Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

A las seis (Raken)

Sikkie, deberías trabajar menos y venir a casa a comer!

Si no recibo unos veinte mensajes de mi madre, no sería ella. Todavía no entiende que necesito ganarme la vida de algún modo, que los gastos de una casa, coche y un perro no se pagan con el calor familiar que ella me ofrecía, así que decido no contestarle y apagar el móvil, al menos hasta que termine mi jornada de trabajo.

Sé que es un fastidio trabajar en un día festivo como es la navidad, pero el sueldo que ganaría por servir copas en ese restaurante de lujo, era más de lo que ya cobraba tras la barra de una discoteca los sábados por la noche. Así que cambio mis pantalones anchos por unos negros de pinza, y mis adoradas sudaderas por una camisa blanca impecable. La pajarita que debo llevar no me termina de agradar, pero no me queda otra.

La encargada me da las instrucciones que lo que tengo que hacer durante el servicio, y por suerte no es muy complicado. Simplemente he de cambiar los combinados de refrescos y licor por el vino tinto, blanco o rosado y algunas copas de champagne. Me paseo por la sala, el ambiente que se respira es de riqueza, las mujeres visten con largos vestidos y los hombres con su mejor traje de etiqueta. A lo lejos una muchacha canta sobre un escenario versiones de villancicos lentas, junto a un piano en directo.

Antes de que los camareros sirvan la comida, varias mesas ya han comenzado a consumir la bebida, y por ello me dedico a sacar los corchos de las botellas y a rellenar copas con sumo cuidado. Debo admitir que me siento nervioso, tengo miedo de que mi torpeza haga caer alguna gota en aquellos vestidos tan elegantes, y posiblemente caros, así que intento no pasar más de los cuatro dedos que hay que poner en las copas.

Pero antes lo pienso, antes pasa.

Y es que cuando llego a la mesa de la familia Lee, mis manos hacen resbalar una de las botellas, ocasionando tal desastre que todos alrededor se levantan, por miedo a mancharse, y la comida de cuchillo y tenedor queda bañada en vino tinto. Pero no tanto como el chico al que ha caído la mayor parte, y aunque su traje fuera azul oscuro, la mancha es bastante notable. Mi cara se queda blanca, escucho murmullos del resto de comensales y en pocos segundos la encargada aparece a mi lado.

Ambos nos disculpamos, agacho la cabeza lo más abajo que puedo, pero eso no hace que la anfitriona de la mesa deje de gritar completamente enfadada. Necesito que la tierra me trague, y me maldigo a mí mismo por no haber hecho caso a mi madre. Pero en mitad de todo, la voz más dulce que haya escuchado nunca rompe con la tensión. Levanto la mirada, es el chico al que he embadurnado en vino.

- Mamá no pasa nada, me limpiaré en el baño.

- ¡Pero esto es inadmisible! No he pagado para que nos atienda cualquiera. Pienso poner una hoja de reclamación. – Mi encargada está a punto de decir algo, pero de nuevo el muchacho habla.

- No es necesario. - Nos dice con calma, le miro a los ojos por primera vez, son preciosos. - Tenéis otra mesa disponible ¿cierto? – Ambos asentimos. – Y yo en el coche tengo otra camisa. ¡Problema resuelto! – Luego sonríe y me pongo nervioso.

Por suerte la mujer apacigua su genio y accede a lo que dice su hijo, suspiro aliviado y rápidamente cambiamos a la familia de lugar. Pero el que ese muchacho nos haya librado de algo peor, no significa que la regañina por parte de la encargada fuera menor.

Suspiro en cuanto entro en el baño, tengo diez minutos de pausa antes de seguir con el servicio, así que me mojo la cara y me quito la pajarita, aunque sea por poco tiempo. Uno de los compartimentos a mis espaldas se abre, y me sorprendo al ver al chico otra vez, el cual me sonríe mientras se abrocha una camisa limpia.

- Lo siento de nuevo. – Logro pronunciar.

- En realidad me has hecho un favor. – Frunzo el ceño extrañado. – Has provocado todo justo en el momento en el que me iban a presentarme a mi futura esposa.

- Oh. – No sé qué decir, por suerte sigue hablando.

- Pero me voy a negar, no pienso ceder ante ellos. – No entiendo como habla tan tranquilo. - ¿Cómo te llamas? – Pregunta de repente.

- Kim Wonsik. – Suelto sin más.

- Lee Jaehwan. – Y me tiende una mano a la que acepto encantado, la tiene muy suave, no me apetece soltarla.

Y parece que él tampoco porque me aprieta más fuerte y me arrastra hasta quedar cara con cara, muy cerca el uno del otro.

Luego me roba un beso rápido, no me da tiempo a reaccionar, pero igual me encanta, sus labios son gruesos y se han amoldado perfectamente a los mios.

- ¿A qué hora terminas? – Pregunta al coger aire.

- A las seis. – Contesto.

- Te espero entonces, Wonsik. – Y me guiña un ojo.

Luego se va, me deja con el corazón a mil y una sonrisa boba en la cara. La encargada me avisa que debo continuar, voy enseguida y sigo con mi faena. Las miradas furtivas hasta la mesa de los Lee son constantes, el tiempo pasa muy lento, necesito que sean las seis en cuanto antes.

*:_:*:_:*:_:*:_:*:_:*:_:*:_:*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro