rodilla, mientras que la chica le daba de comer en la boca. Tom tenía que cuidarse de ese hombre y también debía cuidar a Claire, ella era una pieza importante en su vida y no quería que un desgraciado como Ron Engström se la arrebatara de su lado.
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La pelea contra Alberto Ramis estaba cada vez más cerca, Tom se preparaba tanto física como mentalmente para enfrentarse contra ese nuevo contrincante. Estaba consciente de que Ramis era un bocón, pues ya había dado muestras de ello.
Durante el descanso en uno de los entrenamientos, Anthony había encendido el televisor, sintonizando el canal de los deportes. Ese día, Alberto Ramis sería entrevistado en un programa muy popular del canal. Lógicamente, los presentadores no perdieron la oportunidad de preguntarle sobre la pelea que sostendría contra Hardy.
-¿Tommy Hardy? – Preguntó Ramis sonriendo con burla - ¡Ese tipo sólo es una pantalla! Realmente tiene un excelente manager; El Diablo sabe hacer lo suyo – Comentó con desprecio – Últimamente han hecho demasiado alboroto por una simple pelea y un vídeo de youtube.
-Pero también noqueó a Ronnie y ¡ya sabes lo que le pasó a Lombardo! – Dijo uno de los titulares del programa.
-Yo te voy a decir una cosa – Lo interrumpió Alberto – Todos sabemos que Ronnie no es la gran cosa, pero no quiero hablar de él. Tom venció a Lombardo porque el italiano ya está viejo para el deporte y era lógico que Tommy lo venciera en un tris tras. Pero Hardy no es rival para mí, ¡y ustedes lo saben! Hardy sólo ha corrido con suerte y como truco publicitario del viejo Gustaf es una máquina, ¡pero hasta ahí! Yo lo voy a noquear en el primer round, le voy a pegar tan duro que va a salir corriendo como una nena – Se rió a carcajadas - Hardy, si me estas escuchando, ¡ponte a temblar niño! Porque conmigo se te acabó la carrera.
Hannah apagó el televisor y sonrió con burla, encogiéndose de hombros. Estaba más que claro que Ramis no era rival para Tommy. Él y Ronald estaban cortados con la misma tijera; varias veces había dado positivo en las pruebas del dopaje, no entendía cómo continuaba dentro de la UFC. Anthony la miró con gesto severo y ella se acercó a él para besarlo en la mejilla.
-Mirar a Ramis es sinónimo de perder el tiempo, ¡y ambos lo saben! – Dijo la chica dirigiéndose a los dos hombres – No debes hacer caso, Tom. El tipo es un fracasado.
-Pero tengo que estar atento a lo que digan mis rivales – Murmuró Tom encendiendo de nuevo la televisión – Debo informarme y después hacer caso omiso de sus comentarios, creo que si me muestro desinteresado ante ellos, Alberto se va a molestar aún más y continuará con sus mensajes de odio, mientras yo me divierto a lo grande al ver sus rabietas.
Tony se echó a reír. La noticia ya había terminado y ahora la conversación se centraba un poco en Tommy. Hannah suspiró y le sonrió a Tom, le gustaba saber que el chico no se dejaba llevar por los malos comentarios y caía en provocaciones tontas.
-Tienes razón al querer mantenerte al tanto de lo que digan sobre ti y me gusta tu cautela ante los malos comentarios – Comentó Barnes – Alberto Ramis se distingue por eso, por hablar mal de sus rivales y ningunearlos, ¡aunque después le den una paliza! Así que ignóralo y mantente con los pies de plomo.
Tommy estaba a punto de responder, cuando Ronald Engström se acercó hasta Anthony y lo saludó con efusividad.
-¡Mi querido Tony! ¿Cómo estás? – Saludó - ¿Cómo va el negocio?
Tony lo miró con sorpresa. Hardy notó el gesto de Anthony ante la actitud de Ronald, ¿Qué se traía entre manos ese tipo? Seguro que nada bueno.
-Todo bien, Ron – respondió Barnes con sequedad – Y tú ¿qué tal?
-¡Yo, de maravilla! – Dijo ignorando por completo a Hardy y pasando junto a él para abrazar a Hannah que lo miraba como si se tratara de un bicho raro - ¿Sabían que estoy enamorado?
Hannah se rió a carcajadas y se soltó de los brazos de Ron, para salir del sitio dónde estaban los hombres. Al pasar junto a Tommy, lo miró y comenzó a girar su dedo índice alrededor de su oreja, dándole entender a Hardy que Ron estaba completamente loco. Tom se rió y meneó la cabeza, mirando como la chica abandonaba el lugar y continuaba riendo con burla.
-¡Pues te felicito, Ron! – Dijo Anthony y guardó silencio, ignorándolo completamente.
