ROUND [NINE]
Tom miró el enorme letrero que se encontraba frente a sus ojos. "Bienvenido a Las Vegas", decía. Había llegado a esa enorme ciudad, a ese monstruo cosmopolita y lleno de casinos y de diversión nocturna. Claire estaba sentada a su lado, la chica dormía profundamente y él acariciaba su mano. El señor Kwan estaba concentrado en la carretera y miraba de cuando en cuando un mapa, para no perder el camino.
-¿Cuánto falta para llegar? – preguntó Tommy con curiosidad.
-Una hora, quizá dos. – respondió el profesor – Está ciudad es enorme y es probable que me pierda entre el tráfico.
-Lo entiendo, pero yo espero que eso no suceda. – dijo el chico mirando por la ventana. El sol ya comenzaba a asomarse para dar paso al amanecer.
Kwan condujo por más de una hora hasta que se detuvo frente a un edificio de varios pisos. Tommy lo contempló, era una construcción moderna y que estaba en el centro de la ciudad. Le gustó, no se parecía nada al edificio donde vivía con Will. Movió suavemente a Claire para despertarla y anunciarle que habían llegado. La ayudó a descender del auto y comenzó a describirle el sitio donde vivirían.
-¿En qué piso está nuestro departamento, papá? – pregunto la muchacha tomando la mano de Tommy.
-En el segundo piso, afortunadamente. – respondió el señor Kwan – Me hubiera gustado que fuera en el primero, pero no se pudo.
-Está bien, me acostumbraré. – dijo Claire entrando con Tom al edificio.
Tom la guiaba, explicándole lo mejor que podía todo lo que había en el edificio para que Claire pudiera conocerlo y se familiarizara con él. Quizá al día siguiente dieran una vuelta por el lugar para que la chica perdiera el miedo. Iba a ser difícil para ella adaptarse, pero lo lograría. Era inteligente y muy independiente a pesar de su condición.
El señor Kwan abrió la puerta del departamento, ya todos sus muebles estaban ahí. Él había viajado una semana antes para poner en orden el lugar, dejando a Claire al cuidado de Thomas. Tom ayudó a Claire a sentarse en uno de los sillones y entró en la cocina para servir un vaso de agua para la muchacha. Se sentó a su lado y le entregó el vaso.
-Parece un lugar más amplio – dijo Claire.
-No mucho, sólo tiene dos habitaciones. – comentó Tom – Supongo que yo dormiré en la sala, ¿no es así señor Kwan?
-Por ahora – dijo el hombre – Quizá nos mudemos a un lugar más amplio después. Estaremos bien, nos vamos a acomodar.
-¡Por supuesto! – respondió Tom.
-Voy a salir a hacer unas compras, cuida bien de Claire, Tommy y muéstrale la casa para que la vaya conociendo. – exclamó el maestro – Traeré algo para comer y más tarde daremos un paseo. – dijo tomando sus llaves y saliendo de la casa.
-¡Estamos solos! – gritó Claire levantándose del sillón.
Tommy se rió, se imaginaba lo que quería hacer Claire, pero no. El señor Kwan podía llegar en cualquier momento, no sabía cuanto demoraría. Era mejor mantener la calma y esperar hasta conocer sus horarios de salida y llegada.
-Te mostraré la casa. – respondió Tom y la tomó de la mano.
-Pero Tommy... - protestó la muchacha – Yo quería...
-Te mostraré el lugar, Claire. – dijo en tono serio – Ya tendremos tiempo para hacer lo que nos plazca.
-Pero papá no está, Tom. – exclamó la chica acercándose a él – Así que podemos hacer lo que nos plazca. – dijo con voz seductora.
-No es correcto, Claire. – dijo el muchacho – Además, no sabemos a qué hora regresará tu padre. Quizá puede tardar horas o quizá sólo unos minutos.
-¡Ay, ya sé! – Jirimiqueó Claire – Detesto cuando eres tan correcto. ¡Pero bueno! Enséñame el lugar.
Tom se rió y la abrazó, besándola suavemente en los labios y comenzó a llevarla pieza por pieza, describiéndole el sitio mientras que Claire caminaba alrededor, contaba los pasos y tocaba todo lo que estaba ahí. Los chicos reían y bromeaban, divirtiéndose un momento, pero se sobresaltaron cuando la puerta se abrió. Era el señor Kwan que regresaba a casa llevando el almuerzo.
-Traje pollo frito – Exclamó el hombre – Aquí cerca hay un buen sitio de comida rápida y varios restaurantes decentes.
