El clímax
—Como.. ¿Por que acabo de hacer eso? ¿No se suponía que sabría que hacer?... —Se pregunto— Creí que seria mas fácil...
Ahora la muchacha se encontraba detrás de una puerta mientras se apoyaba en esta para intentar recuperar el aliento.
Tras normalizar su respiración y pulso intento pensar en algo que la sacara de ese apuro, pero antes de poder encontrar una solución, un llamado desde dentro de la habitación la volvió a poner en jaque.
—Diana!! ¿Te encuentras bien? —Pregunto preocupado.
En ese momento la joven se armo de valor y abrió la puerta con la intención de encarar lo que fuera, pero tras mirarlo bien sus fuerzas se desvanecieron.
El se encontraba sentado en el borde de la cama, tapando su cintura con las sabanas y encorvado, mirando a la peliverde con algo de vergüenza.
—N-no me ocurre nada, es solo que..
—Si ya lo se, soy de lo peor, yo lo siento..
—¡¿Que?! No no, es totalmente normal —Dio un paso hacia el frente— De hecho diría que es algo bueno mhp —Cubrió su cara con vergüenza.
Ese ultimo comentario le robo una risa al joven y de cierto modo logro sacarle algo de pena, pero aun así su corazón latía cada vez mas rápido a la par que Diana se acercaba a el, al mismo tiempo que a ella le sucedía lo mismo.
Y así, a paso lento pero seguro, la joven bruja logro sentarse a la par del muchacho intentando no hacer mucho contacto visual.
En ese momento, ambos se quedaron en silencio por un largo tiempo, hasta que decidieron rompieron el silencio al mismo tiempo.
—¿Quieres..
—¿Qué qu..
—Disculpa, tu primero—Dijeron al unísono
Para ese entonces sus miradas conectaron, para posteriormente reirse del momento
—Ahhh... —Se tira hacia atrás sobre la cama— ¿Sabes por que ocurren estas cosas señorita Cavendish? —Pregunto burlonamente.
—Porque... según leí, estamos conectados—Contesto mientras se recostaba a su lado.
Ahora ambos estaban mas cerca, sus brazos se chocaban con la mayor comodidad del mundo y no tardo mucho para que voltearan la cabeza para mirarse el uno al otro en completo silencio.
—Antes que nada ¿En donde estamos?
Diana abrió los ojos sorprendida ya que hasta ese punto ni siquiera se le habia ocurrido decirle su ubicación.
—Luego de lo que sucedió, te traje como pude hasta una pequeña cabaña que estaba en el bosque, pero tranquilo, la puerta estaba abierta y no parece haber nadie por la zona.
—Así que estamos solos..—Sonrió pícaramente.
—Espero no estés pensando hacer una locura, y si es así esp..
Pero el muchacho no la dejo terminar, se acerco a ella y le dio un beso que fue mas que correspondido.
Cuando ambos unieron sus labios se aseguraron de besarse tan lenta y apasionadamente que los minutos parecieron segundos.
Al terminar, se separaron y contemplaron la cara del otro, como si fuera la primera vez que se veían.
Recorrieron cada recoveco, marca y pliegue hasta conectar profundamente sus miradas.
—Yo lamento haber actuado así hace rato, no quise avergonzarte.—Dijo Diana.
—No te preocupes, cada quien es un mundo y no podemos controlarnos siempre, además....—Se muerde el labio para contener la risa—no todos los días tocas algo tan grande...
Este comentario lejos de incomodar solo logro hacer reír a la peliverde, quien tapándose la cara con vergüenza no supo advertir lo que se avecinaba.
Rápido como el viento, Braulio se coloco arriba de ella y tras tomarla por ambas manos la dejo en una posición similar a una cruz.
Diana, sin entender lo que pasaba, solo se dedico a observar mientras el joven la escaneaba desde arriba.
—Debo de admitir señorita Cavendish, que usted es todo un bombón.—La beso.