Tommy había hecho lo mismo, estaba concentrado en su móvil, respondiendo un mensaje de parte de la hermana de Will, con quién aún mantenía contacto. La mujer le había enviado unas fotografías de sus hijos y un vídeo, dónde los chicos le agradecían, lo felicitaban por sus triunfos y le deseaban éxito en la próxima pelea. Sin embargo, Ron no dejaba de mirarlo con dureza. Estaba ahí para provocarlo y burlarse de él.
Hannah regresó con los chicos, llevaba el teléfono en la mano, y le hizo saber a Tony que tenía una llamada, el entrenador salió para poder hablar con mayor libertad, dejando a solas a Tommy y a Ron. Hardy continuaba inmerso en su móvil, riendo de cosas que se encontraba en facebook, Ronald Engström era un cero a la izquierda para él.
-Tu chica es muy ardiente y apasionada, ¿no es así, Hardy? – Comentó Ron
Tommy levantó el rostro y le dedicó una mirada de odio, apretó los labios e hizo una mueca; sin embargo, no le respondió.
-¡Vamos, hombre! – Se rió Ronald – No me hagas esa cara – Continuó – Claire se mueve bastante bien, ¡lo sé! Porque hace unos días yo estuve con ella.
Tom dejó caer ambos puños sobre la mesa en señal de molestia. Frunció el ceño y abrió los labios, pero cerró la boca, ¡tenía que controlarse! Pero poco a poco, la furia fluía en su interior.
-Me llamó – Continuó el joven Engström – Me pidió que la llevara a su departamento y después... ¡ya sabes! Tuvimos sexo...
Tommy se levantó de un salto y, como una tempestad, arremetió contra el bocón, golpeándolo con fuerza en el estómago. Ron lanzó una bocanada de aire, y estuvo a punto de caer al piso, ¡realmente el golpe lo había tomado por sorpresa! Pero Tommy lo sujetó para que no cayera.
-No vuelvas a decir esas cosas de Claire en mi presencia – susurró Hardy con los dientes apretados – Lo que dices es un puñado de mentiras, Ronnie – Continuó el hombre – Tú nunca estuviste en el departamento ese día que llegó tarde, yo estuve esperándola desde el medio día... ¡Yo estaba en casa! – Le gritó y lo soltó para dejarlo caer – Eres un imbécil, Ronald.
Tony entró en la estancia y contempló la escena, rodó los ojos y exclamó con fuerza.
-¿Acaso no puedo dejarlos solos un instante? – Preguntó el entrenador – Con ustedes no se puede... ¿qué fue lo que pasó?
-Tom es un bruto – Dijo Engström con voz apenas audible.
-¡Cállate idiota! – Gritó Hardy – Agradece que haya llegado Tony, o de lo contrario te arrancaría la lengua para que no volvieras a decir mentiras sobre Claire. La conozco como a mi propia mente y sé que ella no es como todas las mujeres con las que has tratado, Ron. Sólo te digo que te andes con cuidado, porque si no....
-¡Ya basta, Tom! – Intervino su entrenador – Déjate de amenazas y Ron... - Dijo dirigiéndose al sueco - ¡Largo de aquí! O evítame la pena de echarte a patadas y prohibirte la entrada a mi gimnasio.
-¡Yo entreno aquí! – Gritó Ron – No puedes echarme.
-Entonces lárgate a entrenar, no quiero verte cerca de Hardy. – exclamó Tony.
Ron salió de ahí con una gran sonrisa socarrona dibujada en su rostro. A pesar del golpe, había conseguido molestar a Hardy. Le gustaba mirar su rostro descompuesto por la ira y escuchar sus amenazas. Pero aún no conseguía del todo lo que él quería y esa era Claire, tarde o temprano la mujer iba a ser suya.
-¡Lo odio! – Murmuró Tommy mirando a Barnes – Creo que lo odio más que a mi padre – Dijo guardando sus cosas en su mochila.
-¡Trata de ignorarlo! – Dijo Tony colocando su mano sobre su hombro – A Ron le gusta molestarte y ya supo cómo hacerlo. No te conviene tener un pleito con él; al menos no ahora – Comentó Barnes – Si quieres ajustar cuentas, hazlo dentro de la jaula.
-¡Lo mataría! – Bufó Tom y tomó su móvil para llamar a Claire – Te veo mañana, Tony – Finalizó y salió del gimnasio.
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Sábado por la noche; el lugar estaba a reventar. Los gritos estridentes de los espectadores apenas dejaban escuchar lo que decía Timmy. Claire lo miraba intentando leer sus labios, ¡pero no supo lo que dijo su amigo! En el octagonal se enfrentaban dos mujeres y el combate era reñido. Después del encuentro entre las dos chicas, seguiría la pelea final; Alberto Ramis contra Tom Hardy.
-¿Qué dijo? – Preguntó Claire a Sandy.