-¡Uy, pollo! – Exclamó Claire con una enorme sonrisa mientras salía de la habitación - ¡Me muero de hambre! ¿Tú no, Tommy?
-La verdad es que sí, tengo mucha hambre – Respondió el joven siguiendo a Claire hasta el comedor.
Claire y Tom comenzaron a poner la mesa y después todos se acomodaron para almorzar y comenzar a charlar respecto a lo que esperaban de ese cambio. Tom se sentía bastante bien, a pesar de los tragos amargos Había aprendido a ser más optimista y a no guardar rencor. Si bien la vida para él quizá nunca sería color de rosa, tampoco iba a ser del todo negra. Posiblemente su vida sería de un tono púrpura, oscuro, pero brillante. Necesitaba aprender a disfrutar de esos pequeños momentos de paz y de tranquilidad, conservando lo que en realidad merecía la pena.
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Ya habían pasado dos meses de su llegada a Las Vegas. Tom había entrado a la Universidad Pública de la ciudad, se había decidido por los negocios, siempre le habían llamado la atención y para él era una buena oportunidad si él día de mañana ponía en marcha su propia empresa. Claire, por su parte, había ingresado a la escuela de artes para estudiar canto y enseñanza. Ella estaba muy contenta de alcanzar su sueño como maestra de canto y junto a algunos compañeros de clase, habían formado un conjunto musical.
El señor Kwan continuaba dando clases en una escuela privada y estaba muy orgulloso de los chicos. Las cosas al parecer se encontraban tranquilas y parecía que Tommy no se había vuelto a meter en problemas ni a involucrarse en el "negocio" de la venta de drogas. Sabía que el joven Hardy trabajaba después de la escuela en un restaurante, era el anfitrión y se desenvolvía bastante bien ahí. Le serviría para conocer gente y tener algunos contactos que pudieran serle de utilidad en el futuro.
Respecto a la relación de Claire y Tom, esta marchaba viento en popa y se las ingeniaban bastante bien para estar juntos y dar rienda suelta a su pasión; especialmente en las noches, cuando Tom se colaba en la habitación de Claire. Había estado analizando al señor Kwan y también con los datos proporcionados por la chica, sabía que el hombre dormía a pierna suelta y no se despertaba, podía pasarle un tren por encima y ni así abría los ojos. Eso les convenía a ambos, a lo cual también se le añadía que el profesor roncaba como un oso grizzli en plena hibernación; las cosas se les facilitaban aún más.
Tom abrió lentamente la puerta de la habitación de Claire, entró en la estancia y la empujó suavemente hasta cerrarla de nuevo. Caminó hasta detenerse al pie de la cama y contempló a la chica que dormía tranquilamente. Su respiración era pausada y tranquila, parecía un ángel. Suspiró y apoyó una rodilla sobre la cama. Claire era tan perfecta a sus ojos, que no podía resistirse ante su inocente sensualidad la observó a detalle, sabía que se había quedado dormida esperándolo y sonrió. La chica se movió lentamente y suspiró al sentir la mano de Tom sobre su pantorrilla.
-¿Tommy? – Preguntó con un jadeo ahogado.
-¡Sí, soy yo! – Susurró el chico – Tú padre se ha quedado dormido por fin.
Claire soltó una risilla antes de responder: - ¡Lo sé! Puedo escuchar sus ronquidos
Tom también se rió y continuó acariciando las piernas de Claire, mientras dejaba varios besos sobre su piel. Acarició el vientre de la joven y le levantó la camiseta que la cubría para seguir tocando su cuerpo. Claire gimió y se arqueó mientras que sus manos también lo tocaban. Tom llevaba el torso desnudo y suspiró cuando los labios de Claire le besaron los hombros y el cuello. Ninguno decía nada, sólo se comunicaban a través de sus besos y caricias que se decían lo mucho que se necesitaban. Sus labios se fundieron en un beso pasional y sus lenguas colisionaron, acariciándose y saboreándose a placer.
La boca de Tom recorrió el blanco cuello de Claire y también su lengua se deslizó con suavidad al tiempo que el cuerpo de ella se retorcía debajo de él y sus uñas se clavaban en su espalda. Tom le sacó la camiseta y contempló sus pequeños y redondos senos, los tomó con ambas manos y los apretó con suavidad. Claire rió y suspiró al sentir cómo la boca de Tom tomaba uno de sus senos y lo mordisqueaba.
