El silencio de la noche siempre había sido lo que menos le gustaba a JiHyo. Cuando era pequeña, generalmente significaba que su padre estaba de viaje de negocios y su madre dormía en el sofá de abajo después de mezclar alcohol y pastillas, como siempre hacía cuando las cosas se ponían difíciles.

JiHyo odiaba que eso sucediera... Hacía que su madre fuera impredecible, le desquiciaba la mente.

Las peleas eran más seguras, al menos cuando peleaban ella siempre sabía qué esperar. Siempre eran brutales y aterradoras, generalmente terminaban con su padre quitándole un cuchillo de cocina de las manos desesperadas de su madre, pero aun así, había una extraña especie de seguridad en saber el resultado de cada una.

Así que las noches tranquilas eran peores, pensó JiHyo.
Eran la calma antes de la tormenta.

Y sin importar qué, la tormenta siempre llegaba.
Dejando solo estragos y desamor detrás.

Dicen que cada familia tiene secretos.

Bueno, JiHyo sabía que se llevaría los suyos a la tumba.

Había una razón por la que nunca se hablaba de la señora Park. Ella era la mancha en la imagen impecable de Park Harold. El engranaje defectuoso que casi había roto su máquina, que por lo demás era perfecta. JiHyo siempre había pensado que el fracaso de su madre era parte de la razón por la que su padre tenía expectativas tan altas y reglas tan estrictas cuando se trataba de ella. Su madre le había fallado, y por eso JiHyo necesitaba ser perfecta. No era justo, nada de eso lo era. Nunca lo había sido. Toda su vida había sido planeada para ella desde su nacimiento, todo siempre completamente fuera de su control.

Tal vez por eso se había sentido tan atraída por Sana, tan intrigada por la mujer desde la primera vez que la vio. Bueno, las dos primeras veces. Por supuesto, no había sabido que se llamaba Sana la primera vez, ni la había reconocido de inmediato la segunda vez sin la larga peluca roja y el falso acento sureño.

Verás, JiHyo estaba lejos de ser la azabache tonta que la gente solía ver. En sus años de seguir a su padre a todas partes había aprendido a ser bastante perceptiva, casi nunca dejando que sus ojos se perdieran un solo detalle. Se había convertido en un pequeño juego, buscar en la habitación historias más interesantes que la suya, una forma de pasar el tiempo mientras su padre discutía asuntos aburridos. Así que cuando vio a una mujer hermosa que no podía ocultar su disgusto por su cita cada vez que se iba de su lado, y sin embargo, claramente intentaba manipularlo para que la llevara a su habitación, JiHyo sintió curiosidad.

¿Era una prostituta?
¿Una ladrona?
¿Ambas cosas?

Por supuesto, JiHyo no había visto cómo terminaba la saga, así que nunca obtuvo su respuesta. No hasta que la misma mujer apareció en una gala, con sus ojos mirando fijamente el diamante rosa alrededor del cuello de JiHyo. Le tomó un par de días darse cuenta de que Sana era de hecho la misma mujer que había visto en el Casino Plaza, pero notó al instante el claro interés que tenía en el diamante. Y cuando Sana llegó a su casa, y tan fácilmente se metió en el personaje frente a su padre antes de cambiar por completo cuando se estaban enrollando en la cocina, JiHyo estuvo segura de que era la misma chica.

Pero todavía no había encontrado la respuesta por completo. ¿Qué era ella?

Lo más probable era que se tratara de una ladrona, pero necesitaba saberlo con seguridad. Después de todo, no quería lanzar acusaciones descabelladas a la mujer de sus sueños.

Y así siguió actuando como si no se diera cuenta, poniendo a prueba la capacidad de Sana para mentir de vez en cuando, soltando la palabra confianza tan a menudo como podía, mientras también se permitía disfrutar de la libertad que Sana podía darle. No siempre era fácil, las lágrimas falsas que la mujer había derramado por la caja de música de su madre muerta casi habían hecho que JiHyo se partiera de risa, ya que el recibo de la caja de música había estado sobre una pequeña cómoda cuando caminaron por la casa, pero generalmente se las arreglaba para seguir actuando.

Sana claramente pensaba que era increíblemente inteligente, o que JiHyo era muy tonta, pero JiHyo esperaba que fuera lo primero. De cualquier manera, constantemente dejaba que se le escaparan pistas o dejaba que su culpa se notara a través de su máscara. Sin mencionar el nombre. En el momento en que JiHyo pensó en buscar en Google a Sana Minat, descubrió rápidamente que el sitio web y el negocio que pertenecían a su supuesto padre eran completamente falsos y que su verdadero nombre era Minatozaki.

¿Y sus verdaderos padres?

Bueno, no parecía haber mucha información pública sobre ninguno de ellos, pero obtuvo una respuesta del nombre de una ferretería en Boston, por lo que asumió que uno de ellos trabajaba allí. JiHyo sabía que podía llamar a la tienda para comprobarlo, pero eso era más de lo que tenía el coraje de hacer todavía, por si acaso Sana resultaba ser más peligrosa de lo que pensaba.

El motivo por el que Sana rondaba por ella parecía ser su diamante, pensó JiHyo, pero de alguna manera esperaba que la mujer también pudiera encariñarse más con el simple hecho de estar cerca de ella.

Pero ¿estaba trabajando sola?

¿Planeaba secuestrar a JiHyo?

No parecía la típica secuestradora, pero ¿tal vez?

¿Simplemente planeaba tomar el diamante para venderlo o quería un rescate por él?

Todas esas preguntas llenaban la mente de JiHyo, cada hora de cada día. Todo eso hacía que Sana fuera tan... misteriosa.

Y, sinceramente, ¿qué es más emocionante que un misterio?

¿Más estimulante?

¿Más sexy?

E incluso si resultara que Sana era peligrosa, JiHyo estaría agradecida por el misterio...

Porque al menos ahora finalmente se sentía viva.

SHE KNOWS AND I KNOW SHE KNOWS

PLOT TWIST WUUUP

Les iba a hacer maratón pero como nadie me contesto, se chingan pelanas
Les quiero aunque no me hagan caso nuunca <3