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ROUND [FOUR]

Tom estaba fuera de sí, si bien no externaba su dolor como muchos que lanzaban gritos y lloraban a lágrima viva, el chico sólo se aferraba al cuerpo de su madre. Las lágrima se habían secado desde hacía un rato y su mirada estaba perdida en la inmensidad. ¡Cuánto la necesitaba! Pero ahora ella se había ido y él sólo podía lamentarse. Will se acercó de nuevo hacia él y lo movió suavemente, intentando regresarlo a la realidad. Como pudo, Will trató de mantenerse sereno y comenzó a hacerse cargo de todo lo necesario para el sepelio de la Señora Hardy. Al primero que se le ocurrió llamar fue a Dash; no conocía a otra persona que pudiera serles de utilidad.

-¿Y qué puedo hacer yo? – Preguntó el tipo – Realmente es una pena, una gran pérdida, pero, ¡yo no la conozco! Arréglatelas como puedas – Murmuró Dash mientras caminaba por su oficina.

-¡No seas así, Dash! – Dijo Will – Yo no sé qué hacer y Tom... ¡Tom no sabe ya ni en qué mundo vive! Es sólo un crío – Murmuró mirando a su amigo – Tú tienes contactos, nos pueden ayudar, nos pueden orientar en esto.

-¡De acuerdo, de acuerdo! – Exclamó Dash – Dame la dirección de Hardy, haré unas llamadas y me reuniré con ustedes más tarde. Lo comprendo, es un hermano en desgracia y hay que tenderle la mano – Finalizó el hombre y colgó.

Will regresó con Tom y se sentó junto a él en la cama, lo tomó de la mano y se la palmeó un par de veces; después lo soltó lentamente y lo obligó a que lo mirara a los ojos.

-Hablé con Dash – Le dijo – Él nos ayudará con esto, ¿vale? Vendrá para acá y...

-Mi mamá tenía un seguro de vida de gastos funerarios – Susurró Tom – Los papeles están en el último cajón de la cómoda.

-Bien, eso es bueno.... – Exclamó Will levantándose de la cama - ¿Tenía seguro de vida o algo así?

-Creo que sí – Suspiró Tom y se levantó también para ayudar a su amigo a buscar los documentos de su mamá.

Un par de horas después, Dash entró en la casa, con un par de personas de una agencia funeraria. Tom y Will les mostraron los documentos y eso sirvió para agilizar los trámites. Dash les dijo a los chicos que descansaran y que él se iba a hacer cargo de todo.

-Los veré al mediodía en la capilla – Dijo mientras se iba con los de la funeraria – Leí los documentos y todo está en orden. No te preocupes por los gastos, Hardy – Murmuró dirigiéndose al chico – Ya todo está cubierto y, de nuevo, ¡lo siento mucho, hijo! Háblales a tus familiares y amigos, dales la noticia y ya los veré mañana.

Tom asintió y se dejó caer en el sillón, pasando sus manos por su cabeza. Will también se dejó caer en el otro sillón frente a su amigo, suspiró sonoramente y cerró los ojos. Will se durmió rápidamente, pero Tom no pudo pegar los ojos, estuvo un rato reflexionando; ¡todo había sido tan repentino! Cerró los ojos lentamente y se quedó dormido.

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Las flores inundaban con su aroma la capilla, rodeando el féretro dónde descansaba la señora Hardy. Tom estaba sentado en una silla, a su lado, Claire lo sujetaba de la mano y le acariciaba el brazo. Algunas personas, conocidos de su madre, compañeros del colegio y maestros estaban esparcidos por el lugar. La gente se acercaba al chico y le daba sus condolencias, pasaban y miraban el cadáver y después se iban a sentar.

-No muchos la conocían a fondo – Suspiró Tom y Claire asintió – Salvo Dotie, ¡pero ella también está muerta! Era su única amiga, creo y ya era muy vieja; parecía una abuela regordeta que tenía montones de gatos y perros en su granja – Sonrió y Claire también le dedicó una sonrisa.

-¿Qué edad tenías cuando llegaste a vivir a este sitio, Tom? – Preguntó la muchacha.