-¡Ay, Tommy! – Gimió Claire cuando los dientes del chico presionaron su pezón – Te amo.
-¡Shhh! – Exclamó el chico – No digas nada, ¡nos puede escuchar!
Claire soltó una carcajada, sabía que su padre jamás se despertaría, a menos que presintiera que se trataba de algo peligroso. Pero por lo general, tenía el sueño muy pesado. Un nuevo gemido salió de la garganta de la joven cuando los dientes de Tommy le jalaron los pezones. Sus manos le acariciaron los rubios cabellos y su pelvis se frotó contra la de él, sintiendo su erección. El chico la besó otra vez en los labios y su mano se coló entre las bragas de Claire para acariciarla, estimulando su feminidad con los dedos.
-Me estabas esperando, ¿verdad? – Le susurró Tom.
-Sí, ¡todos los días! – Gimió al sentir cómo los dedos de él se hundían dentro de ella – Pero a veces no apareces.
-Porque no es correcto que una señorita haga estas travesuras cuando su padre duerme en la habitación de al lado – Se rió Thomas mientras la besaba de nuevo.
Tom se deslizó besando su vientre, le quitó su ropa interior y abrió las piernas de la joven. Claire dejó escapar un fuerte gemido cuando los labios de Tom le besaron los muslos y las ingles y después se posaban en su monte de Venus. Claire apretó los ojos y sus puños se cerraron en las sábanas al tiempo que la lengua de Tom se abría paso por sus pliegues húmedos y sus labios le succionaban su clítoris. La chica gritó, pero llevó su mano a su boca para ahogarlo. Tomó su almohada y la mordió para que sus estridentes gritos de placer no despertaran a su padre.
La lengua de Tom trazaba círculos sobre su sexo o se deslizaba de arriba hacia abajo con velocidad rítmica. Los dedos de Hardy también entraron en el juego, penetrándola con vigor, mientras que le preguntaba.
-¿Te gusta, Claire? – susurró.
-¡Oh, sí, Tommy! – Gimió la chica – me gusta, me encanta... ¡mmmhhh! Esto es tan perfecto.
La lengua de Tom volvió a trazar suaves círculos sobre la intimidad de Claire y sus labios chuparon y mordieron sus pliegues. Sintió los agresivos espasmos de Claire y la escuchó gemir con sonoridad. Claire sentía que estaba a punto de estallar, había perdido el control de su cuerpo que temblaba sin poder evitarlo. Arqueó la espalda y se entregó al orgasmo que la golpeó con violencia, haciéndola gritar de placer.
La chica escuchó la risa de Tom y lo buscó con las manos. Sabía que estaba frente a ella, pero seguramente se había bajado de la cama. Lo llamó con suavidad, pues deseaba tocarlo y llenar su tacto con el calor de su piel.
-¿Dónde estás Tommy? – Le preguntó.
-Estoy quitándome la ropa – Respondió el chico – Y también estoy poniéndome un preservativo, no nos conviene que quedes embarazada.
-¡No! – Gimió Claire – Pero date prisa – le susurró.
Tom no le respondió, terminó de hacer lo que estaba haciendo y se acostó en la cama junto a la chica. Él la envolvió entre sus brazos y ella le acarició la cara, deslizando su dedo pulgar por los gruesos labios del joven. Tom le mordió el dedo y ella se quejó un poco; volvieron a besarse desbordando el deseo y erotismo. Tom se colocó sobre Claire y ella le rodeó la cadera con ambas piernas, frotándose contra él.
-Te amo, princesa – Le dijo Tom mientras besaba su cuello.
-Y yo te amo a ti – Gimió Claire acariciando la espalda del chico – Prométeme que me vas a amar siempre.
-Te lo prometo – Jadeó Tom.
Tom tomó su miembro con una mano y deslizó la punta sobre la feminidad de Claire, ella gimió y se mordió el labio, deseando que la penetrara y la llenara por completo. Él la sujetó por las caderas y la embistió, hundiéndose en su cuerpo y tratando de satisfacer las ansias que los consumían. Ambos comenzaron a moverse lentamente al ritmo de una música imaginaria. Claire levantó más las caderas para sentir más profundo a Tom y este continuó embistiéndola cada vez con mayor velocidad. Sus labios buscaron los de la chica y la besaron con pasión. El chico sintió como el cuerpo de Claire se contraía y lanzaba un grito de placer. Tom gimió también con fuerza y continuó penetrándola hasta que ya no supo más de sí y se dejó abrasar por ese fuego que los consumió.
