Para ese punto estaba todo el salón con el ojo en ella, y eso hizo que una gran mueca se formará en la cara de la supuesta Akko

-Eh ¿ocurre algo Diana? -pregunto el impostor.

La peliverde, pese a ser la más "intelectual" del salón, se tomo su tiempo para articular una respuesta

-Yo.. yo. -Trago saliva-. Acompañare a la señorita Kagari hasta la salida.

Sin pensarlo mucho, ya que se trataba de la estudiante estrella, resiente heroína y amiga de Atsuko, la profesora accedió a dejarla ir y cuando ambas cruzaron la puerta la clase volvió a la normalidad.

El camino hasta la salida era largo y los pasillos se encontraban desiertos. Eran solo ellas dos, ellas y una pared de silencio que las separaba.

-Sabes, nunca creí que fueras capaz de hacer algo como esto.

-¿Te refieres a escapar de la gran "Diana Cavendish" y armar un alboroto? -Respondió divertido.

Esto hizo que la peiverde se tirara la cara de la frustración

-Si la verdad que yo tampoco, nunca me imagine trasvistiendome y huyendo de una mujer tan hermosa. -volteo a ver a Diana-. Pero estas loca.

-Ahhh -. Suspiro de y se puso delante de Braulio-. ¿Como me dijiste?

En ese momento, la morocha que era más petisa que su amiga, la tomó de ambas muñecas y la puso contra la pared.

Diana miraba con incredulidad y se sonrojo casi instantáneamente, quizás fue porque la situación era un poco (demasiado) extraña, pero había olvidado por completo que "Akko" era solo una ilusión y que detrás de ese pelo alborotado y esos ojos rojos se encontraba aquel muchacho musculoso

Una vez así, este acercó su rostro peligrosamente al de la peliverde, desviandose hacia su oreja izquierda a último momento, haciendo que la muchacha cerrará los ojos y preparará sus labios para un beso

-Como te dije. -Se acercó más al oído- Estas loca, pero por mi-. Mordió delicadamente la oreja.

En ese momento la joven abrió tan grande los ojos que las órbitas casi se le salen.

-Eres un. -dijo mientras lo empujaba-. Un...

-Un.. ¿que?. -pregunto antes de comenzar a reír.

Mientras se acomodaba la ropa y más roja que un tomate, miró al muchacho o a su amiga, que en este caso eran lo mismo.

-Y ahora de que te ríes.

Para ese momento Braulio a duras penas se mantenía de pie con su ataque de risa, pero tomó aire y se reincorporó unos segundos.

-La verdad. -respiro-. Nunca creí que cerrarias los ojos. -agrego con una sonrisa juguetona.

La peliverde controlo las ganas de matarlo y más nerviosa que nunca miro a en ambas direcciones del pasillo, y obtuvo algo de alivio al ver que no estaban a la vista de nadie.

Entonces agarro de la manga a su amiga y prácticamente la llevo arrastras ignorando todo lo que la morocha decía.

-No entiendo porque... pero se siente tan bien estar contigo. -penso confundido

Pese a que ambos parecían tener un sentimiento raro e incomprensible el uno por el otro, no fue un impedimento para que Braulio pusiera en marcha su venganza.

Por otra parte, Diana no quería desprenderse ni un segundo de "Akko" mientras pasaban el tiempo en la mansión Hanbridge, primero para cerciorarse de que no haya ningún persecanse, y porque en el fondo sabía, que no le dejaría olvidar a Braulio todas las interacciones que tendría con Andrew, sin dudas todo un espectaculo.

-Dime algo ¿Planeas acompañarme todo el día?

-Así es, tengo que controlar que don problemas no haga de las suyas.

-¿Ah si? -suspiro-. ¿Lo dices por mi o por "el Andriuuu". -dijo de manera burlona

Ambos rieron, con tanta naturalidad y extrañeza, con objetivos distintos pero algo nuevo de por medio, algo que tarde o temprano tendrían que afrontar, pero... ¿lo harán juntos?

Para culminar con este momento, la sonría de Braulio se esfumó tras pasar la puerta de salida y tener que mirar hacia arriba.
Ante el, se alzaba imponente el tan nombrado Andrew, quien con total gentileza y delicadeza pidió la mano de Atsuko para darle un beso, cosa que Diana aprovecho para morirse de risa en sus adentros.

-Oh no, debi suponer que Akko seria carne para el cañon. -penso el muchacho mientras intentaba mantener una sonrisa