-Como diez años – Dijo el joven y de nuevo dejó escapar un hondo suspiro – Anoche soñé con ese momento, cuando llegamos aquí. ¡Me prometió estar conmigo el día que me graduara de la universidad! – Gimió – Después desperté y me encontré solo, ¡yo sé que no quería irse! Ella deseaba quedarse, porque había muchas cosas pendientes entre ambos.... – No pudo seguir pues un fuerte sollozo lo sacudió.

Claire lo abrazó con fuerza y lo besó en la frente.

-Entiendo tu dolor, comprendo tu sufrimiento – Dijo Claire - Yo también perdí a mi mamá cuando era pequeña. Tuvimos un accidente, ¡no me acuerdo muy bien! Yo perdí la vista y mamá murió ahí. Por eso mi padre me sobreprotege demasiado – Exclamó suspirando.

-¡Al menos tu padre cuida de ti! – Respondió Tom – Mi padre era un alcohólico que nos maltrataba. Sin embargo y a pesar de todo ese sufrimiento, ¡ella aguantó demasiado! Yo la admiraba por eso, porque nunca bajó la mirada, porque era fuerte. Pero esa fortaleza que yo tanto admiraba se quebró anoche. Ella y yo lo sabíamos, estábamos muy conscientes de que ella se iría pronto, que me dejaría. Ayer por la tarde, mientras soplaba las velas del pastel, deseé de todo corazón que ella se quedara aquí conmigo por un tiempo más... ¡Aunque de alguna manera sabía que mamá no podía quedarse!

Tom se aferró al cuerpo de Claire y lloró por un buen rato. Se hizo silencio, en la sala sólo se escuchaban los sollozos del chico, ¡estaba destrozado! Le dolía el corazón y aunque sabía que jamás podría recuperarse de esa pérdida, algo en su interior lo obligaba a permanecer fuerte, a aguantar y a no doblegarse por mucho que la vida lo golpeara. Se separó un poco de Claire y le acarició el rostro. La chica se estremeció, dedicándole otra sonrisa.

-Fue en la madrugada – Prosiguió con su narrativa – Yo estaba dormido, pero la escuché toser violentamente, pensé que se le pasaría y, ¡se hizo silencio! La noche la pasamos tranquila y silenciosa, ¡no nos imaginábamos nada! Will estaba conmigo – Cerró los ojos – La encontré colgando en la cama, intentaba alcanzar la mascarilla de oxígeno. No podía respirar y estaba desesperada. Le puse la máscara y ¡no pudo seguir respirando! – Suspiró y apretó los puños mientras que Claire lo abrazaba otra vez – Volvió a toser y expulsó sangre y coágulos por la boca – Tom cerró los ojos y se cubrió la boca con la mano.

-Ya no pienses en eso, Tom – Le dijo la chica – Tu mamá está en un lugar mejor, en las estrellas. Ahora ya no sufre y descansa en paz. ¡La volverás a ver!

-Creo que sí, ¡no lo sé! ¿Sabes? – Respondió – Ella está con Dios, porque creía en él y todas las noches y por las tardes... ¡a todas horas, rezaba! – Continuó – No creo volver a verla, porque yo no creo en ese Dios, ni en nada. Sólo sé que si me voy a morir, me esfumaré en el viento para perderme en el tiempo y en el espacio. Pienso como tú, al menos ya no sufre.

Claire se quedó callada al escucharlo hablar. Tom levantó la vista y pudo ver a un par de mujeres que decían ser compañeras de su madre en el trabajo. Las señoras le presentaron sus condolencias, lo abrazaron y dejaron una corona de flores en la cabecera del ataúd, diciendo que era de parte de todas las que trabajaban en el taller. El chico les agradeció el detalle y volvió a sentarse junto a Claire. Pero antes miró a todos lados buscando a Will, pero su amigo no estaba ahí.

-Voy a estar unos minutos a solas con mi madre – Susurró en el oído de la joven.

-¡Por supuesto! – Respondió su amiga – Ve Tom, yo regresaré con papá.