-¿Qué si quieres un refresco? – Murmuró la chica – O algo así, no tengo idea.
Claire se echó a reír y negó con la cabeza. Tim encogió los hombros y se levantó de su asiento. La pelea había terminado en un empate.
-¡Me hubiera gustado que ganara Moni! – Dijo Sandy.
-¡Sí! – Dijo Tim abrazando a su novia – Aparte de ser muy buena peleadora, es muy hermosa.
-¡Cállate! – Le gritó Sandy, mientras Claire se reía a carcajadas.
-Iré a ver a Tommy – Murmuró Claire levantándose de su asiento.
-No te van a dejar entrar – Bufó Tim – Ya lo intentaste y no te dejaron. A mí tampoco me lo permitieron.
-Y el señor Gustaf no anda por aquí – Dijo Sandy arrebatándole el vaso de refresco a su novio – Así que tendremos que esperar a que aparezca por aquí y gritarle con todas nuestras fuerzas.
-Si es que nos escucha – Exclamó Claire esbozando una mueca de molestia – La gente grita mucho y dudo que nos alcance a oír.
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Tom se miró al espejo y sacudió la cabeza un par de veces. No estaba nervioso, había estudiado muy bien a Ramis y no era tan fabuloso como él lo decía. Quizá era uno de los favoritos de la gente, pero eso se debía a sus escándalos y a ser un bocón. Simplemente era un bufón. Sonrió de medio lado y se giró al sentir una mano sobre su hombro.
-¿Estás listo? – Preguntó Gustaf – Recuerda que si ganas este combate, tus ganancias ascenderán al triple. ¡Tú dirás! Quizá recibas un BMW X2, vale más de 40 mil euros.
-No peleo por el dinero – Murmuró Tom – Pero no vivo de aire – Sonrió y le apretó la mano al viejo – Me agrada el auto, necesito uno.
Gustaf se echó a reír, ¡ese chico era magnífico! Le gustaba su forma de ser, su actitud seria y ruda. Pero tenía encanto y eso era lo que le estaba gustando a la gente y cuando a la gente le gusta algo, se genera ganancia y se mueve mucho dinero. Y eso era lo que le gustaba al Diablo, ¡el dinero! Sabía que poco a poco, Tommy se colocaría en la cima y lógicamente, él estaría ahí junto con él.
-¡Tommy! – Se escuchó la voz de Jay Kulina – Alguien quiere saludarte.
Tommy se giró y junto a Jay, se encontraba una chica simpática, de cabello castaño, ojos enormes y linda sonrisa. Hardy la miró fijamente y la muchacha se ruborizó un poco.
-¡Moni! – Exclamó Tony al verla - ¿Cómo estás?
La chica sonrió y extendió su mano para saludar a Barnes.
-Ella es Mónica Domínguez – Comentó Jay – Es "mi chica" – Dijo guiñando un ojo – Se muere por conocerte.
-Hola, Mónica – Sonrió Tom ante la ruborizada mujer – Es un placer.
-El gusto es mío, Tom – Respondió la joven – En serio que tenía ganas de conocerte – Comentó ampliando la sonrisa - ¡Soy tu fan!
-Moni también pelea – Comentó Tony – Y Jay es su entrenador.
-Estuve mirando la pelea en el monitor – Comentó Hardy – Honestamente los jueces no fueron muy justos, merecías llevarte la victoria, peleaste mejor que Jamie.
-¡Será para la otra! – Suspiró Mónica – Pero estoy más emocionada porque te conocí – Comentó echándose a reír - ¡Ay, ya basta de fangirlear!
-¡Tranquila! – Sonrió Tom y la abrazó.
-¿Puedo tomarme un par de fotos contigo antes de que vayas a la masacre? – Preguntó Domínguez.
Tom asintió y Mónica sacó su móvil para tomarse un par de selfies con Hardy, después le tomó un par de fotos a él solo. Le deseó mucho éxito al chico en la pelea y salió de ahí, pues Hardy necesitaba salir y dirigirse a la jaula.
-¡TOMMY! ¡TOMMY! ¡TOMMY! – Se escuchaban los gritos de la gente.
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Tom caminó rumbo a la jaula octagonal, con los gritos de la gente llenando sus oídos, mientras que la música sonaba fuerte al fondo. Hardy caminó mientras tarareaba por lo bajo la melodía. Sus ojos divagaron un rato, buscando a sus amigos. Vio a Claire que estaba de pie, con una cartulina en tono neón que llevaba su nombre escrito y alrededor, montones de corazones. La observó con una sonrisa, su chica llevaba una camiseta con su rostro impreso, Tim también tenía una, así como Sandy y Hannah. ¡Sus fans número uno!
Hardy esperó la entrada de Ramis, quién hizo su aparición rodeado de chicas sensuales que lo acompañaron hasta que subió a la jaula. Alberto miró a Tom y levantó el dedo medio de su mano derecha.