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Tommy caminaba a prisa hasta la salida, se le estaba haciendo tarde para llegar a su trabajo. No contaba con que tendría más tarea de lo normal y se entretuvo en la biblioteca para investigar. Necesitaba comprarse un ordenador y un teléfono móvil, por eso no debía de faltar al trabajo. Suspiró, echaba de menos a Will, su amigo seguramente ya le hubiera conseguido eso y hasta un auto. Siguió caminando para esperar el autobús, cuando escuchó que gritaban su nombre.
-¡Hey, Hardy! – dijo la voz – Espérame, ¿a dónde vas?
Tom dio la vuelta y miró a Timothy Johnson, su compañero de clases. El chico corría a toda velocidad, intentando alcanzarlo.
-¿Qué pasa, Timmy? – preguntó Tom – Llevo prisa, se me hace tarde para llegar al trabajo, hoy es viernes y tenemos más clientes.
-Yo te llevo, conozco un atajo. – dijo el muchacho – Vamos por mi auto.
-Vale – respondió Tommy y caminó detrás de Timmy - ¿En qué te puedo ayudar, Johnson?
-Sólo me preguntaba si tendrías libre la noche de hoy – respondió Timothy – Es que me gustaría invitarte a una pelea. ¿Te gustan las artes marciales mixtas?
-Sí me gustan – respondió Tom – Me gusta el box también y la lucha libre, es lo que veo los fines de semana. Y si, salgo del trabajo a las siete.
-¡Perfecto! – exclamó Tim – Entonces que, ¿me acompañas?
-Con gusto – dijo Tommy - ¿Dónde nos vemos?
-Yo pasaré por ti y te llevaré al lugar, es una pelea muy importante y sólo hay entradas VIP, yo tengo dos. – respondió el muchacho.
-¿Quién pelea? – preguntó Tom con curiosidad.
-Ronald Engström contra Dan Cullen – respondió Timothy.
-¿Ronald? – preguntó Tommy – Si lo conozco, he seguido su carrera y va en ascenso. Empezó apenas hace un par de años y su nombre ya suena por todos lados.
-La pelea es para disputarse un título mundial. – dijo Tim – Dan Cullen ya es todo un veterano y una leyenda. Será una muy buena pelea.
-Pero va a ganar Ronald – murmuró Tom rascándose la cabeza – Dan Cullen es bueno, pero ya está muy viejo para pelear. En cambio Ronald es joven y tiene mucho futuro, apuéstale a Ronald.
-Te haré caso, amigo. – dijo Timmy deteniendo el auto frente al lugar donde Tom trabajaba – Estaré aquí a las siete, no me falles.
-Por supuesto que no – Dijo Hardy bajando del auto – Te veo luego.
Tim arrancó y se perdió en el tráfico. Tom consultó su reloj y entró corriendo en el local. Apenas había llegado a tiempo, corrió hasta el vestidor para cambiarse y ponerse su uniforme. Se miró al espejo y se peinó, se acomodó el moño de la corbata y salió a tomar su lugar. El día estuvo bastante ajetreado, había un montón de personas en el restaurante y tuvo que despedir a un par de clientes debido a que no tenían reservación. Miró su reloj y casi eran las siete de la noche y su turno no se terminaba. Bufó molesto al darse cuenta que posiblemente no iría con Tim a ver esa pelea.
-¡Ya puedes irte, Tom! – Dijo la administradora del local – Yo te voy a cubrir, pues tu compañero no va a venir.
-¡Gracias! – Sonrió el chico y abandonó su puesto para regresar a los vestidores y cambiarse de ropa.
Antes de salir de su trabajo, entró en la caseta telefónica e introdujo un par de monedas para llamar al señor Kwan y avisarle que iría a ver una pelea con Tim. Sabía que el hombre y Claire saldrían a una cena de caridad y no regresarían hasta tarde. Pero no estaba de más hacerle saber que él también iba a salir a divertirse.
-¡Hola señor Kwan! – Dijo Tom al escuchar la voz del hombre del otro lado de la línea.
-¿Qué sucede, Tommy? – Preguntó el hombre.
-Sólo le llamo para avisarle que llegaré tarde esta noche – Dijo el chico – Un amigo me invitó a ver una pelea y voy a ir con él.
-De acuerdo, Tom – Respondió el señor Kwan – Sólo debes tener mucho cuidado.
-Sí, señor. Así será – Exclamó el muchacho y terminó la llamada.