Tom asintió y caminó hasta donde se encontraba el féretro de su madre. Se mantuvo en muda contemplación, repasando los rasgos de su rostro y acariciando las manos que estaban cruzadas sobre su pecho. Parecía que sólo dormía, él sonrió amargamente y un largo suspiro brotó de sus labios.

-Te llevaste mi corazón – Susurró – Pero te veré en mis sueños y ahí te diré cómo me siento y lo que me ha sucedido durante la jornada diaria. No pude decirte la verdad en su momento, pero no me arrepiento. Era mejor que no lo supieras, ¡quizá algún día, en algún sueño te lo confiese! Y te abrazaré con fuerza y tú lo harás también, ¡será tan real! Y sentiré tu amor – Sollozó – Aunque cuando despierte el dolor estará ahí, latente y presente. ¡Rayos! Sabía que no podías quedarte, ¡me había hecho a la idea! Era consciente de que partirías hasta la tierra de nadie. ¡Pero tenía esa esperanza! Ese pequeño anhelo que guardaba celosamente en mi corazón y ahora....

Tom no pudo seguir, se echó a llorar en silencio, abrazando el cuerpo de su madre.

Will entró en la capilla, había comprado unas flores y miró a Tom, llorando sobre su madre. Caminó velozmente hasta él, intentando consolarlo, ¡no le gustaba verlo así! Tom era como un hermano, sólo lo tenía a él. La mano del señor Kwan lo detuvo a mitad del camino y Will giró, mirándolo con el ceño fruncido.

-¡Déjalo que se desahogue! – Murmuró el hombre.

-Yo sólo quiero estar con él – Dijo Will entre dientes – Es mi amigo, ¡no debo dejarlo solo! Ya no tiene a nadie más, sólo me tiene a mí.

-Pues lo estas llevando por mal camino – Le recriminó el hombre.

-¿Y qué otra cosa podemos hacer? – Preguntó Will soltándose – Tenemos necesidades, aunque al menos Tom lo hizo por una noble causa. ¿Usted sabía lo que Hardy estaba viviendo? – Le preguntó al hombre quién negó con la cabeza - ¡Ya me lo imaginaba, señor Kwan! Así que si no estuvo con él desde el principio, ¡cierre la boca y déjenos en paz!

Will corrió hasta dónde estaba Tom y lo separó lentamente para llevárselo a un lugar apartado.

-¿Dónde estabas? – Preguntó Tom – no te vi por ningún lado.

-Dash no perdonó la cuota del día de hoy – Bufó molesto – Tuve que hacer mi trabajo. No te preocupes que también tu cuota está cubierta – Murmuró.

-¡Gracias! – Exclamó el chico – Lamento causarte problemas.

-¡Nada de eso! Somos hermanos, ¡de distintas madres, pero somos hermanos! – Dijo Will – Aunque debemos tener cuidado, Kwan sospecha algo, ¡me lo acaba de decir!

-Voy a dejar la escuela – Fue la respuesta de Tom – Ya no regresaré a clases el ciclo siguiente.

-¿Qué? – gritó Will - ¡No, no! - Le dijo – No puedes dejar la escuela, ¡eres bueno! Recuerda nuestro trato, nuestro negocio que armaremos juntos, ¡tú lo administrarás! Y yo, ya sabes, seré tu dealer – Comentó mirándolo a los ojos – La mayoría de nuestros clientes están en la escuela.

-¡Lo sé, lo sé! – Suspiró Tom.

-Así que, ¡tranquilo que papá Will te va a cuidar siempre! – Dijo su amigo – Además, a ella no le gustaría que dejaras la escuela. ¡Quería que su hijo fuera un doctor! Aunque si fueras tú un médico, no pondría en tus manos mi salud.

Tom se rió, abrazando a su amigo. Will se las arreglaba siempre para arrancarle una sonrisa, no importaba si estuviera molesto, triste o deprimido, esa sonrisa siempre le levantaba el ánimo y lo hacía olvidar sus penurias

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-¿Para qué quieres quedarte con sus cenizas? – Preguntó Dash zarandeando a Tom – No las conserves, hijo, ¡sólo te vas a hacer más daño!