Mientras el momento se desarrollaba y la intensidad aumentaba, Braulio fue cuidadosamente desvistiendo a la peliverde quien no se oponía y aprovecho para hacer de las suyas.
Tras un tiempo así, el joven se levantó para observarla desde un ángulo mejor
—¿Acaso ocurre algo? —Pregunto agitada.
—Solo quería contemplar la vista...
Tras eso, Diana recibió con los brazos abiertos a quien se convertiría en su mejor compañía nocturna.
El manoseo continuo y si bien la muchacha tocaba tímidamente al joven, fue este último quien se encargo de dejar a la peliverde en ropa interior.
Ya no habiendo palabras para describir lo hermoso del momento, era el turno de la chica sacarle lo único que tenia de ropa el joven.
—Supongo que puedo hacerlo ¿No?—Pregunto indecisa.
Su cuerpo y alma lo querían, pero ¿realmente debía hacerlo? Después de todo nunca había tenido novio ni mucho menos este tipo de acercamientos, así que comparando ese momento con su difícil inicio en el mundo mágico, entendió que para todo hay una primera vez y continuo.
Con lentitud y curiosidad, la bruja deslizó cuidadosamente el bóxer del joven hasta que ya no hizo falta.
—Esto.. esto no puede ser—trago saliva.
Al ver el panorama, el difícil inicio en el mundo mágica iba a ser un juego de niños comparado con esta clase de comienzo.
—Diana.—Toma la mano de la joven, besándola sin despegar la mirada en la bruja.—Es todo un honor estar aquí contigo...
Y con esas palabras.. el turno del muchacho dio inicio.
Tras varios y varios minutos de acción, ambos jóvenes se recostaron y acurrucaron plácidamente.
Cuando la habitación quedó a oscuras y las cosas se calmaron un poco, Braulio habló.
—Uff.. —trata de controlar su respiración.—Nunca creí que la señorita modales fuera a ser así—Agrego con los ojos fuera de sus órbitas y totalmente sorprendido.
Al mismo tiempo, Diana apoyo su cabeza sobre el pecho de este, y con una sonrisa de realización y tranquilidad le contesto.
—De hecho yo tampoco, pero supongo que soy la mejor en todo..
—Ejemm, segunda mejor.
Ambos se rieron y la muchacha lo beso.
—¿Te puedo decir algo?
—Adelante, después de esto no hay nada que no puedas decirme
Braulio guardo silencio por un instante, ya que la hermosa joven le transmitía tanta paz que le era difícil encontrar las palabras para expresarse.
—Para mi pesar, temo que me he acostumbrado a tu aroma—acaricia suavemente la cara de la bruja—Es tan exquisito y hermoso como todo en ti, y ni hablar de tu cabello, siempre tan suave.
Con cada palabra, Diana no podía evitar sonreír, hasta el punto de no controlarse y hundir la cara en el pecho del joven.
—Además, me salvaste, protegiste, cuídaste y aunque fue extraño al principio, te convertiste en la persona más dulce y admirable que conozco, y eso que no estoy tomando en cuenta todo lo que el uniforme ocultaba.
Tras eso último, la muchacha se subió sobre el y tras ponerse cara a cara y dedicarle una mirada, dijo.
—¿Sabes? —se mordió el labio— Quiero repetir.
Escuchando esto, el joven pudo experimentar el verdadero terror.
Con una sonrisa nerviosa y algo inocente pregunto
—Rr-repetir ¿que corazón?
A lo que Diana solo sonrió picaramente.
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Buenos días, tardes o noches!!!
Antes que nada, pido una disculpa por la tardanza y como dice la frase "no pido que me Perdonen, pido que me entiendan" vengo a excusarme diciendo la típica
La facu me ta matando jajaja
Y siguiendo quería agradecerles por llegar hasta acá y espero que les este gustando.
Sin más me despido sin antes mandarles un saludo a todas las madres de mi parte, para cada una de ellas, estén donde estén.
Después de todo, sin ellas no podría estar comunicandome con mis queridos lectores!!
Atte: R.I
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