-Te voy a acabar – Dijo en español – No eres rival para mí, te voy a hacer mierda – Exclamó al tiempo que le golpeaba el pecho con el dedo índice.
-¡A tu puesto, Ramis! – Intervino el réferi.
Tommy lo miró, le había entendido, sabía hablar español porque al ser amigo de Will, había conocido toda clase de gente, entre ellos unos mexicanos y argentinos que se dedicaban a la venta de estupefacientes. Ramis no tenía idea de lo que le esperaba. Estaba decidido, lo iba a hacer pedazos.
El réferi los llamó de nuevo, dándoles indicaciones y pidiéndoles una pelea limpia y sin golpes bajos o alguna artimaña. Y lo decía más bien por Ramis. Ambos asintieron y se prepararon para el combate; el hombre les dio la señal y ¡la pelea comenzó!
Ramis avanzó con los puños en alto, tratando de atacar a Tommy; lanzó un puñetazo y Tom lo bloqueó con su brazo, golpeándolo. Ramis cayó a la lona y Thomas se lanzó sobre él. La gente gritaba enardecida, eufórica y pidiéndole que lo despedazara. Tom lo inmovilizó y se colocó sobre él, apretándolo con sus rodillas. ¡Ya lo tenía cómo lo quería!
El público se levantó de su asiento y lanzó un grito de asombro. Claire se había llevado las manos a la boca, dejando caer su letrero. En el rostro de Tommy estaba dibujada una mueca de satisfacción y de placer. Parecía que estaba disfrutando de hacerlo pedazos. Ramis no había metido las manos, Hardy comenzó a golpearlo con furia en el rostro; su cabeza rebotaba contra la lona y después de un par de golpes, estaba inconsciente. Tommy siguió golpeándolo una y otra vez ante la mirada del árbitro que también parecía sorprendido.
-¡Acábala! ¡Acábala! – Gritó el entrenador de Alberto al referee - ¡Termina la maldita pelea!
El hombre salió de su enajenación y corrió hasta él, sujetándolo por los brazos para que dejara de golpear a su oponente. Tom se levantó, mirando con furia hacia dónde yacía Alberto, que parecía un muñeco de trapo. El árbitro se arrodilló para comprobar el estado del hombre y Tom caminó altivo hasta la salida de la jaula.
-¡Abre la puerta! – Le dijo al hombre que se encontraba ahí.
La gente gritaba, el réferi también gritaba pidiendo un médico. Los comentaristas hacían eco de lo que acababa de suceder, aún in poder creer en lo que habían visto. Pero Tommy caminaba tranquilo, rumbo a los vestidores, sin siquiera esperar a que levantaran su mano derecha en señal de triunfo.
-¡Tommy! – Gritó Claire empujando a todo el mundo- ¡Tommy!
Tom no se detuvo, no había escuchado nada. Claire corrió detrás de él y echó una mirada hacia atrás. ¿Qué estaba pasando ahí? Había mucha gente con Alberto y.... Tom desapareció en los vestidores y ella siguió corriendo para alcanzarlo. Entró en el lugar y lo miró, quitándose los guantes.
-¡Tommy! – Exclamó la chica y él levantó la mirada - ¡Lo mataste! – Gritó Claire con la cara llena de terror.
-¿Qué? – Preguntó el chico - ¡No lo mate! – Murmuró acercándose hasta su novia – Sólo está inconsciente, ¡pero se va a recuperar!
-Es que... ¡Cómo lo golpeaste! – Susurró Claire – Fue tan brutal.
-¡Ya vámonos Claire! – Exclamó el hombre – Voy a cambiarme y nos iremos a casa, ¡estoy harto de este sitio!
-Sí, cariño – Murmuró la joven y se puso de puntillas para besarlo en los labios.
Tommy estaba a punto de entrar en el baño para quitarse la ropa y asearse cuando el Diablo apareció. Lo miró y después le echó un ojo a Claire.
-¡Ni se te ocurra irte, muchacho! – Murmuró Gustaf – Tienes que regresar allá.
Tom suspiró, ¡no le quedaba más remedio! Asintió y salió de la mano de Claire. Ambos caminaron de regreso al octagonal y el hombre subió a la jaula. El árbitro lo miró con severidad y tomando su mano derecha, la levantó con fuerza sobre su cabeza. ¡Tommy había ganado el combate!
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¡Se lució Tommy con esa pelea! Lo hizo pedazos en minutos. Es bueno el tipo... Pero, ¿qué tal Ronnie? No deja de dar lata, por culpa de él, la parejita tuvo una pequeña discusión y ¡Bueno! ¿Qué les pareció? Déjenme sus comentarios al respecto. ¡Mil gracias!
#MaryCruz
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