-¡Usted no se meta! – Lo interrumpió el señor Kwan – Quizá la madre de Tommy quería que él conservara sus cenizas. Además, ¿quién demonios es usted?

-¡Lo mismo me pregunto yo! – Gritó Dash colocándose frente a Tommy – Soy su protector y aconsejaré al chico.

-¡Menudo protector! – Murmuró Kwan - ¡Un mafioso cualquiera!

-¡Basta, basta! – Gritó Tommy haciendo a un lado a Dash – Yo quiero quedarme con sus cenizas porque es mi deseo y punto – Dijo tomando del brazo a Dash – No es nada malo, ¡sólo que...!

-¡Bien, allá tú! – Lo interrumpió su "jefe" – Pero déjame decirte que esa es una mala idea, ¡de nada sirve!

-No lo escuches, Tommy – Murmuró el señor Kwan – Has tomado la mejor decisión, ahora dime, ¿qué harás?

Tom guardó silencio, no podía hablarle de sus planes a su profesor. Esas cosas eran secretas, el trabajo con Dash, los planes que tenía con Will y varias cosas de las cuales hablaba con su amigo. Eso era personal; miró a Kwan y después le echó un ojo a Dash, quién no perdía detalle de la conversación que Tom tenía con ese asiático.

-Seguiré trabajando – Comentó Tommy – Voy a necesitar la pasta y... Will se va a mover a mi departamento. Además seguiré en la escuela, si eso es lo que le preocupa – Murmuró – Mantendré la beca, ¡espero me la respeten!

-No te preocupes, Tommy – Respondió el profesor – Yo me encargaré de que así sea, aunque.... – Guardó silencio y se acercó más a Tom – No me agrada ese tipo, Dash o como se llame, tampoco me agrada esa amistad que tienes con Will, él no anda en buenos pasos...

-Señor Kwan – Lo interrumpió Tom – Le pido por favor que no se meta en mis asuntos. Agradezco sus palabras y sus consejos, ¡pero Will es mi amigo! y yo jamás lo abandonaré. Tengo un pacto con él; Will ya cumplió su parte y ahora me toca cumplir la mía. Respecto a Dash, él es sólo un amigo y también me ha ayudado, así como también lo ha hecho su hija Claire – Comentó mientras miraba el ceño fruncido de su profesor – Por favor no me lo tome a mal.

-Está bien, Tom – Respondió el maestro – Pero por favor, ¡no dejes de ir a la escuela! Eres un chico muy brillante y tienes un gran futuro por delante.

-No dejaré la escuela – Sonrió Tom – Will también me lo ha aconsejado y mi madre tampoco quería que truncara mis estudios, ¡ahora si me lo permiten! – Dijo mirándolos a todos – Debo irme a descansar y a reflexionar sobre mi vida futura.

Tom no esperó respuesta de nadie, se alejó de los que estaban ahí llevando entre sus brazos la urna que contenía las cenizas de su madre. Caminó veloz, sintiendo cómo los ojos le ardían. No iba a llorar, ¡ya no! Sólo quería apartarse un poco de esa gente que lo asfixiaba con tantas preguntas, ¡tantas cosas! Sabía que se preocupaban por él, y se los agradecía, ¡pero él aún era un crío! También necesitaba su espacio, debía planear su vida y ordenar sus ideas. ¡Tenía tanto que hacer! Siguió andando hasta que llegó a su departamento, abrió la puerta y la soledad lo recibió de lleno, golpeándolo fuertemente. Cerró la puerta y se dejó caer en el piso, derramando un mar de lágrimas.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Ahora sí, ¡Tom se ha quedado completamente solo! Pero él es fuerte y decidido, ¡no se va a dar por vencido tan fácilmente! La vida no ha sido muy justa con él y no lo va a ser por un buen rato. Pero algo bueno va a tener como recompensa al final de todo esto, pero nadie ha dicho que es fácil; sólo necesita estar preparado para esquivar esos golpes y contraatacar. ¿Qué les pareció esta historia? Háganmelo saber en la casilla de comentarios; ¡gracias!
#MaryCruz  

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