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Tom salió de su trabajo y buscó el auto de Tim, este aún no llegaba, así que sacó su reproductor de música, se puso los audífonos y le dio play para comenzar a escuchar uno de sus temas favoritos de su banda favorita.Comenzó a mover la cabeza al ritmo de Blashyrkh de los noruegos Immotal. Metió las manos en los bolsillos de su sudadera y decidió esperar.
-¡Hola Hardy! – Exclamó Tim después de un rato – Perdón por la tardanza, pero no encontraba sitio en el estacionamiento.
Tom se quitó los audífonos y sonrió: - El sitio está atascado y por poco y te quedo mal yo también. Hay mucho trabajo y uno de mis compañeros no se presentó a trabajar.
-¡Qué mal pedo! – Respondió Tim – Pero ¡ya vámonos! que se nos va a hacer tarde.
Ambos subieron al auto y se dirigieron al lugar de la pelea. También el sitio estaba a reventar, había montones de personas entrando en ese casino. Rápidamente se acomodaron en sus asientos para poder disfrutar del duelo. Primero se presentaron un par de peleas menores antes de la pelea estelar. Tom estaba bastante concentrado mirando y analizando los movimientos de ambos contrincantes. Pero lo curioso era que se trataban de peleas amateur. La única pelea más interesante era la de Ron contra Dan.
-¿Te agrada? – Preguntó Timmy - ¿Habías visto una pelea en vivo?
-No, nunca, sólo las miraba en la televisión con Will – Comentó el chico – Pero están bastante interesantes. Me gusta el ambiente y me agrada lo que hacen los gladiadores en la jaula – Exclamó – Yo antes practicaba lucha grecorromana, pero dejé de hacerlo cuando me gradúe de la preparatoria.
-¡Qué interesante, Hardy! – Exclamó Tim - ¿Y por qué no peleas aquí? – Preguntó el chico.
-Honestamente no sé muchas técnicas de artes marciales mixtas – Murmuró Tom – Necesitaría entrenar y prepararme para entrar a esta vida en la jaula. Y sinceramente, no tengo dinero para pagarme un entrenador profesional.
-Yo conozco un sitio donde puedes pelear sin necesidad de tener un entrenamiento, sólo es cuestión de que golpees y no dejes que te peguen – Se rió Timothy – Puedes ganar hasta mil de los grandes en una noche, si no te noquean.
-¿En serio? – Preguntó Tom – Pues suena bastante interesante.
-Claro – Le dijo su amigo – Yo a veces voy ahí – Sonrió – Cuando necesito dinero me pongo a pelear. A veces me va bien, otras no tanto. Pero me he conseguido un entrenador y estoy yendo al gimnasio los fines de semana. ¿Qué dices? Si gustas, podría llevarte para que conozcas el sitio y cómo se trabaja. Después, ¿quién sabe?
-No suena mal, me agrada tu idea – Respondió Hardy – Necesito un departamento y muchas cosas, pero el trabajo en el restaurante apenas me da para pagar la escuela y mis gastos. Además, eso de liberar tensión por medio de los golpes me parece divertido.
-¡Vamos mañana! – sonrió Tim – Se va a poner bueno y si te animas, quizá entres a repartir golpes.
Tom asintió y de nuevo concentró su atención en la pelea principal que estaba a punto de comenzar. Tom miraba atentamente a Ron Engström, quién peleaba bien y se había plantado con mucha seguridad delante de Cullen. El tipo no tenía oportunidad contra el novato, estaba muy confiado y parecía que le estaba faltando velocidad.
-Parece que Cullen no va a terminar el siguiente round de pie – Murmuró Tom a Tim.
Y así fue, después de un duro golpe de parte de Engström, el hombre cayó de bruces en la lona y ya no se levantó, perdiendo por knock-out. Mientras la gente vitoreaba al campeón y le entregaban su cinturón. Thomas y Tim corrían a cobrar el dinero de la apuesta, habían tenido suerte y gracias a Engström, se embolsaban unos buenos billetes verdes. ¡Ya tenía un motivo para invitar a Claire a cenar!
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La historia está dando un nuevo giro y por fin Tommy se ha dado cuenta de lo que realmente hará con su vida. Lo que comenzará como una manera de tener billetes, se convertirá en su verdadera pasión. Además, ya apareció por ahí el nombre de Ron y sé que pronto se verán las caras. ¿Qué les pareció este capítulo? Espero sus comentarios y gracias por leer.
#MaryCruz
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